Partida Rol por web

En la linde de la jungla, Sacamantecas trabajaba y Bimbawa miraba. Pero la prostituta tenía facilidad para dispersarse, y frecuentemente giraba la cabeza hacia otros paisajes que no fuesen el árbol escogido por Sacamantecas. En una de éstas, señaló hacia las formaciones rocosas.

¡Sacamantecas, allí!

Ponzoña y el caballo de los Fantasmas Irredentos estaban pasando bajo el arco de roca, cuando el caballo tropezó y el ex-miembro de la tribu de las Hienas rodó por la arena. A lo lejos el incidente pareció fortuíto, pero de la arena emergió una red, justo bajo Ponzoña, que al recogerse por unas poleas le elevó y encerró hasta dejarle colgando en el interior de la trampa.

Ponzoña no lo vió venir. Un par de palos se elevaron de la arena, con un cable muy fino entre ellos. Eso hizo tropezar a su caballo, terminando con el jinete por los suelos. Cayó sobre una red semienterrada por la arena, y cuatro cabos en cada extremo subían hasta un sistema de poleas, justo bajo el arco de piedra que trataba de atravesar en su exploración.

Desde la nueva cota alcanzada, suspendida a diez pies del suelo, vió que la cara interna del arco estaba hueca. Distinguió a dos figuras saltando y agitándose de alegría por la captura del día.

Uyuyuyuy... ¿Pero qué tenemos aquí? Menudo ejemplarrrr... Esa piel sudada rebozada en arena... ¡y qué ojazos! Parece que te vaya a comer con la mirada. Grrrr-ronroneó una de las figuras, bajo las rocas.

Sacamantecas no acostumbraba a hacer mucho caso de las prostitutas, y a ésta en concreto menos aun... pero cuando Bimbawa gritó, y dada la extraña sensación de relajación que todos tenían, Sacamantecas casi dio un brinco y giró el rostro para mirar en la dirección que la puta señalaba.

Alzó una mano para protegerse del sol y observó al K'Hlata cayendo torpemente en una trampa. Sin perder ni un segundo agarró a Bimbawa de la muñeca y regresó a toda velocidad junto al grupo principal arrastrándola consigo si hacía falta. Llegó hasta la posición de Usurero y desenvainó uno de sus machetes por si acaso.

- ¿Qué está pasando? - Preguntó para averiguar si alguno sabía por qué Ponzoña se había alejado tanto del grupo. La mirada del rufián pasó de Usurero a Matagatos y luego al chamán que seguía dormido. Por un segundo pensó en rebanarle el pescuezo. No era nada útil... pero supuso que de entre el resto de los presentes alguno protestaría.

Preocupado se encogió de hombros, quizas su idea no era tan buena de todas formas así que se volvió hacia Sabandija para seguir buscando un tronco adecuado para la canoa. De repente el grito de Bimbawa hizo que se girara y mirase hacia la dirección donde la mujer señalaba, le preocupaba que pudieran recibir un ataque y su instinto guerrero se preparó para lo peor. Entrecerró los ojos para intentar distinguir que pasaba, desde aquella distancia le era difícil saberlo con certeza y lo que veía le preocupaba.

-¿Ponzoña está flotando? ¡Eso no puede ser bueno! ¡Todos atentos!

Ahora si que estaba preocupado, seguramente había algún mago enemigo cerca y eso siempre era un problema, no le gustaban ni los magos ni sus poderes malignos y además eran unos adversarios temibles. Por fortuna tenían a Rastrojo con ellos que podría acudir a los poderes espirituales para contrarrestar al enemigo. Recogió su escudo y lo puso delante como protección mientras miraba a Rastrojo y Matagatos, aunque el aprendiz de chamán era el jefe de la expedición, el oscuro tenía mayor graduación y era más experto en combates.

-¿Que hacemos? Habrá que ir a rescatarlo.

