Partida Rol por web

Queck saca una de sus jabalinas y recosta su espalda (mejor dicho, su mochila) contra Margarita. Retrasa su acción para atacar a la primera criatura o grupo de criaturas con actitud agresiva que se acerque al grupo.

- Guardad el fuego de Alquimista para los enjambres si Agatha no puede acabar con ellos. Jajaja, criaturas, venid aquí. YIPAHEEEEEEEEEEEEEI.

A Spock ya no se le ve, ha huido en cuanto ha olido que iba a haber combate.

Tristan tensó los músculos de su cuerpo al oír el alboroto que había provocado ese enjambre de serpientes. Al principio pensó que no se atreverían a atacarlos, pero parecían completamente dispuestas a ello. Las serpientes no parecían un enemigo digno, pero también había que tener en cuenta lo que podían llegar a hacer si mordían a alguien.

Agatha parecía segura de su magia, pero se estaba acercando demasiado al enjambre. Así pues, Tristan decidió acercarse a ella e interponerse entre su compañera y los reptiles: con su escudo por delante, se agachó para no interceptar los proyectiles de Agatha y crear, a la vez, una barrera protectora para que le atacaran a él antes que a la hechicera.

Viendo la seguridad con la que sus compañeros acababan con las serpientes, Dammeros se dedica a otros menesteres. El ruido y el olor a carne podrían atraer a otros animales, en especial los depredadores, y dejar expuesto al resto del grupo, los cuales, en su mayoría solían atacar a distancia podía ser un peligro, no tendrían posibilidad contra algún depredador si no acababan antes con el en la distancia.

- Avisadme si el tema con las serpientes se pone complicado - dice al grupo mientras se sitúa cubriendo el lateral del grupo.

Jurek dió un paso para situarse a una distancia prudente y sacó un frasco para arrojarlo contra el enjambre.

- ¡Mi turno!, ¡tened cuidado, esto puede salpicar!

El frasco cayó en medio de las serpientes y se rompió provocando una deflagración de fuego. Las serpientes siseaban de dolor mientras más de ellas se quemaban.

Desgraciadamente para mi no tenia ningún frasco de alquimista, por lo que esperé a que lanzaran sus hechizos y cargué contra las serpientes, desenvainando mi espada mientras iba hacia ellas, para cortar unas cuantas y librarnos de las que quedaran.

Preferí guardar mi preciada munición para cuando m encontrara en serio peligro. No creia que unas pocas serpientes pudieran hacernos demasiado daño, a tanta gente como eramos. 

Kennex dio algunos espadazos a las serpientes, pero eran demasiado escurridizas. A pesar de lograr hacer algunos cortes, el grupo no pareció inmutarse.

Las serpientes avanzaron hacia Tristan y Kennex y empezaron a enroscarse por sus piernas mientras les mordían.

Me di cuenta de que no era buena ide acercarme a las serpientes en cuanto empezaron a enroscarse entre mis piernas y morderme. Por suerte el veneno no me afectó demasiado, pero seguian siendo demasiado escurridizas para ensartarlas con mi espada.

Queck se quita la mochila, busca en su interior y enciende una de sus antorchas, intentando no perder de vista a sus compañeros por si necesitan ayuda.

El escudo no servía de mucho contra las serpientes puesto que eran demasiado escurridizas, así que decidió usar la maza para aplastarlas antes de que pudieran hacer algo más. Al ver que eso no funcionaba demasiado, miró de reojo a Agatha y exclamó:

- ¡Quémalas! ¡No me importa si me das en los pies, pero quémalas!- su tono no demostraba miedo sino determinación, y su rostro se había endurecido mucho al darse cuenta de la posible seriedad de ese combate

Además, esas malditas serpientes le darían náuseas.

Agatha chasqueó la lengua al ver que las serpientes se escapaban de sus llamas. Con un gruñido por lo bajini, se desplazo un paso para no afectar a Tristán y repitió el conjuro.

Las llamas de Agatha envolvieron a las serpientes, que se retorcieron de dolor. Las pocas que sobrevivieron se dispersaron para ocultarse en la maleza.

Agatha se miró las manos aún humeantes. Había trabajado mucho en aquel conjuro y no se esperaba necesitar dos para acabar con un puñado de serpientes. Agatha estaba muy contrariada. En fin. Por lo menos nadie había salido herido y ahora podían continuar el viaje.

-Vaya. Esas serpientes eran unas tipas duras. En fin, ¿Estás bien, Tristán?

Tristan volvió en si tras su breve pero intenso mareo.

- Sí, muchísimas gracias.- dijo, dedicándole su mejor sonrisa a Agatha.- Ha sido impresionante.

Jurek al ver a las serpientes que habían sobrevivido dispersarse, guardó el frasco que tenía preparado en su mano.

- Creo que no volverán a molestarnos. Continuemos, mientras Tristan y Kennex se recuperan del efecto de las picaduras.

Queck apaga su antorcha y vuelve a meter todo el equipo cuidadosamente en su mochila mientras dice.

- Seguro que no volverán, pero tenemos que ser precavidos. ¿Hay alguien que necesite atención médica?

Se acerca de nuevo a Janira.

- Aún no me has explicado lo del wayfinder. ¿Qué? ¿No seguimos?