Partida Rol por web

- No señora - Dijo parando de comer para mirar - He oído hablar de ellas, pero nunca las he visto. Solo se puede entrar si el señor Gongar lo permite.

Bajó la voz mirando a los lados - Dicen que no deja entrar a nadie, porque son mucho más pequeñas de lo que presumen. Cuentan que solo es una pequeña sala, con un altar vacío en medio - 

El muchacho se iba soltando conforme el estómago se iba llenando, estaba claro...

El hecho de que Gongar no deje entrar a nadie es algo que nos esperábamos. Pero algo que me llama la atención es que sea un templo tan pequeño. No es raro que existan templos cuyo tamaño los hace ser poco más que capillas, pero ciertamente esperaba que fuera algo más grande. Sin embargo, si era tan pequeño ese templo, ¿por qué el Hutt guardaba tan celosamente el lugar?.

- ¿El señor Gongar ha sacado muchos objetos de ese lugar?.

El muchacho giró su rostro hacia el otro jedi rápidamente. 

- No... no lo se señor. Yo no voy por allí. Solo escucho las historias. -

- ¿Como cuales? - me intereso invitándole con voz suave -. Por favor, ¿nos puedes contar alguna?.

Mientras dejo que ordene sus ideas llamo al camarero para que nos traiga algo dulce con lo que incentivar al pequeño Twi'lek.

Olm parecía dispuesto a seguir hablando, pero una twilek mayor que él dio un grito pronunciando el nombre del pequeño y este reaccionó casi al momento.

- ¡ Me llaman ! Lo siento, tengo que irme. - 

Se detuvo antes de salir. 

- Gracias por la comida - 

Mas que escuchar, me había dedicado a mirar alrededor para ver si alguien reaccionaba de alguna forma a lo que estaba sucediendo en la mesa. Dejé que fueran Nawi y Galen los que llevaran la voz cantante al entrevistar al niño, y solo escuché por emcima la conversación. De lo poco escuchado no me parecía haber sacado mucho más en claro.

-No creo que podamos sacar más del niño. Pero ha insinuado que hay historias al respecto. ¿Cuentos de fantasmas? Podríamos usarlo para preguntar a alguien más.- Sugerí en voz baja.

Asiento a la sugerencia de Hamma mientras observo al pequeño alejarse.

- Cuentos de fantasmas o sobre lo que ha encontrado Gongar allí - sugiero para luego levantarme -. Me parece bien pero antes me gustaría contactar con el maestro Yoda y preguntarle por la existencia de alguna otra entrada.

Luego me encamino en busca de un lugar apartado y discreto en el que hacer la llamada, invitando a mis compañeras con la mirada si desean venir.

No era conveniente retener al pequeño más de la cuenta, así que cuando se levanta para marcharse asiento y me despido de él con un gesto de la mano. Por un momento miro asombrada su plato de comida: ni el mejor droide lavaplatos podría haberlo dejado más limpio. En fin, hemos conseguido que al chaval le pase algo bueno hoy y tampoco le hemos puesto en un compromiso. Eso tendrá que valernos por ahora.

Pero toca volver a nuestra realidad, en la que aún tenemos un trabajo que hacer - Me parece buena idea, pero conecta sólo el modo audio. No queremos cámaras de vigilancia llevándole imágenes incriminatorias al equipo de seguridad de Gongar...

En realidad quiero decir "ese gusano seboso, hediondo y con forma de hez de dragón krayt" pero un poco de paranoia es vital para sobrevivir en sitios como éste...

Cuando fuisteis a conectar el audio, un gamorreano puso su porcina mano sobre el hombro de Galen negando la cabeza. Os hizo una serie de gestos apuntando a un compañero que esperaba en la entrada del local en el que os encontrabais. El de la puerta movió una de sus manos "invitándoos" a ir hacia él y seguirlo...

Mantengo la compostura. El gamorreano aceptará encantado cualquier excusa para emplear la violencia y no estoy dispuesta a proporcionársela habiendo llegado tan lejos. Guardo el comunicador en la riñonera y me levanto con tranquilidad disimulando como puedo la punzada que me atraviesa el corazón ¿Y si Gongar se ha puesto en contacto con Mardoc? ¿O si ha visto alguna incoherencia en nosotros? En cualquier caso no vale la pena hablar con los gamorreanos. Lo único que tendrán serán órdenes de "llevad a estas personas a tal sitio" y con eso tiene suficiente.

Venga, sigámoles - apremio a Galen y Hamma - Permaneced tranquilos y todo irá bien.

Ojalá pudiera creerme mis propias palabras...

Frunzo el ceño con desagrado cuando el gamorreano me toca el hombro. Era de esperar que Gongar nos pusiera vigilancia aunque esperaba que fuera alguien más discreto. Asiento a Nawara mostrando mi acuerdo y me levanto. Los gamorreanos son duros y estamos en territorio hostil así que no tiene sentido montar un espectáculo por el momento. Al fin y al cabo, deduzco, no es muy posible que sepan el destino de nuestra llamada y el motivo del interés de los gamorreanos aún no lo sabemos.

A pesar de todo me mantengo preparado por si debemos entrar en combate.

La rápida acción de los gamorreanos me pone aún más alerta, dudando si se ha tratado de una coincidencia o si había alguna regla respecto a los que podíamos o no hacer en aquel lugar. Me parecía que en ningún momento se hubiera comentado de alguna prohibición respecto a intentar comunicarnos con el exterior, por lo que estaba más que segura que se trataba de alguna otra cosa.

Asentí a las palabras en calma de Nawi, vigilando sus reacciones también. Sabía bien que se encontraba bajo un tipo de estímulo aún más fuerte que Galen y yo, y que la oscuridad que podía hallarse en la Fuerza podía representar una tentación dificil de ignorar.

