Partida Rol por web

Han pasado tres meses. Tres meses encerrados en el espacio puerto, analizando cada resquicio, cada conducto de aire, cada junta y cada milímetro del espacio puerto, en busca de brechas, de cualquier tipo de filtración que haya permitido que el incidente con el gas desconocido formara el caos en Prima Porta. Pero nada. Toda la base cumple todos los requisitos, e incluso más. Es, posiblemente, la base más segura que el más suculento capital pueda comprar. 

Por su parte, la directora se ve obligada a luchar con uñas y dientes por su puesto, que, tras semanas de constante batalla con las autoridades de la UOCorp., consigue mantener. El General se reúne tres veces con la Teniente Vera, para discutir cierto incidente de la estación 327, una base en una zona costera, lejos de la construcción principal de Prima Porta. El incidente es clasificado de alto secreto, y nadie lo comenta. Únicamente, un incidente aislado que no volverá a ocurrir. 

Al final de los tres meses, todo el personal recibe una semana de descanso, y se abren de nuevo las comunicaciones entre las bases. El gas que, supuestamente atacó el espacio puerto y provocó extraños sueños a todo el personal civil, no es detectado en ningún rincón del planeta. Como si nunca hubiera existido. Varias teorías surgen, pero la que acaba por imponerse es la de una beta aislada de un gas procedente del núcleo, que se genera de forma espontánea. Se adaptan los filtros en base a las pocas muestras conservadas, y se da el incidente por resuelto. 

Tras la semana de "vacaciones", las expediciones se re emprenden, y la Teniente Vera, el Sargento Stibbons y el Cabo Helborg se reúnen con los doctores Stanislav, Borden y Vasilievich, y con la doctora Tsunoda, para salir, al fin, hacia vuestro primer viaje de exploración de la ciudad. Formáis el grupo Hansel-63. La seguridad, reforzada, da a los doctores una pistola aturdidora y a los militares, además de la susodicha pistola, una rifle de asalto y tres granadas antifrag, aunque se recomienda no usarlas salvo en caso de vida o muerte. El mando del grupo es conjunto. Los civiles corren a cargo de la Teniente Vera, mientras que las decisiones militares, son del Sargento Stibbons. Tras recoger todo el equipo necesario, os reunís en la bahía de atraque 8-A, donde una lanzadera os lleva hacia los edificios que forman la llamada "parte alta" de lo que un día fue la ciudad de Prima Porta, ahora en ruinas. En el centro, una masa de metales, hormigón, cristal y acero en diversas aleaciones combinan los rascacielos de Prima Porta, un conglomerado de inmensos edificios de varios cientos de metros de altura, que suben por encima de la propia capa de nubes. Varios puentes y nexos unen los diversos rascacielos unos con otros en diversos niveles. 

La lanzadera os deja en el punto más practicable de la azotea, algo parecido a la cima de una gran montaña. Un inmenso patio de unos 400 metros cuadrados, lleno de diversas construcciones cuyo propósito es del todo desconocido. Frente a vosotros, hay una puerta, y tras vosotros, tres puertas más, y otra a vuestra izquierda, todas más o menos a la misma distancia, unos 100 metros. Y todas bajan. 

-La de ahí.- El piloto, una vez os deja, baja con vosotros y os explica, señalando hacia la puerta frente a vosotros. -Es la que toman todos. Sabemos que es segura, pero no se detiene hasta unos veinte niveles más hacia abajo. El resto, no han sido exploradas. En principio el riesgo de derrumbamientos es mínimo, así que siéntanse libres de explorar lo que les plazca. Si me necesitan, estaré dando vueltas por la zona hasta mi relevo, dentro de 10 horas. Y el código para llamar a la lanzadera siempre será "Cuervo Hansel-63". Tienen 72 horas. Buena suerte.- Dicho lo cual, se va de nuevo en la lanzadera, que no tarda en desaparecer bajo la capa de nubes. Ahora, estáis solos. Os toca. 

