Partida Rol por web

Al ver que alguien aun sigue con vida intento ir a socorrerlo:- tranquilo, veamos a...- Pero ni he terminado de hablar cuando la habitacion se derrumba, me salvo por milimetros de ser aplastada. Un paso mas y hubiese muerto como ese pobre hombre.

Por unos instantes me dejo llevar por el dolor y la frustracion. Me entran ganas de gritar con todas mis fuerzas, por pura impotencia. Tanta gente muriendo a mi alrededor y no habia sido capaz de hacer nada. Mi sensei, el pobre Kafuse cuyo unico delito fue darnos trasnporte, y ahora esta gente.

Suelto un largo suspiro para dejar escapar todos esos sentimientos negativos, y aclarar mi mente. Es el momento de hacer justicia por todos los inocentes que han sufrido y van a sufrir.

-Hermanos, tenemos que detener esto!!!.- Les grito mientras huimos de la casa que empieza a venirse abajo.- Todos, debemos acabar con el responsable mientras aun haya tiempo!.- Naginata en mano, me dispongo a afrontar la que puede ser nuestra ultima prueba...

Moriya no espero nada más. No necesitaba mirar atrás para saber que la muerte asistía sus pasos aquella noche.

Si el ritual no era en aquella estúpida mansión Gaijin, seria en aquel lugar no muy alejado, y no esperaría una invitación para acabar con su enemigo.

Sin mediar palabra, el guerrero emprendió una endiablada carrera que como único propósito tenia llevar su acero al cuello de su enemigo.

Si nadie más lo seguía no le importaba, pues el había venido allí solo por una cabeza, y seria la que cortaría.

Satisfecho por el hecho de que todo el mundo pensara que ir a las colinas fuera buena idea, Juzoh decidió abrirse paso hasta el suelo y avanzar a buen paso hacia allí. Su trote equivalía en velocidad al del pelirrojo y silencioso guerrero, que parecía estar enfadado con el mundo entero. ¿Qué le habría pasado para comportarse así? A Juzoh en general la gente le caía bien, y no tenía razones para estar molesto. Quizás sólo con el monje aquel, pero es que se lo tenía merecido.

Sin pararse un momento a pensarlo, todos bajaron las escaleras como una tromba para salir del edificio. Amano había salido por una ventana, pero tanto él como el resto estuvieron fuera en apenas un minuto. Juzoh se había abierto paso a empellones, Akari había sido la más ágil, y la determinación de Moriya y sus hermanos casi podía cortarse con un cuchillo. Washizuka sabía que estaba cerca del desenlace de aquella historia, y el monje shaolín de la larga trenza se aproximaba al fin del misterio.

La tormenta afuera era violenta, y ahora las ramas de los árboles chocaban unas contra otras con fuerza, mientras la lluvia caía con intensidad. En pocos segundos estuvieron calados hasta los huesos, pero no se detuvieron. Los destellos seguían siendo bien visibles en la lejanía.

El tiempo cada vez era mas salvaje, la lluvia caia torrencialmente dejandonos empapados, pero no importaba. Con paso decidido, sin inmutarme por el adverso clima, avanzo junto a Moriya y Kaede listos para enfrentarnos al asesino de nuestro maestro.

- Sea lo que sea que  este haciendo, debe ser una magia muy poderosa para provocar semejante clima.- Comento a los demas. Sera mejor actuar con cabeza y estudiar bien al enemigo, por que seguro que iba a ser muy poderoso

Amano sale al ver que todos se derrumba, al principio no le da importancia, pero derrepente recuerda la promesa que le hizo a aquella chica.

Como un autentico maniaco da vuelta y entre los escombros empieza a buscar el cuerpo de aquella chica, levantando cuanta tabla ve, lanzando por los aires todo lo que esta en su camino, esta decidido a no faltar a su promesa... almenos parcialmente.

