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15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

Abro los ojos y siento el dolor en mi cuerpo aún quemado. Recuerdo la descarga pero nada más, lo que basta para que entienda que caí en alguna clase de trampa mágica. Veo que Aster me ha sanado y me pongo de pie, con dificultad y gran dolor, mientras murmuro para mí mismo:

 - "Odio a los brujos."

Me sacudo un poco y veo que la niña sigue ahí pero no me acerco por desconfianza de recibir otra clase de ataque. Me giro a Aster y le agradezco:

 - "Muchas gracias por atenderme. Soy demasiado impulsivo como para no caer en estas traiciones."

Miro bien a ver si no hay alguna otra cosa que me parezca peligrosa antes de acercarme nuevamente y atender a la pequeña. Observo con especial desconfianza tanto el altar como a la niña misma, para no caer nuevamente en alguna mierda escondida ahí.

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

La rápida intervención de Aster hizo que Vikar no hiciera uso de sus dones para sanar al legionario, en cambio contempló la escena con suspicacia y, tras ser consciente de la trampa, el sacerdote de Talos expresó sin cortapisas su opinión.

Pero qué hija de la gran puta... espetó mientras se acercaba con cautela al altar, el sacerdote se llevó la mano al símbolo de Talos. Volvió la mirada hacia vosotros, con el gesto algo aliviado, si es que Vikar podía tener algo así. No percibo magia peligrosa en la niña, restos de la apestosa hechicería de la bruja, pero.. no es una ilusión. se acercó a la niña y le comprobó el pulso examinando a la pequeña con habilidad. Está débil, pero se recuperará, necesita comer..

Vikar miró a Aster entonces, el viejo sacerdote esbozó una sonrisa profunda y asintió.

Está bien, muchacho. Está bien. se apartó un poco para dar espacio al bretón para que fuera con su hija.

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

Tómalo con calma chico – dijo ayudando al Legionario a ponerse en pie – no te han dado precisamente un abrazo y la próxima vez haz caso de estas preciosidades que te acompañan, te ira mejor que siendo tan imprudente – añadió con seriedad dándole una palmada en la espalda – y no hay de que…pero procura que no te vuelvan a chamuscar ¿de acuerdo?

La siempre correcta y educada verborrea del sacerdote, hizo que se girara para observarlo acercarse al altar cautelosamente. Aster no se había percatado de que había estado conteniendo el aliento durante el examen de este a  la niña, hasta que se dirigió a él esbozando aquella sonrisa tranquila que le hizo volver a respirar.

Dejando a Einar a un lado avanzo junto a Vikar con paso ligero, nervioso y emocionado, pero con el rostro imperturbable. Se detuvo junto al sacerdote buscando su aprobación antes de acercar su mano al rostro de la niña, con gran delicadeza y cariño acaricio la mejilla de esta contemplándola con devoción. Se inclino sobre ella y la beso en la frente.

Todo estará bien Danna, papa esta aquí – susurró recorriendo el rostro de la pequeña con los ojos 

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

Por más que miraba, no había nada más o al menos eso parecía. Por lo menos, el bretón había conseguido curar a Einar, algo bueno salía de aquel asunto. Terminada su inspección, observo al sacerdote cuando este se acercó a la niña y suspiro aliviada cuando dio su respuesta. Esbozo una sonrisa de alegría, pero no duro demasiado.

- ¿Crees que es seguro llevarla con nosotros? No hemos acabado con la bruja. No se… tengo la impresión de que está siendo demasiado fácil. Si obviamos la trampa que dejo para el que se acercara al altar. Se quedó un segundo en silencio para luego, llevarse una mano, con la espada aun empuñada y rascarse la nariz. Bueno y lo de los bichos gigantes. No se… no me creo que esto se haya acabado ya.

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

Observó cómo el bretón se ocupaba de Einar, y cómo Vikar examinaba a la niña, dedicando un asentimiento a este último cuando declaró que no había otros signos de magia sobre la cría que la hechicería de la bruja cuervo- Menos mal.- declaró, algo aliviada, retrocediendo un par de pasos de la escena para dejar intimidad a Aster en aquel seguramente ansiado reencuentro, prestando ahora atención a Eldrid mientras se cruzaba de brazos.

- No sé si es seguro. Pero no la podemos dejar aquí. Juraría que está débil porque esa bruja ha estado utilizándola. Y que hemos llegado... A tiempo. Es recomendable que su padre se la lleve, pues.-dijo, empleando un eufemismo claro para no tener que hacer mención al hecho de que podría haber sido tarde para la pequeña si hubiesen tardado más en venir a por ella- Buscaría cualquier marca u objeto sobre ella, que la pueda vincular a esa hurraca. No queremos que pueda utilizar a la pequeña, aunque se encuentre con nosotros. - advirtió- Cuando se recupere, debería ser examinada a consciencia.-aconsejó. 

