Partida Rol por web

Ya nada os unía a los Hutt. Gracias a Ree y a los Jedi, erais libres, aunque por lo que decían los rumores, se habían generado muchos problemas. La explosión en Kalimas había determinado una alteración en las rutas de comercio y como consecuencia de ello, los impuestos que la República necesitaba, habían aumentado considerablemente. 

Durante vuestro viaje a Coruscant, os llegaron rumores de que uno tras otro, los sistemas se estaban rebelando contra la manera en la cual se estaba gestionando aquella crisis y los primeros en hacerlo públicamente fue la todopoderosa Federación de Comercio, que había establecido un bloqueo en Naboo.

El conflicto estaba servido, aunque vosotros no tuvieseis nada que ver con él.

Al mismo tiempo, también recibisteis un mensaje informando de que Hobo sería próximamente el orgulloso padre de treinta y dos criaturas y que sus madres requerían de su presencia para ayudar con su crianza. El final del mensaje decía algo así como que estaban incluso dispuestas a poner a Hobo en busca y captura.

Kath, en cambio, se sentía más sola que nunca. Ree, su océano azul, ya no volvería a estar jamás con ella. Había mantenido su manera de vivir hasta el final, y había ofrecido mucho más que aquello a cambio de salvar a su hermana.

Cualquier otra persona quizás la hubiese odiado por ello.

Con el corazón encogido, la Lightsaber llegó finalmente a Coruscant, en donde ya os estaban esperando.

Kath estaba sentada en aquella cantina, con el vaso en la mano pero sin beber, retirada en una esquina cuando una figura apareció a su lado.

-No tenía otra opción, mi pequeña Khil. Esta era mi misión; salvar el alma de mi hermana. De haber podido escoger, me habría quedado a tu lado, pero nunca dispuse de otra alternativa que no fuera esa. Pero mi fuerza está en ti. Tú eres lo mejor de mí. Debes ir al planeta Coruscant... y convertirte en Jedi. Con ello honrarás todo por lo que he luchado... y también mi amor por ti.

El rostro de Ree parecía incluso apacible, y sonreía como siempre, aunque su figura apareciese como algo vaporoso y etéreo, a punto de desvanecerse.

Y a los pocos segundos, Lotta apareció también, a su lado.

-Lo siento, Kath. Siento mucho que Ree no esté contigo, pero te aseguro... que se encuentra bien, y mi fuerza está también en tu interior. Debes honrar su sacrificio. Y vuestros amigos... sé que te ayudarán.

Y por si tenías dudas, Ree se acercó e hizo como si cogiese tu mano.

-Siempre serás mi vida, Kath y yo siempre estaré a tu lado.

Vuestra llegada a Coruscant no cogió por sorpresa a nadie. A vuestra llegada, fuisteis directamente llevados ante el Consejo Jedi, en donde varios de sus miembros os recibieron, para que contaseis de primera mano todo lo que os había ocurrido. Especialmente atentas eran las miradas de los maestros Yoda y Windu, en lo referente tanto a la Sith como a Ree. Nadie se atrevía a interrumpiros, mientras hablabais.

Cuando terminasteis, el maestro Windu habló con seriedad.

-Es sin duda un trágico final para nuestra hermana, pero su muerte honra todo por lo que vivió. Os damos las gracias por vuestros esfuerzos.

Poco más quedaba por decir, salvo que el maestro Yoda, se levantó de su asiento y os llamó.

-Antes de marcharos, unas palabras tengo que deciros. Venid.

El maestro Yoda salió de la sala del Consejo, en dirección a otra que era contigua a la anterior.

Cuando Yakoo les contó lo que sucedió, la tristeza inundó el corazón de Hobo; el resto del viaje, lo hizo silencioso, con la mirada perdida, de vez en cuando en el infinito mar de estrellas que había al otro lado del cristal frontal de la nave... perdiso en sus reflexiones...

[N del T: .. a saber lo que estaría reflexionando; el lector puede especular, que yo me sé la verdad...]

En caso es que, cuando captaron la transmisión... se quedó boquiabierto, pasmado; por un momento se podría pensar en que sufrió un infarto, pero su especie no era propicia a tal tipo de accidente cardiovascular, pues teniendo camadas de 8 hijos, varias veces al año... en caso de ser proclives a morir ante un susto, la especie se habría extinguido hace eones.

