Partida Rol por web

Frisbee te interroga con la mirada, coge su móvil y busca el wax play. 

-Juego con velas…-pasa unos minutos leyendo, observando imágenes, mirando algún video corto, mientras tú fumas. Ella agota el porro, su expresión te va dejando claro que no le gusta o no está nada convencida. 

Suelta el smartphone sobre la cama. -Paso, tía, no me mola. ¿De verdad esto te excita? -se encoge de hombros- Son tus gustos, Alice, y no me temblaría el pulso, pero si la cago, acabamos en urgencias, tú con quemaduras. 

De improviso se te echa encima, te agarra de las muñecas. Cae sobre ti. Te besa, cariñosa. -Ya pensaremos. Somos un equipo. -te mira de hito en hito-  Estás buenísima. Y eres la hostia de guapa…¿Qué pasa esta noche? ¿Me vas a contar sobre esa cita? Me quieres poner celosa, muñequita, eh.

-Eh eh...nada tia, si tu no lo ves, eres la mitad de todo esto, sin más. Ya encontraré cosas que nos puedan gustar y apetecer a ambas, así no puedes decir que eres tu sola la que piensa jaja- apaga la chusta del cigarro en el cenicero justo a tiempo de que Frisbee se le lance encima como una fiera en celo. Alice no puede y tampoco quiere evitarlo pero la ha cogido de improviso, se muerde el labio inferior dejándose atrapar y disfruta de su peso sobre ella.

-Ah jajaj ya tardabas en preguntar joder jajja- no tiene ninguna intención de ocultarlo- Una chica que conoci hace...tiempo tal vez dos o tres semanas en la discoteca donde fuimos con Brenda y estos. Bueno tampoco es que la conociera mucho, bailamos juntas y eso. No se nada de ella y eso es lo que más curiosidad me da...esta noche la veré allí, va todos los sábados al parecer. Ella dijo que quería un...ultimo baile así que...bueno ¿qué puedo decir? Soy muy curiosa y me atrae el misterio.- se ríe sosteniéndole la mirada con aire tranquilo.

Ese brillo afilado en los ojos de Frisbee te hace temer lo peor. Has sido muy sincera, ¿deberías serlo tanto con ella? Te dices que sí, de otra forma sería imposible la necesaria confianza en vuestra intimidad. 

Es efímera esa intensa luz de celos, se apaga conforme transcurren los segundos. Ha estado ahí, ahí, cerquita. Seguramente tu franqueza ha jugado a tu favor. 

La tatuadora te devuelve un trocito de libertad, mira el collar que todavía llevas puesto y se fila en tu pulsera y su gemela. -Supongo que esta vez no entro en la ecuación. ¿Y si voy contigo qué pasa? -desafía, pero lees que va en broma, aunque ella sería muy capaz. -Mañana tarde, ¿te puedes venir? Duermes aquí, el lunes después del trabajo también...si quieres, sería la hostia. Ha sido genial, ayer, hoy, pero muy poco tiempo en tu compañía…

Frisbee usa ese tono sugerente, sugestivo y sutilmente imperativo, al que tanto te cuesta decir que no, y acompaña sus palabras de besos en tu hombro, algún suave chupón, delicadas lamidas en el brazo…¿Y por qué no ibas a aceptar? Tiene razón, pocas horas, a tope, ¿suficientes? Lo deseas, puedes, ¿Sí, no? 

Alice no tiembla ni literal ni metafóricamente cuando Frisbee afila su mirada. Sabe de sus celos, puede sentirlos, pero también sabe que la tatuadora puede mantenerlos a raya. Por ahora. Dibuja una media sonrisa cuando esa mirada desaparece. No podía ser menos sincera que esto con Frisbee...tenían que confiar la una en la otra si...si lo que sea que fuera que tuvieran querían que funcionara.

-Jeje... No serías capaz...- oh sí, claro que lo sería- jaja, no en serio...claro que lo serías pero no tienes nada que preocuparte y lo sabes y por esos ni vas en serio.- se estira cuanto puede bajo su peso y le besa corto pero intenso en los labios.

-Mañana domingo...vale y si quieres vengo en cuanto me despierte. Dudo que vaya muy lejos con esa chica, la verdad pero no tengo nada que no pueda quedarse para otro día mañana. Un domingo juntas ¿Si? Y lo del lunes...no lo sé Frisbee- comenta un poco, serenando su tono- ¿Que te parecería otra vez el viernes? La semana es complicada, ya sabes, para las dos. No me gusta racionar el tiempo contigo por horas, me gusta estar por días contigo. Viernes, sábado...domingo...- se arriesga. Tiene que poner en marcha el consejo de Michelle. Un par de días o tres para cada una y días en medio libres para ella...lo necesitaba o...o iba a explotar. Esperaba que no fuera Frisbee la que explotara.

