Partida Rol por web

Dean no había subido ni tres escalones cuando se dio la vuelta y se preparó para recibir al lobo, mientras a su espalda, Sam volvía a disparar contra ellos.

-¡Dales, Sammy! -le gritó Dean.

El segundo de los lobos, que estaba más entero, se lanzó a por él, y sin pensárselo dos veces, pero temblando como un postre de gelatina, enderezó la espada con la esperanza de ensartarlo.

-¡Yeaaaah, pincho lobuno! -gritó Dean, mientras esperaba el salto de la criatura, disfrutando de la batalla, sintiendo la adrenalina por todo su cuerpo, pero también aterrorizado por lo que pudiera ocurrir.

Nadie en su sano juicio se enfrentaría a una manada de licántropos sin sentir miedo.

El impacto de la bala de Sam hirió a su objetivo y le impidió seguir andando. Lo poco que le quedaba de vida se fue disfuminando mientras su anatomía lobuna comenzaba a cambiar para convertirse en un joven de cabellos rubios al que Sam reconoció como uno de los compañeros de Joey de cuando fue a buscar a las porristas.

Dean estaba en lo suyo, la situación no daba tiempo de equivocarse. La espada atravesó el abdomen del animal cuando saltaba en pos de la garganta del hermano mayor. Incluso herido como estaba siguió moviendo sus fauces con bravura desde el rellano de la escalera.

Entonces fue que entraron dos lobos más, ya estaban perdiendo la cuenta de la cantidad de animales que había entrado. Pero algo había cambiado… estos lobos empezaron a atacar a los otros…

Eran los licántropos, la familia de Alice.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!!!

El grito de Karen vino desde arriba con un aura de desesperación…

¿sería posible que estaba batalla fue una distracción y que la jodida bestia era mucho más lista que lo que habían anticipado?

Mientras Dean sudaba la gota gorda con aquel lobo, incluso cuando logró atravesarle con su espada, la visión de nuevos lobos llegando le hizo pensar que todo estaba a punto de acabarse para ellos. De ninguna manera iban a poder con tantos.

Cual sería su sorpresa cuando los recién llegados se lanzaron sobre los otros dos, acabando el trabajo que ellos habían empezado.

-Sí, yeah. ¡Aquí llega el Séptimo de Caballería!

Pero su alegría no duró demasiado. El grito de Karen desde el piso superior le hizo darse cuenta de que Karen continuaba siendo el objetivo principal y que se habían olvidado de ella hasta que quizás fuese demasiado tarde.

-¡Mierda! ¡Sammy, corre! ¡Karen!

Dean dejó la espada ensartada en el lobo, agarró la escopeta y corrió escaleras arriba con su hermano, en busca de Karen.

Me sorprendió ver que, al morir, el cuerpo sin vida del lobo al que acababa de abatir se convertía en uno de los compañeros de Joey Brown cuando le había visto yendo a recoger a las animadoras. No estaba muy seguro de quién se trataba. ¿Sería el tal Brad, el amigo de Joey al que Karen había mencionado antes?

En ese instante, dos lobos más acababan de irrumpir en el interior de la vivienda, atacando a los otros lobos que habían entrado en primer lugar. Eran los refuerzos que necesitábamos. Pero justo entonces, se escuchó un grito de Karen desde la planta superior de la vivienda.

-¡Karen! -grité al escuchar a la joven, mientras me disponía a ascender por las escaleras, detrás de mi hermano mayor para encontrar a la chica.

Rápidamente, me colgué el rifle a la espalda y decidí desenfundar la pistola con balas de plata que había tomado antes. No sabía si la plata funcionaría contra la Bestia de Bray Road, pero había que asegurarse.

En efecto, el muchacho al que había visto Sam convertirse era Brad, el compañero de Joey que había ido a buscar a las porristas aquella vez en el campus. Pero, como decía Dean, tenían que moverse pues la bestia había sido un enemigo muy listo. Así que corrieron tras el grito de Karen, fueron directamente hacia su dormitorio pues ella les había contado que se iba a esconder en el baño de allí.

Al entrar vieron el cuarto vacío, así como la puerta del baño abierta y cosas tiradas que señalaban los signos de una lucha.

Sobre la cama había una nota escrita con algo rojo, ni bien se aproximaron comprobaron que se trataba de sangre:

“SI QUIEREN VERLA VENGAN AL CRUCE DE CAMINOS A LAS 3 AM. SOLOS.”

