Partida Rol por web

La lucha se inició en un abrir y cerrar de ojos. Moriya y Juzoh, seguidos de cerca por Kaede, se lanzaron sobre el enemigo, que desenvainó su sable con una llamarada naranja cuya luz se perdió en el resplandor de la lava que les rodeaba. El samurai fue el primero en llegar a distancia de ataque, preparando un golpe raudo... pero su adversario fue aún más veloz y le atacó por la primera fisura que encontró en su defensa.

La hoja de Kagami cortó el aire con una velocidad imposible, buscando el estómago de Moriya. El samurái pelirrojo apenas tuvo tiempo de desviar la hoja unos centímetros, pero el filo candente le alcanzó en un costado, causándole un corte no demasiado profundo. Moriya trastabilló y agarró con fuerza su arma para no perderla. Juzoh le seguía, y tendría la oportunidad de atacar, al igual que Kaede. ¡Entre todos tenían que conseguir algo!

Por su parte, Akari intentó superar su nerviosismo y su miedo, para hacer algo que pudiera ser de utilidad mientras los más fuertes peleaban. Tenía que cerrar el portal como fuese, así que invocó con todas sus fuerzas a los dioses, mientras rogaba que aquello funcionase. Suzaku no les ayudaría... pero aún quedaban la tortuga, el tigre y el dragón, y bastaban tres dioses para alzarse con la victoria.

Esto se ponia feo, todos esos hombre peleando contra aquel solo por que es malo, eso no era justo, por que todos son tan violentos.

Me siento cerca de la pelea y los observo a todos, mientras saco mi pipa y cpomienzo a fumar... desearia tener algo que tomar, aqui hace mucho calor y tengo sed

Casi en el mismo momento en que Moriya resultaba levemente herido, Yuki se lanzó hacia delante con un grito, empuñando con ambas manos su naginata. No iba a dejar que sus hermanos pelearan solos contra el asesino de su maestro y padre adoptivo.

El Kongo Rakan de Juzoh era un arma temible ya a simple vista... pero si además uno la veía acercándose a su cabeza a toda velocidad, se convertía en realmente aterradora. Cuando el gigantón llegó a la altura de Kagami, este decidió que no sería buena idea comprobar si su cráneo era capaz de resistir tal impacto, así que lo esquivó tan rápido como pudo, mientras con su sable intentaba desviar mínimamente su trayectoria.

Lo consiguió gracias a su gran velocidad, pero no del todo. El arma metálica rozó ligeramente su hombro derecho, lo que hizo que el hombre no pudiera contener un pequeño grito de sorpresa. No se había esperado que llegaran a hacerle daño. Dio un par de pasos atrás y volvió a adoptar su posición de guardia, mientras Kaede se acercaba.

Mientras los demás peleaban con todas sus fuerzas en medio del calor y la luz rojiza del magma, Akari concentraba su espíritu y rezaba intensamente. Repetía una y otra vez los nombres de los dioses que sabía que no eran traidores, invocándolos, tratando de recibir ayuda suya de alguna forma.

Ella no se veía capaz de enfrentarse a semejante enemigo, pero aún más importante era cerrar aquél portal infernal. Puso cada célula de su cuerpo a trabajar para lograrlo. Poco a poco, fue calmándose y canalizando su poder espiritual, hasta que notó una leve respuesta en su interior. Los dioses la escuchaban, podía sentirlos... y uno estaba mucho más cerca de lo que había imaginado.

Alzó la vista sorprendida y miró a Kaede, que en ese momento se aprestaba a descargar un golpe sobre Kagami. No le cabía ninguna duda, aquella esencia... ¡era la del Dragón Azul!

Mientras se acercaba al enemigo, Kaede notó algo en su interior. Algo que no era su rabia, ni su miedo, ni sus dudas...

Era como si alguien le llamase desde su interior, como si tuviera una voz dentro que le suplicara ayuda. Pero no se dirigía a él, si no a otro... a alguien que estaba dentro de él, anidando en su corazón. ¿Qué estaba pasando? Era todo muy confuso, y él debía concentrarse en la lucha o saldría derrotado.

No podía dejar que eso me afectase, no en ese momento, así que agarré la katana con fuerza y ataqué*

Kaede llegó hasta el enemigo justo después de que volviera a ponerse en guardia, por lo que Kagami logró defenderse con éxito de su acometida. Además, parecía que el joven hermano de Moriya no atacaba con todas sus fuerzas. ¿Qué le pasaba...?

Se apartó rápidamente de Kagami para no recibir un golpe de contraataque, y dejó sitio a Moriya para que actuase.