Vera despide al piloto con una venia militar, y cuando ese quedan solos, permanece en silencio un momento observando al grupo recortado contra las ruinas. Tres meses eran muchos días, y durante ellos había podido ir captando sólo un poco el funcionamiento y el rol de cada uno de ellos para realizar en su mente posibles modelos de grupo que pudieran formar. No hay, al menos para Vera, ninguna incompatibilidad esencial que les vaya a impedir cooperar y funcionar como un verdadero grupo; pero sabe bien que en pocos rincones del universo, como en el rincón de su hogar, la ciencia y lo militar pueden fundirse para dar como resultado algo realmente bueno, que no roce ninguna disciplina con la otra, que no tenga los resquemores de prejuicios de cada bando contra el otro. Ella es una de las pruebas más acabadas. Pero realmente no lo espera de aquellos, de los cuatro científicos cuyos perfiles se recortan limpios contra las ruinas, y de los dos militares cuyas armas deforman sus figuras y sombras hasta darles un aspecto que temer.

Se dirige al Sargento.

- Imagino que puede ser correcto saltear la elección de la puerta ya explorada, aunque quizás prefiera primero asentarse sobre el ambiente antes de empezar a correr riesgos - le dijo, claramente en alusión a que dictaminase qué tipo de táctica de defensa esperaba usar. Luego se volvió hacia los científicos, buscando con la mirada quién era el arqueólogo - ¿Han hecho estudios teóricos de las ruinas, durante el entrenamiento? ¿Tienen alguna puerta en especial que sugerir que tomemos?

Empieza el trabajo, otra vez solos esperando hacerlo bien... Mientras veo alejarse a la nave, respondo a la pregunta de la Teniente

Todo depende de lo que quieran los investigadores, pero propondria montar aqui o en una de las habitaciones superiores una base de partida, donde dormir y mantener el equipo mas pesado que no sea necesario en los primeros viajes... Alguien se tendria que quedar aqui para vigilar, mejor dos personas, pero esto nos dejaria una via de contacto segura con el exterior y el trabajo seria mas liviano- tras decir esto niego con la cabeza- Por contra, esto nos dividiria, haciendo menos potente al grupo si nos atacan, y las expediciones serian mas cortas, dado que no podriamos alejarnos mas de un par de horas de aqui...- Miro a los investigadores- de todas maneras, tendremos que montar turnos por las noches, pues aun a mis peticiones solo somos dos militares, sin contar a la teniente que esta al cargo de los civiles. Al parecer han querido reforzar la seguridad y no podian disponer de mas hombres...

Paseo la vista por todos ellos, fijandome en sus caras. No parece que tengan muchos problemas, aunque el historiador pone cara de no gustarle. Segun su historial es un tipo dificil de tratar, asi que tendremos que ser diplomaticos

¿Que eligen, montar la base de partida o cargar con todo para la expedicion? a lo que sea les seguiremos

Ahora me dirijo al Cabo Helborg, el otro elemento dificil de la expedicion. Tras leer su expediente supongo por que es asi con los superiores (yo tambien estaria enfadado), aunque lo necesito 100% operativo.

Cabo, haga un pequeño reconocimiento de la zona, pero tenga cuidado, tampoco debemos exponernos mas de lo necesario.

Es mejor disponer el campamento en donde paremos la avanzada, podriamos encontrar un lugar que podamos estudiar completamente y pernoctar allí, es más eficiente y se pierde menos tiempo. Siempre que sea seguro, claro.

Asiento ante la observación de la Teniente Vera, seria bueno contar con alguna referencia.

El piloto no ha dejado claro cómo podemos volver a este lugar; ¿si se cruza la misma puerta en el lugar donde nos dejó se vuelve aquí sin más? o es que habrá más espacios en los que podamos abordar la lanzadera? pregunto a los militares principalmente, se supone que ellos han de estar más informados por la seguridad...

Bien, gracias señor Stibbons, celebro ver que nos dejan decidir, o al menos opinar. Teniendo en cuenta que tenemso tres días -las 72 horas que dicen los entendidos- tenemos que valorar la posibilidad de que llueva, y nos sintamos algo incómodos en nuestro campamento de la azotea -cmento mientras señalo el cielo.

Señalo la puerta "que todos toman", a saber por qué, y después las demás.

Si tenemos que bajar veinte pisos para instalar el campamento siguiendo esa puerta, propongo descender dos o tres pisos por las otras puertas y ver cuál es el mejor lugar para acomodarnos. Supongo que pese a las armas y su idea de no separarnos no corremos peligro. No hay ningún alien sediento de carne humana y no creo que el bicho tan feo que nos enseñó la anciana señorita Widesproon esté por los pisos de un rascacielos, ¿o sí?

