Partida Rol por web

Vicen hace caso omiso de tus bromas mientras sigue por la autopista.

Te comenta que, con la subida del Donato, las putas que no tenían chulo en la calle de la Ballesta lo iban a pasar, valga la redundancia, putas. El tráfico de drogas seguramente seguirá igual, pero el ánimo voluble del Donato no podía asegurar nada.

Toma un desvío y pasa por un largo y vacío descampado hasta llegar a un polígono industrial.

- Esto pilla más o menos por San Cristóbal de los Ángeles- comentó mientras aparcaba en una acera que daba al campo.- La vieja de la Cortázar parece que no quiere que la encuentren... ¡joder, qué lejos está esto!

Sabes que es imposible, pero parece como si la temperatura hubiera subido diez grados desde que dejastéis el centro. El asfalto se queda pegado a tus zapatos, mientras a tus espaldas los grillos mantienen su concierto nocturno.

Al otro lado de la calle se ve una vieja fábrica con un desgastado letrero que reza "Calzados Lázaro". En la puerta hay un tipo con gafas de sol y músulos prominentes.

- Es ahí - dice Vicen, señalando al fábrica.- Las señoras primero - dice haciéndote una reverencia.

Escuchaba a Vicen, con una medio sonrisa y se me  ocurrio una idea con lo de las putas. Quiza me haga con el control, seria un dinero facil y un poco de rebaño no me vendria mal. Aun asi le tenia que dar alguna vuelta mas para decidirme.

Aparco su destartalado Ibiza en la acera y sali de el estiradome un poco.- Esta donde Crristo perrdio el mecherro camarrrada. Yo si fuerrra ella, tampoco querria que me encontrrrarran- Sonrei y camine a su lado hasta el letrero de la zapateria, donde vi al gorila que vigilaba la puerta.

Gilipollas..- Le dije con afecto y una sonrisa y pase sin mirar al puerta. Pues dejaria que Vincen, hablara si este ponia alguna pega, cosa que dudaba.

El gorila os deja pasar sin haceros demasiado caso. Al abrir la pesada puerta te llega la música como un martillazo.

El interior ha sido reformado como discoteca de heavy metal. Hasta donde te llega la vista, que no es mucho por la espesa cortina formada por el humo de tabaco, se ve una amplia barra y dos jaulas metálicas colgadas del techo, donde bailan sensualmente una chicas vestidas de negro. El lugar está abarrotado de gente que bebe y baila.

Vicen te da un golpecito en el codo y te indica con un movimiento de cabeza una puerta que hay en un lateral. La puerta está custodiada por una gárgola que sostiene con su boca un cartel que dice "PRIVADO".

Vicen abre la puerta con una llave y pasa a una sala cálida y acogedora. Los gruesos muros evitan que llegue la música, por lo que la sala está en completo silencio. En ella está, detrás de un elegante, aunque algo anticuado, escritorio de ébano, Antonia Cortázar. A su lado, debajo de un cuadro de colores suaves, está Pelusa, su gato siamés.

Ella levanta la vista de unos papeles y dice:

- Buenas noches señores. Sea bienvenido, señor Kirílovich. Me alegra saber que ha venido.

Vicen se gira y te dice, dándote una palmadita en la espalda:

- Yo me tengo que ir, tío. ¡Nos vemos!- y dicho esto se fue, cerrando la puerta tras de sí

Entre en aquel local y ya la musica me hizo sonreir. No me pude imaginar que La Coltazar, regentara unadiscoteca Heavy.

Mire a las mujeres de las jaulas y no pude evitar morderme el labio y pensar en como sabrian.

Hogarrr dulce Hogarrr- le dije a Vicen, con una sonrisa traviesa, pase junto algunas mujeres, casi rozandome con ellas y utilizando mi desarrollado olfato para oler su esencia.

Tras ese paseo, donde me recree con cada olor y la vision de los bellos cuerpos entre en la puerta que ponia "Privado"

Mire a Coltazar y sonrei- Buenas noches Mademoiselle, un verrrdaderro placerr volverr a verrla de nuevo- Deslice una sonrisa y me despedi de Vicen.

hasta luego camarrrada.

- Parece ser que es usted el primero - comentó mientas se levanataba, cogía a Pelusa y se lo ponía en el regazo, haciéndole carantoñas y minos.-  ¿Qué le parece nuestro nuevo negocio? A mí me resulta francamente ruidoso, pero parece ser que a los jóvenes de hoy en día eso les gusta y el negocio va bien, que en eso consiste, en ganar dinero.

