Partida Rol por web

Turno 136

Rodeado de orcos que gritaban y pataleaban, Adronath no podía saber qué les había ocurrido a sus compañeros. Por lo que sabía, podían estar todos muertos. Sintió que el abatimiento se le venía encima y una sensación de terrible agotamiento. La lucha había terminado. Arrojó la espada a un lado mientras se rendía.

Turno 137

Drustan yacía inconsciente. Aún así, con un gesto de odio recibió una patada proveniente de uno de los dos que le habían hostigado antes de que se agachasen sobre el cuerpo inerte y le intentasen levantar para llevárselo.

Adronath no podía más. Se vio rodeado y a pesar de que todavía tenía su espada era incapaz de hacer nada. Vio que Ástomer podría escapar y arrojó la espada en señal de rendición. Pero no había piedad en los orcos que a su alrededor, furiosos y chillando descontrolados se desquitaron con patadas rabiosas durante unos segundos. Algunos de ellos reían, otros chillaban en su extraña lengua y algunos le hablaban torpemente en común.

!Morir¡ decían ¡Vas a morir con dolor, dunadan! y reían como si hubiesen contado un chiste gracioso.

Numerosos golpes acertaron al guerrero que apenas podía defenderse. Varios le dieron en la armadura, aunque uno o dos alcanzaron zonas especialmente dolorosas.

Luego le intentaron levantar pero no se mantenía en pie más que a duras penas.

Ástomer por su parte huyó sin demasiados problemas. El orco que tenía al lado intentó atacarle pero tenía el brazo inútil por el ataque del caballo y no pudo alcanzarle.

Levantaron al dunadán y le ataron las manos a la espalda. La niebla tardó en disiparse pero antes de que lo hiciese escucharon el sonido de un cuerno que venía del este.

Despertaron a golpes al elfo y al beórnida y como estaban quebrantados por las heridas tenían que sostenerles pero se cansaron de hacerlo, les ataron las manos igual que al dunadán y les dejaron sentados a su lado no sin antes despojarles de toda arma y armadura que todavía tuviesen encima. Se reían y disputaban las piezas y parecía que iban a empezar a pelear por ellas cuando el jefe comenzó a golpear a los más beligerantes. En el suelo, yacía inconsciente aunque vivo uno de ellos y Sgrom, que así debía llamarse el jefe, le remató sin pensárselo dos veces.

¡Más comida! dijo e inmediatamente el resto se dispuso a desnudar al orco y descuartizarlo para hacer raciones.

Alinearon a los tres, desarmados y sin armaduras y el terrible orco les habló. Debían sujetar a Adronath para que no cayese al suelo.

Turno 137

Dos certeros ataques de sus enemigos acabaron con su resistencia. La oscuridad se cernió sobre Tumladen que se revolvió y clavó su arma en el muslo de un orco antes de caer. Se preguntaba si despertaría.

Turno 137

Lo primero que les llamó la atención del orco era su extraño escudo. Llevaba una extraña piedra a la que de algún modo había clavado unas abrazaderas para poder usarla como escudo. Cuando se acercó pudieron ver que era la lápida de una tumba. No podían ver bien el nombre porque el tiempo había gastado las letras pero era una pieza de marmol bellamente labrada.

Soy Sgrom Dijo acercándose a ellos. Su aliento hedía. Estáis medio muertos dijo constatando el hecho. Hoy os llevaremos, pero mañana correréis o moriréis.

Hizo un gesto a uno de los orcos pequeños que se acercó agachado.

Dales el brebaje.

El orco se acercó y sacando un extraño pellejo se lo acercó a la boca puesto que tenían las manos atadas y a quien no lo hizo voluntariamente se le obligó a beber.

El líquido tenía un sabor acre. Parecía que habían recibido un puñetazo en el estómago al ingerirlo y debía llevar alcohol en su composición porque en breves momentos un fuerte mareo les atenazó. Algunos se atragantaron, otros intentaron escupir pero fue en vano.

Sin embargo antes de caer víctimas de la inconsciencia sintieron que de cierto modo su cuerpo reaccionaba y se ponía en marcha. Comenzaba a forzarse para restablecerse, como si airado por la intrusión quisiese recuperarse para defenderse.

Turno 137

El orco que sobrepasó el montaraz en el último momento intentó atacarle pero lo hizo con torpeza puesto que tenía uno de sus brazos inutilizados.

Astomer siguió espoleando al caballo con determinación y salió repentinamente de la zona de niebla. Delante suyo, a unos cien metros pudo ver a Elhoram que cabalgaba con tres caballos.

Turno 137

Los caballos seguían corriendo. Elhoram orientó el suyo hacia el caballo solitario que cabalgaba delante suyo. Extrañamente el caballo fue acercándose a él para correr a su lado. Al acercarse el montaraz pudo verificar lo que antes había percibido desde lejos.