Ninguno de ellos se planteó por un instante echarse atrás en su carrera. Aunque las luces estaban lejos, corrieron todo lo que les permitieron sus piernas para llegar lo antes posible al lugar en el que debía de estar su enemigo. A medida que avanzaban, el terreno dejaba de ser resbaladizo por la hierba, volviéndose más y más abrupto. Ascendieron con rapidez por las rocas, hasta que de pronto la tierra tembló... y no debido a la tormenta.

Algo había provocado un terremoto, y tuvieron que detenerse para no caer rodando por la ladera de la colina. Una vez que el seísmo pasó, se levantaron y siguieron adelante. Moriya, Yuki y Kaede notaron algo gracias a sus instintos de guerrero... hacía más calor ahora.

Después de algunos minutos más, llegaron a una escarpadura. Al alcanzar la cima del risco, pudieron ver que bajo sus pies se extendía un barranco y que abajo, la tierra se había agrietado y dejaba ver sus entrañas ardientes. En las paredes ásperas podían ver formas humanas en posición de rezo, como si de la tierra hubiera surgido una especie de santuario.

En mitad del lago de lava, en una isla de roca negra, un hombre permanecía en pie. Iba vestido de blanco por completo, a la usanza occidental. Estaba al lado de una gran vasija que contenía un líquido oscuro, y sus brazos se extendían sobre ella. Parecía estar diciendo algo, pero el rumor de la lluvia y los fragmentos de roca fundida cayendo les impedían oírle bien.

Moriya lo reconoció al instante. No cabía duda... era Kagami, el asesino de Gaisei. Al fin lo había encontrado de nuevo.

A medida que iba avanzando, el ímpetu con que Juzoh había empezado la carrera iba decayendo. El calor, el suelo que comenzaba a convertirse en un erial de rocas puntiagudas, y el estómago vacío le quitaban las fuerzas. Iba pegado a su hermana pequeña, pero incluso tuvo que detenerse un par de veces para coger aire. Estaba exhausto.

Finalmente, cuando el suelo tembló y la tierra se abrió ante ellos, se quedó boquiabierto al ver la lava ardiente surgiendo de las entrañas del mundo, y a aquellas extrañas figuras que decoraban todo como si fuera un templo.

- ¿Qué es esto, Akari? ¿Un templo? ¿Reconoces las figuras? - dijo, apretando con fuerza su formidable maza - ¿A qué nos estamos enfrentando, diantres?

Pareciera como si allí, efectivamente, se estuviera a punto de desgarrar el sutil velo que separaba el mundo de los humanos del de los demonios. ¿Serían capaces de detenerlo?

Moriya se dijo que ya podía respirar de nuevo. Y tomo aire. Al fin había encontrado a su enemigo más odiado. Y ahora calmaría su venganza con el filo de su espada.

Pero no era estúpido, sabía que Kagami era muy poderoso, un rival fuera de serie. Pero no vendría solo a un sitio como aquel, debía haber guardias, ya que la casa había sido solo una distracción para hacerlos perder tiempo.

Dio un paso, adelantándose al resto.

Abrid bien los ojos, cualquier cosa puede atacarnos ahora que los mundos se están uniendo. Si tenéis que defenderos, mejor hacerlo en grupo, reduciréis a los contrincantes si darles tiempo a haceros daño.

Yo me encargo de el.

Y con una mano, firme y decidida,  que parecía marcar toda una vida de entrenamiento y dedicación,  Moriya señalo al hombre que preparaba aquella afrenta contra el orden natural de las cosas.

Corrió esquivando los resquicios humeantes de lava hasta ponerse al alcance de la vista de Shinosuke Kagami.

¡Soy Mintaka Moriya, tú mataste a mi maestro, prepárate a morir!

Su voz se elevo sobre el rugir de los elementos. Iba a finalizar un duelo que ya hacía mucho que ansiaba. Podía morir o vivir, pero no tenía dudas sobre que daría su vida sin reservas para proteger a todos de aquel malnacido.

