Partida Rol por web

Dean sabía que cuando un demonio accedía a hacer algo, era porque tenía un plan B en la recámara. Si deseaba la gema, no era para montarse un colgante y salir de fiesta. Más bien, se trataba de algo con poder que le proporcionaría una gran ventaja ante Crowley

-Así es. Si tú no has hecho ningún trato no te necesitamos. ¿Por qué te íbamos a dar la gema? Sería mejor que hablásemos con ese Crowley. Tú no nos sirves. Además, no sabemos por qué ha quedado Joey aquí con nosotros. A lo mejor quiere despedazarte en su nombre.

Dean simuló entonces sorpresa y chasqueó los dedos.

-Vaya, creo que será mejor que nos vayamos y dejemos que lo haga, ¿no crees, hermanito? Con tal de que nos devuelva a Karen, todo estará perfecto. Y así tendremos un demonio menos en la ciudad.

La cosa no estaba yendo bien para la demonio de los cruces y cuando vio que ellos no estaban tan predispuestos a ayudarla como ella quería, y menos a irse dejarla encerrada, los detuvo suplicante:

-¡Esperen!!

Extendió sus brazos lo que pudo para llamar la atención, aunque lejos estaba de poder asirlos o impedir que la abandonaran.

-Crowley no hará nada por ustedes, excepto matarlos. Él hizo el pacto con Joey, el chico es su proyecto... no quiere que muera antes de cumplidos los diez años.

Los miró intensamente.

-¿Qué les puedo dar por ella? Pues bien, puedo decirles cómo matarlo... ¿o acaso creen que servirán unas simples balas de plata? No se trata de un hombre lobo...

Dean seguía sin fiarse de ella. Parecía que decía la verdad, pero para un demonio, mentir era tan natural como para él beber una cerveza, así que por principio, todo aquello le olía a chamusquina. Lo que sí era cierto es que ese Crowley podía darles problemas. Las balas de plata no estaban resultando útiles y eso les convertía en blancos fáciles.

-Está bien. Dinos cómo matarlo. Acabaremos con él y te daremos la piedra -le dijo a la demonio, mirando a Sam y asintiendo con la cabeza -. A nosotros solo nos interesa recuperar a la chica y acabar con ese engendro. Los problemas que tengáis tú y Crowley... son vuestros.

¿Tenían otra opción? Ninguna. Así era el poker. Un farol y al final, o te retirabas o echabas el resto, no había otra.

No terminaba de confiar en aquella demonio, pero en esos instantes parecía ser la mejor baza que teníamos. No obstante, no confiaba ni lo más mínimo en ella. Si la ayudábamos y matábamos a Joey, arrebatándole la gema, lo más probable es que ese tal Crowley ya nos pusiese en su lista negra. Aunque de un modo u otro, íbamos a vernos envueltos en aquel conflicto entre demonios.

-De acuerdo -asentí, sabiendo que, al igual que pensaría mi hermano, necesitaríamos la ayuda de la demonio para saber cuál era el punto débil de la Bestia de Bray Road-. Nos dices cómo le matamos, nosotros nos encargamos de él y te entregamos la gema. Sin trucos. ¿Tenemos un trato?

Era cierto que los demonios no solían ser sinceros pero en este punto los muchachos pensaban que era mejor hacer eso que no lograr saber cómo matar a la bestia. Así que, un poco a regañadientes, otro poco porque parecía la mejor opción, acordaron hacerle caso.

-Bien, confío en vosotros… después de todo sois los buenos, no me vais a traicionar, ¿verdad ricuras?

Preguntó la joven con suspicacia.

-Para matar a la bestia necesitáis clavarle una daga en el corazón y decapitarlo luego.  No sería nada fácil hacer esto sino es que si encantáis la daga, esta puede dormirlo cuando se hunda en su corazón.

Vharenia escribió unos símbolos sobre la tierra. Eran tres letras raras.

-Copiad esto en la hoja de cualquier arma de filo y conseguirá que la criatura se adormezca una vez que acierte en el corazón.

Parecía igual bastante difícil así que la demonio explicó una cosa más:

-Si no lo hicieras así, incluso con la daga clavada en su pecho, seguiría atacándoos… podría sacársela y listo.

Antes de que alguien preguntara lo obvio, ella se adelantó:

-No, no se puede decapitar primero, el filo se quebrará al instante que toque su cuello. Otras armas lo herirán sí, pero se regenerará en minutos… es lo que tiene hacer un pacto. Te garantiza esos 10 años… aunque claro, siempre y cuando no te cruces con estos dos bombones aquí presentes.

Una sonrisa iluminó su rostro.

-Me los comería si pudiera…

Y ellos dos pensaron que bien podría decirlo literalmente.

Por fin algo que merezca la pena, pensó Dean, mirando los símbolos y sacando rápidamente un rotulador permanente del interior del bolsillo de su chaqueta. Se lo copió en el dorso de la mano y después, miró enfadado a la demonio.

