Partida Rol por web

Luego de despediros de vuestros compañeros y de salir del hospital, volvéis a subiros en el deslizador y comenzáis a avanzar por las calles del corazón de Ciudad Grieta, las cuales a diferencia de las del distrito de los almacenes bullen de actividad a pesar de ser de noche. Tras un corto trayecto, os detenéis frente a un lujoso edificio de más de treinta plantas y en cuyo cartel destellan unas brillantes letras que dicen “Hotel Selprab”.
Siguiendo al teniente, ingresáis en el edificio llegando así a un amplio vestíbulo con una decoración sobria pero lujosa compuesta por cuadros en las paredes, diversas plantas ornamentales y mullidos sillones. Antes de que podáis seguir examinando el lugar, vuestra atención se centra en un dug bien vestido que se acerca rápidamente hacia vosotros.

-Vaya, vaya, el teniente ha abandonado palacio y se ha dignado a visitar mi hotel -dice el dug y al acercarse lo suficiente rápidamente estrecha la mano de Caltos- ¿Qué puedo hacer por ti, viejo amigo?

-Si te soy sincero Selprab, diría que compartir una buena botella de vino con un amigo pero lamentablemente ahora mismo el deber me lo impide -responde el teniente- Aún así, necesitaría una habitación para quienes me acompañan. Hoy le han hecho un gran favor a la ciudad y se merecen una buena noche de descanso.

-Pues no hay ningún inconveniente Caltos, sabes perfectamente que aquí tú y los tuyos siempre son bienvenidos. Además, hoy unos representantes de Malastare dejaron libre una habitación más que adecuada para tu gente -dice el tal Selprab para después echaros un rápido vistazo- Dadme un momento para actualizar el registro y os acompañaré.

Luego de que el dug termina sus asuntos detrás del mostrador de la recepción, este os guía hacia uno de los ascensores y mientras vais subiendo de piso, os entrega a cada uno una tarjeta magnética. Una vez el ascensor se detiene, salís a un largo pasillo y seguís a Selprab hasta una puerta doble que se encuentra en el extremo derecho y que tras abrirla con una tarjeta lleva a una amplia estancia decorada con sobriedad y compuesta principalmente por una mesa rectangular en el centro, cuatro puertas en cada una de las paredes laterales y un amplio ventanal en la pared opuesta que lleva a un balcón desde que se puede admirar gran parte de Ciudad Grieta.

-Puede que sea demasiado grande para vosotros pero es lo que tengo disponible en este momento. Las puertas laterales son las habitaciones y las tarjetas que os de dado no solo os permitirán acceder a las que tenéis asignadas sino también a la entrada a esta sala común -os dice el dug- En breve os traerán la cena y si queréis beber algo, allí tenéis el bar -agrega señalando el mueble que hay en una de las esquinas.

Luego de daros las indicaciones pertinentes, Selprab se marcha y Caltos no tarda en hablaros.

-Disfrutad de la cena y descansad todo lo necesario, os lo habéis ganado. Mañana regresaré con vuestros compañeros y con vuestro pago.

Sin nada más que decir, el teniente se marcha y vosotros os retiráis a vuestras respectivas habitaciones donde no solo dejáis vuestro equipo sino también os dais una cálida ducha que os quita la transpiración del combate y relaja vuestros agotados músculos. Luego, os reunís en la sala común para degustar la cena que os traen los camareros del hotel y tras terminar de comer y compartir unos tragos, os retiráis a vuestras habitaciones y al apoyar vuestras cabezas en las suaves almohadas no os cuesta demasiado conciliar el sueño.

A causa de vuestras correrías nocturnas, al día siguiente os despertáis a media mañana y tras vestiros y salir a la sala común veis que en la cabecera de la mesa central se encuentra Caltos, quien no tarda en invitaros a sentaros. Unos minutos después, la puerta principal se abre y veis que por ella entran vuestros compañeros.

Una vez reunidos y tras ocupar los siete asientos disponibles en torno a la mesa central, vuestra atención se centra en Caltos, quien parece que apenas ha dormido tal y como atestiguan sus ojeras y su mirada cansada. Con lentitud, el teniente saca de uno de sus bolsillos unos chips de créditos, siete en total, y los coloca en el centro de la mesa.

