Partida Rol por web

... el agua sabe a mierda, la comida sabe a mierda, el aire huele a mierda y solo queda el alcohol.

Eso pasaba por tu mente mientras te movias por esos barrios de lo que antes fuera la clase media londinense. Ahora son calles llenas de basura (tanto humana como de la normal) y no sabes cuándo todo cambió.

Pero las cosas siempre pueden ir peor de lo que están. Juesto en sentido contrario vienen uno de esos idiotas de las "brigadas de sanidad pública". Nombre bonito de para las tropas de choque de los fascistas que ahora se atreven a recorrer las calles y pegarle a todos los que les cayeran mal.

La verdad es que esos chicos no te caían tan mal, porque le daban su merecido a los extranjeros y a montones de gilipollas que pululan por las calles. El problema de ellos es que no diferenciaban mucho y cualquiera que se viera diferente era blanco, en especial en esos barrios.

Solo nordicos atléticos rubios y de ojos azules... ¡Esa no es la puta raza superior, sino una banda de maricas!.

Uno de ellos se acerca y con una macana de policia te detiene, apuntándola a tu pecho. Luego, con tono arrogante, te dice.

- ¿Adónde vas, gordito? Este barrio está muy lleno de mierda como para salir a pasear... a menos que seas mierda tú también.

Charles enarcó una ceja, contrariado ¿Gordito?

Sí respondió escueto  y justo hace nada ha empezado a oler aún peor, ¿por qué será?  preguntó, fingiendo ser completamente inocente, en lugar de estar insultando a aquel madero. ¿Te has perdido, poli? Estás muy lejos de casa...

Ya estaba. Otra vez abriendo esa enorme bocaza que en tantos líos le metía cuando era incapaz de contenerla. Pero bueno. Tampoco era nada fácil contener a semejante mole de músculos.

El tipo que te habla sonríe frente a tus palabras y repone:

- No somos poli, chico... por lo menos no aún. Hacemos el trabajo que ellos debieron hacer hace mucho; sacar la mierda de las calles... y a mi me parece que tú hueles muy mal, gordito.

Mientras hablaban, uno de ellos se ha acercado por atrás e descarga un golpe con un palo en tu espalda. Son unos gilipollas, has debido darte más fuerte.

Heh sonrió Charles entrecerrando los ojos , sin dejar de mirar al hombre con el que hablaba, como si el que le había golpeado ni siquiera estuviera allí. Dile a tu amigo que si me vuelve a pegar con ese palillo, se va a quedar sin dientes en los que hurgar con él.

Charles se acercó un poco más a su interlocutor, amenazadoramente, siempre mirandole a los ojos y sonriendo. ¿Así que no eres un poli? Bien, eso facilita mucho las cosas... dijo mientras hacía crujir los nudillos de una mano con la otra...

La verdad es que tu intento por asustarlos es tomado como un reto por esos tipos que toman palos y manoplas y se lanzan sobre ti encolerizados. No sabes cuantos golpes te caen encima y en esta ocación si son dolorosos. Debes hacer algo o de seguro te romperan un hueso.

Genial... pensó Charles mientras se encogía a causa de los golpes que le llovían encima. Otra vez esta bocaza mía...

El fornido joven aulló más de rabia que de dolor, mientras, de pronto, su cuerpo respondía por sí solo a la agresión. Los músculos se tornaron rígidos, y la piel comenzó a endurecerse, más y más, adquiriendo una tonalidad cada vez más transparente, hasta que instantes después del primer golpe, Charles se había convertido en un monstruo, en una pieza articulada de diamante, que comezaba a devolver los golpes a los dos agresores...

Hahahaha!   reía enloquecido ¡Vamos! ¡Venid por mí! ¿Es eso todo lo que sabeis?

Al verte alzarte como un gigante de cristal, esos fascistas se alejan de ti con los ojos muy abiertos y el sudor chorreandoles la cara. Seguramente pensaban entretenerse un poco contigo, que eras solo un gilipollas cualquiera con un poco de sobrepeso y nada más. No obstante, ninguno quería volver con la cola entre las piernas así que arremeten con sus palos, pero estos chocan contra tu piel diamantina.

No obstante, uno de ellos saca un pistola e intenta hacerte algo de daño, pero la bala no es suficiente para traspasar tu piel.

Ya se han divertido suficiente, ahora te toca a ti.

La sonrisa de Charles resultaba aún más atemorizadora tras haberse transformado. Pocas veces lo había logrado con éxito, pues aún no controlaba muy bien su poder. He descubierto que soy uno de esos aberrants...   no, un nova hace muy poco, debo ir con calma... se dijo para controlarse.

Sin embargo, la sed de la lucha que siempre lo embargaba cuando peleaba volvió a cegarlo una vez más. Ya no importaba tener cuidado, ya no importaba ser un nova o un aberrant ni nada. Tan solo importaba golpear cabezas.