-Podías habernos dicho todo eso antes y nos habríamos ahorrado muchos problemas, ¿no te parece? -explotó Dean, recordando la batalla que habían tenido en la casa -. Vosotros los demonios siempre os guardáis más información de la cuenta.

Después, se dirigió hacia el impala, abrió el maletero y copió los símbolos en dos dagas y en la espada*.

Después, se volvió a mirar a ese demonio que se comportaba como si todo fuese un juego y sonrió. Papá siempre lo decía. Cuando trates con demonios, intenta ir siempre un paso por delante de ellos. Pero eso era complicado.

Por fin, la demonio del cruce de caminos comenzaba a proporcionarnos información de utilidad. Con aquello, teníamos una posibilidad de destruir a la Bestia de Bray Road.

-Dean, yo utilizaré la espada -dije, escogiendo aquel arma que ya había empleado en la casa de Karen-. Siempre he tenido mono de usar una desde que me enganché a Juego de Tronos.

Puede que Varhenia nos estuviera diciendo la verdad, ayudándonos para acabar con Joey Brown y complicarle las cosas a aquel rival suyo, el tal Crowley. Sin embargo, sabía bien que los demonios rara vez actuaban de forma desinteresada.

-¿Y cuál es la letra pequeña de todo esto? -le pregunté a la demonio, en tono seco-. Cuando tengas la gema y nosotros hayamos matado a la Bestia, ¿quedamos en paz?

Varhenia río ante los comentarios.

-¿Cuál sería la gracia de decir todo a la primera? De verdad, vosotros no sabéis jugar los juegos de manera divertida.

Entonces fue el turno de responderle a Sam, sobre la gema.

-Oh, lo importante es que no pido un alma a cambio, solo la gema. Y sabéis que es cierto puesto que no hemos cerrado el trato con un beso.

Ella los mira con picardía esperando la reacción a sus palabras.

Las risas de aquella demonio no le hacían ninguna gracia a Dean. Cuando estaban enfadados, eran peligrosos, pero distendidos, eran todavía peor porque eso solo podía significar que había juego sucio, lo que era completamente válido para ellos.

-Creo que no entendemos igual lo que es "divertido" -dijo, cansado de ella -, y que no nos hayas pedido un beso no significa que no ocultes nada.

De todas maneras, no había ninguna otra posibilidad, así que debían seguir el camino trazado, lo quisieran o no, y Dean tenía además la última mano.

La gema.

-Está bien, vamos por ello -dijo, preparando sus dagas y también su escopeta, que si bien sabía no iba a detenerlo, al menos sí podía entretenerlo lo suficiente. Después, se giró hacia la demonio-. Tú te quedas ahí hasta que aparezca. En cuanto lo haga, abrimos el círculo. ¿Qué te parece, Sam?

-No sé si podemos fiarnos de ella -declaré, observando a Varhenia con una profunda desconfianza. Al fin y al cabo, era una demonio. No se me olvidaba que había sido un demonio de ojos amarillos quien había matado a nuestra madre cuando yo sólo era un bebé-. Estoy de acuerdo, Dean. Quizá lo mejor sea dejarla aquí, en el círculo, hasta que Joey aparezca.

Intenté discernir si la demonio estaba siendo sincera o, por el contrario, estaba ocultándonos información. Al fin y al cabo, la teníamos en nuestro poder, por lo que ahora más que nunca podríamos percibir nerviosismo en su actitud o cualquier atisbo de que nos estaba mintiendo.

Ella acepta a regañadientes permanecer encerrada. Su sumisión no huele bien pero es Sam el que entrevera algo más en la intención de aquella mujer demonio. La gema era algo muy preciado, y seguramente muy poderoso. No cabía duda de que Crowley, otro de aquellos busca tratos, estaba en búsqueda de la misma joya.

Tal vez deberían darle un vistazo antes de entregarla a la fémina. Poseían un viejo conocido, casi un padre para ellos llamado Bobby. Él podría averiguar más sobre la gema antes de la batalla inclusive.

Bastaría un llamado pero para eso deberían saber mejor cómo era la piedra. Dean ya estaba preparando sus cosas pues no había podido sacar nada en limpio de la astuta joven. Claro que tampoco le inspiraba confianza.

Después de todo, ¿ cuándo un demonio había dicho la verdad?

-Creo que es bastante sincera, aunque no sé si sería una buena entregarle esa gema -comenté, a medio camino entre la mentira y la verdad-. Esa joya la va a hacer muy poderosa. Estaríamos acabando con la Bestia de Bray Road, sí, pero quizá eso solo provoque que creemos un mal mucho mayor. -Dirigí una mirada a la demonio-. ¿Qué nos garantiza que no intentarás jugárnosla una vez que te demos la gema? Al fin y al cabo, eres un demonio...

Me volví hacia Dean, dando la espalda a Varhenia para que no pudiera escuchar lo que iba a decirle a mi hermano mayor.

-¿Y si llamamos a Bobby Singer, el viejo amigo de papá? -le pregunté, bajando el tono de voz-. Tal vez él podría saber más sobre la gema o incluso... podríamos llevar a la demonio a su garaje para hacerla hablar. -señalé con un gesto de cabeza la maletero de nuestro coche, en el que había una trampa para demonios dibujada para poder trasladarlos con facilidad en el Impala.