Las bridas se sujetaban en el aire y de hecho se movían como por propia voluntad. ¿Qué brujería era aquella?

¡¡Elorham, soy Zigûr, no puedes verme!! dijo el aire a su lado.

Elhoram a punto estuvo de parar su carrera. Pero, ¿Qué era aquello? ¿Acaso el erudito era capaz de tales prodigios? No le extrañó haberle perdido de vista en el combate. Con aquellos trabajos era imposible encontrarle si el dunadán no lo permitía.

Recordó la reunión en la que manifestó ser capaz de doblegar la realidad a su voluntad. Era una capacidad terrible.

Pero no había tiempo para reflexionar sobre ello. A su espalda Ástomer cabalgaba detrás de ellos, como a cien metros de distancia. Otro de ellos había conseguido huir.

137 

Riudo , dolor , pesadillas , solo eso estaba en la cabeza del elfo tan dolido en su orgullo como de cuerpo en estos instantes ; los golpes a alguien le obligó a entre abrir los ojos para saber a quien golpeaban y si él sería el siguiente , pero ahora el que parecía el jefe sacrificaba a uno de los suyos para hacer comida . 

" Hediondos orcos , moriré antes de comer cualquier cosa que me den " ·

Pensó para si mismo , pero en apenas unos momentos mientras en secreto algunos orcos seguian repartiendose sus botines y la carne de su compañero el jefe ordenó que les dieran algo mientras que prometía matarlos si no caminaban para a saber qué . El sabor era de lo peor que había probado , quien sabe si el cadaver del orco estaría en buen estado en comparación con la bebida , pero igualmente le obligaron a beberlo , le quemaba por dentro , pero extrañamente le daba energías , pero por ahora no las suficientes para mantenerse erguido ni pensar mucho más de lo que se había dicho a si mismo y no había conseguido . 

La batalla estaba perdida, y era del todo imposible ayudar al resto de compañeros sin perder la vida por ello. Por eso el montaraz huyó de allí gracias a que disponía del caballo y evitar que le capturaran en el intento. La misión era lo más importante, si no nunca hubiera abandonado al resto y habría corrido la misma suerte.

Al salir de la zona de niebla pudo avistar a Elorham que tambien había conseguido escapar con vida de los orcos. Espoleó su caballo para darle alcance cuanto antes y pensar un plan conjuntamente.

 ¡¡ Zigûr bien hallado seas !! , buena idea portador de la caja te acompañaré sacrificando mi vida si con ello la misión llega a su éxito, miro a mi alrededor por si alguien nos seguía. 

Mira Zigûr ahí atrás , alguien viene me parece que es Ástomer miro un momento .... ¡¡ sí es Ástomer !! le hago una señal como diciendo que lo habíamos visto , y esperamos a que se una a nosotros.

Esperé a nuestro compañero Ástomer, le hice unas señas a lo lejos indicándole que lo había visto.

Cuando se acerca hacia nosotros ve como voy sujetando otro caballo de guerra , y al lado hay un caballo que tiene unas riendas en el aire. Al ver a Ástomer mirar extrañado. Tranquilo es Zigûr , tiene el poder de ser invisible, debemos de acompañarlo en la misión , es nuestra única esperanza de que el objeto pueda llegar a su destino.

Turno Final

Adronath sintió una fuerte debilidad al tiempo que perdía los sentidos. A su alrededor, viéndole desvanecerse, los rostros airados y belicosos de sus enemigos reían y le hacían chanzas. No pudo ver más, entró en la negrura y allí se quedó hasta que volviese a despertar.

Los orcos trabajaron rápida y frenéticamente. Descuartizaron el caballo que había muerto junto con su anterior compañero y lo empaquetaron llevándolo todo en bolsas que ataban alrededor de su cuerpo. Los que estaban heridos intentaban no mostrarse débiles. Uno de ellos que tenía el brazo inutilizado se convirtió también en comida para los próximos días.

Fabricaron unas parihuelas con una de las lonas embreadas del grupo, la lanza de Drustan y un palo de gran tamaño que encontraron. Colocaron a los cuatro enemigos apretados sobre las parihuelas y entre varios orcos, maldiciendo por el peso, comenzaron a llevarles.

Simplemente echaron a correr hacia su destino. ¿Cuál sería?

Turno Final

Astomer, Elhoram y Laufinwë siguieron cabalgando. Atrás dejaban a los compañeros de infortunio. Sabían que habían salvado la vida por un estrecho margen.

Durante un rato nadie dijo nada. Era evidente que precisaban tomar una decisión importante en un futuro cercano sobre su curso de acción. Pero era prioritario mantenerse vivos y libres y continuar la misión. Aunque en aquellas circunstancias se preguntaban si serían capaces de realizarla sin sus compañeros.

Era extraño ver las riendas del caballo de Zigûr agitarse en el aire de modo caprichoso. Pero era más extraño todavía escuchar su voz, que parecía venir de ultratumba. Siguieron cabalgando.