Partida Rol por web

Thanes de Carrera Blanca

5. Enemigos en Casa.

Cargando editor
18/10/2014, 17:38
Elynea

No tardó mucho pues lo pudo ver desde bastante antes, Elynea detuvo el caballo en seco y estuvo así durante un par de segundos, mirando fijamente el cadáver, tras los cuales tiró de la brida en redondo haciendolo girar otra vez del vuelta.

Los cascos del animal acompañados del suave tintineo metálico producido por la armadura fueron lo único que se escuchó en la quietud de la noche hasta que regresó y se paró junto a los demás. Y cuando lo hizo fue con expresión entre lúgubre y adusta.

Alzó una mano sobre la cual apareció un pequeño globo de luz y lo lanzó al aire para que se quedase flotando junto a ella antes de añadir lacónicamente:

—Es Faendal.

Cargando editor
19/10/2014, 10:56
Karin

- Un...poco más allá - respondió Karin sin especificar demasiado -. Pero hace mucho que no vengo, no sé si estará igual

¿Iban a dejar a Aerin allí entonces? No había que pensar demasiado para darse cuenta de que podía tener consecuencias cuanto menos inciertas para la integridad de la casa y del mobiliario, pero no se le ocurría qué más hacer. Tenían que evitar muchas injusticias, y al parecer llegaban tarde a una de ellas.

Es Faendal.

- Thalmor renrij... - masculló, recurriendo sin querer al escaso khajiita que conocía. Faendal y sus dimes y dieretes con Sven y Camila habían sido el tema de una de sus canciones más apreciadas en Carrera Blanca: "Si te metes tú también en la cama, se me salen los pies", que uno de los miembros de ése triángulo, en concreto uno con quien había paseado en ocasiones buscando leña hubiese sido ahorcado por los invasores Thalmor le dolía en el alma. Alguien iba a pagar por ello

Cargando editor
19/10/2014, 19:44
Khaled

Algunas noticias sentaban como un jarro de agua helada. Otras, como un jarro de agua hirviendo.

El guardia rojo escupió. Había apretado los dientes con tanta fuerza que el salivazo estaba teñido de rojo por la sangre. Dio una patada al suelo, levantando un pedazo de tierra y una nube de polvo.

—Hay que bajarlo de ahí —musitó cuando fue capaz de relajar la mandíbula lo bastante como para hablar.

El elfo ya estaba muerto. No podían hacer por él nada más que tratar su cadáver con la dignidad que merecía, y que los thalmor no le habían dado. El pobre desgraciado no había sido lo bastante sigiloso y lo habían relacionado con la muerte de los guardias, o había tratado de hablar con los altmer de la posada y habían sospechado. Fuera como fuere, lo habían matado en un conflicto que nada tenía que ver con él. No tenía que haber muerto atendiendo a una responsabilidad que era de Khaled. Delphine tampoco querría algo así. Al menos no era ella, pobre, patético consuelo.

No había tiempo que perder, y las respuestas evasivas de Karin respecto al refugio que había mencionado solo conseguían incrementar su irritación.

—De acuerdo, es una casa secreta cuya localización nadie debe conocer. Llévalo allí entonces para que podamos terminar con esto.

Cargando editor
19/10/2014, 20:50
Karin

- Perdona, Khaled - respondió Karin al percibir la sequedad del Guardia Rojo -, está cerca del aserradero, un poco más allá

Estaba tan absorta en lo que significaba la estúpida casa para ella que había dejado que la muerte de una persona...un elfo, pasara a un segundo plano. Su padre estaría orgulloso de ella, desde luego, qué bonito...

- Mejor venid conmigo, no sé cómo sujetar a Aerin ni tengo muy claro donde podría encerrarle, quizá entre todos se nos ocurra algo

Cargando editor
19/10/2014, 21:03
Elynea

Elynea miró de reojo a ambos lados como si esperase que una turba de pueblerinos con horcas y antorchas apareciese de entre las tinieblas.

¿No dijo Carcette que estaría en el Gigante Dormido durante un par de días?—gruñó—. Una cosa es toparte la posada cerrada «y un cadáver colgando de la puerta» pero otra que esto parezca los Páramos de Ceniza.

Era cierto que la ex-custodio bien podría haberse largado y punto. No sería la clériga quien llorase desde luego por no coincidir más con aquel marmolillo ambulante... pero una cosa no quitaba la otra: el pueblo estaba absurdamente silencioso y sin luces como para que no llamase la atención.