-Aquí está la recompensa acordada: 2100 créditos, 300 para cada uno de vosotros -os dice con un tono seguro que intenta disimular su cansancio- También me he tomado la molestia de comunicarme con Caran y de informarle no solo de vuestro éxito sino también de vuestra efectividad -agrega Caltos esbozando una ligera sonrisa- Además, tengo dos noticias para vosotros: La primera es que he tenido una productiva charla con Etwold y este no solo no os dará problemas sino que por una temporada dejará de tocarles las narices a mi gente, aunque lo mejor será que no me preguntéis como lo he hecho. Y la segunda es que hemos arrestado al traidor, se trataba del asistente del Jefe de las Fuerzas de seguridad de Alderaan, ese desgraciado se llenaba los bolsillos a cambio de entregarles a los contrabandistas información de nuestras patrullas, de nuestras redadas y de nuestros tiempos de reacción. Sin embargo, seguiré investigando ya que tengo la sensación de que Jorek y compañía no trabajaban solos y que tenían el apoyo de alguien más, de alguien con recursos -os relata el teniente- En fin, en cuanto estéis listos decidlo y me encargaré de escoltaros de regreso a Aldera.

Caltos había demostrado ser de fiar y un soldado con nobleza, como pocos quedaban, por que de algún modo que probablemente no sabría, se había ganado ciertamente el afecto de Ray.

Ray estaba satisfecho, por primera vez en la noche, habían podido acompañar a sus compañeros al hospital sin más incidentes y sin bajas, había podido descansar y aunque al final no llamó a sus hijos (porque no se fiaba de filtraciones, especialmente tras una redada, donde podrían haber agitado bastante el avispero), si se sintió totalmente descansado.

Por eso cuando, cuano Caltos les reunió y pagó, el ex-imperial se acercó a Caltos, tras ver como estaban los heridos (más aliviado al verlos bien de salud), y tomándole el brazo en señal de saludo y camaradería le dijo:

-Tomad mi parte e invita a tus chicos a un brindis a la salud de los que aún luchamos por hacer de la galaxia un sitio un poco mejor.

Ray, a veces podía tener esos momentos, y quién sabía si un acto desinteresado podría causar consecuencias en el futuro, pero lo cierto es que Caltos y sus chicos habían encontrado un amigo.

-Si algún dia tenéis problemas, contad conmigo, ya sabéis mi frecuencia, os agradezco lo que habéis hecho por nosotros y me alegro de que hayáis podido resolver el incidente del borracho sin problemas. Aunque mi llama mi curiosidad el "cómo" voy a respetar tus deseos y no preguntaré -sonrío pensando en los calzones del borracho bien mojados de miedo por alguna amenaza burocrática- Respecto al infiltrado... quizás podamos considerar la opción de encontrar a alguién que pueda persuadirle a hablar sobre posibles "socios". Si te interesa, claro.

Estaba pensando en comunicarse con su hija más adelante, para ver si algún Jedi podria obligarle a hablar, o alguna droga inyectable. Eso si no se ofrecian antes los Jedi del grupo, claro.

Tras la reunión, en la nave, llamaría a sus hijos.

-Por esa misma razón es mejor que te quedes con los créditos, vuestros desafíos son mayores que los nuestros y necesitáis toda la ayuda posible -le dice Caltos a Ray mientras le devuelve los créditos- El pago no es gran cosa pero puede valeros para unas rondas más de munición o unos medpac que os salven la vida…Además, no quiero que mi gente beba tanto, todavía tienen trabajo que hacer -agrega con una sonrisa.

Tras escuchar el resto de las cosas que Ray tiene para decir, el teniente vuelve a hablar.

-Digamos que el haberle dicho que sus pertenencias se encontraban junto con un arma ilegal y mencionarle un posible análisis de huellas y células cutáneas fue más que suficiente para que Etwold diera por zanjado el asunto del robo -os comenta Caltos con una expresión divertida en el rostro, como si hubiera disfrutado el haber puesto en vereda al problemático noble- En cuanto al asunto del traidor, la investigación es secreta y ahora está a cargo de mis superiores de la Guardia de Alderaan así que me es imposible hacer que participéis en ella. Aún así, si surge algún otro asunto en el que podáis dar una mano, me comunicaré con vosotros.

Nina se despertó algo sobresaltada en el hospital, tuvo un sueño intranquilo con los disparos del bicho invisible, pero en cuanto recupero la consciencia comprobó con alegría que no quedaba ni rastro de las heridas recibidas, de vez en cuando viene bien que te den un tratamiento de gente importante...

Al poco se reunieron con Caltos para recibir la paga, la parte bonita de estos trabajos mercenarios, y comprobar que el borracho salidorro ya no era un problema.

