Partida Rol por web

La concentración de Akari pronto dio sus frutos. Sin duda, los años de experiencia en el templo ahora le serían de gran ayuda. Notó cómo conectaba con el ser poderoso que notaba en el interior de Kaede... y este se encontró sorprendidísimo de sentir su presencia dentro de él.

Ahora podían hablar. Estaban en un plano espiritual que Akari conocía bien, y sólo ellos podían entrar allí. Era el momento de saber hasta dónde podía llegar el poder del muchacho.

En cuanto terminó de hablar, Juzoh no quiso perder el tiempo más. Notaba cómo su arma divina bullía de poder ante las fuerzas allí congregadas, gritando con todas sus fuerzas para desatar su ira interior. Juzoh sabía además que si no controlaba esas fuerzas, sería imposible volver a entrar en sintonía con el Kongo Rakan. Así que pensó que la mejor manera de acabar con ese tipo era aplastarlo de una vez por todas. Con un fuerte impulso saltó hacia arriba aferrando el arma con ambas manos, y giró la cabeza del Kongo Rakan hacia abajo para aplastar a Kagami.

Su contrincante, que estaba bien precavido de la maniobra del gigantón, simplemente se hizo a un lado, dejando que el corpachón de Juzoh hiciera temblar la tierra con su ataque. Pero lo que no se esperaba es que, inmediatamente después, lanzara un formidable golpe hacia él con la porra. Ésta, imbuída con el fuego divino que albergaba, se rodeó de unas temibles llamas que amenazaban con incinerar al enemigo hasta hacerlo desaparecer.

Nuestro enemigo estaba mas furioso que nunca, pero tambien sangraba por nuestros ataques. Con todo su aparente poderio y superioridad, seguia siendo mortal, y la hoja de cualquiera de nuestras armas acabarian sin problemas con su vida.

- No nos asustas con tu espectaculo de luces. Nuestra determinacion es inquebrantable, y tu fin proximo- Miro Kagami fijamente cuando hablo, para que vea que voy totalmente en serio

No sabe muy bien como abordar a Kaede, no ha hablado nunca con él y no sabe si le sienta mal que haya entrado en el mundo espiritual para hablar con él, invadirle en ese lugar tan especial como es el alma. Se acerca a la figura de Kaede, a su espíritu.

-Hola Kaede...

Bueno, en verdad no sabe si llamarle Kaede o Seiryu... puede que su alma aun no sea consciente de quien es.

-¿Te molesta que esté aquí para hablar contigo?

A pesar de la aterradora transformación de Kagami, la rabia en el ataque de Juzoh hizo que no pudiera esquivar a tiempo el golpe. El Kongo Rakan del gigantón sólo le rozó, pero dejó su guardia abierta para que Moriya lograse impactarle con la hoja de su katana.

Kagami dio un par de pasos atrás, desagradablemente sorprendido. Incluso en aquella forma, aquello iba a ser peligroso si aquellos guerreros actuaban en equipo. La cosa podía ponerse muy fea para él... ¿Y qué estaba haciendo aquella niña pequeña? Parecía una sacerdotisa. ¡Si no tenía cuidado, podían arruinar todo su plan, después de todo!

Se esforzó por apartar esos pensamientos de su mente, y se preparó para recibir el ataque de la guerrera rubia.

Hola - contesto algo confuso - ¿Cómo has llegado aquí?

-Bueno... soy sacerdotisa. Bueno, onmyoji, pero para el caso es lo mismo... el mundo espiritual es lo mío.

Ya a su lado le mira a los ojos. Sabe que no tienen mucho tiempo, sus cuerpos están en peligro mientras sus almas estén en ese lugar, desconectados de lo que pasa en el plano físico, así que tienen que darse prisa.

-No hay tiempo... ellos no podrán con ese hombre... sólo podrás hacerlo tú... tú en tu forma despertada...

No sabe si decir el verdadero nombre de la criatura que duerme en su interior, pero debe hacerlo.

-Seiryu está esperando su despertar... no reprimas más su esencia y deja que fluya por tu cuerpo... como lo hace la energía de suzaku por las venas de Kagami... solo podrás detenerlo tú... y solo junto a los otros 3 guardianes podremos cerrar la puerta al infierno...

