-Si gustan pueden revisar esta aldea por si encuentran algo que haya atraído a esas criaturas. Yo ire por el resto de la gente.
Suspira y se frota las sienes con los dedos... con esos dos llevándose mal no serán de llegar nunca a un acuerdo con nada... y más si su hermano es tan sobreprotector con ella no podrá dar ni un paso en ninguna dirección sin que él vaya detrás para protegerla... así no se puede luchar.
-Muy bien, inspeccionemos la aldea.
A Juzoh le pareció genial que el extranjero se largara, porque tenía un leve sentimiento de culpa con Akari. No sabía que podría estar en peligro, ¡y quién sabe qué podría haber pasado con los espíritus de fuego si él no hubiera aparecido! Se prometió a sí mismo que no iba a permitir que a su pequeña hermanita le sucediera nada. Además, tenían una misión en la cabeza, y se estaban retrasando: la vida de Hikari pendía de un hilo, y no podían perder tiempo.
Akari y Juzoh se dispusieron a recorrer la aldea -o lo que quedaba de ella-, con la esperanza de encontrar algo que les sirviera para explicarse qué demonios había pasado allí para que hubieran aparecido unos espíritus tan agresivos. El pueblo era pequeño, pero prácticamente todas las casas estaban ardiendo, así que la temperatura era sofocante. Tendrían que darle un buen lavado a sus ropas y a sus cuerpos una vez que todo aquello hubiese acabado...
La aldea estaba desierta ahora, y no había ningún ruido salvo el crepitar de las llamas y algún crujido ocasional cuando una viga cedía y caía con estrépito. Los ojos se cansaban con rapidez con la temperatura y el ruido del fuego impedía escuchar con claridad.
Vale, podéis hacer una prueba de Percibir (a efectos de tirada sería Percibir + Percepción + 1o3d10), para ver si detectáis algo de interés. Según lo que saquéis, descubriréis más, menos o nada de nada. =P
Lee se alejó con rapidez de los dos hermanos y salió del pueblo. La temperatura era más agradable allí, quizá incluso algo fría ahora que se había acostumbrado al calor de las llamas. No había ni rastro de ser viviente alguno, ni aldeanos, ni demonios, ni la gente de la caravana.
Lee tendría que buscar concienzudamente para encontrar alguna pista de a dónde habían ido todos...
Puedes tirar Percibir si quieres estar atento a algo en el ambiente (ruidos, movimientos) o Buscar para intentar encontrar el rastro de los que se han marchado. En cualquier caso, la tirada sería Hab. elegida + Percepción + 1o3d10.
Motivo: Percepción
Dificultad: 0
Habilidad: 6
Tirada: 2 7 8
Total: 7 +6 = 13 Éxito
no tengo percibir pero tengo un 6 en percepción.
EDIT: Tienes +10, es la primera habilidad de la lista. Así que el resultado es 23. =P
EDIT II: No me habia dado ni cuenta XD y mira que he mirado 3 veces!! XD Supongo que con un 23 veo hasta sus almas XD
Motivo: Percibir
Dificultad: 0
Habilidad: 5+8
Tirada: 3 6 8
Total: 6 +5 +8 = 19 Éxito
19 ^^
EDIT: En realidad sin 24, sumando la Percepción de 5. xD
¡Ojo con los destinatarios, que Lee se ha pirado!
EDIT2: Creo que no, ¿eh? Que ya sumaba en el modificador el +5
EDIT3: Van aparte. Hay que sumar las 3 cosas. Si te fijas, verás que habéis tenido buenas tiradas y aún así sólo habéis superado la dificultad Difícil (20). Así que si sólo sumas el +8, prácticamente puedes olvidarte de pasar de Normal.
Motivo: Buscar
Dificultad: 0
Habilidad: 13
Tirada: 2 3 8
Total: 3 +13 = 16 Éxito
Motivo: Buscar
Dificultad: 0
Habilidad: 13
Tirada: 2 5 8
Total: 5 +13 = 18 Éxito
Motivo: Buscar
Dificultad: 0
Habilidad: 13
Tirada: 5 7 7
Total: 7 +13 = 20 Éxito
Elegí buscar y lance los 3 dados
A través de las llamas y de los contornos de la aldea distorsionados por el calor, Akari y Juzoh se esforzaron por percibir cualquier detalle que pudiera ser de importancia. El calor abrasador y el fragor de las lenguas de fuego parecían no obstante, ser lo único que iban a encontrar mientras permaneciesen allí.