En shock, y mirando alrededor de forma nerviosa, fueron llevados ante el consejo yedi, donde el no abrió la boca ni para saludar, pero sentía como el bajito de orejas puntiagudas, y disléxico, además de tener algo más de pelo que él... le miraba raro... como si le leyese la mente...

[N del T: ... joder... pues estaría entonces leyendo una revista porno, seguro...]

El caso el que yedi, Yoda de nombre, les llamó a un aparte... y silencioso como el olor de un pedo, fué con los demás, cerrando el grupo, y vigilando por si aparecían suegras sullustanas .

Kath se pasó el resto del viaje en su camarote, aferrada al traje de Ree como si fuera el ancla que la unía a su recuerdo. Era todo lo que tenía de la twi´lek y no quería deshacerse de ello. Ella, que siempre era racional, cabal y escéptica frente a las emociones, ahora estaba hecha una braga, llorando como una magdalena y solo pensando en su malograda amada mientras se le partía el corazón minuto a minuto en cachitos cada vez más pequeños.

Al fina lllegaron a Coruscant. Fueron llevados ante el consejo Jedi para contarles lo que había sucedido. Allí, frente a ellos, Kath seguía compungida, seria, mirándo cabizbaja el suelo de la sala, sin abrir la boca.

Cuando el maestro Yoda les dijo que le siguieran, ella no puso pegas y siguió al grupo, más por inercia que por que su mente le llevara. Casi todo le daba igual a la khil, ya nada importaba sin su océano azul.

La muerte de Ree relatada por mi amada, fue un mazazo para todos, pero sobre todo y como era lógico, para Kath. La twi'lek de piel azul, había arriesgado varias veces su vida por nosotros, salvandonos en todas ocasiones, bien con sus poderes o con sus habilidades con el sable láser, incluso de forma póstuma lo había hecho una última vez, la vida de un Jedi parecía contar con un altísimo grado de sacrificio, incluso entregando su propia vida con tal de salvar a los demás y a sus seres queridos, a la gente que realmente la importaba. Yo mantuve mi silencio, sepulcral y respetuoso dedicándole mis pensamientos a Ree, no creía en esas monsergas pero en ésta ocasión esperaba que ella, estuviera donde estuviera, supiese que nosotros también la echaríamos de menos. Observé en silencio el abrazo de Yakoo a Kath y luego miré unos segundos al frío espacio profundo y al final. Cuando al final Yakoo quedó sola en la cabina me senté en el puesto del copiloto y tras unos momentos de silencio la abracé con fuerza consolándola.

Tras aquello, el ambiente en la nave cambió como era obvio, pero ahora Yakoo y yo volvíamos a dormir juntos y con Sucram a los pies de la cama como si fuera una mascota, tal era el cariño que le teníamos al peluche. El camino hasta Coruscant se hizo más largo de lo normal ya no sólo por la falta de Ree sino por las noticias que oíamos, no eran nada alentadoras y me olía muy mal aquel juego que se traía la Federación de Comercio, pero eso debíamos de dejarlo para más adelante pues al llegar al planeta ciudad nos llevaron directamente ante el consejo Jedi, desde luego mi primera impresión fue de sorpresa y curiosidad pero si de alto respeto, tras ver de lo que había sido capaz Ree ellos serían mucho más poderosos sin duda, reflejaban sabiduría, sobre todo aquel enano bajito. Yo creía que Hobo era pequeño pero aquel ser verde ganaba la partida aunque generaba un aura de respeto imposible de ignorar, me ahorré mis típicas bromas y simplemente seguí junto a mi amada y el resto a ese tal Joda para descubrir que nos quería decir.

Dar la noticia de Ree fue lo más duro de todo aquello. Sí, había estado al borde de la muerte varias veces, pero de alguna manera sabía que aquello duraría a penas unos segundos y luego sería el fin. Pero hablar de Ree y más aún a quien más la amaba. Me ponía en su lugar, pensaba que me estaban dando la noticia de la pérdida de Marcus y...

Era demasiado duro.

Creí que me quedaría sola en la cabina y me senté en el puesto de piloto. A esa velocidad solo había que estar pendiente de que no fallase nada. Kath necesitaba su tiempo y Hobo unas curas. La verdad era que yo también necesitaba quedarme sola para desahogar mi dolor por la pérdida de alguien que demostró ser mejor de lo que yo pensaba se de ella.

Pero no ocurrió como yo esperaba. Marcus, mi amado Marcus, se quedó a mi lado y me abrazó con tanta fuerza que no pude resistir y lloré sobre su hombro sin control alguno. No sabía como podía soportar a alguien tan llorona como yo, aunque en esta ocasión si tuviese un enorme motivo para derramar mis lágrimas.