Las palabras de Akari me dejaron confuso - ¿Qué quieres decir?¿Cómo puedo hacer eso que dices?¿De qué me hablas exactamente? - un torrente de preguntas se arremolinaba en mi cabeza.

Moriya empezó a moverse incluso antes de que el gigante del tetsubo acabara de golpear, para no dejar ni medio segundo de espacio a su enemigo.

Sabía que Yuki se estaba moviendo tras él, así que hizo lo propio, una serie de estocadas destinadas a hacerlo bloquear en posiciones imposibles, para rematar en una estocada final.

No, vio, sintió o pensó, si quieras respiro hasta que rodo por el suelo tras acabar las secuencia de golpes rápidos y certeros.

Estaba seguro de que había tomado nuevamente la sangre de su enemigo. Y lo más importante, había trabajado dejando que la Naginata de Yuki pudiera hacer frente al enemigo, y seguramente el ataque combinado fuera lo suficientemente fuerte como para detener a su enemigo.

Espero unos segundos en la "rotacion" que estamos haciendo, atacando uno cada vez en rapida sucesiones para mantener al enemigo desequilibrado. Y con bastante eficacia, ya que aunque sin duda debia ser muy poderoso, estaba claramente a la defensiva. Durante un instante me fijo en que mira a Akari con gesto de preocupacion, evidentemente esta haciendo algo que le preocupa.

Asi pues, aprovecho mi momento para lanzar una barrida vertical con mi naginata, buscando herirlo pero tambien mantenerlo desequilibrado.

Acto seguido doy un salto para interponerme entre el y la joven sacerdotisa, por lo que pueda pasar...

Suspira... eso va a ser más difícil de lo que ha pensado en un momento. Se sienta y tira de la mano de Kaede para que haga lo mismo. A veces se pregunta por qué los hombres son tan tontos o inocentes o algo así... no puede ser que no relacione lo que esta diciendo con lo que está pasando.

-Veras... tu guardas en tu interior el poder de Seiryu, el Dragón del Agua, protector del Este. ¿Hasta aquí lo entiendes?

Espera a que responda... no quiere ir demasiado rápido.

Asiento con la cabeza intentando interrumpir las instrucciones lo menos posible.

Kagami no daba crédito a lo que ocurría. De pronto su seguridad se tambaleaba. Estaba claro que tenía poco que temer de armas como aquellas, pero... ¿de dónde habían salido aquellos guerreros? Ya había luchado con el joven pelirrojo, el pupilo de Gaisei, pero ahora algo había cambiado. Su primer enfrentamiento fue muy diferente. Y esa chica rubia, además del gigantón... La situación derivaba rápidamente en algo amenazador.

No temía por su vida. Al fin y al cabo, albergaba un espíritu poderoso. Pero temía por su plan... Si su forma física era derrotada, no podría hacer nada para evitar que el portal se cerrase. Él era uno de los Cuatro Dioses, pero bastaban tres para sellarlo...

Su manifestación humana apretó los dientes y su furia se materializó en la hoja de su espada, que brilló con un fuego vivo y rojizo.

- ¡Se acabó! ¡Todos vais a morir!

Ni siquiera se paró a pensar cuál era el enemigo más peligroso. Se lanzó sobre el que tenía más cerca, que resultó ser... Juzoh. La hoja se movió a una velocidad de vértigo y el gigantón no pudo bloquearla, recibiendo un corte doloroso en el brazo derecho, aunque la herida se cauterizó al instante debido al intenso calor.

Aunque sus espíritus estaban aislados y a salvo en el mundo inmaterial, todo a su alrededor retumbaba... como si el universo fuera de esa burbuja espiritual fuera a derrumbarse. Akari era consciente de que debía darse prisa.

Sentía a Seiryu en el interior de aquél muchacho. Debía despertarlo sin dilación, costara lo que costara. Sabía que iba a necesitarlo para sellar el Portal, en ese momento era lo único que importaba. Sus hermanos se encargarían de derrotar a Suzaku y su manifestación humana.

