Partida Rol por web

Para tratar a la gente enferma o dañada, Atlantis tiene varias instalaciones médicas. Estos cuartos contienen muchos y diversos dispositivos médicos, la mayor parte de ellos de la Tierra pero algunos son de los Antiguos.

La instalación médica primaria es un cuarto grande con varias camas de tratamiento y observación, pero hay también cuartos adicionales como cuartos adyacentes para una sola persona, quirófanos y uno especial de seguimiento con una pared de cristal, a través de la cuál el personal autorizado puede observar al paciente y estudiar su evolución.
Las instalaciones médicas están bajo el mando del Doctor Carson Beckett.

Entras en la enfermería tan directo y decidido como cabía esperar, Elisabeth ni siquiera se molesta en detenerte sabiendo como eres.
El doctor Beckett da un pequeño respingo al verte, como si un enorme oso acabara de interrumpir su tranquilo turno de trabajo, pero enseguida suspira aliviado.
-No sé como puedes llevar ese ritmo muchacho, yo estaría muerto desde hace años...- se levanta de la mesa en la que estaba indagando a través de un microscopio, no hace falta que le digas qué haces ahí puesto que es evidente.

-Elisabeth te habrá puesto un poco al tanto... No encontramos ninguna herida grave, interna ni externa, así que será cuestión de tiempo que despierte- te guía hasta la camilla en cuestión con tranquilidad, quedándose a escasa distancia.
Las constantes vitales de la mujer están siendo monitorizadas pero a parte de pequeños rasguños no hay más signos de violencia visibles.

Por lo poco que ves su complexión es fuerte, su cabello oscuro y algo revuelto cubre su cuello por lo que no puedes apreciar el tatuaje aunque Carson no tendría necesidad de mentir... Sin embargo no la reconoces.
Es cierto que no conociste nunca a todas las unidades militares, pero casi todas te sonaban de vista cómo mínimo. Esta chica no, podrías asegurar que no la habías visto antes.

Carson acaba por carraspear para llamar nuevamente tu atención.
-Aquí están sus cosas...- palpa un conjunto de ropa sobre una sila cercana, mirándote expectante y con curiosidad.

Ronon llegó a toda prisa a la enfermería, aunque estaba claro que Carson le esperaba, así que no tuvo que explicarse demasiado.

Se quedó observando la supuesta satedana mientras hablaba, con una expresión entre seria y curiosa. Era extraño: había pocas militares satedanas que él no hubiera podido reconocer, aunque fuera solo de vista, pero, por lo que parecía, ésta era una de ellas.

- Gracias, Doctor. - respondió distraído, mientras echaba un vistazo a sus pertenencias buscando alguna cosa que pudiese identificarla, o al menos asegurar que fuese satedana. Se dirigió al comunicador más cercano para hablar con Elisabeth. Total, tampoco iba a ser una misión del otro mundo (como mínimo en sentido figurado) y almenos el niño tendría un buen comienzo: Teyla era mucho más paciente que él.

- ¿Elisabeth? - dijo al conectarlo - ¿Hago mucha falta en la misión de hoy?

Carson te asiente con su habitual sonrisa amigable cuando le das las gracias y vuelve a la misma mesa de antes, dejándote allí puesto que confía lo suficiente en ti para no tener que preocuparse de que pase "algo". A pesar de tu ímpetu.

Te acercas a uno de los muchos comunicadores distribuidos por los lugares estratégicos de la ciudad, recibiendo la respuesta de Elisabeth casi de inmediato.
-Sólo será una misión de reconocimiento Ronon, puedes quedarte en la ciudad esta vez si lo deseas- concede en todo educado cordial mientras empiezas a observar la ropa.

