Partida Rol por web

#Muy bien. Puede pasar. El resto tiene el suplemente de las armas.#

Fue la respuesta del tipo de seguridad. Era humano, aunque llevaba una armadura ligera se veía buena. Y la pistola blaster pesada en su cadera hacia juego con las de los otros tres que había cerca suyo, aunque esos tenían también unos bonitos rifles blaster pesados. Desde luego parecían tomarse la seguridad de esa zona muy en serio.

Tras pagar el grupo siguió adelante y enseguida pudieron notar que la zona en verdad era de clase alta. Todo parecía muy limpio y nuevo, y las tiendas tenían aspecto de caras. Parecían unas galerías que pudieras encontrar en la misma Coruscant, nada que ver con el aspecto de Nar Shaddaa.

Las dos mujeres ni se molestaban en mirar, como si estuvieran aburridas de todo aquello mientras Dess’iree guiaba la marcha. Al cabo de unos minutos, y un par de elevadores de cristal transparente que te permitía unas vistas de todo detalle de la zona, llegaron a una especie de restaurante. Había un metre a la entrada comprobando una lista y la gente hacia cola para poder entrar. La mayoría muy bien vestidos. Muy ricamente vestidos. Aunque el grupo no era el único que destacaba. Los guardaespaldas de los comensales sobresalían también tanto por su tamaño, especie o armas.
La bruja se dirigió a un lateral del restaurante que tenía pinta de bar, caro, para esperar tomando algo mientras te preparaban la mesa.

-Ahí está.-

Dijo señalando con la cabeza. Los sith pudieron ver a una mujer con la piel azul, una Chiss, que parecía algo nerviosa mirando un datapad. De vez en cuando hacia un gesto de fastidio.

Saran observaba preocupada el datapad mordiéndose las uñas por los nervios, cuando sintió algo y por el rabillo del ojo vio a Dess y a Laynia acercarse, acompañadas por dos jovencitos colorados y de aspecto serio y deprimente, y un robot alto y con chasis negro.

Se levantó del asiento emocionada, casi tirando la bebida que había sobre la mesa.

—¡Chicaaaaaaasss! —dijo con voz muy pija y alargando la ese. Sabía que eso ponía de los nervios a Laynia.

Se acercó al grupo con una risita tonta para darle dos besos a Dess.

—*Muac muac* Laynia, ¿no me das un abrazo? —preguntó, aunque no necesitaba imaginarse la cara de limón que estaría poniendo su compañera debajo del casco.

Inmediatamente cambió de registro al dignarse a reconocer la presencia del resto.

—¿Quiénes son estos? —preguntó secamente y casi con disgusto. No le gustaba la gente deprimente.

Karak observó la situación. Miró a la Chiss y a sus dos nuevas compañeras. Suspiró.

— Necesitamos a un piloto que pueda conducirnos a través de ciertas circunstancias poco favorables. El pago será generoso claro. — Eran siths, no hacía falta decir quien estaba detrás de los créditos, pero era suficiente para saber que era una fuente fiable de dinero... peligrosa si, pero fiable.

— La estación escucha, no es el mejor sitio para hablarlo. —

—Eso no contesta mi pregunta. Hmmm... —miró a Karak de arriba a abajo antes de añadir— No vas a encontrar mejor piloto que yo en este vertedero, pero no tengo claro que me interese... en fin, ya lo hablaremos luego, si me disculpas...

Dándole la espalda al sith, se dirigió de nuevo a Dess'iree.

—Dess, querida, necesito una ayudita con cierto asunto urgente. Si me ayudas a solucionarlo te invito a un par de rondas, ¿eh?

Reedha levantó una ceja al encontrar a la chiss, que parecía haberse fumado un canuto muy bien aderezado con especia. Tenía entendido que los de su raza eran gente reflexiva y analítica, pero parecía que la escasa información que tenía de ellos era una triste generalidad que no se cumplía tanto como le habría gustado al conocer a esa señorita Dongan.

— ¿Esta es la piloto que hemos venido a buscar? — le preguntó a Dess. — ¿Es siempre así? — En su cabeza se imaginó una cápsula de salvamento en el asiento de piloto para ejectarla de la nave nada más dejaran de necesitarla.

