Partida Rol por web

Al día siguiente, con los primeros rayos de sol y energías renovadas pusisteis rumbo al hangar de coruscant. Una corbeta coreliana clase YT-2000 os estaba esperando junto con un droide R3 que haría las funciones de soporte y mantenimiento de la nave. El día era lluvioso, y la salida del planeta casi tuvo que ser a ciegas guiados por el oficial del puerto espacial.

Ya fuera del planeta, el viaje hasta Vodran fue rápido y sin incidentes. Al salir de la velocidad de la luz todos los sensores indicaban que todo estaba en orden. Un rápido escaneo del planeta usando la información del maestro Yoda localizó el templo Jedi. En esa ubicación era ya entrada la noche. Tratasteis de forzar un nivel de escaneo más profundo, pero R3 os indicó que hacerlo podría suponer que si había alguien escuchando quizá os detectaran...

- Usa los sensores pasivos, R3 - indico al droide aceptando su consejo -. Si no revelamos nuestra presencia tendremos más posibilidades en caso de que quienquiera que sea el que está detrás de los holocrones haya averiguado que uno de ellos está en el planeta y decidido venir a buscarlo.

Observo el mapa.

- R3. Que la computadora marque los puntos en que los sensores pasivos detecten fuentes de calor. Lo suficientemente potentes para detectar vehículos o cuerpos de tamaño humano.

La idea de Galen es buena. Yo soy más de hacer el reconocimiento previo in situ, no desde el espacio, pero no se puede negar que es un buen punto de partida.

Creo que sé quién puede tener el holocrón - despliego la grotesca imagen que me descargué de la HoloNet:

Gongar el hutt, gobernante de Vodran - y lo he dicho sin atragantarme ¡Un hurra por mí! - Además de compartir todas las "agradables aficiones" de su especie alardea de ser un "coleccionista de los Jedi". No sé muy bien qué significa eso pero imaginad lo peor y seguramente os quedaréis cortos. Si el holocrón Sith está aquí lo más probable es que esté criando polvo en alguna de sus estanterías. Sé que es un tiro al aire y que hay todo un planeta que registrar, pero es la única pista que he conseguido reunir...

- Es una posibilidad - admito observando el holograma del Hutt -. ¿Pero por qué lo dejaría el maestro Yoda al alcance del Hutt?. ¿No sería más prudente esconderlo en el mismo Templo fuera del alcance de saqueadores?. ¿Qué te hace pensar que lo pueda tener él? - pregunto con simple curiosidad señalando la imagen.

Sólo que un Hutt que ambiciona cosas de los Jedi no iba a dejar sin saquear un templo Jedi que estuviera en un planeta gobernado por él - digo sin mucho convencimiento - Aunque por otro lado Yoda no lo dejaría ahí sin ninguna protección - Bien mirado, un codicioso señor del crimen hutt sería una protección que haría que incluso los Sith se lo pensaran dos veces antes de intentar robarlo - Supongo que podríamos empezar por el templo - si es que conseguimos encontrarlo - En cualquier caso, yo votaría por impedir que Gongar se entere de nuestra presencia...

- Pienso lo mismo, Nawara - asiento tras la explicación -. No creo que debamos descartar a Gongar pero sí pienso que tenemos que empezar por el Templo. No me gustaría tener que preocuparme por que un Hutt codicioso venga detrás nuestra al enterarse de quiénes somos y qué buscamos.

Durante todo el viaje me mantuve en silencio, pensando en lo que podríamos conseguir en aquel planeta. De vez en cuando lanzaba una mirada de soslayo en dirección a Nawi, pero parecía tranquila en comparación a su reacción el día anterior. No había hablado con ella después de su salida tan abrupta, aunque confiaba en que, al igual que había hecho en Tajoma, Nawara se acercaría por si misma. Aquella noche habían interrumpido nuestra conversación y no la hemos retomado desde entonces.