No se puede decir que sea realmente satedana, pero después de todo hace 7 años que la ciudad fue destruida y en ese tiempo han podido suceder muchas cosas, ni tú mismo vistes como entonces.
Unos tejanos, una camiseta sencilla de color negro y unas botas, la ropa carece totalmente de interés... Sin embargo el estuche de tela repleto de cuchillos arrojadizos parece más interesante. Sabes que había alguna unidad de espionaje especializada en armas blancas pero nunca tuviste demasiada información al respecto.
Cuentas por lo menos unos 6, y además de eso encuentras otra cosa interesante en su interior. Una especie de círculo metálico con un diseño que no habías visto nunca, ni siquiera a los Wraith, así que no sabrías decir qué diablos es pero quizá alguno de los científicos te lo pueda aclarar.

Entre en la enfermeria con una bandejita llena de gasas bien empaquetadas y varios utensilios mas, los cuales recentemente los habia esterilizado despues de las preubas que hicimos a unas celulas madre que habian traido de otro planeta p...p...p no me acuerdo, no era muy buena para los numeros aunque si para las enfermedades, podria ponerme delante de un escenario y deletrear epiteriasis sin haber fallado ni una sola letra, en fin, cosas que se dan.

Entre como si nada- Beckett mira te traigo lo que me pediste...- me quede callada cuando vi que Ronon estaba hablando con el, disimule no queria molestar a Beckett mientras estaba haciendo su trabajo asi que disimuladamente me di la vuelta, quizas seria mejor volver cuando el satedano no estuviera.

Ronon echó un rápido vistazo a la chica que les había interrumpido, aunque no le dió la más mínima importancia. Dirigiéndose de nuevo a la satedana, le apartó los cabellos en busca del tatuaje que se suponía que debía tener, aunque no lo encontró.

- Perdona Doc - preguntó mientras se sentaba en una silla junto a la cama, echándola levemente contra la pared, a dos patas - ¿No tenía un tatuaje como el mío?.

En su dedo índice ya daban vueltas unas tijeras que había encontrado "por ahí".

-¡Evelin...!- el doctor Beckett se gira hacia su relativamente nueva ayudante con una sonrisa -Tranquila querida, Ronon no muerde a pesar del aspecto que tenga... Al menos sin motivo- ríe por lo bajo y se dirige a uno de los muchos armarios metálicos con puertas acristaladas y reforzadas, abriéndolo con su llave para empezar a meter cuidadosamente los diferentes utensilios esterilizados de la bandeja en su correspondiente lugar.
Todo tiene su orden y sitio concreto en la enfermería para poder encontrarlo con la mayor facilidad posible, aunque dado el reducido espacio a veces las cosas se amontonan demasiado en las estanterías.

-Oh sí, me resultó extraño... Lo tiene en su cadera izquierda. No sé si eso significa algo para ti- se encoge de hombros respondiendo al satedano, no muy convencido de lo que puede significar el tatuaje o el sitio en cuestión puesto que Ronon no suele hablar mucho de sí mismo. En realidad no suele hablar mucho en general...
-Chico, no sé de dónde sacas esa habilidad tuya para encontrar armas potenciales en cualquier sitio- niega pacientemente al distinguir las tijeras en las manos de Ronon, por suerte su grado de confianza hacia él ya es suficientemente alto para que eso no le alarme o inquiete.

Cierra el armario cuidadosamente y sonríe casi de forma paternal a Evelin, invitándola con ése gesto a acercarse a la camilla de la paciente desconocida que por el momento continúa inconsciente.
-Te seré sincero, me intriga bastante esa cosa...- señala acusadoramente el círculo metálico que se encuentra sobre la ropa de la mujer esperando que Ronon pueda explicar lo que es o para qué sirve.

Los ojos de Ronon se achinaron cuando sonrió ante el comentario de Beckett, aunque no dijo nada. Sin embargo si que reaccionó al escuchar lo de su tatuaje. Sin levantarse de dónde estaba apartó ligeramente la camiseta de la "paciente" para observarlo.

- ¿Sabes qué puede ser? - preguntó volviendo a echar su asiento hacia atrás - Aunque yo me procuparía más de alejar esos cuchillos - comentó despreocupadamente, en contraste con lo que decía. Aunque estaba seguro de que Carson se inquietaría ante aquella "peligrosidad".