-No voy en serio… –repite- ¿Crees conocerme bien, muñequita? –No puede seguir debido a tu rápida reación con el vehemente beso.

Que te vengas el domingo aplaca a la feroz fiera. Tú tienes ganas, pero si hubiese sido otra negativa, ¿cuál sería su reacción? Sí, piensas que la conoces, y por eso mismo, tienes que hilar fino con ella.

La tienes controlada.

-En cuanto despiertes…Genial, de puta madre. Y si no duermes con esa tía, ven en aquí, no importa la hora. ¿Vale? –Es ella la que te devuelve ese beso, más profundo y largo. –Tengo la puta semana menos liada, el local lo hemos pillado. Habrá que hacerle reformas, pero está en un sitio que mola.

Se queda un poco así traspuesta, sus ojos naufragando en los tuyos –Viernes…sábado…domingo…-sus besos resbalan y gotean lentamente desde tu cuello siguiendo el camino hasta tu sexo. Allí, su boca te ama, apasionada, voraz, penetrante…

-¡Ey! No me habías dicho lo del local. Que bien me alegro.- dice con una sonrisa encantada, felicitándola por su triunfo- Vale si...si no pasa nada con ella, te llamo y vengo. Pero no te quedes despierta esperando ¿eh? Y si tienes planes no los cambies por esperarme, yo te busco.

Y ya está...no hay más lugar a las palabras, Frisbee ya está pensando en mañana y el próximo fin de semana, y su pensamiento se ha obnubilado...y el de Alice pronto lo hará, merced de las atenciones que su amiga...ama...le dedica. Se retuerce sorprendida pero se abre para ella y acaricia sus cabellos, sumergiéndose en la profundidad del placer que le brindaba, agradecida, extasiada...

Pasan algunas horas y llega el momento de prepararse para irse. Rumbo a la discoteca, Frisbee la lleva y ella va un poco nerviosa por volver a subirse a la moto, pero pronto deja atrás la inseguridad y vuelve a encontrar su puntito de tranquila adrenalina en la espalda de la tatuadora.

El trayecto en moto es fulgurante como siempre pero relajado en comparación con el último. En el fondo te sientes segura con ella, ya sea en la cama, ya sea en la carretera. ¿Tienes buena estrella? ¿Es Frisbee la afortunada por no darse el gran tortazo? ¿Por tenerte a su lado?

Hay droga en su sangre. Y a veces la descubres en sus ojos, en sus ligeras ojeras. Empieza a pasarle factura. Ella dice que controla. ¿Hasta cuándo? 

Es pronto todavía. Ya has cenado algo y te tomas una birra en un local cercano con la tatuadora. La verdad es que Frisbee no dice ni hace nada para detenerte. Los nervios los lleva, guarda y ata en su interior. Se va al baño y regresa con la cara iluminada. Ya se ha metido una raya. 

Te vas para la disco. Es raro. Dejas a...¿a tu chica? para ver si te enrollas con otra. O qué secretos guarda esa otra rubia caprichosa. Y tu amante de finde lo acepta. El amor y el sexo es libre entre vosotras, la motera lo ha aceptado. Te ha aceptado.

La despedida es encendida. Frisbee descarga su fuego en tus labios y tu garganta. Casi que volverías con ella a su casa. Pero tienes planes. 

-Voy a mirarme "cosas" para hacer juntas. O me las imaginaré mientras me fumo un canuto en la cama y me hago una paja pensando en tu coño. Pásalo bien, cabrona, rómpele el coño y el culo a esa tía. Jajajaja.

La moto despega y te quedas sola, envuelta entre un montón de desconocidos que van entrando en la disco.

-Frisbee en modo investigación sexual. Me encanta. Yo también buscaré...te mando lo que encuentre y tú ya te lo meditas si quieres.- le propone con una sonrisa a su oferta.

¿Debería preocuparse por la afición de Frisbee a la coca? Si, lo cierto es que...¿Acaso siempre estaba puesta de algo? Ya fueran porros o coca o...borracha. ¿Lo necesitaba? ¿Controlaba o estaba enganchada? Alice le da vueltas a todo esto mientras se recupera del efecto mareante y enloquecedor de su beso de fuego.

