Partida Rol por web

Habían transcurrido tres horas desde que el SG-4 volviera de su arriesgada expedición a la madriguera de los artrópodos. A la vista de que la humilde enfermería de a bordo no ofrecía muchas posibilidades para atender a Guerrero, lo mejor fue dejarla reposar en una de las "camas" destinadas a atender pacientes. El descanso sin duda le vino bien, porque acabó por recobrar la consciencia por sí misma. Sin embargo, tenía el cuerpo entumecido y parecía haber sido arrollada por un camión.

Entre tanto, Arkwuior había estado dando vueltas como un animal enjaulado. Fueron varias las veces que visitó lo que, presumiblemente, era la sala de comunicaciones. Y cuando volvía, se le notaba frustrado e insatisfecho. Estar atrapado en aquel planeta durante varios años debería haberle enseñado a ser paciente. Pero el piloto se comportaba de manera impaciente e irascible; era casi como si esperase que, al activar aquel dispositivo allí arriba, la señal debiera haber sido captada al momento y la ayuda llegar instantáneamente.

Habían sido tres horas en las que tampoco hubo mucho que hacer, excepto quizás comer una insípida sopa de algas verdes. O recurrir a las raciones de campaña, si la visión de aquel "manjar" no resultaba excesivamente atractiva. Arkwuior respondió algunas preguntas sobre la nave o su civilización, aunque de forma sucinta, seca y cortante debido a su estado de impaciencia y nerviosismo.

Estaba viva y eso ya era algo.

Quizás había sido una estupidez intentar escalar, pero cuando la vida de todos dependía de algo, no podía echarme atrás. Era para lo que me había alistado, para ayudar a los míos y proteger a mi unidad. Mi unidad debía sobrevivir a toda costa y yo era la más indicada para hacer aquel intento, aunque hubiera fracasado.

-Supongo que dentro de lo que cabe, he tenido bastante suerte -comenté en un momento dado, mientras descansaba -. Señor, lamento no haber podido llegar arriba. ¿Cree que vendrán a buscarnos? ¿Habremos conseguido poner bien la antena, aunque no fuese donde queríamos?

No me gustaba fracasar, eso desde luego, y ver a Arkwuior dando vueltas tampoco me ayudaba.

-Señor Arkwuior, ¿por qué está tan nervioso?

Aldo había pasado estas tres horas entre visitas a Guerrero, paseos por los pasillos de la nave cruzándose con Arkwuior y el resto del SG-4; y la comida frugal.

- ¿Estás bien, Guerrero? - le preguntó cuando esta despertó - Andrews y yo intentamos colocar la antena en algún punto en la cueva terminal en la que estábamos, deberíamos haber analizado mejor nuestras posibilidades y no hubieras caído. Creo que de momento la antena no está dando resultado, pero supongo que todavía es pronto, por eso está Arkwuior así, mejor no preguntarle demasiado.

Alan se mantenía quieto en una posición. Por dentro se sentía como un animal enjaulado, pero ponerse a dar vueltas en aquel espacio cerrado solo conseguiría poner nerviosos al resto de miembros de su equipo.

- No se lamente Guerrero. Usted hizo un trabajo excepcional. El fallo fue mío. Un error de juicio y de cálculo. No teníamos ni que haber intentado salir por ahí teniendo en cuenta las inclemencias climatológicas. Me alegro de que no haya pasado nada grave. - Afirmó el militar.

- Es más, Aldo y Fern lograron poner la antena, y aunque no haya dado resultado todavía solo es cuestión de un poquito más de tiempo. Alguien debería calmar a Arkwuior... los suyos detectarán la señal tarde o temprano. Podemos aguantar más tiempo. - Y siempre sería menos que esperar todos los meses a que pasara el mal tiempo y pudieran regresar al Stargate por su propio pie.

Es más, la posibilidad de entablar contacto y a lo mejor una alianza con el pueblo de Arkwuior era algo que no venía nada mal al SG.

El piloto echó mano del pequeño dispositivo, del que no se había separado desde que Fern lo "reparase", y comenzó a escribir algo rápidamente. Resopló varias veces, como si el mensaje le estuviera llevando más tiempo de escribir que el necesario, antes de mostrar la pantalla.