Sus dedos volvieron a jugar con las tijeras y volvió a sonreir, pensando en lo que había dicho el doctor sobre su "habilidad".

Carson me hablo y como instinto volvi a girarme y a acercarme a el ligeramente hice una mueca de desaprobación al comentario que hico de que no mordia, realmente no estaba muy segura de ello. Casi titubeando me acerque a Carson y le devolvi la sonrisa amable ese hombre siempre hacia que me relajara, estuviese en la situación que estubiese, aunque mi mirada se posaba sobre el satedano y sus manos que tubiese en su poder un utensilio, ahora sin esterilizar no me producia agrado ninguno, peor aun casi sentia que las piernas se me aflojaban en cada intento de dar un paso.

Ayude a guardar las cosas a Carson mientras le susurre- no te mordera a ti...- dije con una sonrisilla que intente que diera la impresión de que realmente lo decia de broma, aunque se podia ver claramente que era asi como pensaba.

Vi que estaban hablando sobre el tratuaje de la mujer tendida sobre la cama y escuche la coneversación mire el reloj y pronuncie casi sin pensar- aún esta dormida?...- que ligeramente arquee la ceja- es eso posible doctor? no lleva ya mucho rato asi?- dejé insinuar que a lo mejor la mujer estaba haciendose la inconsciente como medida de protección, efectivamente me acerque a la mujer al tiempo que carson preguntaba por el aparato de encima del cuerpo de la mujer.

- oh! que chulo y esto que es?, seguro que algún adorno de esos egipcios...- estaba claro que no tenia ni idea de que era pero como buena ayudante curiosa enseguida lo cogi y empece a toquetearla por todos lados intentando ver si se abria de alguna forma- a Daniel le encantaria esto...- irremediablemente se me pone una sonrisa de boba en la cara.

Levantas con cierta precaución la camiseta hospitalaria de color blanco que viste la mujer para comprobar el tatuaje que el doctor Beckett acaba de indicarte.
Sin lugar a dudas ahí está, realmente parecido al tuyo en forma y tamaño, dirías incluso que es satedano aunque su forma es algo distinta indicando su afiliación inequívoca al pequeño destacamento especializado en armas blancas.

Nunca fueron los más respetados para ser sinceros, aunque cuerpo a cuerpo sin duda eran los más letales... Pero aún así cualquier soldado de Sateda tatúa su distintivo en lugares lo más visibles posibles. La mayoría en su cuello, otros incluso en la cara. Es una marca que se lleva con orgullo y honor, el hecho de que lo tenga en una zona relativamente poco visible no cuadra con ése espíritu que tanto os motiva.

Además de eso, por el escaso trozo de vientre que llegas a vislumbrar, ves múltiples marcas de contusiones e inflamaciones producidos por severos golpes. Parece ser que acabó en ese estado después de alguna pelea contundente.

-Bueno... admito que esperaba que despertara antes, pero tiene bastantes contusiones en el vientre y alguna en la cabeza, no se puede pronosticar cuánto tardará la mente humana en reaccionar- se encoge de hombros quitándole importancia al asunto. Mientras la monitorización sea correcta y la paciente no corra peligro para él es suficiente.

Carraspea sonoramente y sin disimular cuando la joven Evelin coge el extraño objeto curioseándolo por todos lados.
-Esperaba que tú me lo dijeras, creía que sería algo propio de Sateda, quizá un comunicador...- especula no demasiado convencido antes de suspirar -Ivi, ten cuidado con eso podría ser peligroso... Déjalo donde estaba, por favor- le pide en tono claramente preocupado. No sería la primera vez que alguien resulta herido o afectado de forma extraña por trastear con objetos desconocidos.

