Partida Rol por web

20 de Última Semilla. Amanecer. Provincia de Carrera Blanca

La huida al sur había empezado a ser una mala idea, dejar Morthal por los peligrosos caminos de Skyrim empezó a cobrarse una factura que quizá no estabais dispuestos a pagar. Esa noche la habías pasado en vela tratando de mantener vivo a tu hermano, pues aunque tus poderes de sanación pudieron cerrar la herida más fea las secuelas amenazaron con llevarse a Erik si no superaba el frío de la noche. Pero tus cuidados, tu tesón, tus rezos a Mara parecían haber alumbrado la posibilidad de que Erik viera nuevos amaneceres. Aun así seguía débil, debías buscar una solución o las fiebres malignas que azotaban a tu hermano se lo llevarían.

Con las primeras luces atinaste a escuchar el sonido de un carruaje y el relinchar de caballos. No te fue muy complicado localizar el sonido, pudiste ver a un humano de raza imperial que conducía el carro por el camino que llevaba al sur. No parecía haberos visto, en el carro iban dos hombres más que parecían armados, quizá una suerte de guardaespaldas, no estabas segura. Estabais escondidos tras unos arbustos a unos veinte metros de ellos, el fuego de la noche había muerto, quizá tenían medicinas, quizá no eran compañías aconsejables... ¿qué ibas a hacer?

Me sentía mal de ver a mi hermano así, y culpable por que si no fuera por mi, el estaría en casa y bien. 

Al escuchar el carruaje, mi iniciativa fue ir en busca de ayuda, yo sola no podía cargar con Erik hasta la próxima ciudad, y podría morir en cualquier momento, entonces perdería todo lo que tengo, ya que mi hermano ahora mismo lo es todo para mi. 

Corrí hacía el carruaje, y antes de llegar me entraron muchas dudas, podría ser peligroso, podrían ser asesinos... pero... es lo único que tengo, es la única carta en mi baraja, y si se han cruzado por aquí es porque así lo han querido los dioses. 

Decidí salir de mi "escondite" donde me había escondido, rezando por que fueran buena gente. Estaba claro que yo era una chica indefensa ahora mismo, así que esperé de todo corazón darles pena y que se detuvieran a ayudarme... 

Tu acercamiento al carro no pasó desapercibido, su conductor detuvo la marcha y los dos guardias se pusieron en alerta mirándote a ti y a los alrededores temiendo una emboscada. Fue el imperial quien habló, te miró frunciendo el ceño, extrañado por encontrarte en medio de aquel paraje.

¿Qué haces aquí, muchacha? ¿Quién eres? tenía una voz melódica, su acento cyrodíilico permanecía, aunque enterrado bajo varias capas de años viajando.

Observo al hombre y vuelvo a tener dudas por un momento, aunque al recordar el estado de mi hermano, ignoro mis dudas y mis miedos por el momento. 

-Hola señor, mi nombre es Aurora, y necesito ayuda... mi hermano está muy grave, escuche su carruaje y corrí a ver si me podían ayudar... se lo ruego- le digo rogando ayuda, con bastante desesperación... 

El imperial te miró con cierta desconfianza inicial, pero arrugó la frente ante tu historia. Tras pensarlo unos segundos, miró a uno de los guardias y le hizo un gesto con la cabeza.

Compruébalo. Trae al muchacho si es así. el guardia asintió un poco de mala gana, pero se dispuso a seguirte hacia Erik. El imperial bajó del carro y se fue a la parte de atrás mientras los dos ibais a buscar a tu hermano.

Cuando lo hallasteis, el guardia de la caravana asintió y tomó a Erik en brazos. Era un tipo fuerte, no le resultó muy complicado llevarle hasta el carro.

He comprado cargamento de pieles en Soledad, estará cómodo. Y tengo algo de medicina.. dijo mirando el estado de Erik. Esto le rebajará la fiebre.. te dio un bebedizo. ¿Adónde os dirigíais?

Ahogo un suspiro, aguantando las lagrimas por la angustia del momento. Ante la pregunta me encojo de hombros donde el viento nos lleve por ahora... gracias de verdad, no se como podré agradecerselo le digo con sinceridad, es desesperante ver como las cosas se escapan de las manos y no estoy nada acostumbrada, en esté poco tiempo me ha tocado crecer y en cierto modo, hacerme fuerte...
Son muy amables ayudandonos, tampoco quiero molestar nucho y enseguida que Erik se recupere o en el primer lugar que puedan tratarlo podemos dejarles tranquilos... iba a ofrecerme a pagarles, pero ¿con que les podría pagar? Si realmente no tengo nada...

Con un Erik convaleciente en el carro, el imperial te miró suspirando. La verdad es que no parecía entusiasmado con vuestro hallazgo, pero respondió resignado. 

En el camino nos tenemos que ayudar. Hazle beber lo que te dí y siéntate conmigo delante. dijo mientras subía de nuevo al carro. Cuando vio que estabas en el carro, dio marcha a los caballos. Era un traqueteo constante pero leve, no había forma de ponerse del todo cómodo, pero las pieles hacían de contrapeso. Me llamo Suetonio Narano, soy mercader. Ellos son mis protectores y nos dirigimos a Helgen, allí tengo una tienda. 