Cargando editor
20/10/2014, 16:58
Thyra

Decidisteis acompañar a Karin a la casa que tenía en Cauce Boscoso. Cuando la poetisa abrió la puerta os sobresaltasteis todo lo que no os habíais sobresaltado recorriendo el pueblo a oscuras: la bardo se encontró con la punta de una lanza a escasos centímetros de la nariz.

La dueña de aquella lanza era una nórdica de aspecto sólido, cuyos músculos en tensión eran perceptibles aún bajo el pijama iluminado apenas por los rescoldos mortecinos de la chimenea. La mujer parpadeó y bajó la lanza.

—¿Pajarito? —preguntó, con una sonrisa hambrienta en sus labios.

Cargando editor
20/10/2014, 17:03
Vilkas

Una figura el doble de voluminosa que ella bajó un pesado mandoble. Reconocisteis a uno de los más famosos mercenarios de toda la Vieja Patria: Vilkas de Jorvaskrr. Si los músculos de Thyra se intuían, los de Vilkas estaban bien a la vista, puesto pese a que la noche era fría, el guerrero no llevaba camisa.

—Suro —dijo Vilkas, dedicando un cabeceo al explorador—. Pensaba que los thalmor nos iban a dar una excusa para partirlos en dos. ¿Cómo va eso, viejo amigo?

Cargando editor
20/10/2014, 17:06
Thyra

—Pasad a mi humilde morada, por favor —pidió la mujer—. Yo me llamo Thyra. Y si alguien no sabe quién es, éste es Vilkas.

Uthgerd lanzó un bufido desdeñoso que el espadachín ignoró.

Cargando editor
20/10/2014, 22:15
Karin

"¿Qué haces aquí?" estuvo a punto de preguntar Karin, pero tuvo el sentido común suficiente para darse cuenta de lo tremendamente absurdo de la pregunta. ¿Cuánto maldito tiempo había pasado? ¿No había oído algo sobre una herida? Por lo pronto ambos parecían estar bien, jodidamente sonrientes. Jodidamente contentos. Unos celos negros se apoderaron de ella casi tan rápido como pudo darse cuenta de las implicaciones de aquellos dos en aquella casa. En aquella casa que era un hogar para ella...más o menos.

Arisca, pasó junto a la lanza y evitó tocar a Thyra mientras entraba. Lanzó una mirada asesina a Vilkas cuando se puso a su altura.

"El secreto está en la oscilación", ¿No? - preguntó con un siseo avieso, esperando que el Compañero captara el fondo detrás de su insinuación

Cargando editor
21/10/2014, 03:15
Khaled

Khaled ayudó a bajar del caballo al maniatado Aerin y lo condujo hasta la entrada de la casa. Le desagradaba tener al muchacho detenido detenido de esa forma, como si fuera un delincuente en lugar de una víctima, pero al menos era mejor que la alternativa, matarlo.

Se sorprendió tanto como los demás cuando la punta de una lanza los recibió en la entrada. La chimenea, en la que solo quedaban los rescoldos apenas brillantes de un fuego consumido, no expulsaba humo ni iluminaba lo bastante como para que su brillo fuera perceptible por debajo de la puerta. La vivienda no estaba deshabitada como la escalda esperaba, aunque era evidente por su reacción que conocía a los ocupantes y que tenían tanto derecho a estar allí como ella.

No reconoció a la mujer. Sí al hombre, Vilkas, uno de los Compañeros de Jorvaskr. Con suerte, terminarían esa noche sin que Uthgerd y alguno de aquellos llegaran a las manos. Él creía que estaba mejor por su cuenta, pero su amiga no era capaz de librarse de la carga de lo ocurrido tiempo atrás durante su iniciación.

Khaled entregó a Suro el brazo de su joven amigo y entró a la casa tras Karin. Ni siquiera detuvo la mirada en la mujer, Thyra, ni se fijó en la expresión de la poetisa. No estaba de humor para otra cosa que no fuera hacer lo que habían venido a hacer.

—Saludos. Si necesitas excusas para partir en dos a los thalmor, traemos algunas —dijo, aunque dudaba que los Compañeros necesitaran excusas para pelear. Si no lo habían hecho ya era porque tenían otros asuntos que atender, o porque se encontraban en palpable inferioridad numérica—. ¿Sabéis si aún siguen en el pueblo?

Cargando editor
21/10/2014, 15:53
Elynea

Elynea en principio se quedó a cuadros. Tres segundos después sacudió la cabeza centrándose de nuevo en la realidad (aunque para ello tuvo que desviar la vista hacia un interesantísimo nudo de la madera del marco de la puerta).