La sangre había dejado manchones por el papel. La ventana del dormitorio se hallaba abierta. El reloj marcaba la una de la mañana…

¡Mierda!¡Es ese maldito demonio. ¡Tenía que haberlo sabido! Tenía que haber pensado que estaba detrás de todo esto.

Dean golpeó el lavabo con la espada a causa de la frustración. Luchar era algo para lo que estaba preparado; morir, que aceptaba, pero aquellas maniobras traicioneras que llevaban a cabo los demonios, le sacaban de quicio.

¡Joder, tanta historia con los lobos, atacando aquí y allí, matando chicas, y al final, todo se reduce a un maldito demonio, que no sabemos qué querrá! O tiene los lobos bajo su control o él mismo ha venido a por la chica para atraernos al cruce. Me huele peor que una pizza de lentejas.

Después de pasearse durante unos segundos por el baño, endurecer el rostro y apretar la mandíbula, Dean se detuvo frente a su hermano.

Vámonos. Debemos llegar al cruce cuanto antes.

Habíamos llegado demasiado tarde. Joey había entrado de alguna manera en el dormitorio de Karen y la había raptado, dejando una nota en la que nos indicaba que nos reuniéramos con él en el cruce de caminos.

-No creo que esto sea cosa de un demonio, Dean -dije, tras exminar la nota-. Es Joey Brown. Recuerda lo que nos dijo aquella demonio del cruce de caminos. Él debió hacer algún tipo de pacto con ella. Tal vez le vendió su alma a cambio de que le convirtiera en la Bestia de Bray Road. Ya sabes cómo suelen funcionar los contratos. En un año, o diez, los demonios envían a sus perros del infierno para que se cobren el pago del alma de quien se la haya vendido. Es solo una teoría, pero creo que Joey sabe que se le agota el tiempo y quiere buscar una forma de impedir que los demonios se cobren su pago.

Era lo único que se me ocurría en esos momentos para justificar lo que estaba sucediendo. Aunque continuaban quedándome dudas. Si Joey no llevaba mucho tiempo siendo la Bestia, ¿quién había actuado treinta años atrás? Era una Bestia distinta, no quedaba duda, sobre todo porque aquella había hecho desaparecer a hombres jóvenes, mientras que Joey parecía haberse decantado por mujeres con las que parecía obsesionado.

-Vamos -coincidí con mi hermano, procediendo a descender de nuevo por las escaleras para salir de la casa-. Debemos llegar allí cuanto antes. No creo que Joey vaya a matar a Karen, pero pienso que citarnos en el cruce... No va a ser para nada bueno...

El cruce de caminos fue fácil de encontrar. Dean pensaba que podía haber sido un demonio pero Sam creía que había sido Joey, el que seguramente había concertado con algún demonio del cruce de caminos un pacto y que el tiempo se le estaba acabando.

¿Pero entonces quién era la bestia original, la que había atosigado al pueblo décadas atrás?

No era la misma, de eso seguro.

El Impala frenó suavemente unos metros atrás, escondido entre algunos árboles. Desde donde estaban se veía el cruce aparentemente desierto, aunque tantos árboles y follaje hacían posible que también el enemigo pudiera esconderse. Pero es que igual eran las 2 am, faltaba una hora para el encuentro.

Habían llegado temprano. Atrás quedaron los lobos que fueron vencidos por los otros lobos. El sheriff les indicó una forma de contactarlo si es que pedían refuerzos nuevamente. Tenían que disparar una bengala y ellos verían la señal.

Pero por ahora estaban solos, tal como el papel lo indicaba.

El lugar estaba silencioso y oscuro como una tumba, pero Dean podía ver el peligro que se les venía encima. En cuanto bajó del coche, supo que aquello tenía que ser una trampa, porque no había más sentido que aquel. ¿Pero cuál era el objetivo? ¿Por qué les habían dado tanto tiempo para acudir a aquella cita y para qué estaban allí?

-Está bien. Tenemos un lobo, una chica y un demonio. Y no es ningún chiste -añadió Dean, riéndose en silencio de su propia ocurrencia -. La prioridad es la chica pero pensemos. ¿Por qué aquí? Lo único que se me ocurre, si tienes razón, es que desee ofrecernos a nosotros en su lugar. Pero lo que tampoco tiene sentido es que nos de tanto tiempo. ¿Qué es lo que espera que hagamos?

Dean caminó por la zona.