Dejó unos segundos para que dieras la medicina a tu hermano.

Me sabe bastante mal molestar a este hombre... le doy a Erik la medicina, miro al señor presentarse y lo agradezco con una leve sonrisa -un placer señor Suetonio Narano, y vuelvo a agradecerle lo que hace por nosotros, en Helgen intentaré no molestarle mas...- la verdad es que están siendo muy amables, pero prefiero no molestar demasiado. Supongo que en Helgen encontraremos algún templo o algo para que Erik pueda recuperarse. 

Es bastante incomodo el carro, pobre hombre que viaja así, en busca de mercancía supongo, pero no me quejaré, porque gracias a ellos llegaremos a Helgen mas rápido y con vida, que ya es... voy en silencio dirigiendo algunas miradas hacia Erik viendo que está bien, y intento que no se note mucho que estamos aquí por no incordiar al hombre.

El viaje empezó con aquel traqueteo constante del carro, no ibais muy deprisa, y cuando dejaste durmiendo a tu hermano sentándote delante te miró intrigado.

Sois un poco jóvenes. frunció el ceño. No seréis mayores que mis hijos. negó con la cabeza mientras atendía al camino, aunque en ocasiones te miraba de soslayo. ¿De dónde venís?

Mire a mi hermano con cariño, para mi es el mejor compañero que se puede tener, y cuando el hombre me pregunta, le dirijo la mirada a el. 

-Bueno supongo que si, somos jóvenes, venimos del norte, se puede decir que estamos solos, el es mi familia y yo la suya, creo que aún tenemos la oportunidad de empezar una nueva vida...- comento, no quiero darle muchos datos, no me gustaría que los rumores llegaran a "casa", ni mucho menos, aunque dudo que este hombre conozca nuestro pueblo, pero por si acaso, bastante tenemos ahora. 

Le preguntaría por sus hijos, pero no quiero incomodarle, supongo que si quiere contarme, me lo contará, si quiere darme conversación, me la dará, y si no, solo quedará que me siga preguntando. Solo espero que las preguntas no vayan demasiado lejos. 

El mercader asintió sin indagar más, sacó sus propias conclusiones, mas no las compartió. Suetonio se demostró un conversador agradable, aunque sus temas de conversación solían envolver la esfera comercial y, quizá aburrido.

Por Zenithar, seguro que sacaré un buen precio por estas pieles de oso. En Helgen están necesitando muchos recursos, y la caza no puede abastecer a todo el mundo. explicaba dando varios datos comerciales que no llegaste a entender del todo. Si queréis empezar una nueva vida.. creo que Helgen es idónea. La están repoblando después de que el Sangre de Dragón expulsara a la gran sierpe.

Como invocado por las palabras del imperial, se escuchó un lejano rugido que, a todas luces, parecía el de un dragón. Pero eso no inquietó a nadie.

Dime, muchacha, si vas a ganarte la vida.. ¿qué sabes hacer? la miró de soslayo mientras azuzaba los caballos. El paisaje de la provincia de Carrera Blanca era un gran valle entre montañas, una extensión de verde inmensa que contrastaba con los paisajes nevados que la rodeaban. A lo lejos podías apreciar la ciudad de Carrera Blanca, la capital de la provincia, que se elevaba sobre una colina en medio del valle.

Aunque no me interese mucho, o ni si quiera me enteré de lo que me explica sobre su mercancía lo escucho atenta, sin borrar la sonrisa del rostro, este hombre le ha salvado la vida a mi hermano y a mi, es lo mínimo que puedo hacer por el. 

En cuanto me pregunta, me encojo de hombros la verdad, no se a que podría dedicarme, sé cocinar, y aprendo rápido, aunque también podría ayudar en el templo... porque... ¿tenéis templo en Helgen? no se como será Helgen, pero supongo que como en todos los sitios, el frío hace estragos, y la gente necesita un lugar donde cobijarse, comer un caldo caliente, etc... quizá podría ayudar en eso... arrugo la naricilla, al ver el manto blanco de fondo, realmente, no he pensado en "que podemos hacer" mi hermano y yo, solo pensamos en alejarnos de casa... 

El imperial te miraba de soslayo escuchándote paciente, antes de responderte espoleó a uno de los caballos que empezaba a hacer el remolón.

No hay templo aún. Una capilla de Kynareth, lo regenta la sacerdotisa Eisya. explicó mientras seguía con la mirada en el camino. Están reconstruyendo Helgen.. desde que la destruyó el dragón. Hay muchas posibilidades para alguien con iniciativa. 

¿Por qué el templo? ¿Eres novicia, chica? preguntó curioso, aunque con cautela.

Me sobre salto al ver como espolea al caballo, mas que nada por que no lo esperaba en ese momento.

