Partida Rol por web

Frunció el ceño, al ver como fallaba el tiro. El orsimer necesitaba ayuda, ya. Ni corta ni perezosa, volvió a empuñar a Canción con la intención de ayudar al orco en su combate. Desgraciadamente, había subestimado el poder de las plantas que había invocado el bretón y quedo atrapada en ellas. Maldijo para si, así no iba a poder hacer mucho por ayudar al orco. Si solo se estuviesen un poco mas quietos... podría darle con la otra daga.

Gritarle a Aster tras lanzar la daga:

- Maldita sea Aster, ¡deshaz estas jodidas cosas para que pueda moverme! 

Las enredaderas me dificultan el camino, pese a todo hago el esfuerzo de atravesarlas mientras tiro del cuerpo inerte de nuestro enemigo.
Apenas presto atención a los demás, enfrascado en mi tarea, sólo quiero llegar a un terreno despejado y prepararme para lo siguiente.

Tercera ronda

Eldrid frunció el ceño al ver como fallaba el tiro, dispuesta a socorrer a Garrosh se lanzó al combate, pero subestimó el poder de las enredaderas invocadas por el druida. Las plantas se cogieron de las piernas a la nórdica reteniéndola en esa posición, bufando enfadada, tomó la otra daga y la lanzó contra la reyerta con tan mala fortuna que casi acertó al orsimer por la espalda. Pero la suerte acompañó una vez más a Eldrid, simplemente se despeñó montaña abajo perdiendo su daga. Frustrada pegó un grito al bretón.

—Maldita sea Aster, ¡deshaz estas jodidas cosas para que pueda moverme!

Justo después, Seretide seguía dispuesta a seguir aprovechando la preciosa oportunidad que les había brindado el mago. La dunmer invocó sus poderes mágicos, un aura de poder mágico cristalizó alrededor de su mano mientras invocaba su conjuro, la propia elfa oscura notó el torrente mágico que emergió de su mano directamente a uno de los atacantes que seguía dormido. El choque mágico fue tan intenso que lo carbonizó hasta la muerte, el olor a carne quemada se propagó por el escenario de combate.

Viggo seguía hostigando a los atacantes, esta vez con mayor fortuna, su proyectil voló directo a por el que había despertado Seretide y le atravesó la garganta de lado a lado, se desplomó en el suelo. En el combate del orsimer, Garrosh rugió furioso recobrando fuerzas, blandió su gran hacha como si fuera de papel y partió por la mitad a su adversario sembrando la nieve de sus tripas y sangre.

Trik siguió avanzando a duras penas a través del campo de enredaderas hasta llegar junto al enemigo que quedaba dormido, nerviosamente trató de inmovilizarle, estar preparado para cuando se despertara con la daga en la mano. Einar terminó de triturar al enemigo que seguía en pie, igual que el orco manejó su gran hacha con habilidad, un certero corte vertical terminó por matarle en el acto. Con ese adversario caído terminó el combate, habíais vencido a vuestros enemigos y teníais a uno de ellos dormido con la posibilidad de hacerlo prisionero.

Las entedaderas obedecieron ante la muda orden del Druida, retirandose silenciosamente y liberando a sus presas. Aunque no era para reirse, no pudo evitar que una sonrisa burlona asomara brevemente en sus labios, ante la "petición" de la joven nórdica. 

No estaba seguro del todo si el joven mago podria hcerse cargo del soldado, en caso que este despertara, por suerte con Einar y Garrosh libres para actuar no habria problema. Tenian a uno de ellos vivo y podrian obtener la gran recompensa que era la información.

¿Como os encontrais? - preguntó volviendo su atención al anciano, que permanecia tendido a sus pies auudandole a incorporarse - permitame que sea el primero en decir que su manera de actuar antes a sido impresionante. Mi nombre es Aster ¿con quien tengo el placer? 

Quizá fuera una impresión equivocada pero lejos de estar asustado o nervioso, el anciano le daba la sensanción de estar en calma pese a la agitación de sis respiración que poco a poco habia vuelto a la calma.