-Jaja eres increíble...nos vemos más tarde o mañana por la mañana ¿De acuerdo? - ten cuidado...pero no lo dice en voz alta...¿Por qué? Seguro que Frisbee no se lo tomaba bien...y ahora no era el momento. Pensaría si tener una charla con ella en los próximos días.

La ve marchar y suspira, despejando su mente para hacer frente a la nueva situación.

Para dentro de la discoteca, pide una copa y se propone relajarse y esperar, le gustaba el ambiente de este local, nada agresivo, no exactamente inocente pero al menos no parecía un imán para babosos.

No hay babosos, pero sí miradas ocasionales, alguna petición de baile, o algún chico atrevido que te entra a ver si hay rollo. Sin embargo tú estás a lo tuyo, con las antenas y los prismáticos puestos, con el radar en modo busca rubias misteriosas que vienen y van.

Cae una primera bebida. Una segunda. Bailas, que el cuerpo te lo pide y la música irremediablemente te conduce a la pista.

El local nocturno se va llenando pero tú no la ves. ¿Quizá con otro look? Empiezas  mirar a todas las chicas, blondies y de cualquier otro color. Algo ansiosa. Aunque…tú eres fácil de localizar si quiere encontrarte.

Te das una vuelta vaso en mano. Nada. Pasa el tiempo. Joder, pero cuánto tiempo llevas aquí. Bailas un poco más, que quieres diversión. Otra vuelta. Los baños. La pista. La puerta de entrada a ver si la ves llegar.

Nada.

Te estás hartando. ¿Hasta cuándo vas a esperar? Llevas dos…más de dos horas aquí.

¿Qué vas a hacer, Alice? ¿Pasas de ella? ¿Te largas? ¿Esperas un poco más? ¿Decides ir de caza y poner a prueba tus dotes de depredadora? Al fin y al cabo, hay mucha “carne” apetecible por aquí. ¿Le das un poco más de tiempo?

Alice se impacienta, intercala botellas de agua o refrescos entre una copa y la siguiente, para no emborracharse, no quiere perder el control. Da unas vueltas, baila inocentemente, no es ajena a la miradas que le dedican chicos y chicas, ya ella misma bien sabe de su "aura" de abeja reina. Pero no le interesa, no todavía, no ha venido a tontear ni a conformarse con menos de lo que ha venido a buscar. Baila por aquí y por allá, con grupitos, sin buscar el contacto, mantiene las distancias con soltura y gracia, provoca, pero no lo hace adrede. Solo pasa el rato sin dejar de vigilar las entradas. 

No va a venir...

Claro que si. Dijo que un último baile. Ella no faltaría a una promesa así.

Pero si no la conoces.

Calla.

Claro que Simone va a venir, el otro sábado también vino tarde, o la vio tarde. ¿Quién sabe si no la estaba viendo ya? 

Tal vez se esté vengando

¿Qué dices?

Si, ya sabes, por el sábado que no estuviste, cuando fuiste a Escocia. 

Que tontería...

¿Seguro?

Calla.

Niega con la cabeza y sigue a lo suyo. Una copa, la tercera de la noche. Después de esta no debería beber más, hará por alargarla para que no le suba tanto.

Que no viene -te advierte esa voz.

Se está vengando. Eso es. Es más caprichosa que tú.

No aparece. Simone, o como se llame, no viene. No habrá podido. Y no tiene tu móvil para comunicarse contigo.

Te la ha jugado. Desde la semana pasada ya sabe que no se presentaría. ¿A qué juega? Juega contigo. 

Por mucho que busques y observes, no la encuentras. Cae la tercera copa. Te encuentras en el punto adecuado, si sigues, puedes hacer una tontería. Qué hija de puta, te lamentas y la maldices. La noche avanza y nada. ¿Acaso vas a estar hasta el cierre? Y si lo haces y entonces se presenta, ¿qué pensará? Que has caído en sus redes. No, que es la tía que busca. Pero, ¿qué coño quiere?

Tú sigues ahí, de plantón. Cansada. De esperar y de apartar moscones y moscas, algunos con un polvazo. No viene. 

Que no. 

Te vas a los baños, que necesitas aligerar la vegica. Tampoco está por aquí. Sales, otro voltio, nada, sí que te encuentras con dos tías entusiasmadas en un rinconcito.

Ni rastro de Simone.

Que hija de puta... otra hora pasa y ni rastro de Simone. 

Pues hasta aquí hemos llegado. Adios Simone o como quiera que te llames.

