Partida Rol por web

El guerrero se despertó sobresaltado cuando Drustan le tocó. Aferró su daga con fuerza dispuesto a vender cara su alma, pero se dio cuenta de que era Drustan y aflojó la empuñadura. Pero si le habían despertado era para algo. 

Todo cobró sentido cuando señaló a un árbol y les preguntó si oían algo. El guerrero miró en la dirección del árbol y negó con la cabeza. Se levantó, se puso el cinturón y el escudo en previsión de que algo pudiera aparecer. No veía ni oía nada, pero decir eso en medio del bosque negro era una temeridad. Siempre hay algo oculto en las sombras del bosque.

Cuando Drustan quiso acercarse al árbol, Adronath le sujetó por el hombro y negó con la cabeza.

- No, amigo mío. No vayas. Primero porque quizás caigamos en su trampa y lo segundo porque nos dividiremos- le expuso-. Encendamos unas cuantas antorchas o una hoguera. Si bien seremos un blanco más visible, el fuego alejará lo malo que esconde este lugar... o por lo menos lo mantendrá a raya- propuso.

Turno 803

Zigûr dormía apaciblemente, cuando se sobresalto, algo ocurría. Abrió los ojos y se incorporo, aunque aun no veía nada. La oscuridad de la noche, y la mayor aun del bosque, le confundió al principio. Se despejo y vio al beornida, lanza en mano, querer alejarse hacia la espesura. Adronath, intentaba razonar con el, sus palabras eran inteligentes, el mago no creía que fuese bueno dejar el camino.

- Hazle caso amigo mio, no abandones el camino, sigamos juntos - se limito a decir aun adormilado.

No obstante, debía centrarse, quien sabe las sorpresas que aun les tenia guardado el bosque. Comenzó a respirar profundamente, dejaba que viciado aire le llenase los pulmones en busca de aire limpio. Buscaba ser uno con el bosque, atraer la energía que en el se guardaba. En sus hojas, en sus riachuelos, en las rocas...

Resolución Turno 803

Drustan les despertó. Al despertarse pudieron escuchar. Es cierto. Escuchaban una música. Una bella canción de ténue sonido.

Adronath se dispuso a poner luz mientras Zigur se apresuraba a concentrarse para poder usar sus dones.

La luz trajo una terrible sorpresa. Sobre las ramas de un árbol cercano, escondida hasta antes de que la luz quebrase las penumbras de la noche había una de aquellas terribles arañas. Y en otro árbol al lado de ese había otra. Sólo podían haberles seguido furtivas y pacientes. Esperando su oportunidad y ésta había llegado.

Una de ellas se dejó caer al suelo, peligrosamente cerca pero la otra seguía moviendo las mandíbulas de aquel extraño modo, ese modo con el que conseguía emitir aquellos sonidos tan extraños. Una lenta canción de enajenación. La cabeza comenzó a perder su fuerza, se sentían mareados.

¿Cómo podían hacer aquello? Esos seres eran ... ¿Capaces de embrujarles?

No podían pararse a pensar, estaban luchando por sus vidas.

Turno 804

Ese sonido lo estaba turbando, de seguir así, continuaría perdiendo la perspectiva hasta quedar a merced del artrópodo. Zigûr sacudió con fuerza su cabeza, sacándose las notas de su mente y reaccionando, no podía dejar que aquello pasase. Ya con la mente mas clara, no lo dudo un momento, había que detenerla, evitar que siguiera cantando. Ya había oído de aquella rama de la magia, la había visto a sus propios compañeros, y creía poder conseguir que el silencio volviese.

No espero mas, apresuradamente alargo la mano hacia la araña, mientras movía la otra detrás suya. Quería captar aquello que necesitaba, una energía invisible que a todos rodea, una energía que el agua, el aire y el fuego, emitían.

- Ëar falastala, winga hlápula, rámar sisílala - Unas palabras bastaron para lanzar su hechizo. De su mano salió un delgado chorro de agua clara, comenzó lento, pero luego acelero rápidamente, aumentando su caudal, hasta impactar en aquella maldita araña como un puño gigante. Era algo que aprendió hacia ya mucho tiempo, aunque jamás había logrado aquella potencia.

Tras cerciorarse de que le daba a la araña, y lo mas importante, que esta dejara de cantar, dirigio su mirada hacia el otro aracnido, el que estaba en el suelo. Correria una suerte similar.

Turno 804

Confundido, Drustan miró a sus compañeros. Una parte de él ansiaba escuchar de nuevo aquella melodía elfa que había dejado atrás, pero la parte de su alma de guerrero impuso el sentido común.

Miró como sus compañeros señalaban las odiosas criaturas, y una fría furia asesina invadió su cuerpo. ¿Cómo se atrevían aquellas criaturas a corromper los recuerdos de lo que amaba?

Apenas vio por el rabillo del ojo como el erudito se entregaba en uno de sus trances para luego oir el estruendo de una explosión de agua. Por raro que le pareciese al principio, el beórnida ya no cuestionaba lo que ocurría en presencia de Zigur.