Volví mi atención a mis compañeros cuando comenzaron a discutir lo que podríamos encontrar allá abajo. -Fue un descuido de nuestra parte no preguntar que protecciones y trampas encontraríamos en el Templo.- Admití con una media sonrisa. -Pero si el Maestro Yoda no fue más específico asumo en que confiaría que seríamos capaces de llegar nosotros solos.- Observé la figura del Hutt, recordando de nuevo lo que Nawi me había dicho. Le puse la mano en el hombro un momento, en un gesto familiar. -Confío en que, si debemos encontrarnos con Gongar, nuestro entrenamiento nos permitirá mantener el control y salir de aquí con lo que buscamos.- Le hice un suave asentimiento y retiré mi mano.

R3 comenzó a realizar el escaneo que le pidió Galen. Al poco apareció en pantalla la ubicación del templo según los datos de Yoda; poco a poco comenzaron a aparecer nuevas fuentes de calor a su alrededor. Había de todo, vehículos, edificaciones y una buena cantidad de marcas de calor que pertenecían sin duda a humanos, twi´leks y otros alienígenas. Sin duda la que más os llamó la atención fue la de aquella inconfundible forma. También había un Hutt.

Parecía que todas esas fuentes se encontraban en las zonas colindantes del templo. No había duda que Gongar el Hutt había montado toda su base al rededor del templo. Algo que no pasasteis por alto es, que no había ni una sola marca de calor en el interior del templo...

No pasaron ni un par de minutos cuando apareció un indicador en la pantalla de la nave, y R3 os comunicó que se trataba de una llamada entrante del planeta a la espera de ser o no atendida.

Cojo la radio y contesto a la llamada - Hola, control de tierra. Somos la nave Colmillo del gundark, recientemente adquirida por el kajidic del implacable señor Mardoc. Solicitamos permiso para descender y ser sus representantes en los negocios que nos ha encargado. Solicitamos permiso para aterrizar y la protección del honorable Gongar.

Es una mentira fácilmente desmontable, pero cuento con que al operador de tierra le resulte más fácil dejarnos pasar que molestar a Gongar con noticias sobre visitantes inesperados.

Lo peor de todo son las arcadas que me están provocando mis propias palabras...

El escanéo había revelado información importante, y de no haber sido por la información que nos había compartido Nawi no habríamos sabido lo que nos esperaba allí. Lamentáblemente el escanéo parecía haber delatado kuestra posición. Me mantuve apartada escuchando las ingeniosas palabras de mi compañera, notando la leve palidez que empezaba a tomar, pero sin que titubeara ni un momento.

Esperé entonces a la respuesta que pudieran dar, manteniendo mi mirada en Nawara.

No me esperaba que aparecieran todos esos puntos en pantalla y menos cerca del Templo. Sin embargo tiene cierta lógica visto los visto sobre Gongar. Al menos es positivo en parte, pienso, sabemos dónde está él y sus hombres. Y, por otra parte, de aterrizar directamente cerca del Templo nos hubiéramos encontrado con esa sorpresa tan poco agradable.

Tuerzo el gesto cuando escucho la repentina llamada entrante. No deberían habernos podido detectar sólo usando los sensores pasivos pero, o me equivocaba o al parecer vigilaban permanentemente su espacio aéreo.

No observo a Nawara cuando contesta la llamada para evitar que el creciente nerviosismo que podamos estar sintiendo empeore las cosas. Ha sido acertado que contestara la llamada ya que probablemente de no hacerlo se tomaría como una acción sospechosa u hostil.

Me armo de paciencia y espero el desarrollo de la conversación, confiando en Nawara.

Al aceptar, un devoriano apareción en el holograma de la nave, escuchando las palabras de Nawara. Estuvo en silencio un par de segundos antes de asintir con su cabeza.

- Muy bien, tienen permiso para entrar al planeta y aterrizar en la casa del gran Gongar - 

Parecía que iba a cerrar la comunicación, pero siguió hablando.

- Cuando lleguen a tierra serán recibidos por una patrulla de seguridad que los acompañará. No se resistan o serán considerados hostiles y abriremos fuego -

Tras lo que ahora si, cerró la comunicación, haciendo que el silencio se apoderara de nuevo de la nave...

