Partida Rol por web

Thanes de Carrera Blanca

13. Reescribir el Destino.

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02/01/2018, 23:24
Khaled

Envidio a los campesinos, le había dicho su padre. Estaban reposando en un pajar, en una granja a dos días de camino de Elinhir, la ciudad de los magos. Habían bebido, demasiado. En aquellos años, a Khaled le bastaba con vaciar la vejiga para recuperarse de una botella entera de matze, el favorito de su padre. El maduro guarda rojo tenía bastante menos resistencia.

Te pasas la vida dedicado a una tarea, la misma que hacían tus padres, y tus abuelos, la que harán tus hijos y sus hijos... y la jodida mayor parte de los habitantes que hubo, hay y habrá en Tamriel. Hombres, mer, khajiitas y argonianos. Y, añadió tras una pausa demasiado larga, tanto que Khaled pensó que su padre se había quedado dormido, en los demás continentes, entre gentes extrañas.

En cuanto dejas el campo, se te llena el espíritu de ambiciones, hijo. Hacer algo grande, cambiar el mundo. Y te dejas llevar por tus quimeras, y pierdes el control de tu destino.

Y su padre se había llevado de nuevo la botella a la boca, pero no quedaba del matze más que las últimas gotas.

Como si hubiera alguien capaz de hacer algo grande sin comer y beber.

Khaled apenas lo había registrado. Delirios de borrachera. Hasta una noche, unos meses antes del momento presente. Cada atardecer, en cuanto empezaba a ocultarse el sol, se sentía como si se le estremecieran las carnes bajo la piel. Pasaba las noches en vela. Ni el licor, ni el sexo ni las mujeres le habían ayudado a dormir. Había estudiado dos veces cada volumen de la media docena que había comprado a un mercader ambulante khajiita.

Acababa de cumplir treinta años, y los demonios de la ambición estaban más vivos que nunca en su alma. Una ambición hambrienta de algo que aún desconocía. Un último viaje por Skyrim consiguió calmarlos, por un tiempo. Una inquietud familiar se asentó en sus huesos en cuanto tuvo a la vista la silueta de Carrera Blanca. Hasta que decidí marcharme, viajar al desierto, a mi origen. Y después, quizás... fue a acariciar la empuñadura de su espada akaviri, pero encontró en su lugar el cuero desgastado de la espada de Sigvatr.

Podía entender la desesperación de Osbjorn. Podía, como su padre, envidiar a los campesinos, y compadecerse del destino de Osbjorn. Pero la lástima y la comprensión no bastaban para abrir un camino hacia la aquiescencia.

¿Ha merecido la pena? preguntó al anciano.

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06/01/2018, 14:43
Fjorda la profesora

Y para no variar, las cosas se complicaban más. Ahora resultaba que Herma Mora estaba involucrado en todo el asunto de las mareas, para ocultar ¿cambios? a Azura.

Si estaba también involucrado, no era un socio fiable, era otro más que buscaba un interés en aquel jaleo y por lo tanto responsable de la vuelta de los dragones y de la vuelta de los enanos, y de las mareas del tiempo, y...

Fjorda cambió de nuevo el peso al otro pie, estaba sumamente incómoda con todo aquello, sin embargo un pensamiento le vino a la cabeza "no debo lealtad a lo que aquí se decida, si se acepta el pacto bien, pero después lo traicionaré si es preciso". Al fin y al cabo, no parecía haber un bando leal a la gente normal, todos conspiraban para conseguir algo, a costa de erradicarlos para siempre, a costa del fin del mundo por una u otra vía.

"Que los jodan a todos, dragones, dioses, enanos, altos elfos... Sobreviviré a esta locura si puedo, aunque tenga que engañar y matar."

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07/01/2018, 17:03
Elynea

Elynea escuchó el sonido metálico de sus propias grebas cuando sus rodillas impactaron contra el suelo. No lo había hecho a propósito, no se había dejado caer sobre ellas, simplemente había pasado. Sus piernas dejado de hacerle caso de golpe negándose a mantenerla en pie.

De hecho, en un principio lo único que pudo hacer fue mirarlas con expresión perpleja. Pese a que sólo formaban una pequeña parte de lo que producía aquella perplejidad. Parecía que de pornto la armadura pesase el doble. Que demonios. Parecía que hasta el propio aire se hubiese vuelto denso.

Había sido como recibir un puñetazo en la boca del estómago. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto.

El descubrir la existencia de dos Osbjorns le había provocado un sudor más frío que cualquiera de los vientos de Skyrim. El primero era la imagen que él le había pintado de si mismo y la que había conocido y querido desde que había llegado a Solstheim. El segundo, era el que tenía delante y que clamaba ser el real. Un Osbjorn que había pactado con el demonio del conocimiento.