Ponzoña se encontró súbitamente suspendido en el aire, dentro de una red, como una perca de río capturada por un pescador. Gruñó molesto, no tanto por su situación presente como por su estupidez en no percatarse de la trampa tendida. Se revolvió pesadamente entre las finas cuerdas que se clavaban en su cuerpo al tiempo que una voz desconocida le alcanzaba. El tono afectado así como el contenido de sus palabras le provocaron un escalofrío y se le erizaron los vellos de la nuca. Estaba ante un desviado, un hombre que consideraba los culos masculinos la vaina de su miembro. Permaneció en silencio, prefiriendo morderse la lengua a dar rienda suelta a su rabia. Estaba en una situación comprometida y aunque posiblemente pronto vendrían en su ayuda, prefería intentar solucionar aquello por su cuenta, una forma de mitigar su vergüenza por haber sido capturado de un modo tan absurdo y por gentes como aquellas. Su mano se cerró sobre la maza de pinchos y golpeó la red tratando de rasgarla. 

Sabandija seguía las indicaciones de Preocupado a pies juntillas. De lejos se veía que el infante controlaba de canoas mucho más qué él que no tenía idea alguna. Además estaba orgulloso de que su compañero tomase en cuenta sus ideas, a pesar de que Rastrojo no se mostrase de acuerdo y siguiera durmiendo.

- Pufff, pues los carros y las provisiones, sin contar los animales, van a ser un problema.- Dijo distraído mientras ayudaba a cortar un buen tronco.  Cuando Ponzoña cayó en la trampa todos se alteraron pro lo sucedido.

- No está flotando en el aire. Ha pisado una trampa.- Rectificó a Preocupado que parecía creer que eran cosas de magia. Que el explorador del grupo cayese en una trampa ya decía mucho de él pero Sabandija sujetó su lengua y se mordió el labio inferior arrepentido por sus malos pensamientos.- Vamos a ver.- Con mucha precaución, dando un rodeo y parapetándose todo lo posible el explorador de los Campamenteros se acercó, arco en mano, hacia donde Ponzoña pataleaba suspendido en el aire.

El oscuro resopló sonoramente cuando su queja ante aquel estúpido plan quedó sin respuesta al caer dormido Rastrojo. Sin embargo, antes de que pudiera decir o hacer nada más, Ponzoña cayó presa de lo que parecía una trampa.

-Me cago en...-dijo, mirando de nuevo a Rastrojo, aunque sólo sea para asegurarse de que el muy patán no había abierto los ojos siquiera-mierda, Campaña, Sabandija, conmigo. El resto, quedaos a proteger las provisiones, a Khadesa, Usurero y nuestro... Heroico líder-dijo, con esas dos últimas palabras rezumando sarcasmo. Tras eso, echó a andar a buen paso hacia Ponzoña, con las armas ya en la mano, y atento a lo que pudiera pasar. 

Preocupado suspiró aliviado cuando le confirmaron que tan solo era una trampa. No es que aquello no le preocupara, al contrario, pero no era tan malo como un mago.
Asintió ante las palabras de Matagatos y miró alrededor, sería el único guerrero responsable de proteger el campamento y eso le preocupaba, así como también que sus compañeros pudieran caer en otra trampa.

-Id con cuidado, podría haber más trampas. -Dijo rápido y después se volvió hacia el grupo que se quedarían con él.- Usurero, Khadesa, moved vuestros carros e intentad que formen un círculo o al menos un recinto con una única entrada, nos quedaremos dentro protegidos ante un posible ataque. Bimbawa, despierta a Rastrojo y tráelo aquí con los demás, no podemos dejarlo fuera. Y tu Sacamantecas, me ayudarás a proteger la entrada que quede.

Creyó que eso era lo mejor que se podía hacer dadas las circunstancias. Como un buen infante de la escuadra del Cabo Barril estaba más acostumbrado a atacar que a defender y le preocupaban muchas cosas, repasó la lista de cosas que podrían salir mal.

Podría ser solo una distracción para alejar a los guerreros y luego atacarnos, o los caballos y las cabras podrían asustarse y dejarnos sin cobertura. Bimbawa podría despertar a Rastrojo de una forma brusca y este podría salir corriendo pensando que está en peligro...

Sabandija asintió a las órdenes de Matagatos. Consideraba allí a cualquiera como su jefe, a excepción de las mujeres, pues él se consideraba del rango más bajo posible. Mientras que dejaba que el gigantón y el encapuchado se acercasen él pro su parte iba escorándose y tratando de pasar desapercibido.