No volvería a la discoteca, se acabó. Estaba enfadada a muchos niveles, no tiene ganas de ligar ni de cazar...solo quiere salir de este lugar que se le antoja humillante y vergonzoso. 

Resopla con furia, las aletas de su nariz están abiertas mostrando su peor cara, sale del local sin mirar más a nada ni a nadie. Cuando llega a la calle saca su teléfono, dudosa. Le había prometido a Frisbee que iría con ella, pero la verdad está tan enfadada que no quiere pagar su enfado con ella. Aunque por otro lado sabía que le iba a dar muchas vueltas a la cabeza si se iba a la pensión...

¿Qué demonios? Es súper tarde, ni de coña va a entrar en la pensión a estas horas. 

Bah...será mejor ir a casa de Frisbee. Un porro te sentará bien.

Se acerca a la acera y alza el brazo para parar un taxi

Enfurecida, entras al taxi. Cálmate, quizás no ha podido venir, un imprevisto...Tú misma la otra semana no fuiste a la disco. Pero no había cita, ¿no? Esta vez sí, más que cita, casi una advertencia...No habrá podido.

Qué va. Te la ha devuelto. Te sientes frustrada, engañada, cabreada. A la abeja reina le han tomado el pelo. ¿Una cura de humildad? 

Pero de qué va esa tía. 

Tus pensamientos no se relajan, tu cuerpo tampoco. No tardas en llegar a la casa de Frisbee, pagas el trayecto, y al poco ella te abre la puerta, ya la habías avisado desde el coche. Está en pie, con su camiseta larga, algo manchada de tinta, lo mismo que sus dedos. 

-Me dormí. Me desvelé y me puse a dibujar. -Tiene un cigarrillo en su mano, le pides por favor que te líe un canuto. Sigues alterada, nerviosa, una cara de mosqueo total. Frisbee nunca te ha visto así. Extrañada, quizás algo preocupada, te adelanta hasta su estudio. Pinturas, cuadros, esculturas, posters, material de dibujo y pintura, spray, una colección de tintas y agujas diversas. Todo un mundo del arte. 

-A ver, Honey, ¿qué ha sucedido?

-Perdona por interrumpirte.- dice lo primero de todo. Si Frisbee le prepara el canuto dará un par de caladas rápidas y luego una tercera más calmada pero intensas, antes de buscar un lugar donde sentarse.

- No me gusta perder, supongo. Me ha dado plantón. En fin, tal vez lo tenga merecido. La primera vez que la vi me dijo que iba todos los sábados a la disco. El segundo sábado, yo falte pero bueno, no habíamos quedado...o tal vez para ella si. Bah.- da otra larga calada y le devuelve el canuto a Frisbee. Le hace efecto pronto y siente que se va relajando, aunque sea un poco placebo.

-Supongo que ahora no ha aparecido para devolverme lo de aquella vez. Qué más da...si total, ni siquiera sé quién es. No se porque me importa tanto. Que le den por culo.

-No me interrumpes, al contrario, muñequita, de puta madre que estés aquí. 

Te va escuchando, le da una calada al canuto, pero esta vez no entusiasmada, te lo devuelve, sigue con su cigarrillo. Fuma intensamente, se sonríe de manera astuta, inteligente, observándote. -A veces jode que pasen de una. Que es una mierda no conseguir lo que quieres. Siempre. -Su intención es clara, que la tatuadora no se distingue por su sutileza. 

-Que le den por culo. Y si le das tú, mejor, ¿no? -ríe, no de ti, quizás de la situación. Una mano la pone afectuosa en tu antebrazo. -Estáis uno a uno. ¿Estás segura que no lo intentarás de nuevo? Ven.

Te enseña en lo que está trabajando. -Todavía me queda. Estoy algo cansada. Ya seguiré mañana. ¿Una birra?

Alice se da cuenta de la segunda intención tras las palabras de Frisbee, pero la sensatez se impone antes de decir algo de lo que seguro se arrepentirá. Está demasiado enfadada y no quiere pagarlo con la tatuadora, no se lo merece. Ya cuando tenga la cabeza más fría...

- Si, una birra, fría. Que pasada el dibujo...- ¿Era ella? Si parecía...pero no quería equivocarse- tienes un don, Frisbee, venga, vamos a relajarnos un rato...me entrará sueño en seguida y...pff solo quiero dormir.

Sí, claro que eres tú. Te dibuja un nuevo retrato con base en una foto abierta en su ipad. Se dedica a ti, sin duda alguna.

¿Te está envolviendo en su capullo? ¿Es al revés?

