Partida Rol por web

Los Marines Espaciales abandonaron el despacho con paso firme y decidido, y volvieron a bajar de nuevo desde las aguileñas cumbres del despacho de Iacton en busca del transporte prometido, estacionado en un pequeño aeropuerto (o algo que se le asemejaba) situado en el entorno de las instalaciones de las que acababan de salir. Con toda probabilidad se trataba de un espacio destinado naves de pequeño y mediano tamaño cuya función, podíais apostarlo, era la de servir de transporte raudo y privado a las muchas personalidades que ocupaban esos edificios e incluso, quién sabe, de traer a las personas indicadas ante ellos de las formas más directas posibles.

Antes de llegar a este "espacio de aterrizajes", los Astartes debían cruzar un patio que conectaba varios de los edificios principales, incluído el departamento médico, una explanada que hacía las veces de conector y director del tráfico de personas y personajes. Fue allí cuando se toparon con un individuo delgado y serio, que a todas luces les había reconocido. Lo más destacable de él, sin duda, es que poseía una roseta inquisitorial.

Tal y como supuse al llegar a Citadel Primaris no tarde mucho en encontrar a los Astartes. Al parecer justo salían del edificio en el que me habían dicho que se encontraban tanto ellos como la convaleciente inquisidora. El encuentro parecía casi predestinado, aquellas tres moles a un lado, viniendo en mi dirección con pesados pasos, como dioses que se acercaban a mi que no era más que un misero mortal.

Pero no me iba a dejar impresionar por ellos. Me acerque con paso decidido hasta quedar a escasos pasos de ellos vosotros debéis de ser los Astartes asignados a la investigación relacionada con el inquisidor Zaer Vincent si no me equivoco como para hacerlo, pese a donde estamos dudo mucho que se vean tres miembros de la Deathwatch juntos ahora mismo en todo Karlack. Soy Ernest Schneider, y estoy aquí para esclarecer los hechos y limpiar el buen nombre tanto de Zaer Vincent como de la propia inquisición. Me gustaría que me pusieran al tanto de toda la información que hayan logrado hasta ahora, tanto de pruebas como de testigos.

A Marev no se le pasó por alto la roseta inquisitorial que lucía la figura que había salido a su encuentro y por su forma de saludar confirmó sus sospechas: un miembro del séquito inquisitorial del desaparecido.

-Marev Solaro, Guardia del Cuervo en servicio a la Deathwatch-dijo por todo saludo dejando que sus compañeros eligieran su forma de introducirse-Los testigos ya han sido interrogados, dos guardias y el general Iacton; y el tiempo corre en nuestra contra-aquello debería valer para ahorrar más preguntas en el momento. Habría tiempo en el tránsito-. Nosotros mismos hemos visitado su residencia pero alguien se había adelantado. Por lo que sabemos fue un destacamento de Templarios Negros pero desconocemos los motivos-

Hasta el momento Marev estaba controlando la información que daba ya que aún no tenía ningún tipo de confirmación de que quien tenían delante era quien decía ser, pero en caso de ser así ya empezaba a estar puesto sobre aviso de la situación. Aún así reconoció para si que el recién presentado tenía valor para plantarse delante de tres Astartes en servoarmadura sin pestañear -Ahora mismo partimos hacia Kar'Thir en busca de más indicios-suponía que les acompañaría así que no se molestó en hacer un ofrecimiento innecesario.

Hermano Grigori, Guardian de la tormenta - se presentó con gesto tranquilo y se quitó el casco para que pudiera ver el rostro con claridad. Del marine destacaba su mochila de retroreactores y una voluminosa espada que era más grande que el propio inquisidor, empequeñecido en tamaño por los astartes. Cuando Marev mencionó a los templarios negros, Grigori le dedicó una larga mirada al inquisidor que tenían en frente - ¿Sabe algo al respecto? - le preguntó directo, pero no sin antes añadir - Podemos ir hablando en el transporte, estamos perdiendo valiosos minutos 

Se paró junto con el resto de sus compañeros y escuchó al miembro de la inquisición que les había abordado.

Hermano bibliotecario Astramael, de los angeles sangrientos, pero eso es algo que seguro usted ya debe sabe.-Se presentó al interrogador.- Lo que nosotros no sabemos aún es quién le ha informado acerca de nuestra presencia en el planeta y nuestra misión en él.

Aquel encuentro era de todo menos casual, y las casualidades eran algo que no le gustaban al hijo de Sanguinius lo más mínimo.- Puede contestar a nuestras preguntas camino al trasporte. Como le han dicho mis hermanos, aquí plantados estamos perdiendo un valioso tiempo.