Cargó con furia, silenciosa, asesina, contra la araña que tenían delante.

Al encender la antorcha el guerrero pudo ver quien se escondía detrás de aquel atrayente sonido que les embaucaba. Adronath apretó las mandíbulas y su espada hasta tal punto que sus nudillos quedaron blancos por la fuerza imprimida. 

En eso una de las arañas decidió bajar del árbol y acercarse don funestas intenciones. Sin pensárselo, el guerrero cargó contra la araña con toda su fuerza, pero Drustan se le adelantó con su lanza, haciendo que el guerrero tuviera que rectificar y atacar al costado con un ataque bastante más débil.

- ¡¡Acabemos con ellas!! ¡¡Sin cuartel!!- gritó para animar a sus compañeros.

Resolución Turno 804

La gorda araña que les había seguido no estaba acostumbrada a que sus presas se defendiesen. Pero vio cómo el grupo de aventureros acabó con sus compañeras sin problemas hasta tal punto que no merecía la pena atacar porque era un suicidio. Aquellos seres tenían aguijones que dañaban con rapidez a las desprevenidas arañas.

Pero su odio ardía mientras les vio marcharse y este odio le impulso a ella y a otra de las suyas a seguirles. Lo hicieron con dificultad pero con paciencia y se las prometían muy felices cuando vieron que el grupo se separaba. Si eran pocos se podrían enfrentar a ellos sin dificultades y más con los trucos que conocía.

De modo que igual que multitud de veces antes comenzó a tejer su canción. El sonido surcó el aire y afectó a aquellos seres. Su amiga ya estaba en el suelo, preparada para darse un banquete ... pero ¡no les afectaba!

Es más, uno de ellos encendió una luz deslumbrándole. Nunca llegó a saber qué le había matado. Un fuerte golpe en medio de un ruido acuoso le derribó del árbol. Sólo sentía dolor, dolor en el abdomen mientras perdía la consciencia para no recuperarla nunca más.

Adronath y Drustan vieron a la otra araña acercarse y le atacaron con saña. Drustan cargó y consiguió impactar contra su enemigo que reculó un poco hacia atrás. La sangre brotó de la herida con un ruido de succión.

Adronath sólo consiguió un golpe oblicuo sin más daño.

La araña devolvió el ataque pero no consiguió alcanzar a Drustan.

Turno 805

Tras el contraataque de la araña Adronath se dio cuenta de que la Araña que había atacado Zigûr había caído del árbol y no se movía. Una medio sonrisa apareció en su boca pero fue fugaz, pues nuevamente vovió a atacar con dureza a la araña que les quedaba.

- ¡¡Muévete Drustan!! ¡Flanquemos a este engendro!

El guerrero dió un paso lateral para colocarse en un flanco de la araña y que esta tuviera que preocuparse de defender dos posiciones, pero esto le provocó que su ataque nuevamente no fuera muy dañino. Lo que importaba era que estratégicametne ganaran posición ante su adversario.

Turno 805

Drustan esquivó con facilidad el ataque de la criatura. Animado por la eficacia asesina del erudito, que había despachado a la araña más grande que había visto mediante la manipulación de los elementos de Gaia, atacó con renovado ímpetu.

Siguiendo la estrategia de Adronath, el beórnida se movió hacia el otro flanco de la araña, ara que ésta tuviera que decidir a quién atacar y uno de los dos ganase la espalda de la bestia.

Con un grito sordo hundióla lanza en la criatura, evitando que se oyesen voces de humano en el terrorífico bosque, donde no eran bienvenidos.

De reoja seguía atento a la llegada de nuevos enemigos que pudieran comprometer la seguridad del portador del mensaje

Turno 805

El golpe de Zigûr, o mejor dicho, la esencia acuosa que había logrado concentrar, había surtido efecto. El arácnido se vio golpeado por un contundente puño, cayo medio muerto.

El mago no perdía la concentración, había tumbado a una de las arañas, pero aun había otra. Los compañeros del dúnadan ya se lanzaban hacia el artrópodo, pobre animal. No obstante, no podía dejar que se enfrentaran solos.  De nuevo alzo la voz.

- Naur an edraith ammen! - grito en la lengua de los silvanos. De inmediato, de su mano salió una llamarada. Un rayo de fuego que se dirigía directamente al ser que se batía a sus amigos. No dejaría que esa bestia hiciera daño a nadie, no si podía hacer algo para evitarlo...

- Naur an edraith ammen!*

* - Fuego, surge para salvarnos

Para el que sepa Sindarin

Resolución Turno 805

La violencia se desencadena a veces muy rápido y así sucedió en esta ocasión. Un fogonazo surgió primero quemando las patas del animal que trastabilló y cayó al suelo, Adronath lanzó un tajo algo desmañado que sin embargo alcanzó su objetivo y Drustan luego avanzó, asentó las piernas y clavó la lanza brutalmente en el sitio donde una pata se juntaba al cuerpo.

Un potente chorro de sangre brotó, provocando un espasmo en el cuerpo del arácnido, que se quedó quieto.