Te relajas con la hierba y una charla distentida. Una birra, dos, unos besos, y a la cama, las dos estáis con ganas de pillar las sábanas. 

Te despiertas con el sol alto. Le dedicas a Frisbee su "despertar" favorito. Después, ducha tranquila y una mañana de conversación. Ambas estáis ahítas de sexo. Descubres que Frisbee ha estudiado varios años de Bellas Artes, sin licenciarse. Cursos de dibujo, pintura, escultura, tatuajes...Es una artistaza, incluso practicó y aprendió técnicas de tattoos en USA. Su madre falleció hace unos años de una maldita enfermedad, y con su padre no se habla debido a que él odia su lesbianismo. Su hermano también es bueno con los pinceles y el diseño, pero un vago fumeta. Lo tolera, es su hermano, después de todo. 

Así, intercambiando intimidades, conociendo más la una de la otra, mientras te dibuja, pasa el día. Va cayendo la tarde, después, o tras la cena, te acompañará a la pensión. 

Se enternece toda cuando se da cuenta de que, efectivamente, ella es la chica del retrato. Su cabreo se disipa un poco y al final decide no comentar nada con Frisbee con respecto a la diferencia entre Simone y ella...o más bien, la diferencia entre un plantón y una negativa a quedar en exclusiva con una persona. Mejor dejarlo así, Frisbee tenía su propia visión de las cosas, y Alice la suya, claro. El respeto era la clave, por eso Alice nunca dejaba de acudir a una cita si había quedado con una persona. Si algo surgía, siempre había llamado para anularlo y no recordaba ninguna vez que hubiera sido por quedar con otra persona. 

Aún le pesa la vez que faltó al trabajo con Michelle por los efectos de la fiesta tras la primera noche con Frisbee.

Toman algunas cervezas, Alice tiene ganas de picotear algo mientras hablan. La tatuadora le cuenta su dramática historia, ahora Alice puede entender un poco más sobre su carácter. Por contra, Alice le cuenta sobre su antigua vida, su vida perfecta, programada, rutinaria...y Henry. No va con segundas, pero espera que así Frisbee pueda empatizar un poco sobre porque la morena no quiere cerrarse en una relación exclusiva.

Ya tras la cena, Frisbee la lleva a la pensión y Alice va muy relajada y feliz, contenta de haber compartido este domingo tranquilo con su ama, su "chica"...su...lo que sea. No era un romance, no lo sentía como con Michelle, o eso creía, tal vez solo fuera porque eran personas tan diferentes como la noche y el día.

-Oye...creo que si me gustaría hacerme otro tatuaje. Tengo que pensarlo pero...te mandaré algo.-le anuncia con una expresión embelesada y sonriente- Pero este me lo pago jaja, si no no me lo harás tu ¿vale?- le advierte medio seria. No del todo, porque su tono le traiciona pero intenta que suene serio.

Ha sido un día sin sexo. Besos y caricias y miradas, sí, pero has descubierto que puedes conversar con Frisbee durante horas sin acabar encamadas. Que vale, estabais completas y llenas, sin embargo se sacan energías y ganas de donde sea para un polvo con ella. 

Ha estado guapo. Un acercamiento desde otro ángulo.

Despedida.

Te besa, ahí está, esa mordida que te devora, te roba la vida y el aliento y te sume en la desesperación por segundos de desprenderte de sus labios hasta el viernes. -Genial. Otro tattoo. Mándamelo, sí, y dime dónde lo quieres o lo vemos entra ambas.

Nuevo besazo. Desea que la recuerdes, que sepas lo que tienes a la distancia de un ticket de bus. A la vez que la tatuadora parece que quiera llevarse una parte de ti con ella. Un trocito de su muñequita. 

-Idiota. Te voy a cobrar... Te castigaré más y más duro por sugerir esa gilipollez -lo expresa con doble intención, riéndose, ladina, provocadora. Arrastrándote a su terreno.

-¿Ah si? Que bien jajaja- bromea, o no del todo con una gran sonrisa, colgada de su cuello ...y de ella entera también. Se deja arrastrar, sin oponer resistencia, se rinde a ella...y ella también capitula una y otra vez ante la morena. Se atrapaban la una a la otra, y ambas pensaban que tenían el control. O tal vez ninguna lo tenía.

- Vamos hablando, te llamaré, te mandaré un vídeo de esos que te gustan. Bueno, a mí también me gusta mandartelos.- suspira en su boca. Finalmente se separa, no sin antes dejarle otro beso suave en los labios, uno con sabor a "hasta pronto".