-¿Novicia? no creo que se le pueda llamar así... un templo porque es el sitio donde suele ir todo el mundo que necesita ayuda, quizá podamos ayudar a reconstruirlo, o quien sabe, alomejor encontramos algún trabajo que podamos realizar, que nos de para sobrevivir- me encojo de hombros, me pone un poco nerviosa pensar en el "¿que pasará cuando lleguemos?" porque no tengo la mas remota idea, así que confiaremos en que los dioses se apiaden de nosotros y encontremos nuestro lugar en Helgen...

Los que suelen encargarse de tales lugares son sacerdotes y sacerdotisas, creí que eras una iniciada de algun culto de los Divinos. sonrió sin insistir más en aquel asunto.

Suetonio azuzó a los caballos, la conversación prosiguió sin mayores percances y pronto pudiste apreciar la portentosa ciudad de Carrera Blanca y sus extensos campos de cultivo que rodeaban la ciudad. También se veían varios edificios de buena planta que poblaban los alrededores, destilerías de aguamiel con toda probabilidad.

Hemos de hacer una breve parada aquí. A veces hay gente que se une a las caravanas a Helgen, quizá tenemos compañía. asintió levemente. Detrás de ti se escuchó la febril llamada de tu hermano, te llamaba por tu nombre. Suetonio volvió la cabeza y asintió. Ve con él.

21 de Última Semilla. Mañana. Establos de Carrera Blanca

Con la carta que te había dado tu padre saliste de Carrera Blanca para tomar el camino hacia Helgen, en el exterior habías escuchado que de vez en cuando paraban caravanas que se dirigían allí y quizá podías enrolarte a una de ellas para no hacer ese camino solo. Al fin y al cabo viajar en grupo era más seguro que hacerlo en soledad. Cerca de los establos viste un dunmer con una holgada túnica anaranjada de sacerdote, este te saludó con una amable sonrisa, tenía la voz áspera pero sus palabras eran afables.

Bienhallado, muchacho. saludó con un asentimiento. Mara te sonría en el camino. ¿Esperando por una caravana?

21 de Última Semilla. Mañana. Establos de Carrera Blanca.

La despedida había sido corta e incómoda, pero Lars lo prefería así, nunca había sido demasiado apegado a su familia como para disfrutar de las despedidas largas y emocionales. A paso ligero recorrió, quizás por última vez en varios años, el camino desde la vivienda comunal del Clan Batallador hasta la puerta principal de Carrera Blanca, despidiéndose de algunos de sus habitantes por el camino.

Ya en los establos, Lars se encontró con un dunmer que, aparentemente, se encontraba allí por la misma razón que él: encontrar una caravana con rumbo a Helgen. «Un sacerdote, a juzgar por sus vestiduras» pensó Lars mientras respondía al saludo del dunmer con un asentimiento de cabeza similar al que el elfo había realizado.

— Y a usted, sacerdote — respondió el nórdico con educación. — Así es, de preferencia con rumbo a Helgen pero cualquier cosa que se acerque lo suficiente será útil —. No había razón para mentir, pues en ese momento muchas personas intentaban llegar hasta el pueblo en ciernes. — ¿Lleva mucho tiempo esperando? — pregunta con curiosidad, pues no le agrada la idea de perder buenas horas de luz esperando cuando podría emprender la marcha y sumarse a alguna otra que encuentre por el camino.

Le dediqué mi amable sonrisa al señor, agradeciendo que no siguiera con las preguntas sobre mi vida. La conversación hizo que el camino se me hiciera mas o menos corto, y ante la parada asentí a lo que me decía -muchas gracias, esperaré aquí junto a mi hermano...- escuché la voz febril de Erik y se me partió el alma de nuevo, entrando de nuevo en la realidad, viendo que mi querido hermano estaba grave... me acerqué a el y le cogí la mano con muchísimo cariño -shh estoy aquí, te pondrás bien- le susurré mientras acariciaba su mano, es lo que esperaba realmente, que se pusiera bien...

Era extraño ver un dunmer tomando los hábitos sacerdotales de los Divinos y menos aún de Mara, pero la actitud del mismo parecía sincera, poseía una sonrisa tranquila que evocaba paz.

Me han contado que una pequeña caravana comercial tiene previsto pasar por aquí pronto, probablemente nos podremos unir a ella. explicó el sacerdote mientras se acercaba un poco a tener una conversación más tranquila. No demasiado, desde anoche. Me agrada la tranquilidad del exterior, las grandes ciudades me saturan.. prefiero la sencillez del camino y las buenas gentes que pueda ayudar en él.

Hizo una pausa mientras te miraba con más detenimiento.

Parecéis un guerrero. mas antes de proseguir siendo indiscreto, te ofreció la mano con una sonrisa. Me llamo Erandur, es un placer.

Tus palabras hicieron reaccionar a tu hermano, te miró aún pálido por las fiebres, pero visiblemente mejor de su mal trance.

¿Auri? preguntó por el apelativo cariñoso que tenía para ti. ¿Dónde estamos..? Me duele todo el cuerpo.. hizo un pequeño esfuerzo para ver a su alrededor, pero se vio rodeado de pieles, se hizo a la idea de que ibais en un carro. ¿Un carro..? ¿Qué..?