Partida Rol por web

La gitana adivinadora toma la carta con su mano apergaminada de dedos huesudos y uñas largas. Levanta una: la Rueda de la fortuna, boca abajo.

-La Rueda expresa los cambios, la transmutación, el orden del Cosmos que vuelve a ser. Algo está interfiriendo el orden lógico y verdadero de los Mundos

La vuelve a posar sobre la mesa y toma otra: el Sol, invertido.

-La Eternidad, el refugio del alma. Si está el revés, quiere decir que algo no está donde tiene que estar.

La voz pausada y onírica de la bruja es como el murmullo de un arroyo lejano. Llena toda la caravana y la vuelve a vaciar una vez se calla, como un sumidero que se tragase toda el agua.

-Y por último-añade-, la Torre, la Casa de Dios: el dedo de Dios que destruye la vanidad humana, el caos, la destrucción. Algo malo va a ocurrir, eso es lo que dicen las cartas.

Mientras añade esto último, deja la carta, esta vez del derecho, sobre el mantel descolorido, delante de ti. Tus ojos se quedan clavados en el rayo que destruye la torre, en las personas que parecen caer de la torre, escapando de la ira divina.

Llevas varios años visitando a esta pitonisa, y nunca antes ha fallado.

Esta mujer nunca me ha fallado - piensa Rael. Ummm... tenía noticias de que ha habido cambios en Madrid; pero no que fueran a suponer un verdadero cambio y una verdadera masacre... ¿acaso esta vez tenemos verdaderas oportunidades para destronar a La Camarilla de Madrid, sin duda de las más poderosas del Mediterráneo? 

Amable señora, ¿sabría decirme algo más sobre mi papel en estos hechos? ¿ y a quién más ve usted implicado en tales hechos? - pregunta Rael a la vieja adivina.

Sus ojos negros se clavan en los tuyos. Toma las cartas en sus manos y, con unos movimientos ágiles, barajea el destino escrito en ellas.

-El Mago: iniciativa, fuerza de voluntad-dice, posando la carta en el mantel.-El Papa pero invertido: enfermedad, fragilidad. Parece ser que se verá envuelto en un cambio del que será, al menos en parte, culpable. Un cambio del que es posible que salga mal.

Saca un última carta y la coloca entre las anteriores:

- El Ermitaño. Una carta que aconseja prudencia.

Vuelve a barajarlas y saca una carta más: el Mago.

- Una fuerza de voluntad poderosa y de gran vitalidad, será el culpable del desmoronamiento del orden natural-se detiene y saca otra.-La Justicia al revés: trampas y traiciones. Así que, joven, tenga cuidado con sus amistades, le pueden jugar una mala pasada.

Toma una carta más. La mira largo rato antes de dejarla caer en la mesa, como cerciorándose de que es ésa y no otra.

-El Diablo: fuerzas tenebrosas. La destrucción y el caos.-después añade con cierta teatralidad.-Tenga cuidado joven, va a tener problemas.

No tema por las fuerzas tenebrosas... estoy acostumbrado a convivir con ellas. Muchas gracias por sus consejos señora; le recomiendo que no le diga a nadie que hemos hablado. Y Rael se despide pensando en las palabras de la adivina...Iniciativa, Fuerza de Voluntad y... ¿Enfermedad y Fragilidad?...esto último puede referirse al hecho de que estoy muerto; aunque también puede significar que de alguna forma voy a perder vitalidad. Mmmm, de todas formas cabe la posibilidad de la existencia de un topo o aliado de La Camarilla en el Sabbat...

Debería buscar un refugio provisional más cerca de la ciudad... Quizás sea momento de visitar a Erick...pero ¿debería pedirle refugio? Si creo en la adivina, puede que tuviera que cuidarme de él... Mejor busco un refugio por mi cuenta hasta que pueda tantear a Erick... 

Decido ir caminando hasta unos pisos que ví por la zona de Puerta del Ángel que tenían buena pinta externa (estructura sólida,ventanas con persianas y puertas de madera,etc...).

La Puerta del Ángel era un barrio oscuro con olor a orines. Hacía años que la droga se había asentado en aquel lugar, y la policía, corrupta y obediente al rico, había dejado que germinara y creciera.

Llegas a la calle donde tienes un piso franco que el Sabatt te ha conseguido. Es cómodo, está limpio y, sobre todo, no se parece en nada al resto de pisos que puedes encontrar en la zona. No puede llamarse piso de lujo, pero está bien.

Al llegar a la puerta, tu móvil suena. Levantas la tapa y ves el nombre de Desment en la pantalla. Pulsas el botón de descolgar y te acercas el aparato al oído.

-Bu... buenas Ra-el. ¿Cómo van... las cosas?-contesta la temblorosa voz de Jean Carlo a través del teléfono.- Quisiera ha-hablar contigo... eh... mañana... ¿Puedes?