Aquí todos tienen miedo de bichos que les devoren, yo tengo miedo de averiguar por qué motivo no hay nadie en este planeta.

Señores militares con armas automáticas, ¿serían tan amables de ir delante?

Aqui estamos perdiendo el tiempo, me es indiferente la puerta que atravesemos pero hagamoslo ya, en tres dias tengo que coger muchos datos y algunos hayazgos, no sabemos cuando volveremos a la ruinas...

Dice impaciente nervioso por lo quep ueda encontrar dentro de esos edificios.

Vera observa en silencio mientras el Sargento responde y luego, mientras los científicos desgranan sus propias acotaciones cada quien tirando para el sitio donde más cómodo parece sentirse. No se le pasa por alto que ninguno de ellos ha respondido de ninguna manera a su pregunta, pero no insiste. Sus motivos tendrán para esquivar el tema o para desviarlo a través de respuestas indirectas en comentarios sobre otras cosas. Lamentablemente sus superiores tomaron una decisión que ella no se encontró en posición de criticar, respecto del conocimiento que podría haber llegado a tener de cada individuo y del grupo civil, por lo que más que pequeñas y transitorias suposiciones no se encuentra en posición de hacer.

Sólo tiene una certeza, y que es que a aquellos les lleva una inquietud quizás más allá de la mera investigación.

- Coincido, señor Vasilievich. Pero su seguridad y la de sus colegas está por encima de las muestras que pueda recoger - le responde al científico, mirándolo con calma. El hombre parece nervioso, y Vera sólo puede atinar a pensar en dos posibles orígenes de aquello - En el caso que por cuestiones de seguridad no pueda usted obtener todas las muestras, yo me haré responsable.

Mira al Sargento, que es quien está en realidad a cargo, pero le ve pensativo. Así que mira a los otros que hablaron.

- El funcionamiento de la puerta que ha sido explorada es exactamente ese - contesta, mirando a Emm - Creemos por lógica que el resto de las puertas, en condiciones normales, debería funcionar igual. Pero al no estar exploradas, no tenemos certezas. De encontrarnos en una situación como esa, contamos con que los pisos de los edificios se encuentran conectados entre sí para un ascenso manual, y podremos acceder al nivel donde esté abierta la puerta para volver a la azotea.

Luego sus ojos se dirigen a Alfred. Su comportamiento Es digno de un manual de cinismo. ¿Sería muy infeliz?

- Amables y cumplidores de nuestro deber, señor Borden - Vera sonríe a medias - Pero sólo cuando el Cabo vuelva del breve reconocimiento. Si bien les seguiremos en lo que requiera su trabajo, el Sargento podrá decidir el cómo lo haremos cuando aquello termine.

Helborg vuelve, atravesando una de las puertas. De una especie de diversos gruñidos y monosílabos entendéis que no ha encontrado nada extraño, en ninguna dirección. Al menos, nada que pueda resultar peligroso, si se actúa con un mínimo de sentido común. 

Bueno debemos elegir una puerta, yo prefiero explorar zona nueva, asi que deberiamos elegir una de las otras dos, si a todo el mundo le da igual, se elige al hacer, por ejemplo la que esta mas a la derecha y ya esta, si hay suerte mas adelante iremos por el otro camino, pero movamonos ya que perdemos mucho tiempo aqui hablando....

Dice nervioso acercandose a la puerta que ha señalado al azar.

Muy bien entonces movámonos, da igual por donde comencemos, ya habrá tiempo para inspeccionar las demás puertas... me muevo a la vez hacia la puerta que ha señalado Vasilievich y la abro, total ya el cabo habia inspeccionado la zona y decia que era segura.

-Si os vais a explorar os acompaño, puede que encuentre algo interesante para investigar

Después recojo mis herramientas para si nos tenemos que ir

Señores, estare de acuerdo de ir por donde digan, pero pediria que nos dejasen al cabo o a mi ir delante, como medida de seguridad- Digo mientras me echo el equipo a la espalda- No se dejen nada aqui, no creo que volvamos hasta terminar el plazo de tiempo.

Avanzo hacia la puerta, dandole por señas ordenes al cabo de que cubra la retaguardia, aunque no haga demasiada falta en la zona ya reconocida.

Bueno, hora de comenzar la exploracion- Preparo las armas, aunque solo lleve la pistola preparada en la mano. Algo mas grande puede obstaculizar dentro de pasillos estrechos.