Charles se movió mucho más rápido de lo que sugería su tamaño, aferrando con sus manos las cabezas de los dos aspirantes a vigilantes de la ciudad, para intentar golpear ambas la una contra la otra...

No hay formas de que los supuestos miembros de la "raza superior" puedan hacer nada contra de ti. Simplemente son como muñecos de trapo en tus manos.

Esos vigilantes callejeros eran muy valientes mientras pensaran que contaban con la ventaja de su parte, porque al verse superados por ti deciden poner pies en polvorosa y tratar de salvarse a como dé lugar. Pero en ese momento escuchas el zumbido de unos retropropulsores; sabes de qué se trata, escuchas ese ruido cada noche y sabes que no es bueno. Es uno de esos aerodeslizadores de la policia, una especie de helicopteros que pueden elevarse por sobre los edificios o volar casi a ras de piso. Una luz potente ilumina el lugar y se escucha una voz por megáfono, diciendo:

- Este es Scotland Yard. Detánse ahí o nos veremos obligados a usar la fuerza.

Mierda, ahora sí que la hemos jodido   se dijo Charles frunciendo el ceño. El joven echó una mirada rápida a su alrededor, en busca de un lugar por dónde pudiera escapar. Si Scotland Yard le echaba el guante, tanto daría ser de diamante como de papel, no duraría mucho en sus manos...

Los fascistas intentan escapar, pero desde los deslizadores disparan unos dardos que al clavarse en la piel de ellos les da una descarga eléctrica que que los deja fuera de combate. No sabes que debes temer a esas armas, pero será mejor no averiguarlo.

Charles parpadeó viendo el efecto de aquellos dardos en sus hasta entonces rivales, y decidió que no quería saber más del tema. El gigantón echó a correr hacia una de las puertas más cercanas, embistiéndola y destrozándola merced a su cuerpo transformado, para acto seguido seguir corriendo escaleras arriba, intentando quedar siempre fuera del rango de los focos de los aerodeslizadores.

Te metes a la casa sin ninguna dificultad y debes comenzar a subir por las escaleras para hacer lo que tienes pensado. No obstante, en las afueras se pasean los deslizadores de un lado al otro, llamándote a que te entregues pacíficamente o harán uso de la fuerza. Entonces llegas a una ventana que da al callejón que separa al edificio de su vecino. No se ven deslizadores cerca, asi que puedes intertar tu salto.

Das un enorme salto que te permite entrar por la ventana del edificio del frento justo en el momento en que uno de esos deslizadores se asomaba por una de las esquinas.

El problema es que a diferencia del anterior edificio, este aún tenía habitantes, por lo que caes justo en medio del comedor de una familia que se encontraba cenando, quienes te quedan mirando sin poder entender porque un gigante de cristal destrozó su ventana.

Pero los policias seguían afuera y debes escapar.

¡Esto...  hola! ¡Huele muy bien, pero no puedo quedarme gracias! saludó como si no hubiera ocurrido nada del otro mundo el fornido hombre de diamante, instantes antes de volver a echar a correr. Charles buscó la puerta de la vivienda, la abrió y salió por ella, deteniéndose sólo un instante para lanzar un guiño al chaval de la familia que estaba cenando ¡Cómetelo todo o volveré, chico!

Pocos segundos después, ya transformado de nuevo a su cuerpo original para llamar menos la atención, Charles salía por el portal del segundo edificio, procurando caminar por las sombras que ofrecían las altas edificaciones de aquella ruinosa parte de la ciudad, en un intento por evitar a los aerodeslizadores...

Sa les a la calle tratando de pasar por alguien que no ha hecho nada y ves pasar por los aires a uno de esos deslizadores que pasa sobre ti cabeza pero no te presta atención. En verdad parecía que esos polis eran tan idiotas como para solo buscar a un gigante de diamante y no a un gigante de carne y hueso.

Pero no debes tentar a la suerte y rápidamente te alejas del lugar esperando safar, pero los acontecimientos dirán otra cosa.

Cuando ya te encontrabas a unas cinco manzanas del lugar cuando un automóvil negro te cierra el paso, mientras aparecen otros tres y te rodean, bajando del interior tipos con traje y armados. Uno de ellos se acerca un poca mas y te dice:

- Mantén la calma, hijo. Somos del MI5 y no queremos tener problemas contigo, sino solo hablar un poco.

Vaya, qué suerte la mía, hoy todo el mundo quiere "hablar conmigo"  respondió sarcástico el gigantón, evaluando sus opciones de escapar de nuevo, algo bastante improbable por lo que parecía. Muy bien, desembucha, papi   volvió a pinchar a su interlocutor, en clara alusión a haberle llamado hijo.   Definitivamente, auquella incontinencia verbal iba a meterle en líos más tarde o más temprano...