Partida Rol por web

Tumbado boca arriba, en la parte de atrás de la camioneta, Carl observaba el follaje de los árboles que formaban un verde techo salpicado por los suaves rayos de sol. De repente aquel manto de hojas desapareció, dejando paso a un brillante cielo azul. El muchacho sonrió con los ojos entornados y se incorporó sobre la vieja camioneta, sintiendo su constante traqueteo bajo su cuerpo.

- ¡Si estás sobado, levanta el culo! - el puño de su hermano golpeó la ventana que separaba la cabina de la caja - ya estamos llegando.

Un pequeño bostezo se le escapó mientras se desperezaba y estiraba su entumecido cuerpo. Giró la cabeza y vio con una enorme sonrisa como se acercaban a la entrada del campamento. Apenas había parado la camioneta cuando Carl bajó de un salto de esta y llevó la mano de nuevo a la caja para sacar una enorme mochila de acampada.

- Pásalo bien, hermanito, e intenta no volverte muy pijo - desde el asiento del piloto, su hermano le sonreía.

- Se hará lo que se pueda, capullo - el adolescente metió la mano por la ventana y ambos chocaron los puños como despedida.

Carl se colocó la mochila sobre los hombros y comenzó a caminar hacia el campamento. Estaba realmente emocionado por ir allí. Alejarse de la ciudad y respirar algo de aire puro era lo que necesitaba. Se encontraba distraído mirando a todo lo que le rodeaba cuando vio un enorme grupo de gente delante de él. Debía haber llegado el último, genial...

- Buenaaas, hola, "q' pasa"... - susurraba sonriente mientras se hacía paso dentro del grupo de adolescentes y se callaba para oír a la monitora.  

Hubiera alucinado cuando la chica rubia dijo su nombre si no fuera porque, a pesar de presentar a la niña como Eva, había confundido su nombre a la segunda vez. El chico por contra no le dirigió más que un ligero vistazo y el claro veredicto sin palabras de que no era digna de su atención.

Estaba meditando la mejor forma de retirarse cuando llegó Alex, presentándose, y la niña que le habían presentado como Eva se marchó. La siguió con la mirada, parpadeando confundida, e iba a girarse para presentarse definitivamente a la pelirroja cuando, ¡sorpresa! También se había esfumado. Y la había dejado sola con la pareja de oro que competían por cuál de las dos sonrisas estaba más blanqueada.

Una desesperada mirada le indicó que Alex estaba a pocos metros, dirigiéndose hacia la monitora que les había llamado, así que ella se precipitó maleta en mano tras la chica.

- ¡Jane! Me llamo Jane - casi le espetó al llegar hasta ella -. No me dejes con ellos, tienen tan poco cerebro que da miedo - lo curioso es que su expresión al susurrar las últimas palabras no era de burla ni despectiva sino angustiada de verdad.

Alex dejó escapar una risita ante el comentario desesperado de Jane. Le dirigió una sonrisa cálida mientras esperaba a que se pusiera a su altura, y comenzó a andar de nuevo hacia la monitora con ella a su lado. Le había caído bien, después de todo.

- No hace falta que lo jures.- Susurró como respuesta, echando un vistazo atrás por el rabillo del ojo.- Tampoco conoces a nadie de por aquí, ¿verdad?

Si, definitivamente le había caído en gracia. La muchacha era expresiva y parecía tener dos dedos de frente, amén de una conversación que variase un poco de la típica sobre ropa y zapatos. No es que no la gustase ir de compras, pero, como todo en exceso, acababa resultando aburrido.

Alzó una ceja cuando Lizzy se acercó. No esperaba que una chica se acercara, no contaba con ello de ninguna de las maneras. Se cuadró inmediatamente al ver que le hablaba, con los hombros mucho más rígidos de lo normal. En encuadre militar como le llamaba su padre.

-Dylan. Dijo escuetamente. -Es mi primer campamento de este tipo. Al darse cuenta de que tenia el paquete de chicles en la mano se lo ofreció, alargando el brazo hacia ella con el paquete de chicles abierto en la mano. -¿Uno? Casi ni dio tiempo a contestar a la chica que escuchó el grito de su monitora. Dejó ir un suspiro aliviado, ya empezaba todo aquello.