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Al descubrirse que la niña se encontraba bien y ver que la amenaza de la bruja parecía disipada, abandonasteis la Roca Huérfana dejando atrás aquel lugar impío. Aun escuchabais el graznar de los cuervos por los alrededores, pero no llegasteis a ver ninguno hasta abandonar aquel paraje boscoso.

Aster llevó en brazos a su hija, que apenas logró recuperar la conciencia para sonreír viendo a su padre que la llevaba en brazos, quizá creyéndose en un sueño tras el probable horror que había vivido a manos de las brujas-cuervo. De Keira no volvisteis a saber, pero estabais seguros de que no sería la última vez que sabríais de la malvada criatura híbrida, habías obtenido una victoria en esta ocasión y eso era lo importante.

Pronto los rumores de vuestra llegada se extendieron por Helgen. Habías resuelto el misterio de la niña del bosque y, lo que era más sorprendente, la traíais con vosotros junto al padre. Volvíais cansados, magullados y con ganas de descansar, al fin y al cabo habíais tenido que sudar la gota gorda para superar las pruebas de esta aventura.

Fue una suerte que el viaje de regreso fuera tan tranquilo, casi todo el camino tuvo en su rostro una pequeña sonrisa entre tierna y melancólica al mirar a la niña. Se alegraba mucho que hubieran podido ayudarla, y más aun de llegar a tiempo de apartarla de las garras de aquel monstruo. La habían salvado y se sentía bien. Pero entre esa buena sensación a veces se colaba un siseo de dolor al caminar. Por suerte la conversación conseguía que alejase de su cabeza lo mucho que le molestaba la herida. Y a decir verdad, tenía ganas de llegar ya a la posada, limpiar el corte y echarse a dormir.

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

Durante los primeros minutos de descenso, Aster se mantuvo en silencio contemplando a su pequeña envuelta en una capa para que conservara el calor. En el momento que esta abrió sus inocentes ojos y le sonrió el rostro de bretón brillo de felicidad, aunque en su interior ardía un fuego que no se apagaría hasta que acabara con la vida de la bruja que le había hecho a su pequeña, pero en ese pequeño y breve instante todo su mundo parecía cobrar sentido.

Caminaba a buen paso con Danna plácidamente dormida en sus brazos y a medida que se acercaban a Helgen comenzó a preguntarles cosas del lugar, donde podía hospedarse con la pequeña principalmente. 

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El viaje de vuelta trascurría sin complicaciones, por fortuna. Seretide lo emprendió junto a la misma comitiva con la que había partido, con el añadido de una niña, un bretón y un clérigo de Talos. 

Contestó a las preguntas de Aster con lo que ella podía saber del lugar en el que llevaba viviendo un par de semanas, en primera instancia, pero poco a poco pareció sumirse en sus propios pensamientos, a medida que se aproximaban a Helgen. Su paso era pesado, y estaba fundamentalmente sostenido en su cayado. Aún sentía el quemor de los proyectiles mágicos que había utilizado la bruja cuervo contra ella escociéndole en la piel. Y extrañamente, mirar hacia la pequeña Danna, parecía en cierto modo entristecerla, o hacerla parecer nostálgica o meditabunda. 

Se despidió de sus acompañantes sin mucha ceremonia al llegar al pueblo, con aspecto evidentemente cansado y en última instancia, maltrecho, y tras pedir algo frugal para comer en la posada, se dirigió a su habitación. 

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Roca Huérfana

Después de recoger todo lo que nos parece de valor en la zona y que Aster lleve a la pequeña Danna en buenas condiciones para el largo camino que nos separa de Helgen, comenzamos nuestro regreso.

Nuestra marcha es lenta, para que nadie se quede atrás y podamos brindarnos la seguridad de ser un grupo, pero aun así se desarrolla de manera silenciosa. Probablemente están todos demasiado cansados como para hacer desplante de toda esa elocuencia y sentido del humor que les caracterizó durante el viaje de ida, por lo menos la mayor parte.

Agradezco ese silencio, pues no soy alguien con demasiado sentido del humor y también estoy cansado. Cansado y muy herido pues mi piel aún arde por aquella trampa de la bruja, lo que me mantiene como uno de los más retrasados en la marcha pues mis pasos son dificultosos y sumamente dolorosos. Con cada avance, siento un ardor terrible y mis músculos parecen fallar, pero por suerte no es algo que suceda.

Finalmente llegamos a Helgen y todos agradecemos su visión. Nos separamos con leves gestos de despedida y aprovecho mi libertad para dirigirme directamente a informar a Hadvar acerca de lo sucedido. El jarl del pueblo debe saber como ocurrieron las cosas y cuales fueron las consecuencias de la misión que me encomendó. Ya después de eso habrá tiempo para relajarse y recuperarse.