¿Así que las preguntas las hacen ellos eh? Dudo siquiera que fuesen capaces de encontrar las preguntas adecuadas... como siempre los Astartes se mostraban arrogantes e impacientes. Nada nuevo, no entiendo como han podido dejarles llevar a cabo una investigación. La única investigación en la que serían capaces de destacar es en la de encontrar nuevas formas de matar xenos.

La información acerca de su misión me ha sido proporcionada por los altos cargos de la fortaleza Erioch, lugar en el que me hallaba inmerso en otra investigación cuando la inquisición se puso en contacto conmigo respondo impasible a las palabras del bibliotecario que parecía ser al que menos gracia le había hecho el encuentro.

Después me dirijo al Guardian de la Tormenta los datos que poseo son los escasos datos que me han dado en la fortaleza. Se que el inquisidor Vincent ha desaparecido y que la inquisidora Quist ha sido envenenada por una toxina de origen desconocido, al parecer salida de una caja enviada por el propio inquisidor Vincent. Pero a parte de estas vaguedades nada concreto.

Por último me giro hacia el Guardia del Cuervo, que parecía ser el que llevaba la voz cantante hasta ahora, y le miro directamente a los ojos el tiempo siempre corre en contra en una investigación. Pero apresurarse nos puede hacer dar un paso en falso y desviarnos por completo del camino adecuado. Como supongo que pedir volver al escenario y realizar nuevos interrogatorios sera en vano me gustaría una copia de las holograbaciones de los interrogatorios, o una transcripción si no hay grabaciones, así como copias de las pictografias sacadas en el escenario y de todas las posibles pruebas que se hayan encontrado hasta el momento. Cualquier cosa que hayan encontrado, por nimia que sea puede ser importante.

Me hago a un lado para dejarlos pasar a los tres de camino al espacio-puerto. Realmente deseaba plantarme donde estaba y obligarles a volver para hacer las cosas como el Emperador manda, pero sabía que iba a ser inútil y que eran muy capaces de apartarme por la fuerza. Así que lo mejor será acompañarles y asegurarme de que hacen las cosas correctamente por el bien de mi buen amigo y mentor Zaer Vincent.

La mirada de Marev durante un momento fue de incredulidad. Después asintió con calma a las peticiones de Schneider, con algo parecido a una media sonrisa. -Puesto que no sabíamos de la necesidad de colaboración con gente ajena al Adeptus Astartes las pruebas necesarias están confinadas aquí-con el índice señaló su cabeza-confío más en la memoria eidética que la Gracia del Emperador nos ha dado que en los aparatos mecánicos que sugiere-aquella era posiblemente la forma más educada, y realista por otra parte, de decirle que sabría lo que ellos decidieran cuando ellos decidieran.

-Existe alguna prueba, pero...-volvió a echar a andar hacia la nave, que calentaba motores-el viaje será tiempo suficiente para que lo pueda ver-no le entusiasmaba la idea de tener que cargar con personal no militar en una misión. Y mucho menos que ese mismo personal demostrase la pesadez de una mosca del pantano. Pero lo que desde luego no le hacía ni pizca de gracia era que se dudara de sus aptitudes para cumplir con la misión. Que estuvieran hechos para eliminar a los enemigos del Imperio no se circunscribía únicamente a una habilidad impresionante para quitarles del medio por la vía rápida sino también a un condicionamiento y preparación mental muy superior a la del humano medio. Dado que el señor Schneider se tenía en tan alto concepto, el Guardia del Cuervo decidió que ya se daría cuenta él sólo.-Nos vamos ya.

Habían contestaciones que encerraban más preguntas que respuestas y aquella era una de ellas. El hermano Solaro resolvió las peticiones de pruebas del interrogadorr mejor de lo que lo hubiese podido hacer el bibliotecario.

Aunque si lo desea, señor Schneider, siempre puede usted quedarse para volver a revisar el escenario y realizar nuevos interrogatorios. - Sugirió Astramael.- Nosotros partimos hacia Kar'Thir ahora mismo, pero podemos mantenerle informado.-

Exactamente igual que al general Iacton

Grigori frunció el ceño algo perdido, pensaba que se venía con ellos, ahora las palabras del bibliotecario lo confundieron un poco pero decidió ignorar al simple mortal; se colocó el casco y prosiguió la marcha en la búsqueda del transporte sin importarle el hecho de que viniera o no el interrogador.

