Partida Rol por web

Quieres demostrarle a Michelle que ella significa algo más para ti que solo tu jefa, tu amiga o tu amante. No puedes evitarlo. Pensar en Frisbee hace que te "mojes". Pensar en Michelle hace que se te acelere el corazón. Pero no es tan simple. Frisbee también te acelera el corazón y el cuerpo entero. Y Michelle te remueve igualmente la serpiente que dormita entre tu pelvis. 

Tienes suerte -te dice esa voz.- No lo estropees.

La Rubia es una mujer de mundo, abierta, liberal, que desde el primer día ha comprendido y aceptado tu necesidad de satisfacer en un amplio espectro a tus deseos, sin renunciar a nada por nadie. Y sigues a vueltas con lo mismo, sin saber qué representa Michelle para ti. ¿Estás enamorada? Tal vez caminas cerca de ese sentimiento. Pero, ¿estar enamorada no quiere decir que solo pensarías en esa persona, que deseas a todas horas compartir tu tiempo con ella? Hay muchas formas de amar, tantas como personas sobre la tierra. 

¿Y qué eres para Michelle? Te tiene un profundo cariño, si incluso te lo dijo. Son mareantes los asuntos del corazón. Ojalá fuese follar y adiós. Pero es que además puedes conversar de cualquier tema con tu jefa. En libertad y respeto. Claro, que eres la abeja reina, y no te conformas con solo un trozo de miel. El panal es tuyo, lo quieres todo.

Ding dong. Son las 11 de la mañana. Hoy no se trabajaba, esas eran las órdenes. O puede que sí, y la cita sea más tarde. Una cita a las once de la mañana. Todo el día para nosotras dos, algo así te dijo. Hay que celebrarlo. El lunes, el martes. Joder, y toda la semana te tirarías metida en su cama. En el sofá. En la ducha. No, no es solo sexo, estás convencida de eso. 

Michelle abre la puerta. Va descalza, vestida de sport, un pantalón color crema, una blusa de largas mangas y cuello amplio. Muy poco maquillada, lo justo, natural. Sonriente como una diosa. No parece tener esos cincuenta años. Para ti es tan joven como tú. Te da un beso en la mejilla, y luego otro delicado en los labios.

-Hola. Pasa. Decir que estás guapa es poco. Te siente bien no pasar tanto tiempo conmigo -bromea. Después no puede evitar abrazarte intensamente -Qué reconfortante es tenerte entre los brazos. 

Alice había calculado sorprender a Michelle...pero no había pensado en ser ella la sorprendida. No tan pronto. De verdad que sentía que hacía una eternidad que no estaba con ella...lo del café no cuenta, apenas fue un encuentro casual que la dejó con ganas de más. Ahora la tenía verdaderamente delante, abrazándola, besándola...tan hermosa, tan natural. Su remanso de paz entre el sexo desenfrenado, las drogas, la adrenalina, la velocidad de la moto...

Una vez más Michelle demostraba que podía parar el mundo para ella. Para las dos.

-Te eché de menos...-consigue articular mientras se fundía en su suave abrazo, deja caer su maletita al suelo para dejarse ambas manos libres y estrechar a su...¿jefa? entre sus brazos también. Que bien se sentía eso. Sonríe aunque la rubia no pueda verlo, aunque tal vez pueda sentirlo. Deja pasar los segundos largos y dulces.

-¿Cómo fue con el chico? ¿Ya sabes porqué querían que fueras? Al final no te dije mis ideas a ese respecto jaja...

-Ya lo se, sí. -responde a tu pregunta sobre el viaje, con un tono que contrasta ligeramente con la alegría de verte. Se fija en la maleta, mantiene su suave sonrisa mientras os separáis del largo e intenso abrazo. -Has decidido pasar tus minivacaciones conmigo. Quédate el tiempo que quieras.

Sus manos enmarcan tus mejillas, con ella regresas a la adolescente tímida de hace tantos años. Un segundo y suave beso se posa en tus labios. Sin duda ambas queréis más, pero Michelle es más serena, más plácida, alarga los segundos de su vida paladeando cada uno de ellos.

-Ven, que acabo de preparar café y nos ponemos al día.