- Bien está lo que bien acaba, malos muertos, borrachín callado, y créditos en mi bolsillo, si luego hay más traidores nos podremos hacer cargo, aunque tengo ganas de volver y encargarme de unos asuntillos - mientras le guiña con picardía el ojo ha Ayuz.

 Ya que estamos en Alderaan, se me a ocurrido que podría visitar a mi viejo amigo, Bail Organa, para ver si había escuchado algo de información útil relacionada con los Jedi, aprovechando el tiempo de descanso y recuperación del resto de mis compañeros.

había salido vivo y tras la estancias en los tanques de bacta del hospital, me pongo al dia de todo, aparte del hecho de que las chicas habían humillado a un noble en vez de un borracho cualquiera, si no fuera por el hecho de que nos habríamos conseguido un enemigo extra aparte del imperio, pero el Caltros había conseguido un buen trato, "ha sido una buena pelea, si no hubiera estado a punto de morir y alguno de los lideres hubiera sido atrapado con su recompensa, habria sido bastante mejor, pero no me quejo, podría haber acabado peor" le digo antes de desperdirme.

Habiendo dicho todo lo que quedaba por decir, el comando decidió que ya era hora de volver a la nave, necesitaba volver a sentirse en camino y comunicarse tanto con sus hijos, como la resistencia por si hubieran más novedades.

Al ver que no tenéis nada más que agregar, Caltos se levanta de la mesa.

-Bien, mientras vosotros termináis de prepararos yo os estaré esperando en el vestíbulo -os dice el teniente- Cuando estéis listos, bajad y os llevaré de regreso a vuestra nave.

Acto seguido, Caltos se marcha y unos minutos después, luego de que los que durmieron en el hotel terminaran de juntar sus pertenencias, todos os encamináis hacia la planta baja. Una vez abajo, veis que el teniente se está despidiendo de Selprab, un dug y el dueño del hotel, y tras entregarle a este último las tarjetas magnéticas de las habitaciones, seguís a Caltos hasta el exterior donde no tardáis en subir al mismo deslizador que habéis usado el día anterior.

Después de un corto trayecto por las calles y de un lento ascenso desde el fondo del cañón en el que se asienta Ciudad Grieta hasta la superficie, comenzáis a avanzar a toda velocidad por la ruta que lleva a la capital de Alderaan. Tras varias horas de viaje y ya habiendo dejado atrás la región árida, las verdes planicies y parte de la zona montañosa, finalmente avistáis Aldera en la lejanía. Luego de cruzar el puente que lleva a la isla-urbe y conducir por las apacibles calles de la ciudad, Caltos frena el speeder al llegar a la entrada del espaciopuerto.
Una vez bajáis del vehículo, el teniente hace lo mismo y al acercarse a vosotros, os estrecha la mano a cada uno al mismo tiempo que os agradece nuevamente la ayuda y os desea buena suerte. Sin embargo, antes de marcharse, Caltos parece recordar algo y de inmediato este se inclina sobre el deslizador y saca una pequeña bolsa de la guantera del vehículo.

-Me olvidaba de esto -os dice agitando ligeramente la bolsa para luego entregársela a Ray- Hoy a primera hora de la mañana me visitó el mensajero de una persona que prefiere mantenerse en el anonimato y me pidió que os entregara esto junto con su agradecimiento por haber llevado la paz y la justicia a Ciudad Grieta. Además, me dijo que le transmitierais sus saludos a un tal Andur -el teniente se limita a mover los hombros, por lo visto desconoce a quien va dirigido ese saludo- En fin, buen viaje y tened cuidado allí afuera.

Luego de despediros de Caltos y ver que la bolsa que os ha entregado contiene varios chips de crédito, os encamináis hacia vuestra nave y al llegar sois recibidos de inmediato por Trasher, quien os da la bienvenida con sus poco amables formas aunque también agrega de forma burlona que si hubierais tardado un poco más, se habría ido con la nave dejándoos varados en el planeta.
Después de pedirle al droide que vaya preparando el despegue, todos os dirigís hacia la sala de reuniones donde inmediatamente establecéis comunicaciones con el mando de la rebelión corelliana.

Al cabo de un breve tiempo, frente a vosotros aparece el holograma del comandante Vars Caran.