Es más, parecía como si, en una especie de superposición cruel y macabra, primero le hablase uno y enseguida le hablase el otro... No sabía cómo sentirse; notaba la garganta contraída por la tensión y le ardían los ojos. Sentía un helor incómodo que le recorría el cuerpo en oleadas alternadas con un calor sofocante. Pero sobre todo sentía aquella odiosa sensación de vulnerabilidad que tanto detestaba.

En Solstheim había encontrado a la primera persona con la suficiente paciencia para ser su amigo. Se negaba a crer que fuera casualidad. Y conforme más se negaba más apretaba los dientes.

—¡NO!

Gritó aquello dando un rabioso golpe al suelo con ambos puños, cosa que hizo resonar en la sala un estampido metálico que se quedó flotando en el ambiente.

—¡El Osbjorn que yo conocí no es ningún fraude!—añadió—. Quien me ayudó en el peor momento de mi vida fuiste tú! ¡Tú! ¡Osbjorn! No Hermaeus-Mora, ni nada de lo que te haya podido dar él. ¡Todo eso no fue una mentira! ¡No te lo dio él! ¡Fuiste tú!

Obligó a sus piernas a ponerse en pie. Le protestaron, le temblaron, le latían las manos del golpetazo. Pero le dió igual.

¡Y da igual que no seas una leyenda Skaal! ¡No lo necesitas!—añadió sintiendo la necesidad de parar a coger aire tras tanta palabra seguida—. F-Fuiste la única persona capaz de devolverle el sentido a las cosas. Puede que te parezca mediocre, o que no te importe. ¡Pero a mí sí!

Se le atragantó la voz. No sabía qué demonios pasaba; a ella nunca se le había dado bien hablar de aquellas cosas, de cómo se sentía o lo que pensaba. Ni si quiera le gustaba hacerlo. Y ahora simplemente había salido todo de golpe como si su cuerpo, otra vez, no le hiciera caso. ¿Qué clase de rebelión era aquella?

—Tienes un don que no se ve a simple vista pero que ya quisieran muchos heroes—añadió forzando a su voz a no temblar—. Eres como vuestros chamanes.

Los guerreros skaal podían llegar a ser temibles, pero sus líderes espirituales eran valiosísimos pozos de sabiduría, sabían ver el fondo de las cosas, sabían guiar a su pueblo en las peores crisis, sabían marcar todo un mundo de diferencia con su voluntad, con sus palabras, con su mera presencia. Era algo que siempre había admirado, mucho más que cualquier hazaña que tuviera que ver con destripar un dragón de la escarcha y utilizar su cráneo de adorno para el salón.

—Arreglaremos este desastre y lo haremos con nuestra propia fuerza. ¡No dejaré que te conviertas en una de esas cosas! Tú sólo...

¿Otra vez la maldita voz negándose a salir?

Por supuesto lo más fácil era despojar a Reilien de sus juguetes y punto. Pero Elynea había aprendido hace tiempo que no había nada fácil. Y lo que lo parecía, solía tener trampa.

No pensaba intentar ser más lista que Hermaeus Mora, aquello era una completa insensatez. Era como pretender de ser más sigilosos que Nocturnal. Y por poco fan suya que fuese, el Príncipe Daédrico del conocimiento no era un idiota al que se pudiera engañar sin más.

Además, en aquel caso se había decidido ya todo antes ni siquiera de plantear nada: no sólo había tenido el descaro de nublar la visión de Azura. No sólo había provocado el maldito caos, que Reilien se encontrase jugando con cosas que no debían estar al alcance de ningún mortal con ínfulas ególatras, que Alduin anduviera volando por los cielos de Skyrim o que la propia existencia corriese el peligro de implosionar. Sino que para colmo ahora quería quitarle también a su amigo.

Y por ahí sí que no pasaba.

...aguanta—terminó mascullando sin encontrar una palabra que pudiera expresar realmente lo que quería decir. Quería hacer llegar algo al gigante Skaal que ella concía, si es que aún estaba allá adentro—. Aguanta, por favor.

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08/01/2018, 15:26
K'Dan

K'Dan se colocó al lado de Elynea. Él estaba dispuesto a aceptar el trato de Herma-Mora para luego hacer lo que un khajita hace. Mentir. Pero no así, no después de ver el sufrimiento de la dunmer. Y menos aún después de ver como el príncipe daedra era el causante de todo.

El khajita apretó los puños. No sabía como iban a derrotar a Reilien pero tenían que hacerlo. No podían dejar al skaal así. Y no sólo a él. La obra de las mareas del tiempo se estaba cobrando muchas vidas inocentes. Helgen era prueba de ello. ¿Conseguirían que todo volviera a la normalidad?

