Partida Rol por web

Kara mira triste a Eldar, que ha perdido a una persona muy importante para él. Tiene que tomar una decisión muy difícil y quizá con eso se gane alguna enemistad por parte del grupo.

-Yo... lo siento... seguiré las directrices de la Princesa... no es que no me caiga bien Maron, es una chica fantástica, pero como dice Zeldita... no podemos ir todos tras ella y olvidar nuestra misión.

Se acerca a Eldar, retenido por Farale, y le toca el hombro... le entrega su espada.

-Siento no acompañarte en esta aventura, pero no puedes irte sin esto... y sin provisiones.

Me quedó mirando absorta a la pequeña hada cuando, aunque con dificultad, consigue hablar. Aunque no me gusta lo que trata de decirnos...
El silencio se adueña de mi, no quiero decidir dejar a Maron a su suerte y tampoco quiero dejar de lado la misión para la que hemos sido encomendados. Nunca en la vida he tenido que tomar una decisión semejante, aunque sé lo que dirá Eldar, y es el mejor peleando de todos cuantos estamos aquí, pienso triste mientras espero a que el resto den su opinión al respecto.

Tras escuchar las palabras de Kara mi boca se abre sin casi darme tiempo a reaccionar, y expresa lo que en mi mente andaba dando vueltas:
- Yo no quiero tener que elegir dejar a su suerte a Maron. No merece que le pase nada malo, es una buena muchacha... - comienzo a decir con las lágrimas a punto de salirse de mis verdes ojos.- Pero sé cuán importante es nuestra misión y eso me aterra, especialmente porque sé que soy importante para la misma pero no tengo ni la más remota idea del por qué... y eso me aterra más todavía.

Tras sincerarme de aquella manera me echo ambas manos a la cara y comienzo a llorar, totalmente confundida y asustada, hasta que Nyx se apoya en mi hombro derecho e intenta animarme.

En cuanto eché a correr y noté el tirón de la capa me ví reflejado en los ojos abrillantados de Farale. A ella también le prometí que no le ocurriría nada malo, pero para eso tenía que hacerme caso en aquel momento. Tenía que confiar en mí. Dí media vuelta y me arrodillé para estar a su altura. Limpié una de las lágrimas que le caían con el dedo índice.

-Si conseguí meter a un grupo como vosotros al interior del Castillo, creo que todo es posible. Esbocé una sonrisa por la complicada tarea y de paso el comentario nos trasladó varios días atrás, recordando el momento. La pequeña Zelda tiene razón, debéis seguir unidos, ¿de acuerdo? Si vienes conmigo tendría que estar vigilándote día y noche. Y con ellos estarás más segura, confía en mí.

La oscuridad al parecer se había hecho con la tercera de las tres llaves necesarias según el mensaje que había recibido el hada. El alma de Maron les serviría, no había duda. No quise anunciarlo al grupo a voz abierta.

El tiempo pasaba y Maron cada vez se encontraba más lejos de mí. Me incorporé y Kara se acercó para entregarme la espada que había dejado a su recaudo. Ojalá no tenga que usarla... Gracias Kara. Aquella muchacha tenía las cosas claras. El resto aún parecían tener ciertas dudas. Así que tuve que decidir por todos.

Sé que me odiaréis por esto. Pero no quiero que vengáis conmigo. Usad todo lo que tenéis para proteged a Farale. No necesito vuestra ayuda.-

Tuve que ser duro y mentir. Claro que necesitaba su ayuda. Ni si quiera sabía donde tenía que ir exactamente. ¿Tenía que guiarme por la luz de mi interior? Aquello sonaba estúpido. Me enfundé el arma, miré a todos y cada uno de los presentes y las lágrimas de la kokiri se intercambiaron en mi rostro oculto por la capa. Sin decir nada más, y aunque me pesara en el ánimo, tuve que echar a correr montaña arriba.

Yard seguía visiblemente molesto por la desaparición de Maron, pero no discutió con Eldar.

- De acuerdo... pues que tengas suerte -dijo asintiendo-. Nosotros seguiremos adelante, como quiere la princesa.

Comenzó a recoger sus escasas pertenencias, ansioso por alejarse cuanto antes de aquél lugar. Odiaba cómo se había torcido el día. Era la peor forma de comenzar el viaje...