Se volvió definitivamente hacia la mujer.

— No, efectivamente eso no contesta a su pregunta. Mi nombre es Reedha y él se llama Karak.

El bufido de Laynia se pudo escuchar pese al casco que llevaba, aunque sí que acabó abrazandola. Pues sabía que no dejaría de darle la lata hasta que lo hiciera. En cambio Dess'iree lo hizo casi con ¿afecto?.

-Ah no. De eso nada. Que ya sé cómo acaban tus ayuditas. -

Sonrió mientras Saran miraba de reojo a los siths.

-Además. Yo también tengo cosas que hacer aquí. Pero estos no están tan mal como puedan parecer. Estaría bien que les escuchases, seguro que lo que te van a proponer te interesa. Aunque la ronda de copas te la acepto igualmente.-

La mandaloriana negó energicamente con la cabeza.

*A mí ni me mires. Yo también tengo que reportar. Seguro que me llevo una buena reprimenda por lo que ha pasado. No quiero demorarlo más. Que luego es peor. Ya lo sabes.*

—Siempre estupenda, chica —dijo contestando a Reedha y chasqueando los dedos—. Yo soy Saran, ya veremos si es un placer.

Miró con ojitos a Dess y a Laynia.

—¡Vamos chicas! Si no me ayudáis con lo mío no podré ni pensarme si quiero hacer la misión de estos críos...

Se giró de nuevo a mirar analíticamente a los jóvenes aprendices, como quien evalúa el ganado, aunque a regañadientes. Quizás ellos pudieran ayudarle, a una mala... pero no los conocía de nada.

L4 que había permanecido callado, se presentó también cuando lo hizo Reedha.

—Yo soy L4-Uri3, pero puede llamarme L4 ^*biiiiip*

Pero no logró ni un retazo de atención de la Chiss, más allá de una mueca de desagrado cuando profirió sus habituales pitidos.

Karak miró a Reedha. Aquella chiss ya la había caído mal, y por su cabeza comenzaba a gestarse la idea de buscar otro piloto... Suspiró acariciando su sable laser, para retirar la mano del mismo rápidamente. No debía.

Miró a Laynia y Dessiré.

— Ahora entiendo la reticencia. Ahora la entiendo. —

Negaba con la cabeza, dando un vistazo al rededor, cerciorándose de que no estaba siendo escuchados. Explicó el motivo por el que necesitaban a una piloto con cierta destreza y finalmente lo que seguramente le interesaría más.

— Respecto al pago... Supongo que sabes quienes somos, y lo que nuestros maestros pueden pagar. Tu dirás. Pero te aviso, no tenemos tiempo que perder... —

Dess y Laynia pasaban de ayudarle, estaba claro... tendría que apañárselas con aquellos yogurines.

—Jajaja, ay que mono eres... —dijo conteniendo una leve mueca. Quizás había sido "mono" en algunos estándares, pero esas cicatrices recientes en su rostro desde luego habían dado por finalizada esa etapa. Ahora era bastante difícil de mirar. Al menos tenía unos músculos de escándalo, pero claro... lo de la cara... qué lástima— ¿te crees que eres el único al servicio del Imperio? ¿o que tus maestros son los únicos que pagan bien?

—Mirad chicos, seré clara. Ahora mismo tengo un encargo importante de muy arriba, y hasta que no lo cumpla, no tenéis piloto. Pero si me echáis una mano, os prometo que protestaré poco las condiciones de vuestra petición, ¿eh?  —dijo con una sonrisa— Básicamente necesito colarme en una reunión de mi actual contratista para verificar... cierta sospecha. Pero tiene unos cuantos guardaespaldas y necesito abrirme paso. ¿Podríais montarme una distracción? Os podéis poner todo lo creativos que queráis... —se acercó un poco más y susurró— Por creativos quiero decir violentos...

Reedha miró un momento a la Sith, reprimiendo las ganas de estrangularla con la fuerza ahí mismo.

— Mira chica, seré clara... Nosotros te decimos qué ocurre en esa reunión y tú pilotas nuestra nave hasta nuestro destino y vuelta. Si no hay ningún Jedi u otro Sith involucrado, no es necesario liarla parda para espiar a unos contrabandistas — salvo que se encierren en una habitación de cortosis o con algún Ysalamiri. — Pero tenemos prisa, así que espero que esa reunión sea pronto.