Uno de los gamorreanos lideraba la comitiva. El otro iba detrás vuestro. Ambos en silencio. La tensión podía notarse, y pronto pudisteis ver a donde os dirigíais. Al parecer estabais regresando al palacio de Gongar. Os condujeron por los pasillos que ya habíais recorrido hasta estar de nuevo frente al Hutt.

- Siento tener que adelantar la reunión - Dijo con su profunda y gutural voz.

- Normalmente no adelanto estos encuentros, hace parecer que estoy ansioso; pero ha llegado a mi cierta información y me gustaría que la corroborarais - En su rostro apareció una amplia sonrisa que le llegaba de un lado al otro del rostro. 

- De una forma u otra lo comprobaré, así que dejaré en vuestra mano el que lo hagáis de motu propio - El Hutt levantó una de las manos y un gamorreano apareció con una bandeja en la que estaba el sable de luz de Nawara. Se acercó hasta ella y se lo ofreció...

El Hutt entonces guardó silencio.

A pesar de las palabras y sonrisa del Hutt, sentía que algo había ocurrido. Al menos no habían atado nuestras manos, pero sospechaba que no temían que lograríamos superar a sus protectores. Intenté continuar impasible mientras el intercambio entre Nawara y Gongar continuaba.

Mantengo la expresión lo más neutra posible. Este tipo de tácticas son habituales para poner nervioso al oponente y conseguir ventaja en el trato. Sin embargo el corazón me aletea en el pecho como un pajarillo enjaulado. No sólo por mí, sino también por Galen y Hamma que me han seguido en esta locura de idea que improvisé.

Le aseguro que no tengo ni la más remota idea de lo que está usted hablando, señor Gongar - digo con sinceridad. Son tantas las cosas que podrían hacer que esta bola de sebo sospechase que a saber cuál de ellas es. Cruzo las manos en la espalda para hacerles un gesto a Galen y Hamma, de forma que mientras Gongar está distraído conmigo busquen alguna pista de qué pueden estar hablando - Pero estoy segura de que no querrá echar a perder un buen trato por unas habladurías de última hora. Nadie gana nada con negocios fallidos ¿Verdad?...

No puedo evitar fruncir ligeramente el ceño ante la acusación del Hutt. No veo a qué puede referirse así que sospecho que puede tratarse de una trampa así que decido no seguirle el juego mantener silencio. Intervenir, pienso, podría descubrir definitivamente nuestro farol, y no hacerlo contribuiría a sembrar las dudas en Gongar.

Gongar escuchó y miró vuestras reacciones. Ante ellas golpeó con fuerza el brazo del sillón en el que descansaba y profirió una serie de sonidos guturales ininteligibles que reconocisteis como el idioma nativo de los Hutt. Aunque no entendisteis nada, enseguida el droide de protocolo que estaba a su lado comenzó la traducción.

- El gran Gongar esta decepcionado, pero si la información que tiene es cierta puede que os deje entrar en el templo. Todo dependerá del espectáculo - 

Gongar levantó su mano de nuevo y la dejó caer. El gamorreano dejó caer la bandeja al suelo junto con el sable de Nawara y dió un salto hacia atrás, sacando de su espalda su arma, una tosca vibrohacha. Los otros dos porcinos que os habían traído hicieron lo propio terminando de rodearos...

Una profunda risotada sonó de la boca de Gongar, y varios mercenarios de la sala salieron de las sombras haciendo un pequeño círculo a vuestro alrededor y comenzando a gritar y vitorear...

Maldije por lo bajo al ver el cariz que las cosas habían tomado. De algún modo, habían visto a través de la historia de Nawara, o les habían informado de nuestra presencia. Tuve un mal presentimiento, quizás la persona que estaba tratando de obtener los holocrones sabía de nosotros y había advertido a Gongar.

Pero... Incluso a pesar de la situación que nos encontrábamos, Gongar había dicho algo importante. Si ganábamos, tendríamos acceso al templo. Debía estar muy confiado en que no lo lograríamos. Sin dudar, llevé mi mano al sable de luz, preparada para atacar y defender a mis compañeros. Me lancé contra el mercenario más cercano, aunque el enemigo detuvo mi ataque sin problema, pero mi rápida acción tomó por sorpresa a los contrincantes, distrayendo a uno de ellos antes de atacar a los otros Jedi.

O Gongar había descubierto quiénes éramos en realidad o lo sospechaba y quería probarnos. Y dada su obsesión por los Jedi pretendía ver de qué éramos capaces. Con todo con un sable de luz ya al descubierto y la amenaza que suponían los gamorreanos no quedaba mucha opción.

A pesar de la sorpresa extraigo y activo mi sable con un único movimiento en un movimiento ascendente destinado a desarmar al gamorreano cercenando sus manos. Internamente tengo la vaga esperanza de que mis acciones los hagan desistir. Aunque sean unos seres belicosos y el legado de mi sangre me impulsa a ello no me agradaría tener que acabar con sus vidas.

En el mismo movimiento vuelvo a adoptar de forma automática la posición de guardia que tanto he practicado.

Me quedo mirando idiotizada cómo esa babosa repugnante tira mi sable de luz al suelo y nos azuza a los gamorreanos. Aún estoy intentando componer una excusa plausible cuando los zumbidos de los sables de luz de Hamma y Galen me hacen reaccionar. Agarro el sable de luz del suelo y lo activo mientras intento evitar que la furia se apodere de mis manos. 

Levanto el sable con ambas manos por encima de mi cabeza y cuando el gamorreano levanta su vibrohacha para defenderse hago una floritura para lanzar un tajo horizontal contra su oronda barriga, frunciendo el ceño ante el hedor de sus ropas chamuscadas y su carne abrasada...