-Sammy, te aseguro que nunca tuve la intención de entregarle la gema... al menos, no inmediatamente, porque nunca le dije que fuese a hacerlo en cuanto la tuviéramos, ¿verdad? -le dijo Dean, guiñándole un ojo mientras colocaba una mano sobre el hombro de su hermano.

La sugerencia de llevársela no era mala del todo. Pero primero, podían ir a lo sencillo, pensó Dean.

-Bueno -empezó a decir, estirándose -, podemos llamarle para preguntarle por la gema, a ver qué nos dice. Y después, si vemos que no tenemos respuestas... nos la llevamos. ¿De acuerdo?

Dean sacó el teléfono de su chaqueta, pulsó el uno en la memoria del teléfono y esperó a que Bobby lo cogiese. En cuanto lo hiciera, tendría que darse prisa en explicarle las cosas, porque ese maldito lobo estaría al llegar*.

La demonio puso cara de inocente cuando Sam hizo aquella pregunta mientras Dean conseguía dar con Bobby en el teléfono.

-Oh, pero si he dejado los términos del acuerdo bien en claro. ¿Qué ganaría yo con mentiros? A veces los humanos son demasiado complicados.

Bobby rápidamente le dijo a Dean que buscaría información sobre gemas infernales o malditas.

-Igual es un espectro muy alto, chicos. Necesito más detalles… como su color, forma, algunos datos que me hagan achicar la búsqueda. Lo que sería mejor es que me la traigan ni ganen la batalla. Porque mejor que ganen, vuestro padre me mata si os pasa alguna cosa. Claro que primero tendría que aparecer…

Luego de cortar y eso vieron el reloj. En 20 minutos era la cita con Joey. Parecía que todo estaba listo. Varhenia, por su parte, se recostó en el círculo con aburrimiento. Los vio alejarse y se quedó allí, no podía salir sin ayuda.

El punto seleccionado para el encuentro estaba vacío, aun la Bestia no había llegado. La luna brillaba intensamente en un cielo despejado, dándole a todo un aire fantasmal.

-Tendremos que llevar la gema a Bobby -indiqué, viendo que era una única opción posible. Entregársela a Varhenia sin saber el poder que podía otorgarle era demasiado arriesgado-. Dean -bajé el tono de mi voz, intentando que no nos pudiera oír la demonio-, tal y como están las cosas, cuando derrotemos a Joey, quizá lo mejor sea llevarnos también a Varhenia a casa de Bobby. Podríamos intentar exorcizarla o dejarla encerrada. No estoy muy seguro de que sea bueno ir por ahí con la gema sabiendo que una demonio de los cruces de caminos podría perseguirnos para obtenerla.

Mmmmm sí, creo que tienes razón. Sería como llevar a Red Skull y Thanos detrás de nosotros. Sí, lo mejor será "invitarla" a nuestro maletero. Pero ya sabes lo que dirá Bobby. Un demonio muerto es la única manera de estar tranquilos, y eso no podemos hacerlo. No quisiera que enviase a algún amigo de los suyos a buscarnos.

Una cosa era mentir y cabrear a un demonio y otra muy diferente, pasarse con él. Además, de una manera u otra, ella les estaba ayudando y nunca se sabía cuándo podía venirte bien su ayuda, por mucho que lo odiaran. Hacía mucho tiempo que los límties entre el bien y el mal no estaban tan claros para él, aunque eso era algo que procuraba guardarse para sí.

Ya habían decidido que le darían la piedra a Bobby antes de hacer nada con Varhenia.

Estaban discutiendo qué hacer con ella cuando sintieron ruido entre los árboles, se prepararon para lo inevitable: la bestia había venido.

Era la hora exacta cuando Joey salió de entre la espesura luciendo su forma humana. Vestía una camiseta de Pink Floyd, unos vaqueros azules y zapatillas. A simple vista solamente parecía un chico con problemas de conducta: la mirada rebelde, el cabello desaliñado y cara de haberse fumado unos porros.

-Bueno, bueno… sí tienen agallas. Eso no puedo negarlo.

No tenía un arma encima pero sabían que no la necesitaba.

Tampoco veían a Karen por ningún lado...

Dean ocultó las hojas de sus dagas para que no se viesen los símbolos. No había por qué darle esa ventaja en aquel momento. Lo que sí tenía que hace era cabrearlo hasta el punto de que los atacara sin pensar demasiado, aunque no antes de saber en dónde había dejado a Karen.

-Bueno, ya sabes cómo son estas cosas. Nunca he podido resistirme a matar a un asesino antes de acostarme. Duermo mucho más tranquilo.

Lo cierto es que dejando los comentarios a un lado, la pelea no prometía ser nada fácil y no podían tomar ventaja alguna antes de rescatar a la muchacha, así que Dean dio un paso adelante, mientras sujetaba sus dagas y se preparaba para sacarlas.

-¿Dónde está Karen?