Lo siento Osbjorn—dijo—. Ya la has oído, no hay trato. Y una cosa más. Elynea tiene razón, no fue un fraude quién salvó mi vida.

K'Dan se calló unos segundos y luego se unió a las últimas palabras de Elynea.

Aguanta. Tengo una deuda pendiente.

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14/01/2018, 11:51
Osbjorn el Loco

—¿Un instante de gloria o una vida mediocre? —preguntó Osbjorn a Khaled, esta vez sin atisbo de arrepentimiento—. ¿De qué sirve vivir si no has vivido realmente, sino que te has limitado a existir?

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14/01/2018, 11:54
Buscador

Los Buscadores lanzaron un gorgoteo amenazador cuando Elynea y K'dan expusieron que no iban a aceptar la oferta de Hermaeus Mora. Retorcieron sus tentáculos en el aire, chasqueando las enormes mandíbulas allá donde aquellas criaturas deberían tener el abdomen.

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14/01/2018, 11:55
Uthgerd

Uthgerd levantó su enorme espada en una guardia alta. Una guardia, observó Khaled, que había sido imposible a la Uthgerd que conocía, con aquella lesión de hombro.

—No sé cómo un nórdico puede preferir ir a Oblivion en vez de a Sovngarde. Pero sus puertas no se me cerrarán por ser una cobarde. Estoy con vosotros.

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14/01/2018, 11:58
Delphine

—No tengas tanta prisa en visitar los Salones del Aguamiel, Indómita —dijo Delphine, siempre pragmática—. No tengáis ninguno tanta prisa. ¿Podemos realmente vencer a alguien que puede adivinar el futuro?

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14/01/2018, 11:59
Osbjorn el Loco

Osbjorn esbozó una sonrisa carente de alegría.

—El Oghma Infinium no sólo le permite adivinar lo que vais a hacer a continuación —explicó Osbjorn—. También os veréis imposibilitados de reaccionar o adaptaros a sus acciones hasta que sea demasiado tarde.

El skaal se encorvó sobre el bastón de sthalrim.

—Así que pensadlo bien y dejaos de tanto sentimentalismo vano. Herma Mora tendrá lo que desea del dwemer. Esto es tan cierto como el destino, tan inevitable como el hado. Os estoy dando la oportunidad de que se haga de una manera que también os beneficie a vosotros. En nombre de nuestra amistad.

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14/01/2018, 14:08
Elynea

La ceja derecha de Elynea sufrió un cómico tick.

—Espera, me ¿estás llamando sentimentalista?

«¡Vete a la porra, Osbjorn!»

La dunmer gruñó y se pellizcó el puente de la nariz cerrando con fuerza los ojos. No soportaba ver a su amigo con aquel aspecto y sentía como si las cuerdas vocales se le fueran a romper de lo tensa que tenía la garganta. ¡Ahora se le ocurría contarles aquel detalle!

A grandes rasgos lo que había venido a decirles era que iba a pasar algo sí o sí, y que podían elegir entre que pasara siendo además un escollo para ellos o que pasara teniendo ventaja para ellos. ¿Qué clase de elección posible había ahí? Aquello cambiaba mucho las cosas.

«¡Y tú no hables como si Hermaeus Mora fuese el único con potestad para ver el futuro!» protestó internamente cuando oyó a Delphine.

Aunque en algo tenía razón: ¿Cómo se enfrentaban a un artefacto Daédrico que ni les dejaba actuar? ¿Con los cubos dwemmer? No, Reilien y Ancano también tenían uno. ¿Cómo se iban a enfrentar a un artefacto Daédrico que ni les dejaba actuar y a dos cubos dwemmer? Y a un Pergamino Antiguo. ¡Ya  lo que fuera aquel Ojo de Magnus! Azura no podía ver más allá del nudo temporal que habían cruzado para llegar allá, ella misma lo había dicho. Ni si quiera podían contrarrestar el libro por aquella banda.

Primero se había visto obligada a luchar junto a una vigilante de Stendarr para un bien mayor y ahora aquello ¿Qué iba a ser lo siguiente?

—¿Qué pensais vosotros...?—suspiró finalmente dejando caer el brazo con agotamiento. Miró a K'dan que era a quien más cerca tenía pero luego abarcó con la vista a los demás—. Si se va a hacer con el cronoexplorador sí o sí, lo único que podemos elegir entonces es devolver el flujo del tiempo a la normalidad. O no existirá un Tamriel, ni un Oblivion, ni un Sovngarde al que ir. Y por lo que he entendido, si Reilien conserva el Oghma Infinium significa que vamos a llegar allí y no vamos a poder hacer absolutamente nada para detenerla.