Hace una pequeña pausa en la que sólo se escucha un silencio denso.

-Es... por si te in-interesa un tra... bajito. Sería... mañana a... eso de las... doce y... media.

Rael se alegra de la llamada; Jean Claude es de los más enterados de lo que ocurre en la ciudad. 

Hola Jean Claude!!! Me alegra oirte. Contigo tenía ganas de hablar. ¿Donde quieres que nos veamos mañana?. ¿En tu refugio?

-Estoo, no, mejor... en la sede del Sabat-responde.-No sé... si sa-sabes dónde está. Es... una pe-queña i-iglesia en la Vía... Carpe-petana, con una campa... na. Es... tá cerca del... metro.

Vuelve a haber el mismo silencio denso de la otra vez.

-Ya... te con-contaré, pero pa... rece que tene-mos una... visi-sita de la Inqui... sición. Te espero... a las doce... y media.

Bien Jean Claude, mañana me cuentas más detenidamente. Perooo tratándose de la Inquisición debo saber si tengo que prepararme para una pelea... En cualquier caso necesito abastecerme de comida, armas y recursos. Oí algo de un chiquillo experto en armas...¿donde podría encontrarlo?.

-No te pre-preocupes, es sólo... una tarea de inves-tiga-ción, por... ahora no... habrá pelea.

Paró un pequeño momento y prosiguió:

-Y por las armas... te-te refi... eres a Vicen..., ¿ver-verdad? Vive en una buhar... dilla en la Corre-rredera Baja, si qui-quieres te doy su nú... mero.

Sí, espera un momento. Rael coge un boli y un bloc de notas. Dime el número.

-Apunta: seis... tres... cu-uatro... cinco... dos... ce-cero... siete... uno.-dice Jean Carlo después de buscar el número.- Lo que... no sé es...por... dónde an-dará.

Te despides de Jean Carlo y empiezas a pensar si llamar a Vicen o pasear por la ciudad. Son sólo las 12:45 de la noche, así que la noche es todavía joven y sería una pena desperdiciar una noche de verano como aquélla.

Te sientas en el desvencijado sofá que hay en el pequeño salón a grabar en tu móvil el número que el viejo Brujah te ha dado. Los muebles son heredados de los antiguos propietarios, una anciano matrimonio. La noche en que te dio las llaves del piso Ercik te contó que la mujer murió hacía un año, y que el marido está ahora en una residencia de ancianos en La Elipa. Aunque sean viejos y de estilo antiguo (deben tener más de 50 años), son muebles sorprendentes: en el fondo de algún cajón o detrás de una cómoda te has encontrado fotos antiguas, algún caramelo polvoriento y duro como una roca e, incluso, un boleto de lotería del año 53.

Al sentarte, ves un papel que sobresale por detrás del armario que hay enfrente de ti. Te acercas y lo arrancas de su prisión. Es una estampita antigua, amarillenta por el tiempo y con olor a alcanfor.

Aunque a Rael nunca le ha interesado las pinturas, esta estampa le creó cierta curiosidad. Le llamó la atención que la ropa tuviera motivos nocturnos cuando aparentemente era un angel cristiano (religión más relacionada con la luz y el sol). y las siglas P.I.D. Bueno, la guardaré con mis otras cosas.

Es temprano, asi que voy a contactar con el tal Vicen para obtener algunas provisiones e información. Marco el número proporcionado por el viejo Brujah

Hola Vicen, soy Rael. Jean Carlo me dio tu número para poder obtener... algunas cosas, ¿podríamos quedar ahora?.

Vicen contesta un poco desconcertado. De fondo se oía gente hablar en voz baja.

-Aaaa... Buenas, no te había reconocido, como casi no nos conocemos. Pues mira, ahora mismo estoy en Vicálvaro con un pedido para Donato. Si quieres podemos quedar... -se hace un pequeño silencio.-¿Te viene bien a eso de las dos en Cuatro Caminos? Tengo un pequeño almacén al lado de las cocheras del metro, en Reina Victoria.

Vale, a las 2.00 am estaré allí. Te dejo que pareces estar ocupado. Hasta luego.

Vicen se despide rápidamente. Tienen tiempo de sobra para llegar, pero no quieres perder el metro así que te levantas, sales de casa y coges el metro en Puerta del Ángel.

El traqueteo del vagón te rompe los oídos  mientras permaneces en un asiento apartado del resto de personas. El resto del vagón está vacío excepto por un vagabundo borracho que se tambalea al son del tren, y una pareja de quinceañeros enamorados que no paara de besarse y tocarse, ente risitas.

Cuando llegas a Cuatro Caminos todavía es pronto, por lo que das una vuelta por el barrio hasta las dos. Al llegar al antiguo edificio de cocheras, una construcción de ladrillo ennegrecida por el paso lento del tiempo y el humo de los coches, ves que Vicen ya ha te está esperando.