Se levantó, con sus gloriosos 1,70m, sin mediar palabra a la vez que se colgaba la bolsa militar en el hombro y se apretaba los cordones de sus botas de corte militar. Les dedicó una significativa mirada a aquellos dos y empezó a caminar tranquilamente hacia la monitora.

Llegó para situarse alrededor de su monitora. A la par que se cuadraba, se colocaba firme y la miraba con expresión ceñuda y en silencio mientras los demás comenzaban a llegar. Y bueno, ahora todo era seguir las ordenes de los monitores. Aquello se le daba bien, no llevaba 16 años siguiendo ordenes para nada.
 

Eva le guiña un ojo al chico de la cámara que se había presentado como Hugo llevándose una mano al corazón de manera un tanto cómica -te lo prometo- iba a decir algo más, pero un movimiento por el rabillo del ojo capta su atención, y cuando se gira ve a la que seguro cierto era la monitora -creo que ahora no hay duda en quién es la monitora...- se sonríe a sí misma y camina hacia sus cosas que había dejado apartadas, colgándose el macuto cruzado y tirando de la maleta. 

Parecía que se habían juntado más personas, todos adolescentes que se habían apuntado al campamento "vaya...parece que seré la enana del grupo" con un chasquido de lengua mira a su alrededor, sí, definitivamente parecía que le había tocado ser la pequeña, cosa que en el fondo le fastidiaba en cierta manera, aunque ahora su atención se centraba en la monitora. 

Los niños y jóvenes iban apareciendo poco a poco. Se habían empezado a formar grupos, algo normal al principio, pero siendo tan pocos, acabaría conociéndose todos. Seguro. Era uno de los puntos fuertes del campamento, al ser tan exclusivo se podían hacer grandes amistades en cuestión de días. Yo mismo había estado de niño en campamentos del estilo y lo sabía muy bien. Aunque claro, ninguno de ellos tenía el prestigio de Summer Days.

Me fijé en todos ellos, intentando imaginarme los motivo por los que cada uno estaba en aquel lugar y lo que esperaban encontrarse en el lugar. Me sorprendió ver a los dos más... arreglados. No eran los típicos jóvenes de campamento y me pregunté si estarían dispuestos a hacer todas las actividades que habíamos pensado. Esperaba que sí, no me gustaría tener que obligarles. No sería la primera vez que por pura cabezonería alguien se negaba a hacer algo y los monitores tenían que forzarlo. Perdía toda la gracia tanto como para ellos como para nosotros y al final acaban desmotivándose ellos y desmotivándonos nosotros. La actitud era la clave.

Intenté apartar aquellos pensamientos de la cabeza y me fijé en los demás. Un joven especialmente desarrollado me llamó la atención. Probablemente en un futuro podría llegar a ser más fuerte que yo... pero no de momento. A ese le voy a meter más caña que a los demás... 

Casi podía sentir el nerviosismo y la emoción de los jóvenes, ¿o tal vez era la mía? Habíamos estado preparando todo tipo de actividades para que aquel fuera un campamento inolvidable y, definitivamente, lo iba a ser. Los monitores nos encargaríamos de ello.

Asentí a Mai cuando dijo que iba a ser ella la que iba a buscarlos. Deberíamos ir todos. Comenté. Ya sabemos lo que toca ahora... Presentaciones. Además, hay que quitarles los móviles, ordenadores y demás. Para empezar a caerles bien y tal. Comenté, con una sonrisa. Aquello no era opcional, no se permitían aparatos electrónicos, como no podía ser de otra forma.

Dejé que Mai hablase, se le daba mejor que a mí. Me coloqué a su lado para darle apoyo y esperé a que todos se fueran acercando, dedicándoles una sonrisa a todos ellos.

Rechazó el chicle con un movimiento de la mano mientras abría los ojos como platos ante la actitud tan militar de Dylan y, siguiéndole la corriente, me cuadré llevando la mano a la sien cual saludo militar.

- Señor, encantada señor.

Por lo menos cosas así eran las que veía en la películas, pero no pude seguir con la broma ya que nos estaban llamando a gritos. Desde luego aquel campamento tenía todo un plantel de chicos guapos, futuros proyectos de modelos, y por lo que estaba viendo no sólo era entre los monitores porque había cada uno entre los que serían sus compañero que... Joder, esa parejita de ahí parece recién salida de un anuncio de ropa pija.