—Hmm... —a Saran no le gustó el tonito con el que le hablaba la devaroniana, pero había empezado ella al fin y al cabo. Prefería a la gente directa y que no le hicieran perder el tiempo— La reunión estará comenzando ahora mismo, pero no creo que dure mucho más de treinta o cuarenta y cinco minutos. La cuestión es que necesito pruebas, no me basta con saber lo que ocurre ahí dentro pirateando una cámara, que no habrá, o usando la fuerza —añadió unos peculiares gestos sinuosos con los dedos— para sentir lo que sucede. Documentos, contratos, una ruta de envíos... Cualquier cosa de ese estilo. Y para eso tendríamos que irrumpir de alguna forma en la reunión.

Miró fijamente a su rojiza interlocutora.

—O también podemos esperar a que la reunión termine y asaltamos al tipo con el que se reunía, pero quizás no lleve consigo las pruebas que necesito y... me da la impresión de que tenéis algo de prisa.

Karak bufó mirando a su compañera... parecían los putos recaderos del espacio. Con la suerte que tenían habría alguien allí y acabaría con otra cicatriz o directamente siendo salvado por aquel droide de la nave de nuevo. La confianza del aprendiz no estaba en sus mejores tiempos.

— ¿Entonces? — Dijo mirando a su compañera y a Dongan. — ¿Entramos, atravesamos a todo el mundo, robas lo que tengas que robas y listo?

Miró a la mujer azul y luego a su compañero.

— Vale, si he entendido bien, nosotros nos cargamos a unos guardias y protegemos la entrada mientras estás dentro para conseguir unas pruebas y luego te vienes a la nave y nos llevas a nuestro destino, ¿correcto? Si vamos a resolver esto en poco más de una hora, perfecto...

Miró a Karak buscando confirmación. Tampoco tenían muchas alternativas.

— Ahora la información sobre esa reunión. ¿De cuantos guardias estamos hablando, qué armamento y disposición tienen, qué capacidad para perseguirnos una vez nos vayamos de la reunión...? Ya sabes danos toda la información posible. Y, ¿qué sabemos de las fuerzas de seguridad de la estación? ¿Intenvendrán si llamamos la atención? ¿Pondrán problemas para irnos de aquí con la nave?

A pesar del poco tiempo, Reedha no dejaba de intentar, por una vez, planificar algo con calma suficiente como para no encontrarse sorpresas.

—No creo que sea tan simple, ni coser y cantar, pero sí, ese es el concepto —contestó a Karak, y entonces Reedha empezó a pedir información— Oooh, una chica precavida. Muy bien, cariño, así es como se llega lejos en este tipo de negocios.

Saran sacó un datapad y le mostró a Reedha la información que había recopilado sobre su objetivo.

—Mi "jefe", Nathaniel Exxes, es un tirillas, de ese me podré encargar yo solita. Tiene cuatro guardaespaldas feeorin armados hasta las cejas, ya sabéis, armadura, blásteres pesados, rifles de repetición. Dios, hasta donde yo sé podrían ir cargados de detonadores térmicos, pero aquí dentro lo dudo seriamente. Son gente dura, pero si los pillamos por sorpresa, deberíais poder cortarlos en pedacitos con esos juguetes tan chulos que lleváis. He visto a Dess hacer barbaridades con esos sables. Es de suponer que el tipo con el que se cita tenga también guardaespaldas, pero de esos no tengo nada de info.

—Y si, claro, si nos ponemos a triturar a cuatro tíos que además abrirán fuego contra nosotros, los de seguridad de la estación no se lo tomarán muy a bien. No creo que tengáis suficientes créditos como para el soborno que nos haría falta, así que habrá que darse prisa en volver a vuestra nave. ¿No teníais intención de ir de compras, verdad? Nos largaremos de aquí sin problemas, simplemente apuntad en vuestro diario de viaje una nota para no volver jamás a este sitio y todo os irá genial.

No pudo reprimir una risilla juguetona al decir esto último.