El Lord General había tenido el detalle de dejar preparado para vuestros desplazamientos un transporte Aquila, nave habitualmente utilizada para el traslado de personalidades importantes. Era, en cierto modo, un reconocimiento a vuestro rango y autoridad. Se trataba de una aeronave pequeña, pensada para transportar a un máximo de 6 individuos más su piloto, que se encontraba en una cabina aislada. Sin embargo, habida cuenta que un Marine Espacial con servoarmadura fácilmente ocupaba como dos humanos normales, había sido necesario modificar parte del espacio destinado a la carga para pasajeros, en una modificación de última hora.

El nombre del transporte era muy adecuado, pues su grácil silueta recordaba vivamente a la de un águila, símbolo del poder imperial. Por lo que podíais observar, era un vehículo adecuado para moverse tanto intra como extratmosféricamente, y estaba pintado del típico verde militar soso tan apreciado por la Guardia Imperial. Verde mediocre, quizá en contraste con los vivos colores que solían encontrarse en las naves Astartes. El piloto era un tipo bastante joven, algo que solamente pudisteis deducir por la ligereza de sus gestos al recibiros con un saludo militar, pues se encontraba enfundado por completo en el traje propio de su oficio, casco, máscara y guantes incluidos, y resultaba imposible saber más de él en un vistazo inicial.

No pongo en duda la fiabilidad de la memoria eidética de un Astartes aunque dudo muy bien que sepan que hacer con ella, por lo que estoy viendo pero llegado el caso sin prueba de los testimonios de los testigos o pruebas sustanciales de los hechos no solo ningún jurado se negará a aceptar ninguna acusación, sino que nos será mucho más difícil acceder a lugares o personas que puedan aportar a la investigación. Además de que la inquisición agradecería a la Deathwatch cualquier prueba que sirviera para limpiar su buen nombre arrogantes inútiles, no serían capaz de investigar ni quien se ha comido las galletas del desayuno. No al menos sin antes vaciar tres cargadores de bolter y lanzar unos cuantos misiles.

Se por experiencia que una escena ya procesada y uno testigos ya interrogados se pueden visitar a posteriori le respondo al bibliotecario mientras avanzaba manteniendo como buenamente podía el paso de aquellos tres gigantes por lo que les acompañare a este nuevo escenario. Como bien han dicho los tres no tenemos tiempo que perder y pueden ponerme al corriente de lo que han descubierto mientras viajamos a nuestro nuevo destino.

Grigori le dedicó una larga mirada al humano, al interrogador. No dijo nada, se quedó callado, el marine espacial tenía claro cual era su cometido, y debía seguir las pistas brindadas en el anterior escenario. Poco se podía hacer ya en su opinión, salvo el hecho de rezar por la inquisidora y su pronta recuperación. 

Decidió mirar otro punto que no fuera a aquel tipo y se centró en salmodiar en su mente, con calma y preparándose para lo que pudiera acontecer... 

El Guardia del Cuervo miró con una tenue sonrisa al Interrogador, como la que se da a los niños cuando en su inocencia dicen alguna obviedad, mientras se ajustaba el arnés de sujeción de su asiento en la nave. Esperó, por si alguno de sus compañeros, o él mismo, se daban cuenta y tomaban la palabra. Pero éstos parecían cederle la iniciativa.

-Creo que no ha entendido ni su posición ni la nuestra-con tono neutro señaló la I que lucía en su hombrera izquierda, festoneada en plata- Trabajamos para la Inquisición. Somos juez, jurado y verdugo. Tenemos potestad para ello y la usaremos sin dudar.-Eso resolvía el "problema" de las pruebas que tan cansinamente hacía notar el recién llegado.

-Nos dirigimos a una zona potencialmente hostil. Todo contacto será tratado con cautela extrema aunque evitaremos la aplicación de fuerza si no es estrictamente necesario-No quería causar un levantamiento civil por un malentendido. Incluso trabajando para la organización con más poder de la galaxia había líneas que era mejor no cruzar. Ejercer ese poder conllevaba una gran responsabilidad. Pero eran Astartes, estaban hechos para aguantar esas cargas-¿Alguna pregunta?-

Lamentablemente, Scheider había decidido acompañarlos en lugar de hacer caso a la sutil sugerencia del bibliotecario y quedarse revisando las escenas e interrogando nuevamente a los testigos.

Sentado en silencio en su asiento, Astramael no le quitaba los ojos de encíma al interrogador, evaluando sus palabras y sus gestos, escrutando su interior.

El hermano Solari ponía ya en esos momentos al interrogador corriente de la situación. Con lo que el bibliotecario podía dedicar su tiempo a meditar sobre el papel que el todopoderoso Emperador reservaba al ayudante del principal sospechoso del envenenamiento de la inquisidora Quist en aquella misión.

