Partida Rol por web

Red se fue a la cabina dejando al resto del grupo charlando sobre viajes y otros menesteres. Ella era más profecional y práctca. Si no había nada más que hacer en el planeta lo mejor era seguir viaje y no perder más tiempo allí.

Tras sentarse puso los controles y demás dispositivos en marcha y luego pasó a encender los motores. Se notaba que a la nave la habían reparado y remodelado hacía poco, pues apenas se notó, de no ser por el ruido que generaba que en realidad no era mucho, apensa se notaban las vibraciones. Con un ligero movimiento de los mandos, Red puso a Centella en órbita, siguiendo los caiuces y vías ordinarias. No quería arriesgaarse a que les parasen, ya fuese por lo que opinarían los jedis, la multa que podrían ponerles y por la péerdida de tiempo que les supondría. Así que Red se quedó con las ganas de hacer una de sus "salidas a la brava" como le gustaba a la ingeniero.

Una vez en órbita, Red pasó a hacer los cálculos de la astrogración. Tras calcularlos, volvió a hacerlos como solía hacer cuando disponía de tiempo*.

Una vez puesta la nave en el hiperespacio, Red volvió junto a sus compañeros.

-Me gusta cómo te haces cargo de pilotar TU nave, "ca-pi-tán" -dijo con cierta sorna Red a Anzak al pasar a su lado.

Tras dos semanas largas de viaje debido a algunas complicaciones por la ruta, el grupo visualizó aquel planeta, tan azulado y verde, algo que los jedis que viajaban en el Centella habían visto hacia buen tiempo pues Coruscant era todo lo opuesto a aquel lugar tan lleno de vida.

La mayoría de la superficie de Quermia era el agua de su océano y tan solo una serie de islas de gran tamaño ocupaban su superficie, por lo que los sensores de vida decían no solo las islas tenían formas de existencia inteligente múltiple, sino que el lecho oceánico también lo poseía.

El carguero comenzó así su descenso rumbo hacia la plataforma de aterrizaje que había enviado los códigos válidos para el aterrizaje al panel, el aterrizaje no tuvo mayores dificultades la plataforma tenía forma hexagonal, y estaba sobre las olas leves del océano una vez establecido los soportes fue atraída hacia el interior, el lugar era una amplia estación alta iluminada por faroles, un pequeño grupo de humanos y de droides se aproximaron para empezar a utilizar dispositivos de análisis en la nave, era entendible que fueran ingenieros y solo se tratase de comprobar la integridad. Poco después las puertas simples del fondo se abrieron y un nativo del planeta se aproximo a la rampa para esperar sin duda ninguna, a los activos que la nave contrabandista había atraído al lugar.

El pad de datos de Hooper ha comenzado a mostrar una especie de localizador, sin duda el muy zorro lo ha utilizado para indicaros vuestro objetivo por la dirección no se encuentra en la misma isla en la que estais, y por su intensidad defines perfectamente que debe estar a 200-250 kilómetros de vuestra posición actual.

El viaje duró quince días y Nayim aprovechó el tiempo par conocer mejor a los tripulantes de la Centella. Al cabo de unos días llegó a la conclusión de que era gente profesional y confiable (tanto como se puede confiar en un contrabandista).

Finalmente, la nave llegó a su destino. Nayim esperó a que la rampa se desplegara completamente y, encabezando la comitiva, descendió con pasos cortos y tranquilos hacia la plataforma hexagonal. El maestro jedi cerró los ojos en una imperceptible inclinación de cabeza y una leve sonrisa apareció en su rostro reconstruido quirúrgicamente.

-Soy Nayim Al Ahraam, maestro jedi y éste es Kewan Moon, mi padawan. Es un placer visitar por fin este bello planeta.

Durante el viaje, Tom intentó permanecer lo máximo posible al lado de los jedis, procurando captar todos los conceptos posibles sobre la Fuerza, aunque al carecer de una formación básica en La Fuerza no logró entender las enseñanzas del maestro a su discípulo.

Ante la pregunta de si conocían algún Lightman, desgraciadamente no recibió respuesta satisfactoria.

Antes del Salto

Sean quedó un poco desilusionado ante la forma en que Red eligió salir de Coruscant, no sabía si era porque necesitaba un poco de adrenalina o porque quería dejar el nido de víboras que era el planeta. Si bien era cierto que Coruscant era el asiento de la república, la verdad es que era uno de los lugares más corruptos de la galaxia, un buen lugar para conseguir un trabajo, pero no para realizarlo.