Sacamantecas miró a Preocupado durante un instante planteándose si desafiar al miembro de la Compañía o no... Pero decidió permanecer en silencio y esperar a ver qué decía Usurero. Después de todo él no era un hermano de la Compañía y sólo obedecía al dinero. Lo que dijera Usurero, él lo haría.

Por si acaso aferró bien su arma y vigiló los alrededores mientras algunos se acercaban a averiguar qué había pasado con el rastreador.

¿Un círculo? ¿Cómo vamos a hacer un círculo con solo dos carros?-protestó a Preocupado-Ugh... está bien.

Khadesa y Usurero maniobraron con los carros para ponerlos en uve en torno al bulto durmiente que era Rastrojo. Ambos desmontaron para ponerse a salvo, y Usurero hizo una seña para que Sacamantecas parapetase el hueco con Preocupado.

Mientras, Bimbawa trataba de despertar a Rastrojo...

Uuuh...-dijo sacudiendo su torso-Nggg...-masculló tirando de su brazo-Argh...-soltó mientras trataba de hacerlo rodar.

...y nada, Rastrojo no despertaba.

¡RASTROJOOOO!-le gritó al oído, mientras el chamán seguía plácidamente dormido.

Como un animal salvaje, le mordió a Rastrojo en el pómulo. Rastrojo ni se inmutó, pero Bimbawa cayó en la cuenta de que acababa de ser extremadamente irrespetuosa con el chamán, que para los K'Hlata era un ser sagrado.

Tened cuidado... Tengo un mal presentimiento con todo esto-dijo a Matagatos, Sabandija y Campaña.

En la zona de las carretas, no ocurrió nada raro. No se levantaron Fantasmas Irredentos, camuflados en la playa bajo mantas cubiertas de arena. No salió ningún monstruo de río del ancho mar. Ninguna estampida emergió de la selva.

Cerca de las rocas, solo Ponzoña estaba frenético. Su intento de rasgar la red con su maza era poco efectiva. Tardaría varios minutos en liberarse de ese modo. Mucho mejor intentarlo con un cuchillo. Entonces Matagatos, Sabandija y Campaña, que cualquiera de ellos alzando la mano tocaría al enmarañado Ponzoña, escucharon una voz aguda y escalofriante...

¡Yuuuuujuuuuu! Hola, guapetones. ¿El moreno que hemos pescado es el novio de alguno de vosotros?

Les costó ubicar la procedencia de la voz, pero vieron el movimiento de algunas sombras en la cara interna de la roca, que resultaba estar horadada a unos diez pies de altura.

Somos la tribu olvidada de los Sodomitas. Custodiamos este paso. Si queréis introduciros bien al fondo por nuestro agujero, como intentó vuestro fornido y musculoso novio... ummmm... Dejaremos que nos profanéis el agujerito y paséis al otro lado a cambio de cinco platas por cabeza. Y por agujerito me refiero a este hueco en la roca, y por profanar me refiero a pasar a la playa del otro lado.

Aunque si no tenéis dinero, quizás podríamos hablarlo y llegar a otro tipo de acuerdo más... sensuaaaal... corporaaal... animaaaal...

Buah... ¿cinco platas? Esa es la soldada de cinco meses, el ahorro de medio año jugándose la vida en el campo de batalla. Sí, llevaban ese dinero encima. Por lo menos los Hermanos Juramentados. Usurero sin duda también podría pagarlo. A Khadesa le habían ido muy bien sus timos de fetiches y pinturas de guerra. Y la prostituta consigue esa caja en un solo fin de semana. La paga de Rufián era lo suficientemente buena para que Sacamantecas tuviese ese dinero. ¿Pero y Rastrojo? ¿Cómo convencías al tacaño de Rastrojo (si lograbas despertarle) de que tenía que pagar para acceder a la playa contigua? Además, no era seguro que Elefanta estuviese allí.

Preocupado se encogió de hombros ante la pregunta de Usurero, él tampoco sabía como, pero sería lo ideal. Cuando finalmente formaron una "V" se dio por satisfecho, al menos el enemigo tendría que entrar por allí y estarían preparados para recibirle. Se colocó en el centro de la abertura dejando espacio para que Sacamantecas e Ikharus le flanquearan y mientas esperaba ver aparecer algún rival no pudo evitar mirar como Bimbawa intentaba despertar a Rastrojo, si el aprendiz de chamán salía de su descanso quizás impartiera nuevas órdenes. Y lo que vio no le gustó nada, incluso le horrorizó comprobar como aquella mujer sin vergüenza alguna trataba a Rastrojo.