-Vamos a convocarlo. Convoquemos al demonio. No puede ser peor que antes, que no nos dijo nada. Además, quizás podamos crear un círculo para detenerlo. ¿Qué te parece? Podemos hacer uno que englobe el centro del camino e incluya el cruce y cuando aparezca... ya no podrá marcharse. Tendrá que prestarnos toda su atención.*

Sam bajó del coche llevando la pistola con balas de plata y la espada guardada en la vaina que llevaba a la espalda. No estaba seguro de qué era lo que iban a encontrar en el cruce de caminos, pero en el peor de los casos tendrían que hacer frente a la Bestia de Bray Road y a un demonio.

-Es lo que pienso, Dean -asentí a la teoría que había expuesto mi hermano-. Creo que nos ha citado aquí para que cambiemos su alma por la suya o algo así. No tiene sentido que nos haya citado con tanto tiempo. Imagino que quiere que convoquemos al demonio por algún motivo. -Arrugué el ceño, pensativo-. No tenemos otra opción, Dean. Tendremos que convocarlo. Si colocamos una trampa para demonios en el centro del camino, no tendrá forma de escapar. Hagámoslo.

Era hora de anticiparse a la Bestia así que debían conseguir convocar a un demonio y controlarlo. Así que los hermanos se repartieron las tareas. Sam se encargó de la invocación en sí misma: tomó una caja y la comenzó a llenar de los objetos que  eran precisos en el ritual para convocar a la criatura. Básicamente debía colocar en dicho recipiente una foto del que quería hacer el trato, tierra de cementerio y el hueso de la cola de un gato negro. Sam puso una foto de él mismo aunque no iban a hacer ningún trato en verdad… no señor. Y todo lo demás lo tenían en el Impala (no era este su primer demonio…)

Dean iba circulando el terreno con sal gruesa que iba formando un círculo concéntrico alrededor del área en donde el demonio, seguramente esa chica, terminaría apareciendo. Debían encerrarlo, hacerle hablar y restringir su huída. Los demonios eran manipuladores por naturaleza y muy buenos mentirosos, era imprescindible tener cuidado. También era preciso dibujar el diagrama y los símbolos que hacían de encantamiento para esta prisión.

Además era imperativo esconder esto a la mujer, al menos hasta que haya aparecido, quizás cubrirlo con algo para que no sea tan notoria la trampa.

Dean y Sam se pusieron manos a la obra. Mientras Sammy preparaba el ritual, Dean se dedicó a crear el círculo mágico con sal y después, a taparlo con hojas y algo de tierra para que no fuese fácilmente visible. 

Era un plan de mierda, pero no tenían nada más.

-Te juro que es la última vez que trabajamos con hombres lobo. No es solo que tengan colmillos y todo eso. Es que siempre van en grupo y encima uno de ellos va y mete a un demonio de por medio. De verdad que hay gente que no tiene ni idea de en qué se mete, pero después, aquí estamos nosotros, intentando arreglar el entuerto -dijo, mientras terminaba de cubrirlo todo.

Cuando acabó, esperó a que su hermano lo dejase todo listo. 

Ya solo restaría entonces una cosa. Convocar al demonio. Y no sabía por qué, pero cada vez que lo hacía, se ponía nervioso. Cada vez. Todas las veces. Los demonios eran traidores por naturaleza y solo deseaban una cosa. Almas. Si no atrapaban una, se iban a por otra, y eran insaciables. Pero ahora mismo, Dean intentaba concentrarse en una sola cosa, porque era lo único que le funcionaba, y en este caso se trataba de Karen. Todo era por esa chica... y las que viniesen.

-¿Todo listo?

-Esperemos que salga bien -dije, mientras terminaba de preparar el ritual, observando cómo mi hermano comenzaba a cubrir el suelo con algunas hojas y ramas secas-. No me haría ninguna gracia terminar haciendo un trato con un demonio de los cruces.

Una vez que terminé de hacer los preparativos para el ritual, salí del círculo mientras dirigía una mirada a Dean.

-Todo listo, Dean -asentí, y me dispuse a esperar que el demonio acudiese.

El círculo de sal y sus símbolos que encerrarían a la criatura del Averno habían sido preparados. También se los había cubierto con tierra, hojas y ramas secas cuidando de no romper los enlaces externos de sal que eran como los límites de la prisión que encerraría al demonio, para evitar su escape. Pusieron la caja en medio de todo, cavando un agujero pequeño y enterrándola allí para luego convocar al ser.

Un viento helado hizo remover las hojas antes de que la hermosa mujer, que no era ya humana, volviese a hacer acto de presencia.

-Oh, oh, oh pero si son mis hermosos hermanos Winchester...