Pues si, las cosas se habian torcido y bastante.Eldar no habia sido tan mala persona y Marron... no se merecia aquello, pero para nada. Y ahora tenian que elegir entre hacer lo inteligente o lo correcto... ni eso, Eldar ya decidio por ellos, iria solo. Se sentia pesadumbrada.Aquello no tenia que haber ido asi`, podia haber sido ella misma quien hubiera caido en manos de... la Oscuridad. Recogio las pocas cosas que tenia, y poco dijo a Eldar, aun a pesar de sus duras palabras para con ellos:

-Te deseo suerte y espero que recuperes a Marron... si nos volvemos a cruzar, espero que sea en otras circunstancias.

Vio como el muchacho se alejaba dle grupo a toda prisa, ya decidido. Lástima que fuese tan impetuoso, podría haberle dejado algo que lo ayudara en el camino pero... en fin, ellos seguramente también lo necesitasen. Después de todo Kara tenía razón, su principal obligación ahora era proteger a la pequeña kokiri y, ya que se había metido en aquél marron tendría que cumplir. Despues de todo si le fallaba a la princesa seguramente la reputación de su familia caería, pero, si se coronaba como uno de los héroes que salvaron al mundo de la oscuridad una vez más... entonces la gente haría cola para comprar en las tiendas de su familia. Una amplia sonrisa surcó sus labios aunque supo disimularlo bien tosiendo y cubriendose la boca con una mano.

-Empieza a hacer frío aquí...

Recoge sus cosas las mete todas en la mochila. El fuego está aun encendido y sobre el descansa la olla en la que han cocinado la cena que, por todo lo que ha pasado, no han podido ni probar. Es un desperdicio tirarlo, así que tapa la olla y la coge con la mano.

Se acerca a Zeldita y la coge con cuidado con una mano.

-Será mejor que nos vayamos... Farale, tu tienes más conocimientos sobre hadas... deberías cuidarla tu.

Kururu está preparado para partir. Todo cuanto necesita está en su zurrón. Se detiene junto a la Farale y el hada enferma y se inclina sobre la pequeña kokiri haciendo pantalla con una manoa para susurrarle.

-Si ves que se le pone la piel azul o que escupe pompas verdosas mejor suéltala, podría ser contagioso... -dice con amplia sonrisa- ¡khu, khu, khu, khu!

El chico se aleja siguiendo a Kara.

Eldar no consigue distinguir nada... quizá si hubiese sido mejor el haber esperado a la salida del sol para saber si hay algún rastro, pero es noche cerrada y parece que la dirección que ha tomado podría ser la incorrecta.

Con un sinfín de lágrimas inundando mi rostro veo cómo Eldar se aleja. Sé que lo que ha dicho no es cierto pero nada puedo hacer yo sola por retenerlo, especialmente porque Maron es su amiga, nosotros apenas la conocíamos... y aún así yo preferiría ir en su busca. Todo esto de la misión me da tanto miedo... los pensamientos fluyen al igual que las gotas saladas.

- ¡¡Cuídate y ten mucho cuidado!! - le grito a Eldar ante de que desaparezca del todo de mi vista.

Y una vez el guardia novato ya no está, veo cómo con rapidez el resto comienzan a prepararse para ponernos en marcha de nuevo. Hay caras tristes y apenadas, sí, pero nadie llora la pérdida de la muchacha, y del guardia ahora y eso me entristece más aún.

Sin ganas empiezo a sorberme los mocos y a limpiarme la cara de las lágrimas cuando Kara se acerca a mí para entregarme la "custodia" de la pequeña Zeldita. Intento sonreír estupidamente y me limito a asentir a sus palabras. No tengo ganas de hablar... así que para no retrasar al grupo me dispongo a recoger las pocas cosas que me quedaban en el campamento con una sola mano mientras vigilo a la pequeña hada que dormita en la otra.

Todos recogen el campamento, apagan el fuego lo mejor que pueden para que no haya un incendio y comienzan a caminar hacia el norte. Las nevadas cumbres de Hyrule les esperan. Nadie puede saber que les deparará el futuro o su camino, pero es algo que deben hacer... deben seguir adelante para que aquello que poseen ahora no se pierda en la Oscuridad.

Tras varias horas caminando, sienten la necesidad de descansar. Por turnos hacen pequeñas guardias y esperan el amanecer para poder continuar su viaje. Al final, éste llega sin atrasarse, brindándoles la luz necesaria para continuar.

Desde la marcha de Eldar y lo sucedido en el anterior improvisado campamento con Maron no puedo pensar en otra cosa. Apenas consigo dormir mientras el resto hacen guardias esperando el amanecer, tengo una mala sensación respecto a lo sucedido y un nudo en la garganta que no parece tener ganas de desaparecer.