Me gustaría estar ya lejos de aquí. De vuelta en casa; si es que aun tengo...

El tiempo transcurría lánguidamente. Cuando se paseaban por la cubierta superior, los miembros del SG-4 podían escuchar el ruido sordo de la lluvia al golpear el caso de la astronave. Un ruido que, en la cubierta inferior, sólo era posible oír en las salas próximas a la popa, cerca de la bodega de carga cuya puerta exterior aun permanecía abierta.

Pasaron algunas horas más, lentas y perezosas. Alternando guardias informales, revisando el equipo, dormitando, charlando,... No resultaba difícil de imaginar lo duras que debieron de ser las estaciones húmedas de aquel planeta para los supervivientes, encerrados en la nave sin mucho que hacer.

Guerrero estaba en aquel momento en la cubierta superior, realizando una ronda. El dolor de las contusiones había disminuido con el tiempo y, por suerte, no tendría que lamentar ninguna lesión o fractura seria. Una voz que hablaba en un galimatías brotó desde la sala de comunicaciones; su tono era urgente y, a juzgar por la inflexión, parecía interrogar algo. Sin embargo, la marine sabía con certeza que allí no podía haber nadie...

Me encontraba bastante mejor, lo suficiente como para levantarme y hacer el turno de guardia que me correspondía. Eso me permitió recuperar lo que más valor tenía para mí y que no era otra cosa que ser útil a mi unidad. En aquellos momentos, no existía nada más que eso, puesto que estábamos en una situación excepcional y aquella calma de la cual disfrutábamos, era transitoria, nada a lo que debiésemos acostumbrarnos.

Mientras hacía la última de mis rondas, oí aquel sonido que ni yo misma sabía qué significaba, pero que sin duda, procedía de la sala de comunicaciones. Sin perder tiempo, alcé el arma y miré a mi alrededor. Respuesta automática, desde luego, porque no debía haber nadie más.

Lentamente, avancé hacia la sala, mirando en todas direcciones.

Quizás era la comunicación que estábamos esperando, pero la primera norma era siempre comprobar, y después, volver a comprobar, y eso era lo que iba a hacer.

Alan apenas había podido descansar. Desde que habían regresado y enviado la comunicación sabía que solo podían hacer una cosa: esperar. Pero aun así, había procurado mantener al equipo activo. O con la mente en otra cosa. A Guerrero le venía bien moverse y desperezarse por lo que las guardias eran una buena opción.

Los científicos tenían que descansar un poco, pero conociéndoles no serían capaces de distraer su mente con banalidades y necesitarían algo de ejercicio mental. Así que Alan les propuso que primero descansaran un poco y luego recopilaran toda la información que habíamos descubierto sobre el planeta en un único informe. Flora, fauna, minerales... todo. Mejor quedase todo registrado para no tener que fiarse luego en exclusiva de su memoria. Era curioso cómo el cerebro almacenaba la misma información de mil maneras distintas dependiendo de la persona y de su estado de ánimo.

Y él... para él reservó la misión que consideró más importante. Y además tenía que mantenerla en secreto porque lo último que debía era preocupar a sus compañeros. Él tendría que vigilar a Arkwuior. Y en esas estaba. Siempre cerca de donde estuviera su anfitrión. Dándole conversación aunque fuera a base de escribir en el cacharro aquel. Cordial. Con cierta curiosidad, y dándole pedacitos de información sobre la civilización en la Tierra si era necesario. Pero solo pedazos minúsculos e inconexos.

Lo que fuera con distraerle, y asegurarse de que no estuviera preparando nada en su contra.

El tiempo pasaba y Aldo se había estado entreteniendo entre las guardias y el informe que había pedido Alan. Por supuesto poco habían podido averiguar del planeta más que aquella roca y aquellos bichos e intentaba ayudar a Fern en lo que podía, pues poco podía aportar el lingüista acerca de la sociedad de aquellos artrópodos.