El viaje se hizo extraño, no solo por el dolor y la ausencia de Ree, sino porque Kath tampoco se dejó ver. Más de una vez la avisé de que la dejaba comida en la puerta y todas esas veces debía retirarla y renobarla por una nueva. Durante el viaje recibimos también la transmisión de la feliz noticia de que Hobo sería padre, aunque creo que si hubiese podido, hubiera puesto rumbo a Yavin antes de seguir hacia Coruscant.

Al llegar, quedó claro que nos esperabany fuimos llevados ante el consejo. Allí conté lo ocurrido tanto con Lotta, como con Ree, el senador corrupto y su plan de estrellar la nave para iniciar aquella inminente guerra, dejando claro que todo era generado y manipulado por aquellos que se hacían llamar Sith.

Tras las explicaciones, saqué el sable láser de Ree. Sabía que en mercado negro aquel arma costaría una fortuna, pero sentía que debía regresar a manos de sus dueños. Se lo debía a Ree. - Pude recuperarlo antes de irme. Creo que su sitio es este. - Fue lo poco que dije al sostenerlo en la palma de mi mano y vi como se elevó él solo en el aire y viajó a manos de uno de aquellos Jedi que nos escuchaban.

Tras aquella reunión, no sabía que hacer ni que decir. Sentía que mi feliz destino con Marcus se había trucado y que jamás tendríamos aquella feliz vida que esperaba a su lado. Dormir con él de nuevo me había devuelto la vida y la esperanza, pero las noticias de aquella guerra...

Me agarré de la mano de Marcus cuando aquel pequeño Jedi de grandes orejas y color verde nos invitó a hablar en privado en otro lado. No sabía lo que tendría que decirnos, pero temía que nos pediría cumplir algún otro tipo de misión y la verdad era que para mí, la vida de aventuras había llegado su fin. Solo quería buscar un planeta perdido, donde esta guerra no llegase y vivir una larga y logenva vida junto a mi amado.

Un futuro imposible en un universo en guerra.

Tras recoger las pertenencencias de Ree, todos seguisteis a Yoda hacia la otra sala. Era pequeña y no tenía asientos de ninguna clase, aunque sí vistas al exterior, en donde la circulación de vehículos continuaba teniendo lugar a una velocidad y densidad vertiginosa.

Pero no fue eso lo que más os llamó la atención, sino la presencia de dos figuras vaporosa y etéreas, casi como si estuviesen a punto de desvanecerse, en mitad de aquella sala, una de las cuales conocíais muy bien y que sonreía, más que con alegría, con gesto agradecido. 

Antes de que cualquiera pudierais decir nada, Ree dio un paso, casi flotando, hacia la sorprendida Kath, mientras Lotta se quedaba detrás, en un asegundo plano.

-No tenía otra opción, mi pequeña Khil. Esta era mi misión; salvar el alma de mi hermana. De haber podido escoger, me habría quedado a tu lado, pero nunca dispuse de otra alternativa que no fuera esa. Pero mi fuerza está en ti. Tú eres lo mejor de mí. Debes convertirte en Jedi. Con ello honrarás todo por lo que he luchado... y también mi amor por ti.

A los pocos segundos, Lotta apareció también, a su lado.

-Lo siento, Kath. Siento mucho que Ree no esté contigo, pero te aseguro... que se encuentra bien, y mi fuerza está también en tu interior. Debes honrar su sacrificio. Y vuestros amigos... sé que te ayudarán.

Y por si tenías dudas, Ree se acercó e hizo como si cogiese tu mano.

-Siempre serás mi vida, Kath y yo siempre estaré a tu lado.

A vuestro lado, Yoda os miró, mostrando gesto serio.

-Lady Ree razón tiene, joven khil. Tiempos oscuros se avecinan. Presentirlo puedo. Más que nunca será necesario que todos estemos juntos. La fuerza de Ree y Lotta en tu interior se encuentra ahora y su corazón y el tuyo, es justo lo que necesitamos. En cuanto a los demás, vuestra nave útil para nosotros podría ser. Problemas creemos que hay en Naboo y entre todos, quizás resolverlos podríamos.

Siguiendo a Yoga, llegaron a otra sala. Kath iba con la cabeza baja y con el ánimo por los suelos. No sabía lo que iba a ser de ella a partir de ahora ni tampoco es que le importara demasiado. Era lista y sabía desenvolverse bien en muchas cosas, pero realmente no le apetecía nada tener que empezar con nada. De hecho, ni siquiera quería pensar en el futuro.