Cerrada la comunicación me giré hacia Nawi. -Buen trabajo.- Le aseguré para inspirarle confianza. Luego me dirigí a ambos. -Por nuestra apariencia y sables podrán reconocer que somos jedi, sobretodo al ser el Hutt un coleccionista fanático. Propongo que ya sea yo, o Galen, seamos presentados como guardaespaldas. Nawi, tú representarías a la comerciante principal, tienes la experiencia y mentalidad para ello.- Me dispuse a escuchar cualquier idea que tuvieran o si estaban de acuerdo con lo propuesto.

- Me parece buena idea - apoyo a Hamma -. Aunque no sé si sería prudente mantener nuestras actuales ropas de jedi. Dudo mucho que el Templo permita una escolta para el "implacable señor Mardoc" - añado con una ligera sonrisa -. Quizás deberíamos ponernos algo más adecuado y mantener ocultos nuestros sables de luz por precaución.

Recibido, control. Esperamos instrucciones - digo antes de cortar la comunicación.

La sugerencia de Hamma era previsible, pero no puedo evitar un pinchazo de ansiedad en el pecho cuando la propone y Galen la secunda. Menuda forma de afrontar mis demonios. Es como si la Fuerza tuviera un retorcido sentido del humor.

No, no lo sería - contesto a las palabras de Galen - A menos que queramos que Gongar nos añada a su colección. Creedme, no os gustaría nada. - Me vuelvo hacia el pequeño droide astronavegante - R3, sigue  al pie de la letra las instrucciones de aterrizaje que te den desde tierra. Nos apuntarán con sus armas, pero no se te ocurra levantar los escudos. Pasa a mi comunicador cualquier llamada que recibamos.

Me dirijo hacia mi camarote - La señora Hirani Khaar, representante del implacable señor Mardoc, se encontrará con vosotros cuando vayamos a aterrizar...

El tiempo pasa más rápido de lo que querría y tampoco es que tenga un gran guardarropa donde elegir. Quería ponerme algo seductor que llevase la mirada de mis interlocutores hacia donde a mí me interesa, pero con lo que tengo aquí necesitaría ir en ropa interior o desnuda, lo que no me interesa para nada.

Al final me decido por unos pantalones ajustados y una blusa blanca con abrochada de forma que espero que sea más seductora que vulgar. Una riñonera en la cintura con el sable de luz sepultado bajo varios botes y lápices de maquillaje. Miro mi nueva imagen en el espejo. Me repugna porque es aquello en lo que nunca quise convertirme.

Yo no soy así - le digo al espejo - Es una fachada. Una ilusión. Soy una Jedi

El último detalle es mi collar de esclava con la inscripción "Propiedad de Mardoc" en huttés. Es demasiado pequeño para ponérmelo al cuello así que me lo pongo a modo de pulsera. Levanto la mano y miro cómo me queda en el espejo ¿Por qué me estoy haciendo esto?

Porque tenemos una misión importante que cumplir y porque Hamma y Galen no se merecen conocer lo que es estar bajo el yugo de un hutt.

Me aferro a ese pensamiento para serenarme.

Cuando todo esto haya terminado - le digo al collar que llevo en la muñeca - Me desharé de ti...

R3 se encarga de llevar la nave hasta el puerto siguiendo todas las indicaciones que ha recibido. Primero atravesáis la atmósfera del planeta para poco después atravesar las pocas nubes del lugar. Ante vosotros se abre una magnífica vista. Una especie de pirámide pequeña al rededor de la cual se ha creado una serie de grandes estructuras de diferentes formas. El espaciopuerto estaba en uno de los bordes del lugar.

Tal y como esperabais sois recibidos por un rodiano de color verde osucro escoltado por cuatro gamorreanos de aspecto más porcino del habitual si cabe.

- Bienvenidos. El gran Gongar desea recibirles de inmediato. Síganme - 

El rodiano se dio la vuelta, dejando a dos gamorreanos en la entrada de vuestra nave y otros dos a vuestra espalda, siguiéndoos de cerca. Las paredes del lugar no era metálicas; sino que parecían escavadas en la piedra y el barro, adquiriendo una tonalidad rojiza bastante característica. Llegasteis a lo que parecía una estación subterránea y os montasteis en un vehículo que circulaba sobre carriles.

Pudisteis notar que no iba en línea recta, pero tampoco parecía hacer giros bruscos. El rodiano se mantuvo en silencio todo el trayecto, pero sin dejar de miraros. Centrándose sobre todo en Nawara y su nueva indumentaria. De vez en cuando se relamía y sonreía.