Tras algunos minutos, estaban a punto de desistir, cuando Juzoh puso una mano en el hombro de su hermana. Dio un tironcito para llamar su atención (un tironcito que casi derriba a Akari), y señaló hacia una esquina cercana. Había una forma tendida en el suelo, y otra arrodillada a su lado. Eran dos siluetas apenas perceptibles, pero sin duda se movían, aunque era imposible distinguir qué estaban haciendo, ni tampoco se les oía hablar.
Tras algunos minutos rastreando la hierba y el barro de la zona, Lee encontró lo que buscaba. Unas tibias huellas, sin duda humanas, se alejaban del lugar internándose en el bosque. Debían pertenecer a una chica, o a un hombre extremadamente delgado, pues aunque el suelo era blando no eran muy profundas.
No había nada más alrededor que llamara la atención.
Sigo rápidamente el rastro, extrañado por que sea solo una persona, y no toda la población.
Con la porra en la mano, indicó a su hermana el objetivo, y se acercó con toda la lentitud y sigilo del que era capaz. Cualquier otro habría intentado flanquear, o dispersarse, pero Juzoh no era un estratega: era un guerrero imparable que se enfrentaba a los enemigos de frente. Eso, y un auténtico gourmet. Pero ahora eso no venía al caso.
El rastro de pisadas se internaba con rapidez en la oscuridad. Las zancadas eran largas, quien quiera que hubiese dejado esas huellas había tenido que correr mucho. Lee se preguntó si seguiría vivo o viva...
A los pocos segundos, tras torcer un par de matorrales, se dio cuenta de que la luz ya era casi inútil para continuar con el rastro. Estaba muy nublado y la luna no podía verse, además las llamas del pueblo ya no le iluminaban. Estaba a punto de darse la vuelta cuando vio algo en el suelo, una especie de bulto oscuro que se movía.
Se puso en guardia, pero aquella cosa no atacó. Se limitó a quedarse ahí y soltó un gemido tenue.
-¿Hay alguien allí? - pregunto mientras me pongo en guardia. -Quien quiera que este allí, salga por favor.Aun que le advierto, que si sus intenciones son hostiles, me defenderé
Asiente y, a pesar que le lloran los ojos por el fuego y las cenizas, se acerca por el otro lado para atrapar a esas personas, o cosas o lo que sean, por sorpresa. Su hermano es capaz de cargar de frente y que se le escapen sin dar la posibilidad de atraparlos.
Se muestra atenta a cualquier movimiento por parte de su objetivo.
Akari y Juzoh se acercaron, cada uno por su lado y con todo el sigilo de que fueron capaces, a las formas que se movían. Según se aproximaban, distinguieron más detalles. Eran dos personas, y una estaba tumbada. La otra se arrodillaba a su lado, y parecía darle algo.
- Vamos, bebe... Tienes que beber -decía la forma arrodillada, que sin duda tenía voz de hombre anciano.
La otra persona gemía su sufrimiento, y negaba débilmente con la cabeza.
- Tenemos que marcharnos antes de que vuelvan. ¡Sabes que quieren nuestra sangre! Bebe, por favor...
Estaban demasiado ocupados para prestar atención a los dos hermanos, pero no parecían amenazadores. Quizá pudieran ayudarles de alguna manera...
Lee no recibió respuesta al principio a su advertencia. Pasaron un par de segundos de completo silencio, y después se volvió a oír un gemido débil, seguido de unas palabras que parecían haber costado una vida al ser pronunciadas.
- Po... por favor... Ayú... deme...
Lo que había frente a Lee era una persona, y sin duda alguna estaba en problemas serios.
Me acerco a la voz con precaución mientras pronuncio las siguientes palabras.
-Claro, te ayudare, pero dime donde estás. Soy un monje Shaolin, y vengo de la aldea púes acabamos de acabar con esos monstruos de fuego.
No le parecen enemigos así que baja el arma para no asustarlos cuando se presente ante ellos. Y parece que aun están más en peligro que ellos y que esas criaturas que han atacado el pueblo, dan a entender, que van tras ellos... o mejor dicho tras su sangre.
-Hola... No soy nadie peligroso!! - asegura antes que ellos se pongan a la defensiva - Necesitáis ayuda?
Según Akari se acercó a las formas, la que estaba arrodillada se volvió con sobresalto, y Akari pudo ver que era un anciano. Era la persona más vieja que jamás había visto, arrugada y con una larguísima y finísima barba blanca. Sin embargo sus ojos eran despiertos, y parecía estar en esa posición sin ningún esfuerzo.
- ¿Quiénes sois? -preguntó alarmado, aunque sin alzar la voz. Parecía una persona tremendamente tranquila.
A sus pies había una muchacha de pelo largo y liso. Parecía sufrir mucho, pero el anciano la sujetaba con delicadeza. Tendría la edad de Akari, o quizá un poco más. En cualquier caso, estaba claro que aún era muy joven.