-Menuda perorata...- la voz de la mujer interrumpe vuestra conversación con un tono algo molesto, empezando a incorporarse en la camilla con lentitud y expresión de dolor mientras se lleva una mano al estómago, aún así sin emitir queja alguna.
Mira el medidor ajustado en un índice y lo extrae tirándolo al suelo con el ceño fruncido empezando a miraros uno a uno.
Primero observa a Evelin, pero el interés por ella cesa enseguida a pesar de que tenga su "círculo" entre las manos. Después mira a Carson de arriba a abajo pero al parecer su expresión y su bata blanca son suficientes para que tampoco se detenga demasiado en él hasta llegar a Ronon. Le analiza de arriba a abajo como ya hizo anteriormente, sin embargo esta vez su mirada se entrecierra con actitud desafiante, deteniéndose en las tijeras y la pistola enfundada en el muslo del satedano.

-Dónde demonios estoy- espeta repentinamente mirándose la ropa hospitalaria con total desagrado, estirando un brazo para recuperar sus pertenencias distribuidas sobre un taburete cercano. Incluyendo los cuchillos, claro.

Cuando Carson carraspea le miro de reojo con la sonrisa de niña buena que irremediablemente se me dibuja en la cara cuando soy consciente de que he hecho alguna travesura "inocente" Le mire cuando me hecho la pequeña bronca

- Deacuerdo, pero porque eres tu eh!!- dije burlonamente con toda la intencion de devolverselo a Ronon hasta que la mujer desperto me quede mirandola casi boquiabierta, estaba claro que habia escuchado la conversación

-Desde luego!! sois expertos en intimidar a la gente o que?- dije separandome ligeramente sobretodo cuando me senti ligeramente observada, despues volvi a estirar el brazo para darle ese pequeño artefacto a Ronon, ya no me causaba emoción tenerlo entre las manos. Cuando vi que la mujer iba a coger sus cosas mire a Carson y empece a zarandearle levemente para que se impusiera y no la dejara coger esos cuchillos.

-Carson!!- titubeé.

Las tijeras dejaron de girar al instante.

- Buenos días. Tranquila, no te harán ningún daño. - saludó con su grave voz Ronon incorporándose y con un atisbo de sonrisa en el rostro - ¿Cómo te encuentras?

Al contrario que Evelin, Ronon mantenía la calma. Para empezar no tenía porqué tornarse violenta si no se le daban motivos, pero además la situación estaba bajo control. El guardia de la puerta ya se había puesto en alerta, al igual que él mismo, aunque no lo mostrara. Evelin y Carson, además, estaban suficientemente lejos de ella como para que pudiese utilizar a ninguno de ellos como escudo humano (su única "posibilidad" de conseguir alguna ventaja) antes de que él la aturdiera.

A pesar de todo echó una rápida mirada a Evelin señalándole con los ojos una mesa cercana para que depositara el artefacto allí. A la extraña no le haría gracia que estuvieran jugueteando con sus cosas, aunque mejor dejarlas apartadas por si fuesen peligrosas. No como los cuchillos...

Carson da un pequeño respingo cuando la todavía desconocida empieza a hablar, claramente sobresaltado puesto que seguía creyendo que estaba inconsciente.
La observa silenciosamente y a pesar de las miradas fulminantes de la mujer no puede evitar una pequeña sonrisa al distinguir algunos rasgos comunes con Ronon en el modo de comportarse, sobretodo con desconocidos.

-Te encontraron en un planeta que fue cosechado por los Wraith, la ciudad estaba medio destrozada... Te trajimos aquí para poder tratar tus heridas, aunque no había ninguna de considerable importancia- admite antes de que su mirada se desvíe a las manos de la mujer, dispuesta a recoger sus pertenencias y los cuchillos entre ellas.
Evelin le increpa como para que haga algo, pero el doctor Beckett nunca ha sido hombre de acción y no puede evitar quedarse algo rígido y tenso. Finalmente carraspea y se decide a hablar de nuevo.

-Preferiríamos que dejaras eso a un lado, si no te importa...- pide en su habitual tono amable señalando la pequeña bolsa contenedora de cuchillos, mirando de reojo a Ronon asegurándose de que pueda "interceptarla" en caso de que reaccione violentamente.