Te conduce a la cocina- Supongo que tus ideas eran semejantes a las mías, listilla. Pero...el asunto es más grave. -Te sirve un café caliente y sabroso- Mi hijo tiene un lío con una nenita. Llevan meses. Digamos que es la primera experiencia amorosa de ambos. -Frunce los labios en una mueca dubitativa, reflexiva, ¿pesarosa? Llena de café su propia taza.

-La chica se ha quedado embarazada. Sus padres son bastante religiosos y no quieren oír ni hablar de la posibilidad del aborto. Su idea era echar a su hija de casa ante la vergüenza y deshonra, pecado, humillación, etc, etc que les supone. Les he podido convencer de que no hagan semejante barbaridad. El padre es más comprensivo, la madre excesivamente rígida. De momento hay tregua y la nena se queda con ellos.

Bebe un poco -¿Cómo me ves de abuela? ¿Te podrás acostar conmigo o eso te bloqueará? -bromea, riéndose, quitándolo hierro al asunto e intentando banalizar un poco el marrón que le ha caído encima. 

Ya no hay lugar para decirlo pero esa era una de las dos opciones que Alice había barajado sobre el asunto del hijo. La otra era que hubieran decidido casarse de repente. Alice había visto demasiado Netflix.

Toma asiento y eleva su taza de café a sus labios mientras Michelle termina su relato. En verdad era un marrón, para todos, no quería ni imaginarse cómo lo estaban pasando los chicos.

-Seras una abuela estupenda, y sinceramente, un modelo para la novia de tu hijo mucho más apropiado que su propia madre - afirma sin dudar, alarga la mano y toma la de ella para acariciar la y apretarla un poco con muchísimo afecto.

-Y para mi...seguirás siendo la misma Michelle, la mejor jefa del mundo, mi íntima amiga, mi amante que me trae paz...y que prepara los mejores sandwiches de la ciudad.- dice por último para quitar hierro al asunto. Se había puedo un poco intensa pero sentía la tribulación que tenía Michelle. Debía haber sido un fin de semana duro para ella y deseaba hacer que se relajara.

Michelle mira a la lejanía a través de los cristales de la ventana de su cocina. -Son muy muy jóvenes. La chica no va a poder encargarse bien como madre, si está en edad de jugar con muñecas, como quien dice. Le tocará a su propia madre...porque yo no...Uf, no lo se. Esa gente me da...grima. Estoy pensando en muchas cosas, muchas ideas revolotean en mi cabeza.

Se termina el café - Un torbellino de posibilidades. -Se gira hacia ti. - Pero ahora solo tú y yo, aquí. -sonríe, se sonroja un poquito con tus halagos - ¿Has conocido a muchas jefas? -arquea una ceja, riéndose de ti- Buena forma de pedirme un sandwich. Vale.

Coge el pan que tiene cerca -¿De qué lo quieres? -se da la vuelta para ir preparándolo, de espaldas a ti.- Y tú qué, que me cuentas de estos días. Se te ve...brillante. Ha sido al verme, ¿verdad? -bromea de nuevo. Notas su cierto nerviosismo, quizás por este fin de semana, quizás por tu presencia. 

-Sabía que te gustaría.- dice con una sonrisa malvada, como si ese hubiera sido su plan desde el principio para conseguir un sándwich, aunque en realidad no. Aunque ¿a quién le amarga un dulce? O en este caso, un salado.

-Desde que estuvimos con tu madre en Escocia me volví más loca con tu manera de cocinar, esas especias y sabores de allí...es como transportarme a ese fin de semana...- el cual salvando que anímicamente estaba echa una mierda, fue maravilloso, revelador y trascendental. Y divertido, eso también.- De lo que quieras, no te esfuerces mucho, cualquier cosa.

-Si jaja es por verte a ti.- le bromea aunque en parte es verdad, seguro que el brillo de ilusión con que se había levantado continuaba allí. Aunque claro dado cómo pasaba los días últimamente, era normal que estuviera reluciente. Dicen que el sexo es bueno para la piel ¿no?- Llevo unos días a tope, no tengo tiempo ni para respirar- no parece en absoluto una queja- desde el jueves que no paro de...quedar- guiña un ojo. - Al final con Karlie nada, por cierto.