"Fracasad y no habrá mundo que salvar". Eso mismo había dicho Azura. No se fiaba de que aquello fuera realmente "en nombre de su amistad"... pero lo que sí estaba claro era que, dentro de un callejón sin salida, la única elección entre fracasar y no fracasar era no fracasar.

—Yo lo único que tengo claro es que quiero destruir ese artefacto dwemmer—masculló. Odiaba verse en aquella tesitura, pero pero su diosa le había dicho que destruyera el artefacto y era justo lo que pensaba hacer. Aquel condenado libro no le iba a sabotear la misión—. No tirar las vidas de todo el mundo por la borda.

Aunque si lograban devolver el flujo del tiempo a la normalidad y Azura se enteraba de quién había sido el gracioso que le había nublado la visión, sospechaba que a Mora le iba a faltar Oblivion para correr. O para flotar. O para lo que fuera que hiciese.

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16/01/2018, 00:42
Khaled

¿Y qué es la gloria, anciano? Khaled se guardó las palabras. Algo que había hecho varias veces a lo largo de los últimos días, a pesar de sus reticencias. No era el momento. Quizás más adelante, si aquello no terminaba en un combate que minara sus decrecientes recursos.

¿Nos podemos permitir rechazar su ayuda? replicó a la dunmer, encogiéndose hombros. Un mago como aliado, y un artefacto menos del que preocuparse. Incluso la determinación de Elynea se había esfumado de un momento para otro. La gravedad de la situación no exigía menos. Lo que nos ha caído encima es demasiado grande. Si lo creéis realmente, mi arma está con las vuestras.

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16/01/2018, 12:46
Fjorda la profesora

- Yo... os seguiré al fin del mundo si hace falta. A cualquiera de ellos, que tenemos varios en perspectiva -añadió con una nota amarga en la sonrisa.

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17/01/2018, 22:14
K'Dan

No les quedaba otra. Tenían que aceptar la oferta de Osbjorn, era la única manera. Además algo le decía que si se negaban, tendrían que enfrentarse al skaal y a los buscadores. Y no estaban preparados para otro combate así. El único consuelo que le quedaba a K'Dan era la oportunidad de romper el trato después.

Aunque tenga que matar al cronoexplorador.

Entonces el khajita se cruzó de brazos frunciendo el ceño. Acababa de caer en la cuenta de algo. Si Osbjorn se hacia con el control del Oghma Infinium averiguaría las opciones antes de que ocurriesen. ¿Podría evitar que el skaal consiguiera el artefacto? No parecía probable. Estaban jodidos, muy jodidos. Pero no les quedaba otra. Había que ir por pasos. Primero Reilien. Después Herma Mora.

No nos queda otra—sentenció.

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24/01/2018, 09:45
Osbjorn el Loco
Sólo para el director

—Cuando sólo se tiene una opción, lo más sabio es tomarla —sentenció Osbjorn.

El decrépito Skaal dedicó un cabeceo afirmativo en dirección a los Buscadores. Los daedras emitieron un gorgoteo antes de internarse de vuelta en el portal a Apócrifa, que desapareció tan pronto como había aparecido. 

—Volverán para arrebatarle el libro a Reilien tan pronto como encuentren un punto ciego en su precognición que les permita sorprenderla. Mientras tanto, no intentéis sorprenderla. No sólo no funcionará, sino que atraerá su atención a esta línea temporal y las cosas podrían ponerse feas.

El siervo de Herma-Mora hizo un cabeceo en dirección al pasillo y se puso a caminar, renqueante.

—Vamos.

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24/01/2018, 09:53
Narrador
Sólo para el director

Os adentrasteis en las profundidades de Imrarlatz. Podías sentir las ondulaciones del tiempo a vuestro alrededor, cada vez más fuertes. Allá donde los cubos dwemer vadeaban las mareas temporales las paredes rielaban, como si fueran olas levantadas en blando movimiento el casco de un navío. Aquel molesto pitido se sentía más que se oía, justo al final del umbral de vuestra audición. 

Se empezaron a formar los haces de aquella luz que no era morada, pero que obligaba al cerebro a mostrarlas así. Su geometría, que estaban plegadas en más dimensiones de las que erais capaces de interpretar, dolían con sólo verlas. 

Los llamamos cronodaedras -dijo una voz desconocida-. Nos los encontramos acechando en las mareas del tiempo. Igual que nosotros somos criaturas espaciales que nos movemos en el tiempo, ellos son criaturas temporales que se mueven en el espacio. No sé explicarlo mejor.

Sin embargo, esta vez no os atacaron. La palpitación que emanaban los cubos dwemer mantenía a aquellas mortíferas criaturas a ralla. Con alivio dejasteis atrás aquellas líneas relucientes que se anudaban y retorcían en ángulos extraños para afrontar a la comandante de los thalmor.