No se esperó a que contestaras. Se apoyó elegantemente sobre el escritorio y prosiguió:

- Se preguntará por qué está convocado aquí esta noche, ¿es cierto? Pues todo puede empezar hoy, señor Kirílovich: el fin de la Camarilla puede estar cerca, y yo le tiendo la mano para formar parte de ello.

Permaneci de pie, con los brazos estirados cruzados delante. me habia quitado las gafas por respeto y con el mismo respeto no me sentaria hasta que no me invitara a ello.

Sonrei y mire a ambos lados.- vendrria mas gente..interresante- la mire de nuevo y cuando dijo si me gustaba el local sonrei y con la cabeza dije que si.

Eso suena magnificamente bien Mademoiselle Corrtazarrr...Supongo que hablarremos de los detalles segun venga la gente que esperra, ¿No?

- Bueno, sí...- contestó.- Pero querría comentarle un asunto antes. Si me acompaña por favor.

Dejó que el gato saltara de su regazo y caminó hasta una puerta que había en un lateral. Al pasar viste un pequeño salón con unos cómodos sillones alrededor de una mesa baja, unos cuadros de paisajes y una consola de roble en una esquina. Todo estaba decorado con elegancia y sofisticación.

Con un gesto te invitó a sentarte. Ella se sentó frente a ti y empezó a juguetear con unas gafas de sol que había sacado del bolsillo de la chaqueta.

- El señor Erick se ha ido a unos asuntos a Barcelona, y necesitamos que alguien haga una... pequeña investigación, y hemos pensado en usted. Nuestros contactos nos han revelado que puede haber un... ¿cómo se dice ahora?... sí, un topo. Erick ha estado investigando a todos nuestros miembros, pero no ha terminado su trabajo - parecía incómoda con el tema. No paraba de juguetear con las gafas en las manos.- Faltan por investigar al señor Tobías, a nuestra asesina contratada, a la señorita Ayelen, que no sé si han coincidido alguna vez, y..., bueno,... al señor Vicente.

Dicho esto, hizo una pequeña pausa, pero empezó a hablar otra vez antes de que pudieras reaccionar.

- Por supuesto, quisiéramos que esto no saliera de aquí. No sabemos quién puede ser, así que no se preocupe por su amigo Vicente, no tiene por qué ser él nuestro traidor. Sé que esto no será fácil para usted, pero creemos que lo hará bien.

Asenti con la cabeza, me habia llamado por algo y la acompañe a donde me quisiera llevar. por suerte la estancia era acojedora y de buen gusto decorada. tome asiento, cruzando las piernas y con las manos entrelazadas.

Observe su nerviosismo jugueteando con sus gafas, pues el tema que me estaba ofreciendo era serio y me sorprendi, aunque no mostre ninguna reaccion. Aunque me quede pensativo un momento con alguna duda que necesitaba resolver antes de darla un si.

Madame Corrtazarr, usted sabe que no suelo acudirrr a muchas reuniones, pues el tema politico interrno de los Sabbath, no suele llamarrme la atencion. Simplemente prrefierro acudirr porrr Rrespeto a la perrsona que me invita, como en esta ocasion. Sonrei a Cortazar, pues la respetaba, ella no se metia conmigo, ni yo con ella. "No-Vive y deja no-vivir"

Conozco de vista a algunas de las perrsonas, que me ha indicado de verrlas en las escasas Rreuniones a las que he acudido. - la miraba con franqueza y hablaba con sinceridad.- Supongo  que me habrran investigado a mi tambien, antes de prroponerrme esto y sabrran que lo que le estoy diciendo es cierrto. No se que buscan o como detectarr a ese Topo, pero si puedo hacerr es seguirrles y verr con quien andan e inforrmarrla de los movimientos que hagan. Perro tendrra que decirrme, la rrazon de esta caza de brrujas, pues con algunos de ellos podrre hablarr y no quisierra meterr la pata. Pues no sabrria porr donde empezarr sin ese detalle, ni como prrocederr,sin saberr que trraicion a cometido el trraidorr.

Seguia mirandola intensamente, estudiando cada faccion de su rostro.- No se prreocupe, no saldra de aqui nada de lo que hemos hablado

Antonia sonrió:

- Gracias, sabía que podría contar con su confidencialidad. Y sí, supone bien: todos hemos sido investigados, incluido usted. -se levantó y se acercó a la consola, donde había una carpeta.-El contacto del señor Erick apareció muerto en un parque de Ventas antes de poder proporcinarle más información. Lo único que sabemos es que alguien está aliado con la Camarilla, suponemos que vendiendo información o algo por el estilo.