-Felicitaciones por vuestro éxito. Trayl ya se ha comunicado conmigo y me narrado en forma bastante elogiosa vuestra participación, parece que le habéis caído bien. Os agradezco por haber ayudado a mi viejo amigo -os dice Caran moviendo la cabeza en forma de una ligera reverencia- Por el momento no tengo más encargos para vosotros así que podéis considerados liberados hasta nuevo aviso.

La despedida fue tan aséptica y rápida como el propio Caltos, el regalo recibido levanto las sospechas de la balosar, muchos detalles sin desvelar... pero los créditos eran créditos.

Trasher estaba tan simpático como siempre, pero seguro que se había aburrido mucho sólo, ahora de vuelta al espacio y esperar que nos depara el futuro.

- Jefe no es por nada, pero esas sabandijas sabían que estábamos ahí, hay que controlar un poco más con quien hablamos, de momento creyeron que éramos mercenarios, pero a la próxima puede saltar que somos rebeldes, aparte nos ha dado un propina un mecenas misterioso...

Tras decirle a Trasher, de forma exagerada, que sin su ayuda ahí fuera habían pasado mucho peligro, consciente de que su colega mecánico necesitaba sentirse valorado, aceptó el dinero y las felicitaciones, satisfecho consigo mismo de que al final la misión hubiera salido bien.

El comentario de Nina lo recibió tranquilamente, pensando que pudiera tener razón y que no se debía escatimar en seguridad, pero que no necesariamente la filtración tuvo porque producirse por un descuido de comunicaciones.

-También es posible que hayan intrusos en las redes de datos, sugeriría un chequeo minucioso en torno a los datos de la misión que estuvimos, por si acaso hay irregularidades. Por lo demás, le agradezco el permiso, y le deseo lo mejor.

Ya estaba pensando en ir a visitar físicamente a sus dos pequeños. Quizás se llevara la tripulación con él, salvo que tuvieran otros planes.

 Aprovecharía el descanso para meditar sobre todo lo ocurrido, sobre mis acciones y decisiones, además de ver la mejor manera de mejorarme a mi mismo y aprender de las experiencias vividas.

 - Yo me quedaré a descansar, si no os importa. - Informé a mis compañeros.

tras estar un tiempo en los tanques de bacta, el salir y poder estirar los pies era un gran alivio, y tambien estaba el hecho del mecenas misteriosos, "una pregunta, ¿conoces o sabes de alguien de la rebelion que se llame Andus?, según Caltos, el mensajero del mecenas nos dijo que le dieramos un saludo de su parte" añado, antes de irme a mi posición y tener una bonita charla con la maquina de los escudos.

-Por lo que me ha comentado Trayl, la filtración no fue en nuestros sistemas sino que provino de dentro de sus propias filas. Aún así, me aseguraré de que adelanten la revisión de rutina y que además hagan una inspección a fondo -dice Caran tranquilizando los temores de Nina y Ray- En cuanto a ese mecenas, desconozco quien será pero tengo mis sospechas. Si es quien pienso, podéis confiar en él, es una buena persona que solo quiere el bien de la galaxia y salvaguardar los valores de la vieja república, tan pisoteados bajo el yugo de este tiránico y decadente Imperio -aunque el comandante os ha dado indirectamente más información que Caltos, por sus gestos y forma de hablar os dais cuenta de que no tiene intención de revelar la identidad de ese desconocido “patrocinador”.

Por último, Caran centra su mirada en vuestro compañero bothan.

-Conozco al tal Andur y si, forma parte de nuestra rebelión -responde el comandante y podéis ver una ligera elevación en una de las comisuras de sus labios, formando una casi imperceptible sonrisa- Los saludos de ese mecenas no le tardarán en llegar.

 Mientras los demás hablan, no me cuesta imaginarme la identidad de ese mecenas, al mencionarse una vez más mi verdadero nombre. Al parecer el senador Organa nunca anda muy lejos y espero que le vayan bien las cosas.

 Le dedico al Comandante una ligera inclinación de cabeza, a modo de saludo...

Sin nada más que agregar, os despedís de Caran y tras cortar la transmisión os encamináis a vuestros respectivos puestos. Una vez hechas las comprobaciones de rutina y con los motores ya encendidos, despegáis y en cuestión de minutos dejáis atrás el espaciopuerto de la ciudad capital de Aldera y luego la atmósfera de Alderaan.

Finalmente, Trasher os informa que ha terminado de calcular las coordenadas y sin más demora, dais el salto al hiperespacio. Solo es cuestión de tiempo de que el mando rebelde vuelva a contactar con vosotros pero por el momento, os habéis ganado un merecido descanso.