Tu jefa, amante y amiga íntima empezó con los sandwiches, uno para cada una. Untó en las rebanadas una pasta ligera mezcla de queso cheddar, huevo batido y mantequilla. Añadió especias, mostaza, pimienta negra y salsa inglesa. Y colocó entre cada par de rebanadas dos lonchas de bacon. Y al horno.

Entretanto, conversáis.

-No paras de "quedar". Alice arrasando en la ciudad. -comenta, sin malicia, mientras va preparando tu capricho. -Te habrás dejado un poco de ganas para mí, ¿no? Yo tengo muchas de ti -dice de pasada, así, distraída. 
-Oh. ¿No hubo feeling?

-Nunca se me podrían acabar las ganas de ti...- y para demostrarlo, Alice baja del taburete y llega hasta ella, tomándola con decisión de la cintura y ofreciéndole un beso arrebatador y pasional, de esos que parecen alimentarse de la otra parte...pero con altas dosis de cariño, no tanto estilo Frisbee... más estilo entrega apasionada...daba tanto aliento como el que robaba.

​​​​​​Tarda un poco pero al final se separa aunque no lo hace de su cuerpo, manteniendo el abrazo afectuoso, no quería que el contacto terminase.

-No si...feeling ha Ia es sólo que...- parece incómoda por revelar el motivo por el que la cosa se torció con Karlie- no digas nada ¿Vale? No quiero buscarle un problema en el trabajo o algo así...- anuncia algo preocupada, aunque no espera a que Michelle le confirme que no dirá nada, sabe que no lo hará.- Ella tiene...una hermana gemela y...bueno lo hacen todo juntas ¿Sabes? Y a mí eso... pues no, gracias pero no...no se me hacía agradable la idea en ningún sentido...

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Michelle se apunta al goloso beso después de la sorpresa inicial. Aunque a remolque de ti, se entrega igualmente, con la misma intensidad apasionada en sus labios. Se demora cuando te separas, sin querer terminar este primer abrazo de tus labios. Te mira a los ojos, embelesada, atrapada por la cintura, cautivada por tu repentina fogosidad y ternura. 

-Uy. No es nada habitual tal cosa...Entre hermanas…-Michelle se imaginó con su hermano...puso cara de cierta perplejidad pero no repugnancia. -No voy a decir nada, descuida. No las juzgo. Lo mismo que comprenodo que tú no comulgues con esa idea. -torció la boca-. A mí no me importaría. Si fuese joven.

Acaricia tus antebrazos con sus manos -Has averiguado más de ti, entonces. Y como te digo, se te ve bien. Y…¿con Frisbee?

Mucho había tardado en preguntar, pero Alice no se lo esperaba...tal vez pensó que nunca llegaría ese momento. Se queda un poco perpleja, sin saber que contestar, si la verdad o la verdad edulcorada...

-Frisbee y yo...arreglamos las cosas y...ahora estamos bastante unidas...-dice con cierto aire de duda, no por lo que sentía sino cuidado de cómo elegir las palabras para la rubia- ...hemos progresado en ese aspecto y en otros...Pero no tenemos ningún compromiso ni nada...o sea eso está súper claro- ¿a quién intentaba convencer?- no voy guardarle exclusividad ni nada...y ella lo sabe y lo ha...aceptado. Más o menos. Bueno no le gusta...lo dice claro...pero es porque me...me...no se. Supongo que a ella le gustaría tenerme solo para ella...pero sabe...sabe que no puede ser. Estuve el fin de semana con ella...salimos habitualmente, y...todo...todo bien si. 

Tu amiga asiente, su expresión muy neutra, su sonrisa tibia, serena. Te ha preguntado por ella, a pesar de haberte dicho que no quería saber nada más del asunto. Pero...quizás lo que siente por ti le impulsa a saber.

-Vale. Genial. -su tono no es el de una persona convencida. Amplía su sonrisa.- Me has dicho suficiente para hacerme saber justamente lo que has querido ocultarme. -se ríe un poco, no completamente alegre. 

-Te aseguré que no me entrometería en tu vida. Únicamente lo necesario para mantener la confianza con mi asistente. Y, bueno, mi amiga íntima y amante.