Así pues, obedeciendo a la orden, o más bien sugerencia de los miembros militares del equipo, atravesáis una de las dos puertas inexploradas. La puerta, de pesada hoja de metal, se abre de forma pesada, haciendo un ruido tétrico al abrirse. Accedéis a unas escaleras de metal que bajan, en buenas condiciones. Helborg y Stibbons van delante, seguidos por el resto, y la Teniente Vera tras el grupo, en la retaguardia. Descendéis poco a poco, piso a piso. En cada uno, hay una puerta, de metal, con el marco pintado de amarillo. La primera que encontráis está bloqueada, probablemente del otro lado. La siguiente está deformada, como si algo desde el otro lado hubiera intentado golpearla. Probablemente un derrumbe. 

La tercera, no obstante, está entreabierta. Aunque resulta intrigante, una comprobación rápida demuestra que esa puerta tiene una bisagra rota y no puede cerrarse. A través de la puerta veis un pasillo que tuerce a la derecha, al final del cual parece haber luz. 

Vera se había mantenido al margen, mientras los científicos se decidían e incluso cuando intentaron avanzar por su cuenta. Ni siquiera miró al Sargento, pues sabía que por las circunstancias del caso, cualquier intervención por su parte sería en desmedro de la autoridad del encargado militar. Cuando al fin el Sargento dio su parecer, Vera asintió y dispuso su arma de forma tal que, si bien la tenía preparada y alerta, no estuviese exhibida como las de los dos militares del frente.

Cuando el grupo se detiene frente a la puerta abierta, Vera echa una mirada por encima del hombro de todo el mundo. Ni el lugar ni la posibilidad le ofrecen mucha información, pero sabe que no es a ella a quien tiene que sugerirle algo. Por un momento se detiene a pensar en la pregunta que ninguno de los civiles le contestó cuando estaban en las azoteas. El silencio en los movimientos del grupo, en la aparente soledad de su presencia en aquel sitio de ruinas, sólo es interrumpido en sus oídos por leves y arrítmicos goteos de ruidos, de respiraciones, lo único aparentemente vivo en todo aquel lugar. Decir algo en ese contexto es una idea por una parte estratégicamente ridícula, y por otra, estúpidamente obvia.

Vera opta por la prudencia, y hace su pregunta con un gesto.

¿Quieren avanzar?

Señalo la puerta al cabo, mandando parar un momento la expedicion. Hablando en un tono bajo, informo - Si no entramos por la puerta, al menos debemos reconocerla someramente el Cabo y yo para no arriesgarnos. Nunca es bueno tener algo que desconocemos que puede ocultar a la espalda. Asi que , mientras lo hacemos, decidan si siguen por aqui o bajamos mas por las escaleras.

Tras esto, le indico por señas al Cabo que entremos. Entro decidido, con el arma preparada, aunque no apuntando, de la manera que todo militar moderno ha sido entrenado. Nada de barrer la habitacion con la vista de dentro a afuera, sino de afuera a dentro. Angulos superiores, esquinas inferiores, si hay algun agujero... mientras que espero que el Cabo haga lo mismo por su lado.

Deberiamos continuar por esta puerta, mientras nos acostumbramos al edificio es mejor estar lo mas cerca de la azotea por la que llegamos...

Asiento ante el gesto de la Teniente y espero la contestación de los demás cientificos para continuar

 Venga pasen delante que yo les sigo de cerca!! Dice le científico impaciente por encontrar algún vestigio de la civilización que construyo esos edificios.

De nuevo el Cabo entra primero, refunfuñando. Tras varios minutos, este vuelve, señalando (a su manera, por supuesto, ayudado de gruñidos y monosílabos) que no hay peligro. El Sargento y el Cabo entran primero, y tras asegurar una segunda vez el paso, entran el resto, siendo, como hasta ahora, la Teniente la última. 

La puerta lleva a un amplio recibidor completamente cerrado, salvo por dos aperturas, una a cada lado de la sala, que en su momento estuvieron protegidas por dos puertas. Una lleva, a un pasillo abierto por un lado al vacío (probablemente, en su momento, debía haber ventanas) que gira a la derecha, más allá de vuestra vista, y el otro, a un pasillo cerrado con varias aperturas, que a su vez conducen a diversos despachos.