Ahora con toda probabilidad tocaría una aburrida charla con las presentaciones, las instalaciones, las prohibiciones y un sinfín de las más. ¿Cuándo comenzaba la diversión?

Para Ashley, los días anteriores en el campamento habían sido un claro ejemplo de diversión, como cuando antes de los exámenes iban de fiesta constante para sobrellevar mejor los horribles días posteriores. Era exactamente lo mismo. Habían llegado los niños más pronto de lo que hubiera deseado y ahí estaban, mirándoles expectantes con aquellos ojos llenos de preguntas, desafío y en general, ganas de liarla. Lo sabía. Ella había sido así y nunca había sentido la más mínima compasión por sus cuidadores. Aunque también era cierto que ninguno había estado nunca tan bueno como lo estaba ella.

No había hecho el menor intento de acercarse a los chicos hasta que Mai decidió que era el momento, secundada por Jake, así que no tuvo más remedio que seguirles con una ligera mueca de fastidio que pronto se convirtió en una despampanante y algo falsa sonrisa mientras asentía junto a la asiática.

- Somos cuatro de los monitores que van a estar a cargo de vosotros en los próximos días - dijo sintiendo que si le dejaban la parte de las presentaciones sería mucho más fácil para ella -. Ella es Mai, Jake - comentó posando una mano sobre el hombre del chico -, el que se acerca ahora es Bobby y yo soy Ashley.

Por supuesto llevaba el mismo uniforme que todos aunque se había procurado la talla más pequeña que pudiera haber, con los cortos pantalones ceñidos y la camisa blanca bastante desabrochada mostrando el principio de unos senos que chillaban sin voz "¡miradnos, nos pagó el novio número cuatro!".

Lenny sí aceptó el chicle que su nuevo compañero le estaba ofreciendo. ¡Eso sí que era compañerismo y lo demás eran tonterías! Para el chico aquel era una señal de confianza y por ello sonrió, relajado como estaba. Iba a comentarle sobre el baile que había hecho, pero al momento se acercó una chica a ellos y le sonrió abiertamente, contento por que alguien más quisiera unirse a ellos dos.

- ¡Lenny! Soy Lenny Green. Encantado, Lizzy.

No es que se fijase mucho en las chicas. Más bien lo que estaba sopesando en Lizzy era si sería capaz de seguirle el ritmo y sus planes.

Seguro que sí.

Justo cuando se iba a escandalizar por el hecho de que no aceptase el chicle de la paz por parte del grandullón de Dylan, una monitora apareció y detrás de ellas el resto. Siguió tanto a Dylan como a Lizzy, haciendo una pompa con el chicle una y otra vez.

Como siempre y como debía ser, Bobby apareció el último, exhibiendo su más que confiada mueca de chulería y sus más que machacados músculos de gimnasio. Sabía que todas las miradas iban hacia él, y no era para menos. Fijo que las chicas estaban absortas observando el bomboncito que se acercaba. Él era el líder, el macho alfa, y eso debía notarse.

Cuando llegó a sus compañeros, frente a los nuevos muchachillos que se congregaban aquel año, saludó ligeramente con la mano.

- Bienvenidos al Summer Days Camp. Me alegra conoceros. Soy Bobby Morgan, como ya os ha dicho Ashley. Espero que pasemos unos buenos y divertidos días aquí, que ese es el objetivo de los campamentos. Pero para ello a veces hay que cumplir ciertas normas. Son sencillas y os recomiendo que las cumpláis.

Sobretodo para no meternos en líos a nosotros de paso...

- No está permitido salir de los bungalows a altas horas de la noche solos sin la compañía de un monitor. Si queréis algo, tocáis la campana que hay en la puerta de los bungalows y esperaréis a que uno de nosotros acudamos.  Las horas de desayuno son a las 9.00, de comida entre las 13.00 y las 14.00 y la cena a las 21.00. Solo podréis adentraros en el bosque bajo actividades dirigidas y, por último, requisamos los teléfonos móviles, así que móviles apagados y a entregárnoslos. Por lo demás, tenéis libertad. Los servicios y las duchas se encuentran en el edificio polivalente de allí.- señaló a una de las casetas por la derecha.- Y finalmente queda distribuiros. Cada bungalow es para tres personas.- sacó un lista del bolsillo del bañador que llevaba y la extendió ante sus ojos.- Veamos... bungalow número 1: Alex O'Furey, Jane Li y Jenny Parsons.