Los enemigos han sido derrotados y me da gusto pensar en que lo hemos conseguido. Miro el hacha, preguntándome si es ella la que lo ha hecho posible o si he mejorado mucho tanto desde que llegué a Helgen:

"Tipos como estos barrieron con un escuadrón completo. ¿Tanto he cambiado?"

Uno de ellos está vivo aún, durmiendo en el sueño que Trik lo sumió. Me acerco a él mientras le hablo al grupo:

 - "Yo tengo cuerda para atarlo, aunque creo que sería mejor si le corto las manos. No las necesitará más."

No retiro la mirada del tipo, una mirada fría y completamente carente de piedad. Mis planes para él de seguro no son más magnánimos que mis palabras pues estos tipos me han hecho mucho daño y planeo devolverles todo, gota a gota, hachazo a hachazo.

Seretide respiró, agitada, por el esfuerzo que había supuesto invocar esa enorme cantidad final de energía arcana, asintiendo, satisfecha, al ver que la escaramuza había resuelto, y mirando alrededor, comprobando el estado de sus compañeros, y el del anciano al que habían encontrado, antes de dirigirse hacia donde se encontraba el enemigo que seguía dormido y agacharse frente a él- Voy a intentar... Cazar moscas con miel. -dijo, con una media sonrisa- Intentaré mostrarme ante él de un modo... Amigable. Lo embelesaré, y trataré de sacarle información. Si no habla nuestro idioma o cualquiera que yo sepa, o lo que hago no funciona, estad atentos, y matadlo. Pero mientras, por favor, no os mostréis belicosos ni violentos. O no funcionará.- pidió, antes de agitarlo mientras pronunciaba de nuevo unas palabras en aquel idioma extraño y ajeno que solía utilizar cuando conjuraba su magia, acompañando aquella serie de frases encadenadas con gestos gráciles, cerrando los ojos durante un instante para volver a abrirlos, mostrando sus pupilas un alienado y tenue fulgor que parecía llamar a gritos la atención de cualquiera que se dispusiese a mirarlo fijamente. 

19 de Helada, Mediodía, Los Siete Mil Escalones

En cuanto quedo libre de las enredaderas que había invocado el druida, se movió hacia el lugar donde había ido a parar la primera daga que había lanzado, al tiempo que envainaba de nuevo sus espadas.

Estaba molesta y frustrada, no por el hecho de haber perdido una de las dagas, podría reponerla en algún momento, más bien porque sentía que su mente no había estado donde debería de en aquel momento. Dio una patada al suelo musitando un “maldita sea”. Hundió una de sus manos en el pelo, colocándolo hacia atrás, y dando un barrido con la mirada a los cuerpos caídos de los atacantes, pensando en ver si tenían algo que pudiera darles alguna pista sobre lo que estaba pasando. No tuvo tiempo de llevar a cabo aquella tarea cuando Seretide pidió colaboración por parte de todos para que el truco que quería realizar saliera bien. Asintió como respuesta y se quedó esperando a ver si de aquello salía algo. No tenía muy claro si el saquear los cuerpos de sus compañeros tendría algún efecto negativo en lo que planteaba la elfa, pero tampoco quería arriesgarse. 

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El anciano respiraba con pesadez, pero iba recuperando el aliento poco a poco, se podía ver que a pesar de una constitución fuerte y preparada, la edad no perdonaba al viejo nórdico. Al hablar lo hizo en susurros, incluso en estos podíais notar una ínfima vibración que se propagaba por la zona siendo él el epicentro de la misma.

—Gracias, me llamo Arngeir de los Barbas Grises, gracias por vuestra ayuda —asintió con sinceridad. Os miró alternativamente, con la preocupación reflejada en su mirada —. ¿Qué hacéis aquí? Alto Hrothgar ha sido tomado por los viles lacayos de ese sacerdote caído, mis hermanos, yo.. fuimos engañados.. —el anciano mostró abatimiento, frustración —. He violado el Camino de la Voz, no podía estar de brazos cruzados mientras sacrificaban inocentes en los sagrados muros de Alto Hrothgar.. por nuestra culpa. Traté de huir, buscar ayuda.. algo terrible se está gestando en esta montaña.