Me quedo un tanto consternada al ver el caos que se estaba originando, el terrible poder que se estaba desatando para que la tierra pudiese sufrir tanto.

Aunque todos vemos al hombre en aparencia responsable, es Moriya el primero en avanzar.- Espera hermano, ni Kaede ni yo te dejaremos solos!.- avanzo rapidamente para poder cubrirle la espalda a Moriya.- Gaisei era nuestro maestro, es el deber de todos sus discipulos vengar su muerte.

Naginata en mano, me preparo para recibir cualquier ataque mientras de reojo observo al misterioso hombre

-Son imágenes de Budda...

Ella es Shintoista, pero sabe que el budismo también está presente en Japón a pesar de la dura persecución que sufrió en el pasado.

Prepara su bastón para enfrentarse a las posibles amenazas, lo que si tiene claro es que para frenar ese poder, se debe contrarrestar la invocación de ese hombre malvado vestido de blanco y ellos no podrán hacerlo, tiene la sensación que es demasiado tarde para parar el ritual aun con la muerte del hombre.

-Hermano, deja de pensar en comida y saca fuerzas, tenemos que invertir el ritual.

El hombre vestido de blanco se volvió lentamente al oír las voces del grupo de guerreros. Aunque llevaba un largo sable en una funda ornamentada colgado del cinto, en ningún momento hizo ademán de desenfundarlo. Mantuvo los brazos a ambos costados del cuerpo, mientras su semblante permanecía sereno y tranquilo. No parecía tener ningún miedo.

Alzó la vista hasta el risco desde donde le miraban todos, y pudieron ver que sonreía. Cuando habló, lo hizo con voz elegante y grave.

- Sed bienvenidos -dijo-. Habéis llegado justo a tiempo para presenciar el final de mi ritual.

Abrió los brazos en un gesto amplio que abarcó todo el lugar. La lava fluía e iluminaba el entorno rocoso con tonos rojizos, mientras las nubes se arremolinaban sobre ellos y los relámpagos rodeaban el gran vacío esférico y negro que había surgido sobre sus cabezas.

- Durante un tiempo llegué a pensar que seríais un peligro para mis planes -continuó-. Pero finalmente todo ha ido como yo lo había designado. La pequeña onmyoji tiene razón. Es demasiado tarde para detenerme ahora. Para abir la Puerta del Infierno basta con el poder de un sólo dios, si se emplea sangre humana como catalizador en el ritual. Pero cerrarla... es otra historia. Sólo el poder de tres de los Cuatro Dioses puede contener y cerrar el portal ahora. Y como sabréis, eso hace que sea totalmente imposible...

Moriya, Yuki y Kaede entendieron al momento aquellas palabras. Si eran necesarios tres de los Cuatro Dioses, estaba claro que sería necesario el poder de los maestros Shigen y Okina... pero el tercer dios que conocían era el propio Kagami, y jamás accedería a cerrar el portal de nuevo.

Kagami dio dos pasos hacia ellos.

- Bien -dijo, apoyando una mano enguantada en su sable-. ¿Quién quiere ser el primero en morir? ¿O preferís huir ahora y retrasar un poco el momento de vuestro fin?

Juzoh se había adelantado junto a Moriya para ver al tipejo vestido de blanco desde más de cerca, y ladeó la cabeza cuando explicó lo que sería necesario para cerrar la puerta infernal. Todo aquello eran palabrerías sin sentido que dejaba a Akari, él estaba allí por una razón, y era para conseguir aquel antídoto que sólo podía obtener de ese bocazas.

- ¡Ja! - dijo, alzando la porra sobre sus hombros - ¿Sólo sabes hablar, pequeñajo? Te voy a bajar los humos de una vez y para siempre. - Luego descendió la mirada hacia Moriya, con gesto apesadumbrado - Entiendo que quieras vengar a tu maestro, pero no tenemos tiempo para un precioso duelo bajo los cerezos.

Y diciendo esto, dio dos rápidos pasos hacia delante, y luego saltó con un rugido, porra en alto, hacia Kagami.