Te tiende la carpeta.

- Si acepta, claro está, sólo tendría que espiar de vez en cuando a alguna de esas personas, la que usted elija, o a todas si lo prefiere. Nosotros le podemos proporcionar material, como ropa con la que pasar desapercibido o cosas así. Además, será por poco tiempo porque la estancia del señor Ercik en Barcelona será breve.

- Estos son unos escuetos informes sobre los hábitos y costumbres de esas personas, pueden serles útiles.

Cuando parceía que había terminado, comentó:

- Casi lo olvido. Puede contar con mi chiquilla y con el señor Desment, además de conmigo misma, claro está. El señor Torres-Agüero también está al tanto, pero prefiere estar al margen.

La mire con una sonrisa de las mias, esas que contenian ese punto de travesura.

Cuente conmigo, aparrte de hacerr algo porr Vos, me vendrra bien algo de dinerro.

Cogi los papeles y los hojee brevemente- Ultimamente ando un poco flojo de pasta...

¿Quien es su chiquilla? Nunca viene mal estarr algo acompañado en estas tarreas...

La volvi a sonreir, pues las mujeres eran una de mis perdiciones y a su chiquilla la trataria muy bien.

la respetaria,pues no queria enfadarla.

- Sabía que podría contar con usted. Mañana recibirá el dinero,... le daremos como adelanto 3.000€, más o menos medio millón de pesetas.

Miró el reloj que llevaba en la pulsera.

- ¡Qué tarde es! Y usted es el único que ha llegado. Espero que no haya pasado nada.

Se acercó a la puerta:

- ¿Le apetece una copa?

Os encontráis en el vestíbulo del sanatorio. A pesar del calor que hace, el viejo terrazo y los azulejos de la pared parecen rezumar frío.

Alyss baja las escarelas a rastras, agarrada por un celador con cara de pocos amigos; mientras que Doña Luisa, la jefa de enfermeras y la directora en el turno de noche lee unos papeles detrás del desgastado escritorio. Cerca de ella están Jean Carlo y Kashya.

-Señor Desment...-dijo.- ya leímos su carta y parece que está todo en orden, así que no vemos ningún problema en que Alyss se vaya. Además su terapeuta ha comentado que el cambio le podría ir bien.

Observo toda la situación en silencio. No sé muy  bien qué pintamos allí ni para qué estamos recogiendoa  esa chica...Alyss. Mis ojos la miran, es bastante guapa y el primer pensamiento que se pasa por mi cabeza es si Erick será igual de encantador como lo es conmigo. Agito la cabeza para sacar esos pensamientos y vuelvo al lugar en el que me encuentro sin decir ninguna palabra pues no quiero comprometer a Jean.

"Terapeuta... ¿a qué es una loca?" pienso después de escuchar esas palabras.

Cuando me dijo de adelanto 3000€, solte una frase en ruso, con una cara de alegria.

Мать, По бороде Сталина. Это больше, чем я представлял!

La sonrei y guiñe un ojo contento por la paga- El placerr es todo mio.

Con la otra frase que dijo me salio del alma la respuesta- Si hubierra ocurrido algo, ya se hubierra enterrado.

Si tomemos algo y de paso me dice quien es su chiquilla madame- Sonrei mientras la seguia.

No me dio tiempo a ir a ver a Adrian cuando aquel mostrenco de celador me cogió de los brazos de forma bruta y me arrastro hasta el vestibulo donde había mas personas, una chica me miró, debía ser mi adorada primita.

Cuando el celador me soltó me tambalee apunto de caerme, pero conseguí mantener el equilibrio de forma dudosa, iba descalza, no me gustaba ponerme zapatos y aún iba con la bata de loca que todos portábamos allí.

- Si quieres mi brazo solo tienes que pedirmelo y me lo cortaré gustosamente - murmuré mas para mi que para los presentes, pero hablando alto y claro, mientras me frotaba el brazo.

Mi espesa melena oscura calló cubriéndome la cara y dejando ver solo parte de mis ojos, ojerosos y algo hundidos, mi pinta era totalmente de una demente y no quería cambiar aquella imagen, me divertía que todo el mundo pensara que era peligrosa y estaba loca, el problema es que ya no sabía si lo estaba de verdad, o era todo un poco de teatro.