Arngeir se puso en pie, iba recuperando la fortaleza perdida, os miró ahora con atención para ver el variopinto grupo que lo había salvado.

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El hechizo de Seretide surtió su efecto, todos pudisteis ver como algo intangible cambiaba en ella, pero no parecía que tuviera ningún efecto sobre vosotros. Cuando vuestro atacante despertó se vio enfrentado al encantamiento de la dunmer, hubo unos instantes que parecía que había surtido efecto, pero enseguida se revolvió atado gritando rabioso con una voz siseante que pronto os rebeló la razón.

—Otosu! Otosu! Ikyoto o taosu! —el atacante no era humano, tenía un rostro serpentino, dos ojos amarillos sin párpados, era parecido a un argoniano, pero sus escamas eran más finas y húmedas, como las de una serpiente.

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Se acercó al anciano con paso calmado para no interrumpir la labor de Seretide. Con lo que les estaba contando un atisbo de esperanza se coló entre todos sus sentimientos. Pero era demasiado pequeño y lo aplaco rápidamente, no quería hacerse ninguna ilusión.

¿Es que había más gente además de ustedes? Pero antes de que pudiera obtener una respuesta los gritos del único prisionero que habían conseguido, hizo que se girase para ver qué pasaba, frunciendo el ceño al oír la extraña lengua en la que hablaba. Lo que fuera que Seretide había pretendido hacer, no había dado resultado o al menos eso le parecía, al ver como se agitaba el tipo.

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No puedo evitar ver la esperanza brillar con intensidad en la mirada de la joven nórdica, aunque su lenguaje corporal le indicara que se mantenía en guardia y sin tratar de hacerse ilusiones ante lo que el anciano les contaba.

Centro su atención en él pues Seretide parecía tener controlada la situación con el prisionero, además contaba con el apoyo de Einar y Garrosh que no dudarían en hacer pedacitos a este si decidía ponerse en guardia.

Un placer Arngeir – saludo con solemnidad al anciano tras atender a sus pregunta y el breve relato de lo sucedido; fascinado al ser consciente de la vibración que sus susurros provocaban a su alrededor – Precisamente por eso hemos ascendido Alto Hrotghar, la carnicería de ese sacerdote y su sequito, ha provocado gran revuelo y preocupación

Omitió los motivos personales que movían a varios miembros del grupo, puesto que el fin era el mismo impedir lo que fuera que el sacerdote estuviera planeando, terminando con los asesinatos y sobre todo…¿impidiendo el “fin del mundo”? Las profecías no le gustaban demasiado, llevaban a los cuerdos a volverse locos y hacerlos actuar de manera imprudente.

Sirvió de apoyo para que Arngeir se pusiera de pie, este parecía recuperarse rápidamente sin duda poseía una sana constitución pese a la avanzada edad.

¿Qué puede contarnos de lo que estar llevando a cabo el sacerdote?

Habían procurado mantener un tono de voz relajado y sin alzar la voz para no interrumpir a Seretide, pero los repentinos gritos del soldado en una extraña lengua le indicaron que no había sido exitoso. 

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- Maldita sea.- masculló, alejándose de aquel ser sibilino y extraño, que parecía tener cierto parecido con los argonianos, sin llegar a portar las características de los mismos- En fin, lo he intentado por las buenas. Supongo que ahora os toca a vosotros poneros a malas.- dijo, mirando hacia sus acompañantes, y prestando atención al anciano, sobre todo tras escuchar la pregunta de Aster.

- ¿Algo terrible? Ya, algo así me temía. ¿Tiene que ver con esa estrella azul, Arngeir? ¿Con el corazón de dragón que ese sacerdote caído llevaba consigo?