Pero al entrar en aquella sala, la khil vio de nuevo a Ree. Era como una figura traslúcida de un holograma. Pero algo le decía que no lo era. Apretando el sus manos contra el pecho miró la figura como si no fuera posible y sin poder evitarlo comenzó a llorar, no se le escuchó nada, pero sus lágrimas lo decían todo. Y lo pero fue cuando se acercó y le habló.

Kath escuchó en silencio, sonriendo al ver a su amada pero con un sufrimiento que solo ella podía notar. Asintió a las palabras de la twi´lek, pues sabía que todo lo que había hecho Ree era por el bien de todos. Pero algo le descuadró cuando Ree le dijo que debía convertirse en Jedi, pues parte de eella estaba en su interior. También Lotta habló diciéndole lo mismo. Al mirar a la gemela de Ree, Kath no sitntió rencor, si no pena, pues por fin las hermanas se habían reconciliado pero habían sufrido una enorme pérdida en el camino.

Ree volvió a hablarle e hizo como si le cogiera la mano y leprometió que siempre estaría a su lado. Algo dentro de la khil se liberó haciendo que ésta sintiera paz, dejando de llorar, Kath sonrió a Ree. Ahora veía más claro su futuro, pero aun estaba Yoda. 

Kath miró a Yoda y éste habló. Estaba claro que él también aprobaba lo que las gemelas acababan de proponer. Además el maestro sintió que algo malo se avecinaba y ella debía preparase para todo aquello.

Cogiendo fuerzas Kath habló por fin, tras varios días de mutismo absoluto.

-Gracias. Gracias a las dos, pero sobre todo a ti, mi océano azul -dijo sonriendo a Ree-. Sé que todo ésto ha pasado para que algo mejor sucediera...y ha sucedido -la vista de la khil se fijó en Lotta, ahora era la hermana gemela que siempre debió ser.

-Hago acopio de vuestro ser en mí y lo acepto orgullosa. No dudéis un solo segundo que seguiré el camino que habéis empezado y no flaquearé en ponerlo a disposición del bien. Es sin duda el mejor regalo que podíais haberme dado. Y aunque ese camino sea demasiado costoso y difícil de seguir, sé que nunca estaré sola. Sé que vosotras me acompañaréis, que la Fuerza estará conmigo -dijo y sus palabras irradiaban un aura de sinceridad y agradecimiento total.

-Maestro Yoda. Haré lo que esté en mi mano para ayudar al consejo, a los Jedis, pero siento que mi adiestramiento necesita de mucho tiempo y esfuerzo para llegar a ser lo que fue Ree. ¿Cómo podría aprender y con quién?

Yoda te miró pensativo, pero también con aspecto de tener ya preparada una respuesta para tu pregunta.

-Preocuparte no debes, khil. Un maestro adecuado yo tengo para ti y con su ayuda, esfuerzo y mucha dedicación, Dama Jedi tú serás. Pero cuidado. Solo el bien debes buscar. No la venganza o el odio. No hay lugar para esas cosas en un jedi. Si honrar a Ree y Lotta deseas, tus malos pensamientos deberás a un lado dejar -le dijo a Kath, acercándose a ella con pequeños pasos y golpeando su mano amistosamente.

Después, se giró hacia los demás.

-Vosotros podéis servir bien a Kath y a Ree ayudándonos. Una misión tenemos para vosotros. ¿Aceptáis trabajar para el Consejo Jedi?

No tardó ni una décima de segundo en responder...

-Si es algo que me mantiene en el espacio, lejos de ciertas sullustanas, estoy listo para partir ahora mismo

... no hay nada como una buena motivación...

¿Otra misión? No me lo podía creer, cuando al fin parecía que iba a comenzar una vida con Yakoo, cuando nos habíamos quitado a los Hutt de encima, cuando al fin una vida normal llamaba a nuestra puerta, se nos echaba ésto encima...con todas mis fuerzas quería decir que no, deseaba largarme de allí arrastrando a Yakoo de la mano, riendo y mandando todo y a todos a la mierda tomando rumbo a nuestro nuevo futuro. Pero se derrumbaba, otra nueva guerra, más problemas y nos teníamos que involucrar, sentía como la mano de Yakoo apretaba la mía con fuerza a lo que yo respondí igualmente. La miré a los ojos fijamente y sabía que deseaba lo mismo que yo, escapar, desaparecer e irnos a un lugar remoto en el que nadie nos conociese...pero sin hablar sabía lo que sus ojos decían Hobo se apuntaba, Kath sería Jedi y aquel pequeño ser verde nos pedía ayuda. Durante gran parte de mi vida había sido un rufián que solo buscaba mi propio interés y máximo beneficio pero tras conocer a Yakoo comenzó mi cambio gradual y ahora...ahora sabía que si no ayudábamos en aquello posiblemente aquel conflicto nos alcanzaría más temprano que tarde.