- Y mi vestido - le pregunté a la chica.

Con mis manos acaricie la áspera tela de la bata y mi piel se erizó, odiaba ese tacto, quería un bonito vestido de seda o terciopelo, pero no aquella basura áspera.

Una sonrisa cálida se dibujó en mi rostro, parece claramente disgustada de llevar puesta esa bata.

-Lo tenemos fuera-le comento mirándola cariñosamente-. Me alegro de verte, primita-le comento intentando parecer de verdad familia.

Ni siquiera sé si lanzarme a sus brazos y abrazarla fuertemente pues no sé si ese lugar tétrico tiene normas. Así que me limito a sonreírla cálidamente observándo con detalle cada expresión de su rostro y de todos los que nos rodean. Algo nerviosa rasco mi nariz y coloco mi larga melena pelirroja haciéndo que está emita pequeños destellos cuando le da la luz parecidos realmente a una llama de fuego.

Miro a la chica, parece contenta de tenerme allí, no debería estarlo, no, ¿porqué lo está? eso es porque no me conoce ... en mi cabeza empezó a surgir la duda paranoide, ¿y si era una trampa? ¿y si solo quería aparentar que era buena para hacerme daño?

Sonreí de forma sádica ... daño .... hacía mucho tiempo que no sentía el daño, me gustaría volver a sentirlo. Instintivamente llevé mi mano a mi antebrazo y apreté, pero ... no era daño lo que sentía.

- Fuera - alejé mi mirada hasta fuera y la miré fijamente, ¿que hora era? ni si quiera sabía si era de día o de noche - No, yo no salgo fuera si no es con el vestido, no quiero que ... - me calle de pronto - vamos fuera - adelanté un par de pasos sintiendo como mi cuerpo se tambaleaba suavemente, parecía borracha, mareada, pero era mi forma habitual de andar.

Un poco agazapada, como si tuviera miedo, torpe.

- ¿Te alegras? no te alegrarás tanto cuando salgamos de aquí, tengo hambre - murmuré llevando mi muñeca a mis labios y frotando como si me rascara con ella - mucha hambre - tragué saliva, en realidad, tenía la boca seca, tenía ganas de un aperitivito, ¿como sabría la sangre de aquella muchacha? ¿se molestaría Erik?

Mis ojos la escrutan con descaro.

-Tienes hambre ¿eh? Luego buscaremos algo que puedas llevarte a la boca, así que tranquila-le comentó después de ver como se tambalea en lugar de andar.

Parece una chica realmente rara, realmente extraña y realmente especial.

Siento mi piel ponerse de gallina cuando siento sus ojos en mí y fijo los míos ambar en los suyos.

-Bien, si no tienes nada más que decir... larguémonos-le digo directamente pues comienzo a sentirme incómoda en ese lugar y lo único que quiero es dejar de fingir que soy su prima, no estoy acostumbrada a mentir.

-Sí, no te preocupes... nosotros te conseguiremos... algo de comer...- dijo Jean Carlo.- Ya verás como Milano te gusta.

También él parecía sentirse incomodo en ese lugar tan poco agradable.

- ¿Te-tengo que firmar en... algún sitio?- le preguntó a la enfermera.

La enfermera tendió unos papeles a Jean y un desgastado boli Bic de color azul. Cuando el vampiro terminó de firmar, dijo un simple "Ya está" y los guardó en una carpeta.

El celador se fue y doña Luisa se quedó de brazos cruzados, esperando a que os fuerais.

Viendo la amabilidad de los empelados del manicomio, Jean tomó del brazo a Alyss y, haciendo un gesto con la cabeza a Kashya, salís del edificio.

Alyss se siente extraña al ser tratada con amabilidad, y no sabe muy bien qué decir.

Fuera os espera el BMW y el chófer que os abre educadamente la puerta. Una vez dentro, Jean Carlo le dice que hay que darse prisa y, tomando el teléfono móvil, hace una llamada. Le dice a su interlocutor que si por algún casual tiene algún traje bonito para una chica joven, más bien delgaducha y de un 1'70 m, más o menos. También comenta que quizá haya novedades. Cuando termina, le dice a Kashya:

- Per-perdona... siguiendo el tema... ¿estás segura? Es... es que, si...no, tendremos que hablarlo con Antonia.

Una vez que había salido del psiquiátrico, su marcado acento italiano ya no lo era tanto.