Bungalow número 2: Andrew Castilla, Jhon Walkovitz y Carl Rogers.

Bungalow número 3: Eva Blair, Penelope Davies y Lizzy Evans.

Bungalow número 4: Lenny Green, Dylan Farrow y Hugo Phillips.

Eso es todo de momento. Podéis dejar las cosas y os dejamos a vuestro libre albeldrío un rato. Los monitores nos reuniremos ahora, pero si necesitáis cualquier cosa llamadnos.

Escucha como Bobby distribuye a los chicos y como explica las normas, pero se olvida la más importante de todas y que deben seguir a rajatabla. 

-Bobby, no te olvides de los dispositivos electrónicos. Haremos una inspección para requisar todos los aparatos electrónicos que tengáis. Estamos en un campamento de verano y por tanto, no necesitáis ni móviles, ni portátiles, Ipads y todo ese largo etc.

Señala hacia el edificio de información.

-Si sois tan amables, acercaos con vuestras maletas al edificio y dejad allí todo lo que use electricidad. En caso de no hacerlo por las malas, pasaremos a una inspección rutinaria algo más dura.

Andrew había guardado su iPad rápidamente en el momento que escuchó la palabra "aparatos electrónicos" porque ya se imaginaba por donde podían ir los tiros. Su peor pesadilla se cumplía.
Jenny el Bungalow número 1. Yo estoy en el número 2. ¡Qué bien! Dice en voz alta intentando captar la mirada de Jenny ¡Aunque visto lo visto, a ver que entienden ellos por la palabra Bungalow! jajaja
Mira un poco en general al grupo levemente desconcertado y dice ¿Quién más le ha tocado el Bungalow número 2? Mientras recoge su maleta y se aparta del grupo para tomar camino ya hacía los Bungalow. Evidentemente quiere tener la zona más chula de la habitación

Cuando terminan de presentarse los monitores y de explicar por encima lo que deben hacer, Eva se mueve rápida como una ardilla entre los grupos de personas, sacando su móvil, no tenía nada más de tecnología y tampoco lo precisaba, salvo por la música ... eso sí que dolería, no tener música con la que entretenerse. 

Como habían indicado deja en el edificio su teléfono y se apresura a la cabaña. A un lado las tres de los chicos, al otro las tres de las chicas. Va mirando número por número, 1...2... y 3. Entra arrastrando la maleta esperando encontrarse algo...más grande, aunque la verdad, no estaba tan mal. 

Deja el macuto en la litera de arriba y la maleta apartada a un lado. En realidad le daba igual dónde dormir, como si quería dormir en el suelo por tener demasiada calor.

Una vez ha desempaquetado se queda mirando la habitación más minuciosamente. Algunas manchas de humedad, literas y una bombilla... bueno, eso significaba que había electricidad, por tanto agua caliente...(espero), cosa que era de agradecer. 

Observa como la chica se aleja ¿Había dicho algo que pudiera ofender a Sara?* Aquel sitio la exasperaba. Por suerte había otra persona normal en el campamento

Tengo otro par, si quieres te podría regalar unas si te gustan mucho.

No hace falta, pero gracias (risita tonta) yo me traje estas de dior, no sé lo que valen la verdad, pero son las que llevaba P** en las fotos de la fiesta de su cumpleaños en el Yate. Pero algún día podemos quedar para ir de compras cuando termine este inf... campamento. Yo vengo de NYC, ¿Y tú?

Y mantiene la cabeza agachado mientras se aparta ligeramente del grupo.

Jenny le sigue, a su lado para cotillear pero llegan los monitores e interrumpen su charla con amenazas sobre volver a la edad de piedad

Carl se encontraba distraído observando detenidamente a sus nuevos compañeros y en especial a sus compañeras, cuando oyó su nombre y la voz de uno de los monitores le sacó de su ensimismamiento.

- Bungalow número 2... - repitió para si mismo y se giró hacia Andrew cuando le oyó - yo, te ha tocado con el negro, chaval - exclamó sonriente mientras le ponía la mano en el hombro - Carl, Carl Rogers. Intentaré no robarte muchas cosas - bromeó y, acto seguido, se echó la mochila al hombro y se dirigió a su bungalow - Veamos qué suit nos han preparado...