Dijo con ojos llenos de felicidad.

-Debo ser una chica con suerte... bueno, en realidad dejé de ser una chica hace unos doscientos años pero... me gusta pretenderlo.

Los observó con curiosidad esperando que tomaran la palabra. Todavía no era consciente de que estaba encerrada dentro del círculo mágico.

Al fin, apareció la demonio. Dean no sabía por qué seguía refiriéndose a "eso" como si fuese "ella", algo que el mismo demonio también expresó en voz alta, arrancándole una risa inesperada.

-Sí, yo también me lo pregunto. Pero supongo que fuiste una zorra en tu otra vida y ahora te has acostumbrado a ello, ¿no? -le dijo, acercándose pero sin atravesar el círculo.

-Bueno, y ya que te hemos convocado, ¿qué tal si nos echas una ayudita? Tenemos un lobo y una chica secuestrada que aparecerán por aquí... digamos en menos de diez minutos -le explicó Dean, tras echarle un vistazo a su reloj -. Si te portas bien hasta te daríamos las gracias y te permitiríamos marcharte.

Qué tranquilidad daba tenerla encerrada, retenida en contra de su voluntad y riéndome como si se tratara de un chiste privado... que lo era.

La demonio había acudido a nuestra llamada. Parecía bastante confiada y, por fortuna, aún no se había percatado de que acababa de quedar atrapada dentro del círculo mágico.

-Seguimos el rastro de miguitas de pan que nos dejaste -dije, en tono cortante. No era cierto. La verdad es que la demonio no nos había ayudado en lo más mínimo con sus acetijos, pero al menos había confirmado que la Bestia de Bray Road había sido alguien que había recurrido a ella para obtener poder. Seguramente a cambio de su alma-. Sabemos que Joey Brown es la Bestia de Bray Road. Sabemos que conoce este lugar y que sabe de ti. ¿Qué quería? ¿Te vendió su alma convertirse en una criatura como la que estuvo en este pueblo hace treinta años?

-Oh Dean, qué mal que no tengas aprecio por mí… yo realmente te deseo…-dijo mofándose del mayor de los hermanos. Entonces intentó acercarse a él, mientras cada uno le iba diciendo algo, y se dio cuenta del círculo cuando vio que no podía seguir adelante. Su ceño se frunció pero luego, cuando Sam le dijo lo del trato, río divertida.

-Yo no he hecho trato con ese papanatas de chico.

Se cruzó de brazos y negó con vehemencia.

-Ese fue Crowley, ese… ese don nadie que se cree importante y quiere ascender por la escalera del infierno.

Entonces algo cruzó su mente, de pronto tal vez fuese bueno lo que estaba pasando.

-Joey Brown es la bestia, no lo fue siempre. Antes era un licántropo común y corriente que ya murió de viejo.

Hizo un chasquido de molestia con su lengua.

-Bien, veo que no puedo salir y tengo un trato para vosotros. No… no busco almas ni nada de eso, no de momento. Así que no tendremos que darnos el beso del pacto.

Le guiñó el ojo a Dean.

-Pero sí me tenéis que decir que mataréis a ese jodido chico y le robaréis la gema roja.

Aclaró eso último.

-La gema es la fuente de su poder… lo convierte en ese chamán que a su vez se puede mutar en un gran lobo malo, entre otras cosas. Me encantaría ver que Crowley perdió su gema, y por otro lado… de verdad ese inútil ni siquiera tiene un alma que se aprecie como tal. Hacer tanta historia por una chica… patético.

Los miró.

-¿Entonces si los ayudo me devolverán esa piedra?

La demonio se había percatado de que se encontraba en el interior del círculo y, a diferencia de antes, había empezado a ser bastante colaborativa a la hora de soltar información. Ahora confirmaba que ella no había tenido nada que ver con los tratos que hubiera hecho Joey Brown y que el responsable de que existiera una segunda Bestia de Bray Road era aquel tal Crowley, a quien mencionaba por segunda vez.

Además, ahora informaba acerca de que la antigua bestia de Bray Road era un hombre lobo común que ya había muerto por su vejez, por lo que en principio Brown era nuestro único desafío al que enfrentarnos.

-Mataremos a Joey Brown y obtendremos la gema, pero, ¿por qué devolvértela? -le espeté a la demonio, frunciendo el ceño-. Estás dentro del círculo, te tenemos en nuestro poder. ¿Por qué negociar contigo? ¿Qué tipo de ayuda nos puedes ofrecer?