-¡Mujer! ¡Pero que haces! -Protestó. Si bien Rastrojo no era oficialmente un chamán aún, para Preocupado era como si ostentara el título ya y lo trataba como tal. Las confianzas de aquella mujer eran excesivas. Por otro lado Rastrojo debería ser despertado y él no pensaba tocarlo, así que la mejor opción era dejar a la mujer que siguiera y ya se enfrentaría ella a los espíritus y las consecuencias.- Nada, nada, sigue intentándolo, es importante que lo despiertes y vea lo que pasa para que tome una decisión, es el jefe del grupo.

Preocupado miró hacia otro lado, para vigilar la entrada y proteger al grupo, y sobre todo para no ver la siguiente ocurrencia de Bimbawa para despertar al aprendiz de chamán.

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Sacamantecas mostró una sonrisa ante cómo la puta intentaba despertar a aquel despojo de chamán. Luego ayudó rápidamente a colocar los carros y se situó junto a Preocupado machete en mano.

Ante la aparición de aquellos... "sodomitas", Sacamantecas torció el gesto.

- Esto no me gusta. No me gusta nada. - Avisó por lo bajo al guerrero K'Hlata. - Espero que tus amigos sepan lo que se hacen. -

Echó un vistazo hacia atrás, tras el parapeto de los carros para asegurarse de que Usurero seguía bien. No perdió mucho el tiempo y centró su atención en aquellos nuevos y posibles enemigos.

- Me pregunto si los esclavistas de la Linde habrán pagado el precio a esos tipos... - Bueno, con ellos llevaban a Elefanta, asi que a lo mejor habían usado a la prostituta para negociar un pago sensual... corporal, animal... tal y como decía aquel tipo que inspiraba repelús en el rufián.

Sabandija miraba atónito a Matagatos esperando una orden para ensartar a aquel medio-hombre con una de sus flechas. Ellos eran parte de la Compañía Negra y, a no ser que la situación fuera muy peliaguda, no iban a pagar cinco platas por cabeza. Ni siquiera él las tenía pues había dejado a buen recaudo sus ahorros, que tanto le había costado reunir, en un lugar seguro en el Campamento.

Todo el asunto de esta misión y lo que la rodeaba había sido una broma de mal gusto desde el principio, pero en este momento empezaba a alcanzar cotas verdaderamente indignantes. ¿Sodomitas? ¿En serio? Y además, su interlocutor no parecía nada amanerado en absoluto. Y alguien debía hablar con esos raritos, y desde luego no parecía que fuera a ser Rastrojo.

-Es la pareja de mi hermana. Y, antes de pensar si queremos pasar, necesitamos saber algo. ¿Habéis visto un grupo pasar por aquí? Probablemente con una mujer maniatada y amordazada. 

Una vez asegurado el perímetro y como parecía que no había enemigos cercanos que fueran a atacarles Preocupado se permitió girar la vista hacia la escena con los sodomitas, aunque no dejaba de echar fugaces vistazos a su alrededor por si las moscas.

-Estoy preocupado, no sabemos cuantos son y cinco platas por cabeza es un precio excesivo. -Preocupado giró la cabeza hacia Usurero, al fin y al cabo se trataba de Elefanta, no de ningún hermano juramentado.- ¿Vale tanto la mujer?

Verdaderamente debía ser valiosa si habían formado todo aquel grupo para rescatarla e incluso habían puesto al mando a Rastrojo para recuperarla. Supuso que la respuesta era sí y una vez embarcados en aquella aventura era mejor seguir hasta el final. Cuando Rastrojo la encontrara y le quitara la maldición que se había apoderado de ella seguramente más Hermanos de la Compañía respetarían a los chamanes y a los espíritus.

-Matagatos lo averiguará, Sacamantecas. Es un tipo listo. Nosotros seguiremos en guardia, me preocupa que intenten atacarnos aprovechando alguna distracción.

Mientras los demás se dedicaban a hablar, Ponzoña sacó el cuchillo que solía emplear para tallar madera en sus ratos libres y se dispuso a cortar la red que lo mantenía suspendido en el aire.