Qué extraño combate habían sufrido en aquel lugar, en medio de la noche, a la luz de una antorcha, entre ataques de los elementos y los gritos del combate.

¿seguirían durmiendo allí o buscarian otro lugar?

Turno 806

Todo había acabado, no sabia si estaban muertas las arañan o no, pero si que sabia que había que marcharse de allí.

- Creo que seria buena idea movernos de aquí - dijo educadamente, como si lo que acababa de pasar no fuera nada.

Su camino había resultado demasiado fácil, al final, esos repugnantes seres habían dado con ellos. Y lo mejor era buscar otro sitio en el que descansar e intentar despistarlas.

Sin querer, instintivamente, el mago miraba alrededor esperando ver miles de ojos en la oscuridad. ¿Habrian venido solas?

Turno 806

El combate había durado menos de lo previsto, cosa que el guerrero agradeció.

Adronath recogió la antorcha y miró a todos los lugares que le rodeaban por si había alguna araña más acechándoles. Sin mirar a Zigûr el guerrero asintió.

- Sí, debemos movernos. El hedor y la carroña atraerán a más alimañas y no quiero que piensen que podemos ser el postre- coincidió con el mago.

Dicho esto el dunadan limpió su espada y preparó la mochila para partir. Y mientras la antorcha ardiera la llevaría consigo.

Turno 806

Drustan miró con una mezcla de temor y admiración al erudito. Nunca había presenciado tal muestra de poder. Quizá aún tenían alguna posibilidad de lograr su misión.

Asintió a las palabras de sus compañeros. - La oscuridad es el reino de este bosque, pero quedarse sería muy peligroso. Hemos llamado la atención y el mal que habite en estos bosques no dudará en perseguirnos para destruirnos. - Añadió

Hundió la lanza en la cabeza de las arañas para asegurarse de su muerte y se dispuso a continuar con sus compañeros. - Yo cerraré la marcha.- Finalizó

Resolución Turno 806

Decidieron cambiar de asentamiento. El beórnida, que había reconocido el terreno antes con gran pericia les llevó rápidamente a otro sitio cercano que también era apropiado.

La noche discurrió, gracias a los Valar, sin más contratiempos y al día siguiente reanudaron su viaje. El camino les llevaba más y más cerca de los Salones y pensaban que no debían estar lejos y llegaron a un punto en que la senda comenzó a estrecharse más si cabe. A desaparecer a intervalos, hasta que llegaron a un punto que, en un claro, podían decir que había desaparecido.

Tal vez debían volver sobre sus pasos y retomarla o buscar su reanudación algo más adelante. Pero les daba miedo perderse irremisiblemente. A sus ojos todo aquel sitio parecía igual en todas direcciones y monótono.

Turno 807

Ese maldito bosque los confundía, escondía los caminos y tornaba las sombras a placer. ¿Cómo podrían luchar contra aquello? Toda la concentración del mundo era insuficiente para seguir el sendero, ni contando con auténticos rastreadores habían sido capaces. Pero tenían que salir de allí.

Zigûr se agacho, sus dones no eran las únicas habilidades que había cultivado en su juventud. Trataba de buscar sus propias huellas para saber de donde habían venido.

- Tal vez tengamos que retroceder para encontrar la senda - comento mientras casi de rodillas observaba con detenimiento sus alrededores. No quería moverse demasiado, para no empeorar su extravío.

Turno 807

La noche transcurrió tranquila... Pese a que Drustan apenas durmió debid a la tensión del anterior encuentro con las arañas.

El día se fue abriendo paso y continuaron su camino, sólo para descubrir que de nuevo el bosque trataba de engañarlos.
El beórnida maldijo por largo rato, y al fin pareció controlarse.

- Zigur tiene razón, sino encontramos el camino, lo más sensato es volver sobre nuestros pasos. Haremos de ti un gran guerrero, erudito.- Comenta con una sonrisa cansada mientras observa a su alrededor.

Tras una pequeña pausa, conferencia brevemente con su amigo alado. El claro les permitiría que Jok ascendiese a otear su posición en el bosque, y hacia dónde se podrían dirigir.

Aprovechando el impulso del fuerte brazo del beórnida, el halcón desplegó sus alas contento de recuperar su libertad y voló hacia las alturas.

El sendero acabó y los tres compañeros se vieron en un claro sin saber a donde dirigir sus pasos. Sus compañeros indicaron que era mejor volver a buscar la senda y el guerrero asintió, consensuando esa opción.

- Cuando lo encontremos, debemos marcarlo y buscar por las cercanías una continuación- les indicó.

Y sin más volvió sobre sus pasos para encontrar el dichoso sendero.

Rastrear: Crees ver una continuación del camino, no porque el camino continúe sino porque algunas pisadas se dirigen de algún modo desde lo que crees que es el final del camino hacia una dirección concreta y lo han hecho muchas veces por lo que al final se ha convertido en una especie de sendero ténue. Quien sea que ha caminado por aquí lo ha hecho con sumo cuidado y ha dejado rastros muy leves.