Partida Rol por web

Mientras habláis, uno de los borrachos tumba a un pobre twi'lek y a otro lo lanzan contra la barra, con tan mala suerte que da de lleno a Delos y a Shadari. Hay cristales por todas partes, Oma está completamente paralizado y el herido yace inconsciente encima de la barra, sangrando debido a los cortes.

El robot de Declann comienza a pitar, enfurismado mientras que la cara del esclavo es una mezcla de estupor y rabia.

-¡No quiero peleas en mi local! ¡Fuera de aquí desgraciados botarates! -grita Oma a viva voz mientras su ojo biónico no para de girar.

Obviamente, los borrachos no le hacen caso, si no que le increpan y se ríen de él.

Shadari apura su vaso de spotchka en el mismo momento en que el borracho sale despedido hacia él. Sin embargo, se levanta lo suficientemente rápido como para esquivarlo.

De pie, echa una mirada de desaprobación por encima del hombro al borracho y le escupe encima, sin mediar palabra.

Creo que es hora de irnos, zabrak.

Texaru se levanta de su asiento, sin prestar atención al twi'lek.

- Piénsatelo, Declann - Texaru se despide con un gesto de sus interlocutores y se dirige a Shadari-. ¿Vamos?

-17 créditos al día y tenemos un trato, Texaru -respondió la chica al zabrak tratando de poner cara de poker.

Entonces todo se precipitó. Shadari apenas pudo esquivar al pobre twilek que caía inconsciente sobre la barra. Declann observó el cuerpo inerte del twilek un momento y algo se revolvió en su interior. Si esos niños ricos creían que podían avasallar a cualquiera así en su barrio estaban muy equivocados. Sin pensarlo mucho se encontraba disparando un disparo de advertencia con su blaster al techo de la cantina. Las chispas saltaron al impactar contra el techo.

-¡Ya está bien escoria perfumada! ¡Intentamos negociar algo aquí! -gruñó enfadada mientras apuntaba al grupo de borrachos- el siguiente que la lie hablará con mi blaster y el de mis amigos -señaló con la cabeza a Texaru y a Delos metiéndoles en el asunto sin comerlo ni beberlo.

Delos no era un luchador experimentado, pero había aprendido a mantenerse con vida pese a pretender dedicarse a uno de los oficios más peligrosos de la galaxia – aparte del de Rebelde – y eso era gracias a que casi siempre estaba atento a su alrededor. Así que, pese a que parecía bastante interesado en ver cómo el aprendiz de déspota se atragantaba y echaba humo con su vaso de Spotchka ​​​​​, tenía un ojo puesto en la pelea que se estaba desencadenando unos metros más allá.

– Epa... – dijo, levantándose con tiempo suficiente para recoger su vaso y dejar que esos estúpidos se comieran la barra. No iba a meterse en una pelea ajena, sobre todo habiendo cuchillos y pistolas láser escondidos. No era su pelea en absoluto.

Afortunadamente, la muchacha que estaba tonteando con el zabrak, aparte de comerciar, arreglar droides, servir de guía y guardaespaldas, también parecía saber cómo controlar multitudes por la forma en que disparó al aire para amedrentarlos. Al dueño no le va a hacer ninguna gracia ese agujero del techo.

El disparo dejó a todo el mundo sin aliento. El ojo biónico de Oma miraba al agujero mientras rezaba en un extraño dialecto que ninguno de vosotros conocía. Los borrachos salieron con cara de pocos amigos del bar con los brazos en alto.

-Les ruego que se vayan de este bar. Al jefe no le va a gustar esto cuando vuelva mañana por la mañana. -les espetó el barman.

Shadari, que ya se quería ir, esperaba a terminar la negociación con la joven mientras que el cazarrecompensas apuraba la copa que había salvado del impacto. Era tarde...

Sí, va a ser mejor que yo también me vaya. Se me está calentando el hocico y voy a terminar metiéndome en una pelea que ahora mismo no me interesa. Aún le quedaba un rato hasta llegar a su nave. Deseaba de todo corazón que esa mecánica rodiana no le hubiera estafado con la reparación del inyector, porque no es que estuviera nadando en créditos, precisamente. Tenía que decidirse a hacer ese trabajo de una puñetera vez y entrar de cabeza en el mundo de los cazarrecompensas.

Ese objetivo no se asesinaba solo.

Salió del bar acompañado del variopinto grupo, preguntándose en qué momento les daría el palo Declann, y por qué un bombón como ella tenía un nombre tan varonil.

Shadari suspira mientras sale del bar, peinándose el pelo hacia atrás con los dedos de su mano izquierda. Le ha gustado la actitud de esa Declann, igual puede ser un buen fichaje para su misión.

15 créditos y no se hable más. Empezamos ahora mismo, sentencia el niño rico mientras estira la espalda. Aunque es delgado, no está muy en forma, y saltar del taburete de esa forma no es bueno para las lumbares. Pero peor es que te caiga un pestoso alienígena encima.

Declann suspiró aliviada cuando en último de los alborotadores salió del Lucky. 

-No puedo creer que haya funcionado, ya puedes guardar eso R5 -dio unas palamitas amistosas sobre el droide que hacía crepitar su pinza de soldadura apuntando amenazadoramente al último de los borrachos. 

La chica encaró al trío junto a la barra. 

-Hacemos un buen equipo chicos. ¡Oh vamos! ¿Solo 15? -se quejó con un mohin- Está bien, R5 y yo no somos avariciosos. ¿Por adelantado esta bien? Creía haber empezado mi trabajo hace rato. 

Declann enfundó su blaster con un ágil movimiento y puso la mano. 

Texaru no puede evitar disimular su cara de sorpresa antes como Declann ha manejado a los borrachos. Pero tampoco puede evitar percatarse de que, si la cosa se hubiese puesto fea, él y el tipo duro se hubiesen visto arrastrados al fango. Habría que vigilar a su guía, no les fuese a dar el palo.

- A mi no me mires - dice el zabrak, encogiéndose de hombros -, las finanzas las lleva él.

Salís del bar todos juntos pero Delos se separa para ir a la nave. Se despide fugazmente y le perdéis de vista. Mientras, los otros tres (más el robot) iréis directos al casino, pese a que a estas horas, con el alba asomándose en el horizonte estará cerrando.