Durante el viaje

El mercenario dedicó la travesía a mantener sus sentidos afinados y su equipo en condiciones, entrenando sus habilidades de combate de manera diaria e incluso acompañando a los Jedi cuando su entrenamiento era físico y necesitaban un oponente. También colaboró con las tareas de la nave, ayudando con el mantenimiento en el límite de sus capacidades, siempre hay algo pesado que llevar de un lado a otro o un tornillo demasiado ajustado en una nave como la centella. También habló con sus compañeros acerca de los planes para la estadía, lo cierto era que podían aprovechar el tiempo que les llevase a los Jedi cumplir su misión para hacerse con mercancías locales que revender en otros mundos.

Se relacionó con los pasajeros en la medida que ellos lo permitieron, y como siempre su límite era lo personal, no tenía problemas en admitir su línea de trabajo e incluso contó alguna anécdota desclasificada de su era post Jaleena, pero cualquier pregunta acerca de lo que había hecho antes de entrar al servicio del Senado recibía una amable pero firme negativa.

En el planeta

Sean fue el primero en llegar a la bodega de carga y evaluó la escena en el exterior a través de las cámaras exteriores, cuando estuvo seguro de que no había peligro asintió a los que esperaban para bajar y abrió la rampa. Sería el último en bajar, a menos que el capitán decidiera que la tripulación no bajaría con los pasajeros.

El nativo del planeta se inclinó ante los jedis...- Le esperabamos con ansia, maestro, permítame presentarme soy Davu Kolosor, puede llarma Davu si lo prefiere, estamos algo apenados por la no visita de nuestro congénere jedi, pero tengo entendido que nunca ha viajado a este extremo de la Galaxia... tras eso se fijó en el joven padawan ...y es de entender que el joven tampoco, supongo que quedrán descansar antes de comenzar su tarea en el lugar, el primer ministro les recibirá en unas horas, no desea pertubar su descanso... tras eso miró la rampa de la nave ...respecto a la tripulación del carguero, evidentemente serán acogidos en instalaciones civiles adecuadas, su acceso a las salas oficiales no estará permitido, sugerencia personal sería moverse cuanto antes, parece que una tormenta comenzará en unas horas y aquí no son especialmente agradables, aunque no sean peligrosas estando en tierra, cosa diferente sería si estuviera en vuelo.

Red se pasó el tiempo que duró el viaje hiperespacial, arreglando cosas en la nave, charlando con sus compañeros y con los nuevos pasajeros e trabajando las lecciones que Sean le estaba dadno para moverse contra el fuego enemigo. Quería saber esquivar con eficacia los disparos y golpes que pudieran sobrevenirle. Red no quería ser la típica ingeniero que solo sabía arreglar trastos y que no era diestra moviéndose. Quería sentirse capaz de luchar y escapar por sus propios medios llegado el momento. Su tenacidad era encomiable y, como casi todo, la arkaniana se lo tomaba muy concienzudamente.

Pasado unos días salto la alerta de que por fin iban a salir del hiperespacio. El viaje finalizaba y llegaban a su destino. La copiloto tomó su asiento al lado de Anzak y ayudó a éste a llevar a Centella hasta la plataforma donde debían atracar. Por el camino vio como un enorme mar se expandía por aquel mundo bajo su nave.

-Es todo agua -dijo sorprendida la ingeniero más para sí que para su compañero.

Al poco llegaron a la plataforma y tras posarse, fue intruducida al interior de un complejo. Sin demora, un grupo de humnos y droides se acercaron para analizar la nave. Una ceja se levantó en el rostro de Red. No le gustaba que le tocaran la nave, sobre todo si ella estaba cerca.

-Voy a ver que hacen estos. Pero no os vayáis, quiero hablar con vosotros -dijo a sus compañeros antes de salir y hablar con los trabajadores de aquel hangar.

Al bajar vio que Nayim y Kewan estaban hablando con un nativo del planeta.

-Chicos ¿qué le vais a hacer a mi nave? ¿quién es el encargado? -preguntó mirando a los que se acercaban a la nave e interponiéndose entre ellos y la Centella.

Cuando Kewan descendió no pudo dejar de sentir un hormigueo en su cuerpo, en su niñez no pudo ni imaginar que algún día pisaría un mundo tan lejano a su planeta natal.  El joven padawan se situo al lado de su maestro como mandaba el protocolo dejando que este llevara la iniciativa de las conversaciones.

Kewan miraba a su alrededor como intentando ver cada uno de los rincones de aquel lugar tan diferente a de donde venía, la misión había comenzado y era momento de prestar toda la atención posible.

Tom bajó para ver al comité de bienvenida aunque sabía que el centro de atención eran los Jedis. Se entretuvo fijándose en el grupo que quería examinar a La Centella y se divirtió al ver la reacción de Red.

- Vamos, chica, no seas desconsiderada, igual sólo quieren hechar un vistazo, y no nos iría mal que alguien reparara este montón de tuercas y cables.- dijo con cierta sorna a la ingeniera.