De vez en cuando se levantaba e iba a ver a Alan, que parecía estar vigilando a nuestro salvador y con el que tenía una conversación acerca de la Tierra y otros menesteres. Intentaría ayudarle en todo lo que pudiera sobre la forma de comunicarse con el, no era que no confiase en el mayor, solo que estaba seguro de que no tendría tanto tacto como el que se podría esperar para tratar a alguien con Arkwuior, que llevaba demasiado tiempo encerrado en aquel planeta.

Una vez de regreso en el refugio de la nave espacial quedaba confiar en la llegada de ayuda o en que dejara de llover para poder llegar al stargate. Por suerte Guerrero se recuperó con rapidez de las heridas que había sufrido.
De momento podían hacer lo que se les había mandado, recoger información del planeta. Recogían muestras y documentaban todo lo cercano, como no, recogiendo amplias muestras del pegamento que usaban esas criaturas para sellar sus conductos, sería muy buen descubrimiento. Toda la flora en el entorno fue minuciosamente estudiada dentro de las capacidades del equipo detallando y documentando todos los descubrimientos. Andrews estaba entusiasmado, podía verse su optimismo y con la ayuda de Evans tomaba nota e imágenes de lo que podían.

La sala de comunicaciones resultó estar desierta. Ésa fue la primera conclusión de la marine al asomarse y quedó confirmada tras un examen más minucioso. Sin embargo, varios de los monitores en la sala habían cobrado vida y mostraban gráficas y símbolos cambiantes en el incomprensible alfabeto de la gente de Arkwuior. La voz volvió a escucharse una vez más, como surgida de algún punto de la pared contra la que descansaban todos los aparatos y monitores; aunque resultaba incomprensible dado el desconocimiento de aquel idioma, el patrón de la pronunciación y los sonidos sugería una repitición, tal vez un saludo de comunicaciones o una comprobación de canal.

Al ver que no había nadie, me relajé y bajé el arma ligeramente. Mientras miraba por todas partes, me fijé en que la nave parecía estar en funcionamiento y que había bastantes cosas funcionando. Creía que la nave estaba atrapada allí sin remedio pero al ver todo aquello activo, dudé si en verdad lo había entendido mal o simplemente era que algunos sistemas marchaban y otros no.

Pero en el fondo, eso me hizo desconfiar del piloto.

Cuando la voz resonó por el lugar, procedente de los paneles, me di cuenta de que tenía que ser una comunicación entrando. No eran los nuestros, pero sí que era alguien. La pregunta era si debía avisar a Arkwuior. Bueno, lo prioritario era decírselo al Mayor, así que fui en su busca rápidamente.

Lo encontré no demasiado lejos de la sala, cerca del piloto. 

-Señor, ¿tiene un momento? Necesito consultarle algo.

Cuando se alejó un poco, le informé sobre lo que había visto y oído. Los demás no estaban muy lejos tampoco así que no les costaría saber lo que estaba diciendo, si tenían interés, pero mi obligación era hablar con el mayor.

-El puente está activo y parece ser que está entrando alguna clase de mensaje procedente de... su gente -dije, señalando con la cabeza a Arkwuior-. No me fío de él, señor, pero no vamos a saber lo que dicen sin su ayuda.

Alan escuchó con atención las palabras de Guerrero, y asintió cuando ella finalizó.

- No hay que tener confianza ciega, pero quizá podamos entablar relaciones diplomáticas con los suyos... Y además, o nos sacan ellos o perderemos demasiado tiempo. Ahora estamos a su merced en lo que respecta a salir de este planeta. - Argumentó.

Se incorporó. - Busque a Aldo y Fern, que vayan al puente también. Prefiero que nuestros científicos escuchen y vean por si se percatan de algo que se nos pase. Iré a avisar a nuestro anfitrión. - Dijo el Mayor antes de ponerse en camino para buscar a Arkwuior.

El piloto observó con curiosidad al ranger cuando éste se acercó. Dió un paso en respuesta a los gestos de Alan, aunque se detuvo un momento para echar mano del dispositivo antes de seguir andando tras el tau'ri. Tecleó algo en la pantalla y luego apresuró el paso para permitir que el mayor viera el mensaje.

¿Ocurre algo?¿Algún problema?