Su mirada penetra en tus ojos oscuros.-Te digo lo mismo de la otra vez. Cuidado. 
Tras esto, adelanta la cabeza y te besa. A su manera delicada y melosa. Hasta que pasea su lengua por tus labios suaves. Hasta que se acuerda de los sándwiches en el horno.
-¡Uy! A ver. ¡Uf, qué poquito y se queman!

Traga saliva, desconcertada por las palabras de la rubia. ¿Por qué simplemente no se alegraba o se enfadaba? ¿Por qué le ocultaba lo que pensaba? Ese "cuidado" cae como una losa con ella.

cuidado...¿Con qué? 

con todo. Con ella...contigo. 

La duda, la confusión y una preocupación por lo no dicho queda patente en el fondo de sus ojos, como un titubeo, como el baile de una vela. Recordó lo de Carlota...lo de la moto...cuidado...

El recuerdo de la comida haciéndose fue como una campana salvadora que interrumpe esa conexión de miradas, tan reveladora y peligrosa. No, no era tiempo de preocupar a Michelle con sus mierdas. No había nada que contar porque nada había pasado. Dos días, puede que algo más...para ellas y nadie más. 

-Umm si, yo pensaba que éramos nosotras las que estábamos apunto de tostarnos con todo este calor...jaja- se ríe, desviando el tema y apagando las alarmas de su cerebro. Todo estaba bien.

Fueron unos instantes delicados. Sin duda Michelle no confiaba tanto como tú en tu relación con la tatuadora. Pero no opuso pegas, no argumentó en contra. No te pedía exclusividad. Quizá era quien te conocía mejor, incluso más que tú a ti misma. ¿Qué sucedería si le cuentas lo que ocurrió sobre la moto? Y tampoco es plan de explicarle toda tu vida. Aunque...te imaginas o sabes bien su reacción. 

-Hum…¿Has venido con intención de quemarte..? Si tienes calor...ya sabes lo que puedes hacer. Te desnudas y te das una ducha. Mi apartamento es tuyo -se ríe, deposita los sándwiches, que tienen una pinta muy sabrosa, sobre los platos. Y coge una botella de vino blanco de la nevera. Dos copas. Un brindis. 

-Por la amistad. Por el amor. Por...el buen sexo. -ríe contigo- .Por Alice y Michelle. Ahora te toca a ti. 

El deliciosa aroma a sándwich recién hecho hace rugir sus tripas aunque no tenía hambre, debía se gula sin duda y es capaz de hacerle olvidar su tribulación. No le contaría nada de eso a Michelle...bastante tenía la mujer con sus propios problemas, el hijo, la nuera, el futuro nieto... no iba a amargarle más la vida con sus tonterías. Tenía que hacerla reír y disfrutar. Se lo merecía. Eso y mucho más.

Alza su copa y sonríe:

-Por Michelle y Alice...por la libertad, por perderse y por encontrarse...por que estos días sean solo para nosotras. Nos lo merecemos ¿no?- añade con un guiño y toma un sorbo de su copa.

Bebes un sorbo. Es un excelente vino, no podía ser de otra manera. Michelle también te acompaña, primero un poquito, luego vacía por completo su copa y rellena ambas.

-Nos lo merecemos. Nos merecemos la una a la otra.

El momento de inquietud ha quedado atrás. Aparcado. Ahora conduces hacia delante y no marcha atrás, con Michelle al lado. Ella devora el sándwich mirándote a los ojos con intenciones evidentes, mientras muerde ferozmente las sabrosas rebanadas. 

-De esta manera te voy a devorar. Estos son mis planes, no existo para el mundo. -te sonríe, quiere poner cara de malota pero no le sale, le queda una mueca graciosa que te da la risa.-No te convenzo, eh. Jajaja. Y tú, pequeña, ¿has organizado estos días?, eres mi asistente, confío en ti. -y le da un bocado enorme a su sándwich.

Devora también el aperitivo con grandes bocados, está tan rico como lo recordaba, de ves en cuando tiene que soltarlo para limpiarse las comisuras de los labios, toma el vino y lo paladea gustosa, es refrescante para el paladar y va calentando su garganta y sus emociones.

