Partida Rol por web

La puerta estaba cerrada con llave, pero con una fuerte embestida la logras forzar entrando en el edificio. Está bastante oscuro, pero por lo que puedes ver parece que estas en el almacén de algún negocio. A tientas localizas otra puerta y al abrirla descubres que te has colado en el interior de una gran tienda de ropa de dos plantas. Una escalera mecánica lleva al piso superior. Corres entre los pasillos, esquivando perchas y estantes, huyendo del agente que ha entrado detrás de ti. Puedes ver el foco de su linterna barriendo el interior.

Tu examen de la estructura te revela que, efectivamente, las rejas están conectadas a un sistema de alarma que se conecta desde el interior. Si intentas entrar por la fuerza se activaría el dispositivo y ahora mismo no posees las herramientas necesarias para puentear el sistema.

El Terminator agarra una de las verjas, sopesando sus opciones. Su "mente" empezó a analizar las posibles variaciones y decidió optar -solo por esta vez- la mejor opción. Soltó lentamente la verja y se dirigió de nuevo hacia el coche. Tras esto se sentó y esperó a que la tienda abriese.

Las horas transcurren monótonas hasta que empieza a salir el sol y la ciudad cobra vida de nuevo. Los coches empiezan a circular con más asiduidad, las calles empiezan a llenarse de gente que acude a sus ocupaciones y, en la tienda de armas, a las 7:30 en punto, acude un hombre que abre la verja con una llave. Entra en el interior de la tienda y empieza a levantar las rejas de los escaparates.

La policía le seguía, y el hombro le dolía un poco, aunque supuso que no se había hecho nada serio. Por otro lado, el lugar estaba lleno de ropa, así que mientras huía de la luz de linterna intentó ponerse algo para cubrirse el torso. Si tenía suerte podría encontrar algo de dinero en la caja registradora... aunque lo más importante era evittar la luz. Y encontrar alguna otra salida.

Aprovechas para coger una camiseta, una chaqueta de cuero larga y unas zapatillas. Te vistes rápidamente mientras te diriges a la zona de las cajas. Hay tres puestos con sus correspondientes máquinas registradoras y en un cajón las llaves para abrirlas. Desafortunadamente todas están vacías excepto una en la que probablemente la empleada olvidó hacer el cierre. Hay un total de quinientos dólares en billetes de 20 y 10. Lo coges todo sorprendido por algo que sólo sabías de oídas: el dinero. Te hace gracia que con esos papelitos de colores se consiga equipamiento.

El tintineo de las cajas al abrirse atrae la atención del hombre que te persigue. Aprovechas para dirigirte al piso de arriba y buscar las ventanas. Una da a una escalera de incendios que lleva de vuelta al callejón. Ves el coche patrulla de la policía, vacío, y al vagabundo que se ha vuelto a dormir.

Terminator había pasado la noche sin dormir... claro que una máquina no necesitaba ese tipo de acciones. Siempre estaba operativa y lista para actuar. Nada mas ver al dependiente de la tienda, el Terminator sale del coche y se dirige hacia la puerta. Tras esperar a que la tienda esté abierta finalmente entra en la misma.

Allí ve un buen número de armas. Se acerca hacia donde se encuentran las escopetas y las observa con detenimiento. Tras catalogar cuales serían las mas adecuadas, mira hacia el dependiente.

Quiero comprar esa Winchester M1887- dice mientras la señala- y munición para el arma. 

Y esa pistola- señala a la the .45 Longslide, con el laser incorporado.

El dependiente descuelga el Winchester de la estantería y lo pone sobre el mostrador, así como varias cajas con cartuchos. También saca la pistola que deja sobre el cristal. 

-Son nuevas, acaban de llegar -te dice señalando la pistola-. Es buena arma. Toca el gatillo y se enciende el rayo. Luego coloca el punto rojo donde quiere que vaya la bala. No puede fallar ¿Quiere algo más?

Mira por las armas que había colgada por toda la tienda:

La Uzi de 9 mm- le dice- y la automática, del 12- añade, mientras coge las armas que le había colocado el dependiente en el mostrador y comienza a inspeccionarlas. Debía comprobar que todas estaban en buen estado.

-Conoce las armas, amigo -dice mientras pone en el mostrados los nuevos artículos que le has pedido. Un rápido vistazo te confirma que están en excelentes condiciones-. Esa es ideal para defensa propia -dice señalando la Uzi-. Bueno, eeh, ¿cual quiere?   

Todas- responde mientras inspecciona la automática del 12 para ver que si se encontraba en buen estado. 

Tenía ropa y dinero, ya era un principio, pero la policía estaba cerca, había un coche patrulla para demostrarlo. Así que debía andarse con ojo.

Se aseguró de que no había nadie por los errores, sin contar al vagabundo dormido, y encaminó sus pasos hacia el coche patrulla. Quizá fue movido por la estupidez, pero en el coche podía haber algo de valor, con suerte hasta un arma o incluso el vehículo. Si iba a enfrentarse al cyborg debía hacerlo preparado. Aunque las armas de este tiempo, si había llegado a la fecha correcta, no valdrían demasiado.

Cuando te acercas al coche te percatas de que tiene las ventanillas bajadas pero las llaves no están en el contacto. Supones que con tiempo podrías puentear el vehículo, pero te preguntas si tienes el tiempo que necesitas. Sin embargo, sonríes al ver la escopeta del 12 en su soporte metálico habitual. Un grave descuido por parte del agente dejar las armas a la vista.

El tipo sonríe cuando dices que quieres llevártelo todo.

-Hoy podré cerrar temprano -comenta mientras se gira para sacar unos formularios-. Tendrá que esperar quince días para la pistola, pero se podrá llevar los rifles ahora mismo... 

Justo en ese momento, coge una de las balas de la 12 y la introduce en el arma, cargándola...

-Eh, oiga amigo -dice el humano con expresión asustada-. No puede hacer eso... 

Ya con el arma cargada, sin seguro alguno, apunto al dependiente- ¿no?- y tras decir esto, le dispara en todo el pecho, reventándole el corazón. Un arma de ese calibre disparada desde tan poca distancia era éxito seguro en cuanto a mortandad se refiere. 

Con el dependiente muerto, recoge su arma, su munición, guardándolas en una pequeña bolsa que recoge en la misma tienda, y se marcha de allí, como si nada, hacia su coche. Se monta y se encamina hacia la primera dirección que tiene en su mente, rumbo a por Sarah Connor. 

Sabía manipular los cables del coche para arrancarlo, pero la policía andaba cerca. Sin embargo, la escopeta estaba a la vista, y no le tomaría mucho tiempo cogerla.

-Gracias, agente de seguridad anónimo y descuidado- dijo en apenas un susurro mientras cogía el arma y huía, esperaba que definitivamente, de la policía.