 Carl asintió satisfecho al entrar en la habitación. No estaba mal, puede que fuese algo pequeña para tres adolescentes pero era acogedora. El muchacho miró alternativamente a la litera y la cama individual y luego echó un vistazo atrás para mirar a Andrew. Le sonrió burlón y se dispuso a correr hacia la cama individual.    

Calar x4 (+5)

A los monitores.

Acabo de hacerme un cacao en la cabeza, tiro 6 dados, 1d10+ habilidad 5, o eso entendí en el post de sistema. Si no eliminad un dado y a correr. Total, no sabré cual es xD

Cuando escuchó al monitor leer la división de los bungalows, Alex no pudo evitar exhalar un suspiro de resignación. Estaba en la misma cabaña que la rubia de la que acababa de huir. Perfecto. Esbozó una sonrisa melancólica al mirar a Jane, e inclino levemente la cabeza para quedar a la altura de su oído.

- Creo que vamos a pasar con ella más tiempo del que nos gustaría.- Susurró mientras evaluaba mentalmente a los monitores.- ¿Vamos?

La muchacha enarcó una ceja en dirección a la asiática y comenzó a andar en pos del edificio de recepción, no sin antes sacar con dificultad el móvil que llevaba guardado a presión en uno de los bolsillos delanteros de sus minúsculos shorts. 

Lo apagó sin muchos miramientos. Tampoco era algo tan grave, se dijo, para emergencias ya había un fijo en línea en recepción. Y evitaría llamadas inoportunas, algo que su madre no podía evitar hacer de vez en cuando. Decididamente, era un alivio deshacerse del teléfono. Estaba contenta de que hubiera empezado al fin el campamento, de hecho ni siquiera se había molestado en sacar el ipod del coche cuando llegaron.

Después de dejar el cargador y el teléfono en recepción, la joven dio la vuelta directa hacia los bungalows. El suyo era el primero, así que no tuvo que ir demasiado lejos para encontrarlo. El interior era pequeño y algo estrecho, pero tenía su encanto. La recordaba vagamente su habitación cuando era niña, antes de mudarse a Estados Unidos y que sus padres compraran la casa en las afueras.

Dejó la maleta en una esquina y observó con ojo crítico el espacio que tendrían que compartir.

Asintió enérgicamente ante cada palabra de Bobby al lado de su alto nuevo amigo Dylan y de la simpática de Lizzy mientras pensaba en que sí iba a salir de noche dijesen lo que dijesen.

Cuando le comunicaron cuál iba a ser su bungalow y con quién lo iba a compartir dio unos saltitos de alegría:

- ¡Ohhh!¡Toma ya, tío!- apoyó sus manos en los hombros de Dylan y saltó sobre su espalda.- ¡Venga! Vamos a dejar las cosas ahí y nos vamos al lago. ¡Estoy deseando tirarme al agua! ¡Lizzy! ¿Te vienes?- comentó con una auténtica sonrisa a la chica desde lo alto de Dylan.

No le molestó que le pusieran con el culoinquieto y con el alto con aspecto algo intimidante. La verdad es que Hugo tenía sueño profundo y sabía que nadie le podría molestar hasta casos extremos. Se subió las gafas por el puente de la nariz y cogió su leve equipaje tras realizar nuevas tomas de los monitores y de la zona de bungalows en sí. Observó cómo la chica que se le había presentado antes se iba a su cabaña y lo mismo hizo él caminando de forma solitaria y pensativa.

Como no llevaba móvil ni ningún aparato de ese estilo, entró el primero de sus compañeros en la casa y dejó su mochila en el suelo. Lo cierto es que la daba igual qué cama le dejasen y no le importaba que sus compañeros de casa estuvieran cómodos. Tan pronto como hizo eso salió de nuevo. ¿Qué hacer ahora? ¿Debería conocer un poco al resto de compañeros? La verdad es que la perspectiva de acercarse a ninguno le resultaba algo incómoda, pues era como si ya hubiese subgrupos y a Hugo no le gustaba mucho eso de estar rodeado de exceso de gente. Así pues decidió ir a socializar con la pequeña Eva nuevamente.