-Está todo organizado para...disfrutar. Dejarse llevar...- se acerca y la toma de la mano para tirar un poco de ella, tal vez Alice ya esté un poco más animada por efecto de las copas de vino, no estaba borracha pero ya notaba ese puntito de deshibición.- nada de trabajo...pero cuando quieras que trabajemos... seré tu eficiente asistente como siempre. Perro...ahora no quieres a tu asistente aquí ¿no? Yo tampoco quiero a mi jefa en...unas horas.- le propone con un brillo lujurioso en sus ojos.

Michelle se bebe su segunda copa, termina el sándwich, por tercera vez llena las copas y cae la primera botella. Son las 12.

Acepta tu suave tirón, acercándose a ti. Sonriente. Con el mismo puntito que tú.

-¿Qué has planificado?¿Todo? Sorpréndeme.-Te da un pico, le brillan igualmente los ojos. 

-Nada de trabajo, tontina. Nada de asistente. ¿A quién quiero..? ¿Y a quién quieres tú? Jajaja. Uy, te delata tu mirada, Alice. -le da otro largo sorbo a su vino- ¿Qué vamos a ser, qué te gustaría?

A pesar de la comida, está ligeramente achispada. Pero bellísima. O a ti te lo parece.

La morena deja salir una risilla nerviosa...¿tan evidente era que se había achispado? Lo cierto es que a Michelle se le notaba tan bien...

-No...no he planificado nada...sólo quiero estar contigo...improvisar...no se. Follar...ver una película...seguir follando, tal vez una ducha...follar en la ducha ¿suena bien? y luego comer algo...acostarnos de nuevo...tal vez... ¿cenar fuera? Yo invito. - se apresura a aclarar, no iba a dejar que Michelle lo pusiera todo- Y no se...volver aquí...abrazarnos en el sofá...ver una peli hasta dormirnos...¿Qué te parece por ahora? ¿te hace?- pregunta mientras va alternando sus ideas con besos en su cuello y besos en el cristal de su copa, haciendo que el vino fuera mermando- ¿Qué quiero que seamos? Quiero que seamos...sólo Alice y Michelle...la una para la otra...quiero que seas el acantilado contra el que se estrella mi marea...quiero ser una hoja que se mece a tu viento...una gota de agua que resbala por...aquí...- muy melosa, increiblemente dulce y tentadora, Alice pone un dedo sobre la barbilla de la madura mujer y lo desliza por el cuello, sutilmente y baja por su blusa.- Todo eso...¿quieres?

-Planazo. Yo cambiaría la peli por follar de nuevo -propone sin atisbo de broma, pero riéndose, recibiendo con agrado y algún ronroneo tus besos en su cuello- Estás desatada, Alice. Me encantan tus ideas.

Michelle cierra los ojos, deleitándose en tu improvisada poesía en prosa -Suenas de maravilla. -Ya notas su aliento entrecortado, por tus palabras, tus labios, por ese dedo que augura promesas escondidas en su yema cálida y suave. 

-Quiero todo eso. Sí. -susurra en un tibio jadeo, su cuerpo reacciona, también ella te besa en la parte posterior del cuello, tras la oreja. -Quiero que me mimes, que sigas así, con tu lengua de miel y tus palabras de mermelada. Aunque suene cursi.

Se aparta un poquito mientras desabrochas los botones de su blusa, coge otra botella de vino idéntica a la anterior, sirve las copas, temblando su pulso a la vez que continuas con ese dedo juguetón y tu aventureros besos en el cuello. Más vino, que calienta la sangre y agita el cerebro. 
-Me gusta mucho cuando pronuncias el verbo follar en relación conmigo. Bebe. Eso, a emborracharnos de vino y la una de la otra. 

-Sonaré todo lo cursi que quieras. Me encanta ser cursi contigo.- le hace caso y apura su copa ¿es la tercera? O tal vez la cuarta...¿qué más da? está delicioso, las palabras de Michelle endulzan sus oñidos y le inflaman el corazón...y el deseo.

Sigue su camino por su blusa hacia abajo. abriendo el camino a su piel, rozando con los dedos la carne descubierta...no es suficiente, tiene que besar y lamer el paso hasta llegar a su ombligo y no duda en ponerse de rodillas a sus pies, no como sumisa, sino como solícita amante que quiere llegar más allá en su intimidad...la toma entonces con sus pantalones, sin prisa, despacio, besando, acariciando...respirando su aroma.