Es un placer. Coincido con usted. Lo ideal hubiera sido que el maestro Yarael Proof viniera en mi lugar pero ha resultado imposible, me temo. Tendrán que conformarse conmigo -dijo con una sincera sonrisa.

Si no le importa, me parecería bien, en efecto, pasear un rato y comenzar las negociaciones  más tarde. Las comodidades del "Centella" son de primera pero no hay nada como el suelo firme para estirar las piernas y despejarse de tanto viaje hiperespacial.

De entre los muchachos de servicio técnico respondió rápido...- Mantenimiento, combustible, limpieza de huellas de carbono y reparaciones energéticas, la nave de los jedis debe de volver en las mejores condiciones posibles, son nuestras instrucciones por entero.

El recibimiento a los jedis continuaba mientras tanto...- Por supuesto maestro jedi, no tenemos ni la menor duda, no obstante, antes de partir hacia ese descanso me gustaría informale de que uno de los emisarios del planeta Toydaria, este insiste en que dado que estais en visitas oficiales para la República, debería ser..."obligado" mostrar los respetos debidos a su sistema con una reunión minimamente informal aunque fuera.

Tras aterrizar la nave en el hangar que les habían habilitado para la ocasión, Anzak bajó para hablar con los responsables de aquel lugar, o por lo menos alguien que les pudiera informar del tiempo que estarían allí. El contrabandista quería aprovechar la estancia para poder hacer negocios y así el viaje le saldría mejor. Incluso, si podía, quería comprar una unidad astromecánica que les echara una mano a él y a Red de la nave. 

Anzak se acercó al nativo y tras dejar que hablaran ellos un rato intervino.

-Perdone que le moleste, señor Kolosor -dijo educadamente-. Nosotros queremos saber cúanto tiempo durará la reunión o las negociaciones -preguntó-. Es por hacernos una idea y así poder actuar en consecuencia -dijo con una leve sonrisa mostrando afabilidad y respeto-. Si no es con usted ¿con quién podría hablar de este y otros temas?

Nayim enarcó una ceja, curioso. Primero, dejó acabar de hablar a Aznak. 

Responda al capitán de la nave. Luego comentaremos sobre los Toydarianos.

- No faltaba más, Maestro Nayim... tras una leve inclinación se giró hacia Anzak ...por lo que me informó el emisario senatorial, la visita es de apenas un ciclo, con esa reunión quizás ciclo y medio, pero era un asunto de control bastante sencillo, rutinario, por tanto y por experiencias anteriores les digo que la visita será breve, nuestro amigo de Toydaria seguramente quiere mostrar sus respetos sencillamente, son creyentes en la Fuerza y eso es digno de ser respetado desde luego.

Nayim asintió, complacido.

-Desde luego que lo es. Será un placer reunirme con ellos, entonces. Guíenos, se lo ruego. 

Anzak escuchó atento a las palabras del oriundo, pero al acabar este se permitió responderle.

-Perdóneme que le vuelva a interrumpir -dijo con su sempiterna sonrisa en la boca-. Un ciclo o ciclo y medio es suficiente tiempo como para que pueda hacer algún negocio, siempre lícito, con el que poder sacara algunos créditos para hacer algún arreglo más en la nave, como por ejemplo hacerla más cómoda y así agasajar mejor a mis pasajeros -dijo intentando ser lo más político que podía.

-Es por eso que pido permiso para poder salir de aquí y buscar negocios en este planeta...-al decir esto Anzak levantó una mano y se puso firmes-. Y juro por mis hijos que será un negocio lícito y que antes de un ciclo estaré aquí.

- ¿Hijos? - dice Tom apareciendo detrás del contrabandista con una enorme carcajada - ¿Cuales, los reconocidos o los bastardos que deben poblar más de la mitad de la Galaxia?

Tom miró a su alrededor, dio un palmada a Anzak y luego clavó su mirada en el interlocutor de su compañero.

- Anzak y negocio lícito no pueden ir en la misma frase. - Se rascó la cabeza por debajo del sombrero - Y díganme, ¿hay alguna taberna por aquí cerca? Mientras esperamos podemos ir a tomar alguna copa. ¿Tienen licor en este planeta?

El local miró al Jedi...- Me temo que esa decisión es del maestro Jedi, dado que es su cliente en esta ocasión, yo solo puedo confirmales que no hay ninguna actividad ilegal en este planeta, dado que nuestra red de seguridad es una de las mejores del sector.

Tras eso y mientras el maestro jedi contestaba a su transportista...- Sí, claro que existen tabernas aunque los licores de este planeta suelen ser bastante suaves para los de raza humana, por supuesto la primera consumición es cortesía del planeta, no se preocupen, sabrán como hacerles sentir cómodos.