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Seretide había intentado el uso de su magia para hablar con la criatura por las buenas, pero no lo consiguió. Miro sus rasgos, completamente reptilianos pero distinto a un argoniano. Recuerdo aquellas facciones, es igual que el suplantador que vi en el salón de Hadvar y en ese momento no pude hacer nada. En este momento me toca a mí sacarle información.

Escucho esa extraña lengua que pronuncia y no tengo ni idea de lo que dice. Eso complica las cosas:

"¿Así que no hablas nuestro idioma? No lo creo, el espía de Helgen hablaba normal mientras fingía ser Titus."

Suelto mi arma y me lanzo sobre la criatura, intentando apresarla y someterla para que no pueda escapar ni atacar a los presentes. Lamentablemente, mi intento no es demasiado bueno pues no soy capaz de aferrar al enemigo bien como para atraparlo con fuerza.

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El intento de Einar por someter al atado reptiliano tuvo un efecto moderado, vuestro prisionero no se removió contra el nórdico demostrando una frialdad absoluta. Hubo un repunte de resistencia por parte de este al ver la violencia ejercida por Einar, la suficiente como para quitarse de encima a este.

—Nekketsu, torinozoku —esperó con un siseo y una mirada maligna, casi riéndose de la fallida intención de Einar.

No hizo ningún ademán de escapar, consciente de su situación, pero no parecía que se fuera a rendir fácilmente.

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El anciano Barba Gris contempló incólume la escena con el reptiliano, un halo compungido brillaba en su mirada, su atención volvió a los que le preguntabais.

—Había prisioneros.. gente que habían traído que los reunían en una de nuestras habitaciones que habían convertido en una celda —bajó la cabeza avergonzado —. Creímos sus palabras.. nos ceñimos al Camino de la Voz.. y nos engañaron.

Respiró profundamente, se mantuvo sereno y firme, iba recuperando el vigor. Miró a Aster tratando de responder a su pregunta.

—Empezaron a sacrificar prisioneros ante un altar, con una gran gema negra que parecía absorber su.. alma —negó con la cabeza —. Cuando vi eso supe que no podía cruzarme de brazos, que eso no estaba dentro del orden natural de las cosas. Reaccioné, mis hermanos me ayudaron, usamos la Voz para escapar. Pero fui el único que pudo escapar..

La mirada volvió a la dunmer, negando suavemente con la cabeza.

—No vimos ningún corazón de dragón, y la estrella azul.. empezó a brillar cuando llegó el sacerdote, Phyleas Volkar.. no comprendimos que significaba, ni él tampoco habló de ella —miró hacia arriba de la montaña —. No sé cuánto tiempo tendremos para detener esta locura.. pero tenemos que hacer algo.. tengo que hacer algo. Si al menos nuestro maestro estuviera aquí..

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El reptil me rechaza fácilmente pero tampoco parece querer huir. Por otro lado, la lengua que habla me saca de quicio y creo que no está muy dispuesto a cooperar. Recojo mi hacha mientras le pregunto al anciano:

 - "¿Así que uno de ellos habla nuestro idioma? Entonces no necesitamos a este."

Lanzo un corte con mi hacha, para matarlo, pues ya no podemos perder más tiempo con esta criatura asquerosa y su extraño idioma.

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En cuanto el anciano comenzó a hablar sobre los prisioneros, un sentimiento de angustia y de aprehensión se instaló en su ser. Sus ojos le miraron dubitativa, como si quisiera preguntarle algo sin tener que pronunciar las palabras, por miedo a la respuesta que fuera a obtener y que podría destruir cualquier resquicio de esperanza que pudiera albergar.

Se froto las manos nerviosa y sus pies comenzaron a moverse, cambiando el peso de una pierna a otra, dando la impresión de que echaría a correr en cualquier momento si no se ponían en marchar de una vez.

Entonces… razón de más para darnos prisa en subir allí habló con voz apremiante y contundente. Si se encuentra mejor deberíamos irnos de inmediato.