Partida Rol por web

- Igualmente estaros atentos el olor a carne quemada puede atraer a deprepadores, cuanto más podamos avanzar en el menor tiempo posible, mucho mejor - dice Dammeros con rostro serio.

Ante el ofrecimiento para sanarme el mordisquito de la serpiente lo decliné con amabilidad, no era tan grave.

- Gracias Queck, pero no es nada, un mordisco de nada, y debia estar mala la serpiente porque no me hizo nada el veneno.

Envainé mi espada y me uní al grupo para seguir adelante.

—Habéis combatido muy bien, amigos míos —afirmó Janira—. No me cabe duda de que seréis unos estupendos agentes.

»Tenéis razón, será mejor apresurarse y continuar el camino.

Agatha, molesta aun por la falta de efectividad del primer conjuro apenas sonrio ante el cumplido de Tristan. Agatha estaba muy acostumbrada a recibir atención. Sobretodo de los hombres.

-Gracias, Tristan. No me ha salido como debería la primera vez. Supongo que tendré que seguir practicando.

Cuando Janira alabó la labor del grupo ya se animó un poco más. Quería estar orgullosa de sus compañeros y estaba convencida de que todos acabarian siendo agentes Pathfinder cuando la prueba hubiera acabado. Por eso cuando hubo que ponerse en marcha, ella ocupo rapidamente su puesto en la formación.

Tristan asintió y destensó los músculos de su cuello con una ligera rotación. Luego levantó los hombros y los dejó caer soltando un suspiro. En seguida volvió a la formación del grupo, pues sabía que no había tiempo que perder. Habían salido casi ilesos de ese combate, y lo bueno era que nadie salvo él había sido herido demasiado. Así tenía que ser siempre.

- Avancemos entonces - dice Dammeros volviendo a su posición dentro del grupo

Los futuros agentes Pathfinder continuaron por la espesura, mientras Janira les contestaba sus preguntas.

—No, no es reciclado —dijo riendo—, la L se corresponde con mi segundo nombre. Aunque es posible que los reciclen... es algo que nunca me había planteado.

»Los Wayfinder, además de ser brújulas mágicas, son un símbolo de los agentes Pathfinder. Tener uno nos identifica como tales. Todos tienen alguna propiedad mágica... la mayoría pueden brillar e iluminar la zona, pero hay algunos otros con propiedades diferentes. Además todas tienen un hueco en el que se puede encajar una piedra Ioún y al parecer al juntarse adquieren poder adicional... pero nunca lo he visto personalmente.

El grupo continuó el camino guiado por Janira Gavix. Durante las últimas etapas del día tuvieron que desviarse varias veces del camino para rodear restos de construcciones caída o zonas en las que la maleza había crecido demasiado e impedía el paso.

—Maldita sea... —musitó Janira—, estos rodeos nos están haciendo perder demasiado tiempo.

Viendo que dabamos rodeos y vuelta y que la pobre Janira casi parecia perdida le propuse que me dejase guiarlos. 

- Si no te importa Janira permiteme. Se me dan bien los bosques, no en vano me criaron elfos, y se moverme bien entre la espesura. 

Miré el Wayfinder de Janira para conocer la dirección, y me quedé unos instantes observando el terreno para determinar el mejor camino para avanzar. En cuanto lo decidí me ajusté el sombrero e hice avanzar al grupo por donde me pareció mejor.

Tristan se dejó guiar, mirando a Kennex con curiosidad.

- Menos mal que tenemos a alguien que se desenvuelve bien en la espesura.- se llevó la mano a la nuca y se la rascó mientras reía.- Yo sólo sé orientarme para encontrar el camino de taberna en taberna.- rió de su propio chiste.

Afortunadamente, el grupo contaba con Kennex entre ellos. El mosquetero los guió entre la espesura, de manera que perdieron un tiempo mínimo en rodear los obstáculos.

-Buen trabajo, Kennex - dijo Agatha. Creo que este va a ser un gran grupo con el que trabajar, Ponyos - dijo mientras su lechuza se posaba en su hombro un momento para picar algo.

- Hasta que no salgamos de aquí no podremos estar del todo seguros - dice Dammeros apartando una hoja con la cola -, ni alegrarnos de poder avanzar rápido, concentración absoluta.

Jurek avanzaba entre sus compañeros dejandose guiar mientras revisaba algunas notas de su libro de fórmulas.

- Tengo ganas de llegar pronto a la cueva, la curiosidad me impacienta. - Dijo mientras levantaba un momento la cabeza del libro para después continuar sin prestar más atención de la necesaria al camino-.

- Gracias, yo tambien lo creo. - Dije con una sonrisa a la hechicera. - Tranquilo, no creo que estemos demasiado lejos. - Respondí a la curiosidad de Jurek. Me parecia curiosa la disciplina que mostraba Dammeros, pensando que los Tieflings solian ser mas impacientes y rebeldes. 

Seguí haciendo avanzar al grupo en la dirección del wayfinder de Janira y segun  lo que recordaba de mapas de la zona que habia visto hacia algun tiempo. 

El grupo siguió avanzando. Sin haberse retrasado gracias a la pericia de Kennex, pudieron descansar sin problemas durante la noche.

Tanto la noche como el día siguiente transcurrieron sin problemas hasta que llegaron a su destino, a última hora de la tarde.

Tras pasar la noche al raso, haciendo las guardias pertinentes y sin sorpresas, avanzamos a buen ritmo durante el dia y por la tarde cre ver una cueva mas alla de la espesura. Conduje al grupo hacia alli y señalé la cueva sin salir de la zona de arboles. 

- Janira, creo que esas de ahi son las cuevas que buscamos, podrias confirmarnoslo ?

El denso bosque se abrió a un amplio claro al llegar a la base de un acantilado de más de diez metros de alto. Multitud de enredaderas cubrían la superficie.

—¡Sí, ahí están! —exclamó Janira con una amplia sonrisa—. La entrada a la cueva está detrás de esas enredaderas —dijo mientras apartaba varias capas de vegetación, revelando una estrecha grieta en la superficie de la roca.

»Por aquí es por donde ví entrar a los gillmen.

Janira comenzó a moverse hacia la abertura, pero en ese momento pareció que el bosque alrededor cobró vida con el sonido de múltiples animales huyendo de algún peligro. A continuación se pudieron escuchar los sonidos de una enorme criatura destrozando la espesura al avanzar.

—¡Rápido, escondéos antes de que lo que quiera que sea nos descubra! —gritó la halfling.

Pero antes de que nadie pudiera reaccionar, una enorme monstruosidad cornuda emergió de entre los árboles. Tenía más de dos metros y medio de altura sobre un par de pezuñas hendidas, y blandía un hacha gigantesca. La criatura con cabeza de toro rugió con furia cuando avistó al grupo.

—¡Un minotauro!, ¡no tenemos ninguna posibilidad contra él! —gritó Janira—. ¡Rápido, coged mi mochila! —gritó Janira—, dijo mientras la arrojaba en dirección a Tristan.

»¡Entrad en las cuevas, acabad vuestra misión! Yo le alejaré de la entrada y le perderé en el bosque, me uniré a vosotros en cuanto pueda. ¡Ahora marchaos, rápido!

Janira lanzó un conjuro y se lanzó corriendo en dirección al minotauro, pero cuando estuvo cerca de él giró repentinamente para internarse en el bosque.