Finalmente el vehículo se detuvo y bajasteis. Un nuevo pasillo, igual que los anteriores, aunque con varios guardias, algunos de ellos trandoshanos, otros humanos con diversas armaduras y algunos pocos gamorreanos. Finalmente llegasteis al final del pasillo. El rodiano os hizo un gesto y os invitó a pasar abriendo la gran puerta que se encontraba allí.

Aquella sala estaba muy bien iluminada, y lo primero que os sorprendió fue encontrar varios expositores con base de metal pulido y cristales en la parte de arriba que guardaban y exponían la más que extensa colección de Gongar el Hutt. Pudisteis ver, sables de luz, capas jedi, pergaminos, libros, créditos jedi e inluso un par de holocrones. Había un hueco especial para un cristal kyber que parecía suspendido en el aire, y que solo al acercarse se apreciaba una fina estructura sobre la que estaba descansando.

Mientras observabais aquellos tesoros, pudisteis escuchar una fuerte y sonora carcajada. 

- ¿Os gusta mi colección? - 

Pronto visteis que al final de la sala, esta se hacía más ancha y al caminar un poco más y adentraros lo que era una zona oscura apareció el trono del Hutt. Normalmente usaban traductores para hablar, pero estaba claro que en este caso había hablado por si mismo.

- Hace mucho que no oigo noticias de Mardoc - Dijo sin más preámbulos - ¿Venís con las manos vacías? - 

Dos trandoshanos se apostaban a cada lado del Hutt, y varios hombres miraban a una prudente distancia, sin perderos detalle.

Observo horrorizada la colección de Gongar ¿A cuántos Jedi ha asesinado este gusano hediondo para hacerse con ella? ¿Y a cuántos testigos inocentes?

Hace mucho que no oigo noticias de Mardoc - Dijo sin más preámbulos - ¿Venís con las manos vacías?

Suelto un respingo al escuchar esa voz rasposa. Pensaba que Gongar enviaría a algún subordinado, no que se presentase en persona. Esto no va bien. Nada bien. Dejo que esa mirada lasciva sobre mí me estremezca. Quiero que a Gongar le ciegue su prepotencia, no que se preocupe por visitantes que le puedan causar problemas. Me acerco al trono flotante mientras giro la pulsera de mi muñeca izquierda hasta poner la inscripción hacia delante.

Mírala bien, saco de bosta. Puedes mirarme, pero no puedes tocarme sin iniciar una guerra.

Intento recurrir a la Fuerza para calmar la codicia del hutt, pero en mi estado sólo consigo pensar en lo mucho que quiero verlo acobardado.

De eso nada. No pienso volver a caer en esa trampa.(1)

Saludos, gran Gongar - digo imitando el título que antes utilizara el rodiano - Soy Hirani Khaar, representante del implacable señor Mardoc - Modestia aparte (2) Inclino la cabeza y miro al suelo por un instante - Jamás osaría deshonrarle a él e importunarle a usted viniendo a verle sin nada que ofrecer - Con gestos deliberadamente lentos abro la riñonera de mi cintura y saco mi sable de luz.

Estás chiflada, Nawi. De verdad.

Sostengo el sable sobre mis manos extendidas a la altura de mi busto esperando usar a mi favor su codicia y su lujuria. Una táctica repugnante pero efectiva que aprendí de Mardoc.

Como bien sabrá, el implacable señor Mardoc nunca ha dejado de buscar a ese Jedi que le humilló y le robó hace varios ciclos - esto, al menos, es verdad. Mi entrenamiento de padawan incluía a menudo escapar de cazarrecompensas - Recientemente ha descubierto que hay un objeto las ruinas del templo Jedi de este mundo en el que tiene un especial interés. Se trata de una escultura metálica de forma piramidal. Os ofrecemos este auténtico sable de luz a cambio de esa escultura o, si acaso no obrase en su poder, que nos permita buscarla y llevársela a Nar Shaddaa. Si gracias a ese objeto consigue llevar al Jedi a una trampa, el implacable señor Mardoc os promete compensaciones adicionales...