—Que va, el secreto está en la masa—comentó—. O eso dice Arcadia, cuando mezcla las pociones. Ya sabes.

Manoteó el aire como quien espanta a las gallinas para que circulase hacia el interior. Lo último que le apetecía era un intercambio de indirectas por lo que fuera que le pasase ahora a la bardo. Y tampoco es que fuese plan de quedarse todos como espantapájaros en la entrada. Que porras.

—Buena luna, Thyra, y perdona las horas. Juraría haber oído a Karin mencionar que la casa era suya «total, sólo vamos a meter un vampiro en ella, ¿qué podría salir mal?» —carraspeó poniendo entonces cuidado de no tropezar con la alfombra de la entrada mientras pasaba ella también—. Y buena luna, Vilkas. No te hacía por aquí...

Khaled había hecho la pregunta importante de modo que se ahorró preguntar lo mismo con otras palabras. Era una estupidez. Aunque si aquellos dos podían arrojar algo de luz sobre lo que habían hecho o no hecho los Thalmor en Cauce Boscoso, bienvenida fuera.

Cargando editor
22/10/2014, 01:35
Suro

- No esperaba verte aquí Vilkas, pero venimos apurados y desconcertados ¿Puedes decirnos qué ha sucedido entre ayer y hoy? Nunca había visto Cauce Boscoso completamente a oscuras y silencioso. Y no me gusta...

Bueno, esperaba que los demás pillasen la indirecta, no contar cosas de más sino averiguar primero todo lo posible. No le caía mal Vilkas, al menos era un poco más rápido de mente que su hermano y también un hombre honesto, pero tenía sus dudas de que la gente de Jorvaskrr aceptase no matar a un licántropo en cuanto lo tuviese delante. Aquella idea le molestó, le habría gustado sentirse más libre, alegrarse de ver a un compañero de escudo, recordar con él alguna que otra borrachera, y alguna que otra pelea cuando el vino había corrido ampliamente por las venas de ambos (y que inevitablemente había terminado con Suro en el suelo sangrando por algún lado). Pero Vilkas era sobre todo un guerrero, un buen guerrero, de los mejores, y que más de una vez había usado sus armas para matar vampiros... 

Cargando editor
22/10/2014, 09:21
Vilkas

Muchos confundían a Vilkas con su hermano gemelo Farkas, del que se decía que tenía la fuerza y el ingenio de Ysgramor. Pero lo cierto es que Vilkas era bastante más avispado que su hermano. Cuando Karin se le acercó para increparle, no le contestó, sino que como el guerrero le sacaba un par de palmos de altura, le echó una mirada interrogante a Thyra por encima de su cabeza.

—¿De qué va esto? —le preguntó con cautela a su Hermana de Escudo.

Cargando editor
22/10/2014, 09:27
Thyra

Thyra dejó su lanza apoyada junto al umbral, y cerró la puerta cuando todos pasasteis al interior.

—De una mujer celosa —respondió mientras encendía una lámpara de aceite para que pudierais ver bien

Cuando su brillo iluminó la habitación, Thyra se cruzó de brazos.

—Karin, estás montando un espectáculo.

Cargando editor
22/10/2014, 09:34
Vilkas

Vilkas decidió rápidamente que lo más sabio era dejar que las amantes se entendieran entre si. El gigante carraspeó una disculpa y pasó con suavidad a un lado de Karin para contestar a las preguntas de Khaled y Suro.

—Buena luna a ti también, eh... Thane —Vilkas no recordaba todos vuestros nombres, pero todo el mundo en Carrera Blanca sabía reconocer a un Thane cuando lo veía—. No tengo ni idea de lo que sucede, me temo que estoy tan sorprendido como vosotros, Hermano de Escudo. Llegamos caída la tarde, y nos encontramos a un grupo de thalmor hablando con otra patrulla. Uniformes, estandartes, armaduras de combate doradas... parecían estar pavoneándose de que podían estar allí y hacer lo que les placiera. El viejo insiste en que Los Compañeros no debemos tomar partido en estas cosas y tal vez tenga razón. Pero les hubiera partido la cara de buen grado.

Vilkas suspiró, y apoyó sus manazas en el mango de su enorme espada.

—Los thalmor que estaban aquí estaban dirigidos por una altmer, ¿Reala? ¿Reilan? Algo así —gruñó—. La patrulla les debió dar nuevas órdenes, porque al poco tiempo recogieron sus bártulos y se marcharon por el camino del Sur.

