Partida Rol por web

Jainas sigue a Razar y Tharlatos. 

- No te quedes muy atrás, Golgo - advierte la maga roja al enano.

Mientras avanza cierto anhelo crece en su interior. El caminar por las calles de su querida ciudad la emocionan. Aunque esté vacía. Al igual que le emociona el poder volver a ver su hogar: la Academia de magos. Solo faltaría encontrar a sus amigos y conocidos. En especial a su querido maestro. No obstante sabe que a él no sería lógico hallarlo aquí: cuando Rondar fue arrasada su maestro no se hallaba en la ciudad, ausentado por una secreta emergencia que le libró del terrible destino del resto de magos.

Camino tranquilo, como si nada pasara. Lance varias miradas a todos lados, para concluir con algo que era tan simple como que tal vez el agua que faltaba en esta rondar habia inundado la otra rondar que visitamos.

Avanzando tranquílamente por la muralla llegáis hasta las puertas prinpales donde Tharlatos hace unas señas y os escondéis detrás de unos arbustos. 2 orcos bien armados y equipados con armaduras bastante pesadas guardan las grandes puertas de la muralla del castillo que están abiertas. La ventaja que tenéis es que no os han visto y que están de espaldas.

"¿Sigilo y Rapidez, o Golpe Rápido?"

Luego veo las armaduras pesadas de Golgo y mia, y me doy cuenta de que somos unos hombre orquesta sin ritmo: Realmente sólo tenemos una opción

Jainas mira a los ojos de Razar y ambos saben la respuesta. Asienten al unísono. La maga es más rápida y desenfunda su ballesta antes. La recarga, apunta y ... da unos segundos a sus compañeros por si tienen otra ocurrencia. De lo contrario dispara sobre uno.

- El de la derecha, que me cae mas gordo - susurra.

Esperad!. Yo me encargo del de la izquierda, vosotros del de la derecha. El elfo conjura rapidamente un hechizo que hace que su cimitarra chisporrotee levemente.

Ahora estoy listo, en el momento que me descubran vosotros disparais con todo y Golgo avanza para cubrirme

La maga roja asiente ante el comentario de Tharlatos mientras apunta lentamente al orco de la derecha.

Jainas dispara contra el orco de la derecha. No obstante su virote golpea en un refuerzo de la pesada armadura y rebota. Frunce el ceño y vuelve a recargar otro virote.

No me considero un "Ballestero" sino mas bien alguien que lleva una ballesta, por si la situación lo necesita.

Afino la puntería de mi bien cuidada y engrasada arma durante unos segundos, situando el cuello del orco en mi mira, retiro el seguro del arma, contengo la respiración durate unos segundos y disparo

¡El disparo es perfecto! ¡El angulo es inmejorable! ¡Este es un disparo mortal de necesidad, de los que hacen época!

Lástima que me haya olvidado DE CARGAR LA BALLESTA (Sip. Esto es una PIFIA en todos los sentidos)

Viendo el desproposito de la carga recuerdo las leyendas del gran Pícaro bastardo, la leyenda de los asesinos que se abrió camino por todo un castillo el solo con sus dos espadas bastardas sin ser visto hasta llegar al salon del rey*. Sonreí y apunté al tipo de la izquierda y luego al otro. 

-Golgo, todo queda en nuestras manos-dije con una sonrisa antes de que las llamas salieran de mis manos directas al primero antes de saltar al segundo-Burnig Arc.

Sin pensarlo mucho, en cuanto Salomon lanzo su hechizo de fuego fuí corriendo contra el orco al cual Tharlatos no había atacado dispuesto a estamárlo contra el muro. Si mis fuerzas me lo siguen permitiendo me lanzo contra el otro orco para repetir la misma acción contra el otro orco, si es que queda algo de el.

El grupo ataca con ferocidad al primer orco sin embargo todos los ataques son inútiles y rebotan sin piedad en la dura armadura de hierro, sin embargo Salomon lanza un potente arco de fuego que destruye al orco más cercano a vosotros calcinándolo y tras rebotar al segundo le deja en shock e inmóvil, posiblemente rebido al repentino dolor sufrido. Golgorín llega por detrás y le asesta un golpe por el costado en la cabeza al inmóvil cuerpo tumbándolo definitivamente.

Huís rápidamente por la puerta y tras correr un par de manzanas os refugiáis en una de las casas de la enorme calle. Ahí decidís reagruparos y poner todo en orden antes de partir hacia la academia.

Una vez revisado todo el equipo y habiendo discutido el plan de acción el grupo se prepara para volver a las calles. La academia está hacia el sur así que lenta y sigilosamente avanzáis la calle cubriendo todos los ángulos posible para no ser detectados. 

En una esquina para doblar la calle por un callejón hacia la academia Razar os hace un gesto de parar...

Esta calle... estás seguro que en está calle está la taberna de un viejo conocido tuyo.