Sin duda alguna la arrogancia de los Astartes no tiene medida... en concreto la de este la debe de transportar en una nave a parte para que pueda entrar...

Entiendo a la perfección tanto su posición como la mía. Trabajamos para la inquisición, y aunque tal vez yo no haya disfrutado de tantas potestades he dispuesto de las mías. Y en alguna ocasión he tenido que llevarlas al extremo.

Y precisamente por eso se que no puedo ir a los altos cargos de la inquisición y decirles que he hecho esto y aquello sin presentarles ninguna prueba que refute mis acciones ya que en ocasiones incluso la inquisición tiene que responder de sus acciones. Ya que si no razona sus acciones su imagen se vería dañada. Así como la imagen, y puede que no solo eso, de la persona a cargo de la investigación. Se trata de un consejo para librarse de problemas en futuras ocasiones.

Si tengo una pregunta. ¿Qué es lo que han descubierto hasta ahora sobre el caso?

Con gesto imperturbable Marev sacó el libreto que habían cogido del apartamento del Inquisidor. A su forma de ver el interrogador había superado la prueba plantando cara a tres Ángeles del Emperador por lo que creía que era correcto. De haberse visto intoxicado de su propio poder, él mismo le habría ejecutado en el lugar.

-Eche un vistazo a esto. Tal vez pueda entender más que nosotros al estar habituado al estilo de su mentor-también prefería que lo viera sin sesgos previos y que se formara su propia opinión-Cuando haya acabado lo volveré a guardar y compararemos lo que sabemos todos.-

Era posible que no fuera el dogma habitual en el resto de Legiones, y que sus compañeros de la DeathWatch no estuvieran habituados a ese tipo de interacciones y forma de pensar. Ya descubrirían que era la óptima. Las doctrinas de la Guardia del Cuervo eran claras al respecto: la información es poder, pero aislarlo en compartimentos estancos impide aprovechar al máximo los potenciales beneficios.

Marev alcanza a Grigori y al interrogador unos tomos.

Lo más reseñable es uno de los diarios de investigación titulado "Bajo el Cenotafio", y está repleto de observaciones, esquemas y teorías incompletas acerca de la historia antigua de Kar'thir, el asentamiento en el que se encuentra precisamente el Cenotafio de Achilus. Las notas, en conjunto, parecen sugerir que la ciudad indígena podría estar construída sobre las ruinas de una civilización prehumana. Además, una de las páginas parece haber sido arrancada, y a juzgar por el estado del papel, recientemente.

Además, y relacionado con éste, hay un segundo tomo denominado "Recopilación de Artefactos", del que destacan algunos párrafos y unos esquemas:

"Cetro de Hoja Creciente:  según mis observaciones, este pequeño bastón es puramente ceremonial. Está rematado por dos largas hojas crecientes y otros dos grupos de hojas más pequeños, simétricamente. Parece tener además alguna clase de microcircuito en la empuñadura, pero es demasiado pequeño para tratarse de un arma. Además, la parte inferior parece partida. 

Conducto cristalino:  he recogido personalmente tres muestras de estos tubos translúcidos de varios tamaños, y son quizá el más común de los artefactos xenos en Karlack tras esos pedruscos que llaman "amuletos de eternidad". Tiemblo al pensar cuántos de estos artefactos se usarán como cristalería (o a saber qué otros usos) entre los nativos. Los conductos son muy resistentes al calor y la energía, lo que sugiere que pudieron ser usados para transmitir ésta en diversos mecanismos.

Emisor de Campo: este pequeño aparato guarda semejanza con algunos campos de fuerza imperiales, lo que nos lleva a Dyne y a mi a especular que probablemente emitan algún tipo de campo. Sin embargo, es perfectamente posible que su propósito sea otro: que sea un explosivo, una baliza o incluso un icono religioso.

Caparazón de Metal:  este cascarón de metal es suave y anguloso a un tiempo. De menos de un metro de longitud, parece haber tenido alguna clase de apéndices conectados a ambos lados. En la parte inferior, posee algunos proyectores gravitacionales remanentes.

Alabarda Rota:  muy poco queda de este arma. Su empuñadura es similar a la del cetro, pero su circuito es más simple. Su forma y peso sugiere que es parte de algún arma de doble filo."

Grigori estuvo a punto de decirle algo al petulante del interrogador, pero fue acallado por las pruebas que su hermano Marev les estaba pasando. Les echó un rápido vistazo, analizando con ojo crítico lo que tenía ante él... las formas, las runas... fue pasando conforme analizaba visualmente y se quedó meditabundo...