Moriya sabía que aquel combate iba a ser duro, y que iba a tener que sangrar, porque su enemigo se merecía un rival digno. Y el presentaría batalla hasta que no quedara un halito de vida en él.

Sin embargo, Kaede ya estaba interponiéndose en su camino. Aquel joven debía de pensar que era más importante su vida que matar al enemigo y se interpuso deliberadamente en su camino.

No iba a consentirlo.

Salto, impulsándose con las piernas para pasar por encima de la cabeza de su hermano, y lanzo una patada. Que fácilmente fue bloqueada por Kagami. Justo como tenía que ser, porque estaba únicamente destinada a hacerle tomar tierra. (1.)

Sin casi apenas haber aterrizado, y de lateral a su enemigo, Minataka Moriya realizo una maniobra de iado destinada a separar la cabeza del cuerpo de su enemigo.

Sabía que difícilmente lo abatiría de un golpe, pero al menos tenía que intentarlo. Así que su cadera, su muñeca y sus brazos imprimieron a la estocada toda la fuerza que le fue posible para su precaria estabilidad en el suelo de roca de aquel impío lugar. (2.)

Así que él es quien nos hace falta y encima es torpe el pobre! ¿Y es él quien no tiene que salvar de ese hombre tan poderoso? Bueno, no es nadie para contradecir a los designios divinos... solo hay una forma de tratar de salir de esa y es intentar despertarle para que luche contra Kagami.

Comienza a concentrarse solo en Kaede para despertar a Seiryu.

Espero mi momento mientras el resto de mis compañeros intentan herir al enemigo, buscando un hueco o distraccion por donde lanzar un ataque directo. Justo tras el salvaje ataque de Moriya, me parece intuir una abertura en la defensa de kagami, por lo que decidida lanzo una estocada con todas mis fuerzas, pero aun asi manteniendo las distancias gracias a la longitud de mi naginata.

El golpe de Moriya fue sin duda el más veloz y certero que había dado en toda su vida de guerrero. La hoja de Kagami, eficazmente distraído tras la patada del samurái, no fue lo suficientemente rápida para bloquear el tajo, y en los ojos del enemigo se reveló durante un fugaz instante el terror más profundo. Moriya fue consciente de que su golpe había alcanzado al enemigo cuando una llamarada seguida de una salpicadura roja manchó la impoluta vestimenta de Kagami.

El ataque fue tan devastador que el alto rival incluso trastabilló y dio un par de pasos hacia atrás, teniendo apenas tiempo de defenderse de la naginata de Yuki, que amenazaba con terminar el trabajo. Escupió y ahora era evidente que estaba furioso. Seguramente era el golpe más duro que recibía en su vida.

- Maldito crío... -siseó entre dientes, con el pecho aún sangrante-. Un poco más y me habrías rebanado la cabeza... Quizá debí matarte cuando tuve la oportunidad.

Tomó su sable con ambas manos y lanzó un grito terrible, que retumbó en las montañas. Durante un instante pareció refulgir con un brillo azulado y malévolo, y de pronto se elevó en el aire, levitando a dos palmos por encima del suelo. Su hoja desprendía ahora un fulgor amenazador, y su sonrisa había perdido todo atisbo de burla, y estaba llena de crueldad.

- Bien... ya que queréis jugar, veremos qué pasa ahora.

Moriya sabe que ha atacado bien, pero que queda mucho trabajo por hacer.

Cuando aquel mal nacido espeta su comentario lo mira firme y le contesta.

Deberias de haberlo intentado, pero el resultado hubiera sido el mismo. Hoy moriras, no te quepa duda.

Luego, con un giro de muñeca y un golpe seco en el aire, limpio la sangre de su hoja para luego guardar su espada en la funda.

Sus sandalias se aposentaron bien en la tierra que tenia bajo si, era el momento definitivo. Y estaría preparado.

Ese tipo había esquivado el ataque de Juzoh, pero había visto el pánico en sus ojos ante el temible poder del Kongo Rakan. No era tan poderoso, ni siquiera era un rival digno si esos dos chavalitos eran capaces de ponerle contra la pared. ¿Ahora levitaba y echaba fuego azul? Había visto suficientes espíritus durante su vida, y suficientes fuegos artificiales como para que eso no le importara.

- Jejejeje - rió, socarronamente - Déjate de hablar y lucha, enanito.

Teníamos que derribarle, se había llevado a nuestro padre, y esta vez no consentiría que hiciera lo mismo con Moriya, tomé aire y asesté un golpe rápido con la katana.