La ceja de la mujer se arquea y su sonrisa se tuerce en una expresión de satisfacción al comprobar la tensión que consigue crear en Swift y Beckett, sin molestarse en disimular que eso le agrada mientras recupera sus ropas y sus cuchillos dejándolos justo a su lado sobre la camilla.
-Eso parece evidente, no son ellos los que me preocupan- mira a Ronon de reojo, quitándose la pinza del dedo y mirándola con cierta extrañeza, momento en el cuál los monitores que mostraban sus constantes vitales dejan de emitir señales.

-Estoy bien, gracias a todos por el interés pero creo que ya puedo irme de aquí...- sujeta las ventosas ancladas en sus sienes y las arranca frunciendo el ceño. Está claro que no tiene ni idea de para qué sirven esos "aparatos" y eso no parece hacerle mucha gracia.
Aparta las sábanas de la camilla y baja de ella con un pequeño salto, justo hacia el lado opuesto del satedano, tambaleándose un poco antes de erguirse completamente, como si no hubiera sucedido nada.

Recoge nuevamente sus pertenencias y entonces observa a Carson.
-Son mis cosas... Ni siquiera sé dónde estoy pero puedo ver algunos guardias...- se gira hacia atrás observando al soldado que vigila en la puerta del final de la enfermería -¿Tanto miedo os doy?- pregunta con cierta incredulidad, dejando escapar una risa por lo bajo que enseguida cesa al percatarse de que sí, así es.
-Sólo quiero marcharme- acaba por admitir escuetamente antes de empezar a desvestirse allí mismo para sustituir la ropa de hospital por la suya propia.

Ronon no me cojia el artefacto y vi que miraba la mesa resople hondamente, ¿que pasa esque no podia decirme que la dejara en la mesa con palabras? k fastidio, estire la mano y deje el artefacto con todo el cuidado que podia, no era hora de hacer ni movimientos bruscos ni de ofender a la señorita ya que el objeto seguia siendo de ella.

Voy asintiendo con la cabeza a todos los comentarios de las heridas que indicaba carson y con el dedo señale unas radiografias que habia colgadas indicandole que eran suyas y que estaba perfectamente aunque seguramente ella no las entenderia, cosa que despues de señalarlas me di cuenta y baje rapidamente el dedo cogiendolo con mi otra mano sintiendome algo estupida, siempre olvido que no estoy en Kansas. Cuando Carson se puso rigido y tenso acabe preocupandome mucho mas y mis musculos tampoco me obedecian, suerte que estabamos bastante alejados aunque la chica parecia, rápida seguro que nuestra distancia no seria impedimiento para ella si realmente quisiera hacernos algo. Me limite a observarla cuando bajaba de la camilla donde estaba minutos antes, postrada.

-yo no creo que sea buena idea que te vayas, aqui hay comida, alojamiento y quizas tengamos algo que pueda serte útil o al reves, podriamos ser amigos.- en ese momento miro a Carson para saber si mi atrevimiento habia sido correcto o no

-nos da miedo todo lo desconocido, a ti no?- dije con toda la sinceridad que podia evocar hasta el momento en que ella empezaba a desvestirse que como en acto instintivo tape los ojos de Beckett para que no mirara a la muchacha ya que no estaba en ningún tipo de operación y mire a Ronon esperando que el tambien se diera la vuelta con el ceño algo fruncido para que pillara la indirecta.

La enfermería tiene sus puertas abiertas y anda más entrar puedes ver algunas estanterías de metal repletas de productos y medicinas variadas, además de otros armarios con compuertas al parecer cerrados con llave por la peligrosidad o delicadeza de lo que encierran.
Lo que probablemente te llame más la atención es la aparente falta de intimidad ya que allí mismo y junto a la pared se encuentran distribuidas las distintas camillas rodeadas con varios monitores en estos momentos apagados.
También hay algunas mesas con ordenadores y microscopios además de otras herramientas y papeleo variado, donde probablemente los médicos llevan a cabo sus propias investigaciones y análisis, la mitad de aparatos no sabes ni para qué sirven y algunos es la primera vez que los ves.