El SG-4 no tardó en reunirse frente a la puerta cerrada que daba al puente. Arkwuior reflejaba en su cara cierta preocupación y curiosidad, tal vez por que no alcanzase a comprender el interés de los tau'ri por aquel "portal" al reino de unas criaturas insectoides. O sólo fuera por saber para qué le necesitaban allí.

Sólo cuando reparó en la actividad de las consolas en la sala de comunicaciones se despejó levemente la expresión del piloto y señaló dubitativamente un panel de control, iluminado con luces intermitentes y monitores que mostraban gráficos de barras crecientes y decrecientes, aunque no escribió nada en el dispositivo por el momento. En ese momento, una voz surgió de uno de aquellos aparatos, una voz que hablaba en una lengua desconocida para los tau'ri.

Alan se apresuró a señalar los aparatos de la sala de comunicaciones con una mano, y con la otra a su propia oreja.

Era lo que había intentado transmitir a Arkwuior sin mucho atino. Observó el rostro de su nuevo compañero...

- ¿Tus amigos? - Preguntó señalando a la voz.

Por el rabillo del ojo vigiló los rostros de los dos científicos para ver si ellos entendían algo o si se percataban de alguna cosa que hubiera pasado desapercibida a los militares.

Sin ayuda del piloto, no sabríamos exactamente lo que estaba ocurriendo, el significado de todos aquellos monitores y de la voz que estaba sonando a través del panel de comunicaciones.

Estábamos tan ciegos como si nos encontráramos bajo la tormenta.

Eso me hizo de nuevo desconfiar y alcé el arma para apuntar a nuestro compañero el piloto, solo por seguridad, la mía, por supuesto, y la de los miembros de mi unidad, hasta que nos dijese algo que de verdad tranquilizase mi ánimo.

-Señor, esa comunicación podría significar cualquier cosa. Necesitamos saber qué está sucediendo. Sería mejor alejarlo del panel hasta que nos lo explique -dije, terminando de apuntar a Arkwuior para dispararle en la cabeza, de ser necesario.

No iba a poner en peligro a ningún miembro de mi equipo.

Estaban en una situación algo inquietante, estaban recibiendo alguna comunicación desde el exterior o eso es lo que parecía por la actividad inusual de las consolas. Guerrero parecía preocupada por el hecho y su anfitrión se dio cuenta de la ansiedad y nerviosismo de todos los terrestres. Cuchicheos, miradas más o menos discretas, idas y vueltas lejos de ciertos oídos. No era una situación relajada que se pudiese decir y Arkwuior se dio cuenta pronto de la situación y ahora estaban en un punto de encuentro con otra civilización o en ciernes de liarse a tiros con lo que se acercase si era una amenaza.

Andrews repuso la munición gastada de su cargador al recordar el gasto que había hecho, mejor estar preparado y ahora una explicación solicitada por el mayor estaría bien.

- Vamos a intentar tomárnoslo con calma - dijo Aldo intentando que Guerrero no se pusiera tan a la defensiva - ¿Qué dicen? - preguntó entonces a Arkwuior señalando la tableta con la que se había estado comunicando con el SG-4.

El gesto del lingüista era una mezcla de suplica e interrogación, intentaba dar mayor efecto a sus palabras con el lenguaje no verbal intentando que Arkwuior quisiera colaborar con el equipo más de lo que ya había hecho, aunque Aldo sabía que no había hecho gran cosa, a parte de crear un mecanismo con el que comunicarse con ellos.

Aldo sabía que Guerrero tenía razón, pero si su anfitrión contaba con una de las pocas vías de escape de aquel planeta, debían aprovecharlo todo lo que pudieran.

- Baje el arma Guerrero. - Dijo Alan mirando a la Sargento. - No queremos provocar un conflicto de manera innecesaria. Sean quienes sean los que se están comunicando... si son de los suyos tienen nuestra única vía de escape de este planeta. Y si no lo son, Arkwuior está de nuestro lado. Calmémonos todos y dejemos que se explique... - Solicitó mientras volvió a mirar a Arkwuioir y alzaba las manos en gesto de paz y de calma.