- ¡Siente mi furia! ¡Violent Quake!

Yo mismo te matare, ganare el favor de los dioses si hace falta, y acabare con tus planes. Aquí no hay otro rival para ti que yo mismo.

Hoy conocerás lo que hay mas allá de la puerta del infierno, pero no será en mi mundo.

Moriya, que ya se había adelantado, dejo su mano reposar en la empuñadura de su espada. Sabia mejor que nadie cuán difícil seria vencer a aquel sujeto. Sabía que era tan rápido como el pensamiento, y que él no necesitaba ponerse en posición de guardia para estar preparado para el combate.

Pero sabiendo todo eso, no pudo más que recriminarse, que volvería a iniciar el ataque el mismo, no esperaría un ataque frontal por parte de su enemigo, que sin duda controlaba la situación y el combate.
Pero poco importaba porque acabaría con su vida en este preciso momento. Y luego ya buscarían la forma de cerrar aquel portal.

Amano habia estado cabisbajo todo el rato, solo caminaba por inercia y por no separarse del grupo, ni siquiera se habia dado cuenta de donde estaba, solos entia el calor.

Cuando escucha esa voz tan profunda, voltea para darse cuenta de que todo el panorama ha cambiado, el fuego, la destruccion... el ritual? que habia pasado aqui?

El tipo de blanco con la espada parecia serio, podia sentir su poder, o mejor dicho, peresentirlo, el pelear con tanta gente le habia hecho saber desde antes quien era fuerte y quien no, y el estaba listo para lo que fuera a pasar.

Escucha su discurso sobre destruccion y muerte y cosas del infierno, sonaba peligroso, habia que detenerlo.

-Hey hey amigo, para que abrir el infierno, aqui tenemos suficiente fiuesta, por que no conseguimos un poco de sake, bebemos un poco y celebramos en vez de destruir, de que te sirve un mundo destruido, no es divertido-

En un abrir y cerrar de ojos, tanto Juzoh como Moriya se habían lanzado sobre Kagami. El resto del grupo observó asombrado su carrera, planteándose si deberían unirse a la lucha. Yuki y Kaede se miraron, nerviosos. Aquél era el hombre que había asesinado a su maestro y padre, y Moriya no había dudado en cargar contra él... pero también sabían lo poderoso que era, o al menos podían presentirlo.

Akari sabía que Juzoh atacaba más con el corazón que con la cabeza. En el fondo estaba desesperado por salvar a Hikari de aquél veneno sobrenatural que le restaba fuerzas... pero de ahí a lanzarse sobre un enemigo tan fuerte sin más armas que su corpulencia y su Kongo Rakan...

Sin embargo, ya no había espacio alguno para dudas. El combate había comenzado y todos sabían que de él dependía el futuro del mundo, no sólo de su nación. Si no lograban detener a ese hombre, todo había acabado. La luz blanca de los relámpagos se entremezcló con el resplandor rojo de la lava que les rodeaba. Moriya y Juzoh alzaron sus armas y se prepararon para atacar.

Durante unos instantes la duda se pudo ver en mis ojos, pero debíamos ayudar a Moriya, así que desenvainé mi arma y me dispuse a atacar yo también.

Clava el bastón en el suelo y se sienta frente a él. Ella no puede hacer otra cosa salvo intentar atraer el poder de los dioses a ese lugar y luchar a ese nivel. Si no ha escuchado mal el poder para cerrar ese portal reside en las cuatro Bestias Divinas, guardianas de los puntos cardinales. 

Coloca las manos de una forma específica y comienza a recitar los nombres sagrados de los Guardianes para invocar su fuerza a ese lugar y atraer su poder sobre el portal y poder cerrarlo de esa forma.

No puede distraerse con la pelea que se está dando en ese lugar de eso ya se ocuparan otros que bastantes son como para no poder entretener a Kagami el tiempo suficiente... al fin y al cabo, su misión ahí es cerrar el portal.