Al fondo aprecias un reducido grupo compuesto por un par de doctores, los distingues por su bata blanca fácilmente (Carson Beckett y Evelin Swift), sin embargo te llama más la atención el hombre con rastas sentado junto a ellos, puesto que viste de forma extraña y nada parecida al uniforme que llevan todos por aquí (Ronon Dex)... Están junto a una camilla de al cuál se levanta ágilmente una mujer morena ataviada con la ropa hospitalaria blanca habitual, pero tu curiosidad es interrumpida entonces por otra de las doctoras.

-Hola... ¿puedo ayudarte en algo...?- te sonríe amablemente y te mira con cierta curiosidad, como si le sonaras muchísimo pero no cayera en el detalle.
Al contrario que los vistos anteriormente ella lleva el uniforme habitual con bandas amarillas en su chaqueta.

La sonrisa de Ronon se ensanchó ligeramente al escuchar el comentario de la desconocida, aunque no dijo nada y se limitó a observarla mientras se levantaba de la camilla y se desnudaba para ponerse su propia ropa, obviando, evidentemente, la mirada llena de significado de Evelin. De hecho poco más existía para él a su alrededor que la satedana. O eso hubiera querido él. Aquella ayudante no dejaba de cagarla cada vez que abría la boca. ¿Desde cuándo se destinaban a Atlantis críos como ella y... Zacharius se llamaba? ¿Aquello era lo mejor que podían ofrecer los terrestres?

- Los guardias estarían igualmente - comentó sin dejar de mirarla - Aunque no están de más ante un miembro de las Dagas Carmesí, ¿No crees?

Los ojos de Ronon se fijaron en los suyos en espera de su reacción, aunque estaba claro que en cualquier caso no la dejaría ir sin saber algo más.

La mujer mira de arriba a abajo a Evelin tras sus palabras, extrañada y sin duda recelosa al respecto.
-Todo eso suena muy bien... demasiado- admite entrecerrando uno de sus ojos probablemente de forma inconsciente, haciendo patente su desconfianza ante una situación demasiado positiva y generosa bajo su punto de vista.
-Además no se me dan bien las muñecas de porcelana, acabo por romperlas- añade en un tono despreocupado y más burlón, empezando a desprenderse de la ropa hospitalaria blanca sin tapujos a pesar de estar vosotros delante y otros relativamente cerca.

-Si me diera miedo todo lo desconocido no podría vivir, ahora debería estar encogida en una esquina llorando...- mira a un rincón y acaba por arrugar la nariz negando con la cabeza -Definitivamente no es mi estilo.
Recoge sus pantalones y se detiene momentáneamente al ver la reacción de la joven ayudante respecto a Carson. Es como ver a una chiquilla con cuerpo de adulta, bastante inusual, casi podría catalogarlo de divertido.

Acaba de vestirse entonces, metiendo los pies en sus gruesas y desgastadas botas que en realidad no parecen precisamente de su talla, pero cuando Ronon hace mención a las Dagas Carmesí se detiene y le mira sorprendida por un momento, sin apenas pestañear, después prosigue con su aparente neutralidad.
-Lamento mucho tener que decepcionarte -admite con una sonrisa algo torcida y traviesa que enseguida borra -Pero no soy quién tú crees. Y sabes que digo la verdad porque de ser así lo gritaría a los cuatro vientos con orgullo- acopla la pequeña bolsa portadora de cuchillos en su pierna y le da un par de golpecitos que hacen tintinear el metal.

Lo que acaba de decir sin duda es cierto, pero también es verdad que el tatuaje resulta inequívoco, y el hecho de que sepa como se comportaría un satedano también resulta algo extraño. Quizá incluso enigmático.
-¿Sabes...? Creo que voy a aceptar esa "comida" que has mencionado antes...- mira a Evelin un instante y se acerca al mueble en el que la joven dejó el círculo metálico con toda la intención de recuperarlo.