Ggggrrrroaaaarrrgh...

El rugido del dragón azul les llegaba desde el corazón de Kaede. Ambos podían sentirlo... pero el joven lo había temido toda su vida. ¿Se atrevería por fin a liberarlo?

Aquella herida quemaba como si hubiera sido golpeado con una espada hecha de puro fuego. ¿Qué clase de enemigo era aquel? ¿Cómo era posible que estuviera flotando sobre el suelo, brillando como una antorcha y esgrimiendo tales artes, propias de sacerdotes? Ya obtendría respuestas más tarde: se había dado cuenta de que Kagami se había fijado en Akari, que estaba muy concentrada. ¡Se pensaba que iba a atacarla! Le iba a demostrar que nadie se interponía en la voluntad de los dioses.

Rabioso por la idea de que pudiera ponerle una mano encima a su hermana pequeña, Juzoh se abalanzó contra Kagami, desdeñando su propia integridad física, lanzando una rápida secuencia de golpes empezando con una patada con su gigantesco pie, destinada a desestabilizarle para luego propinarle dos tremendos mazazos cargados de energía espiritual.

Amano seguia fumando, la pelea estaba demasiado dispareja, el no lo acreditaba, por supuesto tampoco podia ayujdar al sujeto, el es el malo... en fin, la pipa estaba siendo un buen distractor.

Levanto la mano apoyando a los demas, les gritaria pero no quiero distraerlos, solo quisiera un poco de sake

Suspira... parece que el chico tiene pocas luces. Tira de su mano y le sienta frente a ella... Seiryû está deseando salir, pero el tiene miedo, así que la única forma que tienen es liberar el sello sobre el alma del dragón para que al fin se enfrente a Suzaku.

-Voy a liberarlo, está impaciente por luchar y es nuestra única oportunidad.

Comienza a recitar oraciones aprendidas en el templo para llamar a los dioses y a los espíritus mensajeros. Se concentra en lo que está haciendo, al menos ahí no tiene el sonido de la batalla de fondo.

Si Akari pensaba que romper el sello de Seiryu iba a ser complicado, se equivocaba completamente. En cuanto centró su atención en él, pudo ver que era enorme y obvio, no oculto como la mayoría de sellos espirituales. Estaba claro que el poder del Dragón Azul era enorme.

Durante un momento se sintió algo intimidada por lo que estaba a punto de liberar. Más valía que Kaede fuera capaz de controlar aquél poder... Pero no tenían otra opción que confiar en él.

Seiryu estaba ansioso por liberarse, así que romper el sello fue muy sencillo. En aquél mundo espiritual, pudieron ver cómo volaba en mil pedazos y la puerta que contenía al Dragón Azul se abría con estrépito. Kaede sintió al momento un poder que le inundaba y llegaba hasta la última fibra de su cuerpo. Se sintió desbordado, ¡tenía que esforzarse por controlarlo para que no se apoderase de él!

La patada de Juzoh falló por un par de milímetros, pues Kagami pudo apartarse in extremis del ataque. Si hubiera recibido aquellos golpes del Kongo Rakan, quizá la lucha hubiera terminado ahí... Pero de momento, el enemigo seguía en pie.

Tras el ataque del grandullón, llegó la acometida de Moriya. El samurai se lanzó hacia delante con decisión, preparando una finta para que el enemigo desviara su defensa y luego cortando el aire a la velocidad del rayo. Alcanzó al enemigo en el pecho, provocándole un profundo corte.

Kagami estaba cada vez más fuera de sí, y aunque el ambiente estaba caliente por la lava, todos pudieron sentir un viento tórrido que salía directamente del cuerpo de su adversario. Ya no hablaba, se limitaba a gruñir y bloquear los ataques, para acto seguido contraatacar con furia. Pero por poderoso que fuera, se estaba viendo desbordado.

Los que estaban acostumbrados a luchar podían sentir la amenaza. No sabían de qué era capaz aquél hombre... y eso era peligroso. En cualquier momento podía sorprenderles con algo totalmente inesperado, y el equilibrio de la lucha se tornaría en su contra. Había que acabar con él ya.