Cargando editor
22/10/2014, 12:54
Karin

Karin se sonrojó un poco. Había dejado sus emociones demasiado libres, destapando con su reacción demasiado de lo que prefería ocultar de sí misma. Automáticamente, la disculpa de Vilkas, de quien sólo había oído cosas buenas, la devolvió a la realidad. Su diplomacia natural y su alma nórdica, que siempre exigía justicia y honor, tiraron de ella.

- Perdóname, Vilkas, he sido injusta contigo - subrayó la última palabra y, con un resoplido, dio la espalda a Thyra, decidida a ignorarla. Si lo hacía con suficiente fuerza, quizá se la llevaran los Daedra, o Kyne. ignoró incluso cuando se dirigió a ella directamente -. Te escribiré unos bonitos versos en compensación cuando narre lo que ocurrió aquí, te lo prometo

Se cruzó de brazos, dejando todo el peso en su pierna derecha, fingiendo estar mucho más sosegada de lo que estaba. Aunque dudaba que nadie lo creyera.

- Parece un grupo grande, pero torres más altas y con más brazos han caído - dijo sonriendo a sus compañeros -, Vilkas, tú sabes mucho de lucha y les has visto, ¿Podríamos con ellos?

Eso le permitía mostrar su respeto al bonachón Compañero y seguir ignorando intencionadamente a Thyra. "Genial, Karin, eres una cría otra vez" se felicitó con sarcasmo

Cargando editor
22/10/2014, 14:43
Elynea

Elynea... —suspiró muy por lo bajo la clériga que al menos prefería "thane" que "dunmer" «¡Y por el amor de Azura, ponte una camisa!»

Lo de que los thalmor fueran por ahí como pavos con el culo en pompa y las plumas infladas no era una novedad. La explicación no obstante le dio pie a empezar a hilar cosas, aunque no muchas. Y para colmo cada vez se estaba enredando más la madeja.

Vamos a dejar por el momento la parte de caer sobre ellos en una vorágine de furia histérica dentro del cajón de los "quizá"... —carraspeó—. Si iban hacia el sur «y con tanta pompa» se habrán largado a Helgen. Solo que por lo que hemos podido ver, antes han cerrado el Gigante Dormido. Y no tengo muy claro el motivo de que Faendal haya terminado colgado y asaeteado en la puerta.

Cruzó los brazos. ¿De verdad nadie se había enterado de nada? Quizá fuera mejor ir al grano.

—¿Deduzco pues que cuando llegasteis ya estaba todo el mundo atrincherado en su casa? Nos gustaría saber si hay alguna noticia de la dueña de la taberna.

Cargando editor
22/10/2014, 23:45
Khaled

En otro momento, la incomodidad de Karin le hubiera hecho lanzarle una chanza. En aquel, le pasó desapercibida. Como si la escalda hubiera desaparecido, y con ella la mujer de las pieles de lobo, Uthgerd y los demás thanes. El propio Vilkas, que estaba contando su llegada al pueblo y la posterior marcha de los thalmor hacia el sur, no era más que una voz sin cuerpo.

Khaled no necesitaba escuchar una palabra más. Habían llegado demasiado tarde. Para Faendal, desde luego, pero qué había de Delphine. No le bastaba con que se lo explicara nadie; necesitaba ver su cadáver o comprobar su ausencia en Cauce Boscoso.

—Joder.

Escupió, más que pronunció, la palabra. Se dio la vuelta, abrió la puerta de un tirón y salió dando zancadas hacia el Gigante Dormido, llamando a gritos a Orgnar y Delphine en cuanto la posada estuvo a la vista, dispuesto a aporrear la puerta o tirarla abajo si era necesario.

Cargando editor
23/10/2014, 02:23
Suro

Suro no dijo nada, simplemente giró sobre sí mismo, tomó el arco en su mano izquierda y una flecha en la derecha, en un vesto mecánico encajó la cuerda en la ranura de la flecha pero no tensó la cuerda, y simplemente echó a andar tras Khaled.

- Que alguien cuide a mi amigo, y cuidado que no os muerda.

Cargando editor
23/10/2014, 17:02
Vilkas

Vilkas observó a Karin de soslayo mientras Thyra lo hacía de frente como una tetera en ebullición.

—No he visto qué sabéis hacer en combate los demás, pero viajáis con Compañero, por Ysmir —río Vilkas palmeando con fuerza el antebrazo de Suro—. Esos thalmor están muertos si se les ocurre levantar su espada. ¿Por qué lo preguntas, escalda, os envía el jarl a por ellos?