Elevé la mano de Yakoo con sus dedos entrelazados junto a los míos y besé su dorso sin apartar mis ojos de los suyos-Yo iré donde mi capitana vaya-dije con una dulce sonrisa-Mi destino está unido al tuyo y dónde tú vayas, allí estaré yo- afirmé dándole un tierno beso sin importarme quien estuviese delante.

No podía creerme que volviese a ver a las dos hermanas ni con aquella extraña forma eterea. No sabía si eran fantasmas o parte del poder de la fuerza esa de la que hablaban, pero ahí estaban. Guardé silencio, pues el mensaje era para Kath y me mantuve sujeta todo el tiempo de la mano de mi amado.

Tras la dura decisión de la khil, creí que nosotros nos marcharíamos en paz. Sí, ya había escuchado que necesitaban ayuda en Naboo, pero la verdad era que esperaba que con la nueva aprendiz a Jedi, se olvidasen de nosotros. La guerra era inminente, pero debía haber algún lugar en la galaxia donde no llegase y poder establecernos en paz y cumplir nuestros sueños por fin.

Pero me equivocaba. El canijo orejotas, a pesar de su aspecto de decrépito anciano, aún conservaba buena memoria y yo no podía olvidar dos cosas: nos había librado del Hutt y dejado bajo su protección. Aunque por otro lado sonaba que habíamos cambiado a un amo por otro.

Apreté la mano de Marcus cuando le escuché decir aquellas palabras y vi la determinación de Hobo en la expresión de su cara. La decisión final era mía y aquel tierno beso que me dedico mi amado me hizo más díficil elegir nuestro destino. Acaricé su rostro y le miré cargada de amor. - Sabes que si nos metemos en esto, no habrá marcha atrás. Habremos elegido bando y nos convertiremos en soldados, sin paz, sin hijos... y sin saber si viviremos un día más.

Dolía, puesto que ambos queríamos lo contrario. Miré al enano verde con los ojos envueltos en lágrimas al recordar a la twi'lek. - Ree nos salvó muchas veces la vida. Sin ella no lo hubiéramos logrado. Sin su sacrificio no estraíamos aquí y sin Lotta... ni Hobo ni Marcus estarían con nosotros.

» No somos soldados. Yo no se disparar. Hobo es un gran piloto y semental por lo que se ve... Marcus es maravilloso, pero lo suyo no es el combate... Kath se quedará aquí a entrenar y a aprender... ¿Realmente cree que tres contrabandistas podrían hacer algo en Naboo, salvo transportar algo sin meterse en líos? Y con una guerra en ciernes no se si seremos lo más adecuados, salvo que tenga a un pequeño escuadron al que llevar con nosotros. - Le dije con sinceridad. - Lo nuestro es transportar. La verdad es que Ree fue quien se encargó la mayoría de las veces del enemigo y sin ella, de verdad que estaríamos todos muertos.

Apoyé mi cabeza sobre Marcus, mientras mi mano apretaba la suya. - Los tres no creo que le sirvamos de mucho, salvo que tenga un plan.

Yoda se volvió hacia la capitana y la miró fijamente un instante. A pesar de su baja estatura, su grandeza iba mucho más allá que una simple cuestión de altura, como el propio Hobo ya había demostrado, sobreviviendo a todo que había sobrevivido.

-Es transporte precisamente lo que necesitamos, capitana. Demasiadas sombras se extienden por la galaxia y ninguno de nosotros capaz es de verlas con claridad, pero algo hay que sabemos. Solo confiando en aquellos que nos rodean, capaces seremos de iluminarlas. La Fuerza está en todos vosotros y no solo gracias a Ree. Con cada acción para ayudarla, la fuerza más intensa en vosotros era. Ahora, escapar a vuestro destino no podéis y a nuestro lado tendréis que estar. 

Yoda pareció sonreír un instante.

-Un plan tenemos, en efecto. Y cuando estéis preparados, contaroslo haremos.