- Buenos días... - digo a todos con un hilillo de voz cuando el amanecer por fin llega y el sol nos saluda con su luz, luz que espero que no desaparezca si podemos evitarlo. A mi lado Nyx tampoco parece haber dormido mucho, está más pendiente del estado de salud de su amiga Zeldita que de ella misma, aunque no me extraña, yo haría lo mismo y mi pequeña hada es muy parecida a mi en muchos aspectos.

Me aprieto fuerte y me escondo bajo mi manto buscando un calor que no llega. Hace mucho frío ahora, tanto que temo que el entumecimiento de mis pies no desaparezca tan pronto como desearía.

Continuar el viaje. Hacia frio... y llevaban las capas, que vienen les venian... si hubieran tenido un poco mas de tiempo, podrian haber cogido alguna manta o algo mas para abrigarse del frio. Estornudo. Lo que le faltaba, ahora solo faltaba que cogiera un resfriado. Maldijo para sus adentros. Aquello era culpa de Kukuru, seguro. El se habia ido en aquella fatidica noche y todo se habia torcido. Ademas hacia lo que le venia en gana. El frio no lo sentaba muy bien. Dejo el peso en los demas, ella poco podia hacer, aunque si Falare o Kara se lo pedian amablemente, ella ayudaba... no estaba para muchos trotes..

Yard no hizo ninguna alusión al desagradable clima. Estaba acostumbrado a las inclemencias del tiempo, como todo buen pescador. Pero lo notaba... y sabía que podía ir a peor.

- Buenos días -dijo, contestando a Falare-. ¿Cómo está Zeldita?

Se levantó de debajo de su fardo, desperezándose y estirando su espalda todo lo que esta le permitía.

-Buenos días a los presentes -exclamó alegre estirando los brazos sobre su cabeza.

El chico sonreía animado, aparentemente las inclemencias nocturnas no le habían hecho mella. Por supuesto, aquello era gracias a su prodigiosa gabardina blanca, traída de lejanas tierras por su abuelo. Su tela, de peculiar confección, poseía la propiedad de captar el calor del sol durante el día para así conservarlo durante la noche. Para él el frío no había sido ningún problema si bien, por supuesto, tendría que recargarla con los rayos del nuevo día.

- ¿Qué hay para desayunar?

Se tapa buen con la capa... la verdad es que casi no ha podido dormir por el frío. No es que su ropa sea muy adecuada para ese clima y si no se congela, será porque las diosas no quieren que eso pase. Por suerte lleva botas, así que algo es algo y compensa la falda corta y la camisa que mas bien no ayuda a entrar en calor.

-Ya podrías dejarme a mi esa gabardina... no tendrás unos pantalones por ahí, verdad? Y una camisa de manga larga y calentita tambien estaría bien...

Le da un trozo de pan con algo de cecina, para desayunar... no hay leña ahí como para preparar algo caliente.

Tomó el mendrugo de pan y el trozo de carne seca con la decepción reflejada en los ojos.

-En fin... -suspiró llevándose el pan a los labios- de algo hay que morir...

Comió con cierta reticencia, si bien esta era más que nada fingida, tenía un apetito voraz y solo lamentaba no disponer de más para comer. Ya se había hecho a la idea de que a partir de ahora lo de la comida iba a ponerse feo, entre otras cosas... eso era solo el preludio. Miró a Kara con los ojos bien abiertos, con los carrillos llenos (el fingimiento no había salido tan bien como esperaba).

-Hmmmm...

Engulló los últimos pedazos y rebuscó dentro del zurrón para, un instante después, sacar unas orejeras pelusonas de color amarillo. Se las encasquetó a Kara en la cabeza y retrocedió como para admirar su obra.

-Con esto servirá... ¡khu, khu, khu!

Miré hacia Yard cuando el muchacho me preguntó por la pequeña hada y me agaché para comprobar su estado ahora que parecía que todos se iban despertando. El hadita estaba aún medio dormida al parecer y, aunque me daba pena despertarla, la moví un poco con los dedos para ello.
- Zeldita... ¿estás bien? ¿Qué tal has dormido? - le pregunté al diminuto y mágico ser, esperando que su respuesta fuera buena. Y con algo de suerte quizá recuerde algo de lo que pasó anoche con Maron y ella... pensé sin muchas esperanzas de conseguir tal cosa, pero creyendo que había que intentarlo al menos.

Y mientras esperaba a la respuesta miré de reojo a Kururu y Kara mientras este le entregaba unas orejeras la mar de graciosas, pero la verdad es que se notaba que la hylian estaba helada de frío con la ropa que vestía y a pesar de la capa que Maron le hizo.