Partida Rol por web

Maron aprieta fuertemente la mano de Eldar. Aunque no quiera parecer miedosa seguro que Eldar lo ha notado. Quizá no haya sido buena idea la de irse con él a ese viaje hacia donde quieran que vayan... cree recordar que a la tierra de las diosas, pasando por el frío norte y tierras llenas de peligros. Y seguro que los fantasmas no son lo peor!

-No creo... no creo que sea un Caballero... no es que me den miedo los... los... los... fantasmas... pero... 

Escucha un ruido y se abraza al brazo de Eldar fuertemente. Aunque solo es un animal nocturno que sale de su madriguera por la noche.

Asiente a la idea de no alejarse mucho y no tardar demasiado.

Kururu se aleja poco a poco de sus compañeros de viaje. Más allá de la frágil sensación de seguridad que se respira en un ambiente de hostilidad hacia su persona, pero seguramente es dado por las siluetas oscuras de los árboles que se recortan en el cielo oscuro y estrellado.

Además, la noche es demasiado silenciosa.

Se adentra entre la foresta, sin albergar preocupaciones. Desde niño ya se distinguía por su carácter racional y cínico que maduraría con los años. Kururu siempre fue de aquellos cuyo pensamiento se centraba en la lógica y el beneficio de cada situación y no era muy dado a fantasear. En aquellos momentos era incapaz de imaginarse peligros que pudieran cernirse sobre él aparte de alguna que otra alimaña campestre y su única preocupación era la de alumbrar el camino cada vez más sumido en la penumbra. Su pie tropezó con una rama de considerable tamaño y por bien poco no fue a dar al suelo de bruces. Se arrodilló y tanteó hasta dar con el palo de considerable grosor y con casi un metro de longitud. Untó un extremo con la bola de parafina que guardaba en su zurrón y la encendió con una de las mechas, procurándose así una tea bastante efectiva. Con ello se adentró más en la foresta en busca de otros palos similares con los que trazar un perímetro en torno al campamento.  

Aquel sonido que emitía el agua era bastante certero. Dejé guiarme por sus susurros y le señalé a Maron con la mano la dirección a seguir. En aquel instante la noté un poco nerviosa, cómo asustada. Quería preguntarle algo, o mantener alguna conversación para que desviara ese posible pánico de su mente. Estaba conmigo.

Aparté los dedos del arma, con un gesto tranquilizador, al ver como aquel animal simplemente había decicido salir de su escondrijo, aunque eso no quitó el pequeño susto que me llevé, con disimulo. -Sinceramente, hubiera deseado una patrulla de espectros... Susurré con un tono de broma al ver corretear al animal.

Seguimos caminando, ya deberíamos andar cerca si mis oídos no me habían engañado.

No quiero que pienses que venir hasta aquí ha sido un error. Aunque entiendo que todo esto pueda asustarte... incluso yo reconozco que estar en un sitio como este puede ser aterrador, pero en cualquier caso no me arrepiento de que estés aquí. Gracias a la poca luz pudieron pasar desapercibidas mis mejillas ruborizadas. En seguida, extendí el brazo apuntando hacia la luna.

Mira, Maron. Está preciosa... ¿Crees que nos está diciendo algo? Quizá nos esté señalando el camino a seguir- Con una nueva sonrisa, la miré.

Si dejábamos a un lado todo el tema ese de oscuridad y fantasmas podía llegar a definir aquel lugar como hasta mágico. No quería verla asustada, al menos no hasta que apareciera un esqueleto gigante de dos metros, entonces lo entendería. Pero aún así, trataría de llevar la situación lo más ameno posible para que supiera, que estando conmigo, vivir experiencias espeluznantes podía resultar hasta divertido.

Ante ellos dos se alza lo que parece el comienzo del río que antes vieran. O al menos es lo que parece el comienzo. Un salto de agua, en forma de cascada, cae desde lo alto de la cordillera montañosa que se inicia en ese lugar. El verde del musgo rodea las rocas entre las cuales se ha formado un pequeño lago. La luna se refleja en la superficie cristalina del agua.

Maron pierde poco a poco el miedo ya que el sonido de algo vivo y poco amenazador hace que se relaje. Además, ve como Eldar intenta distraerla un poco de esas sensaciones que tiene. Y es verdad... estando con él no debería tener miedo de nada.

Se acerca poco a poco a la orilla del pequeño lago y es cuando un montón de luciérnagas se levantan volando alrededor del agua, iluminando el lugar como si fuesen pequeñas estrellas.

El paisaje que caracterizaba a aquel lugar me era curiosamente familiar, y a la vez mucho más agradable y acogedor que el que habiamos abandonado recientemente. Los delicados chorros de agua cristalina me parecían magnificos y no podia entender como una siniestra oscuridad estaba preparada para deshacerse de lugares como aquel. Maravillado ante la vegetación cuidada me olvidé de pensar de los temores que poblaban mi mente en ocasiones por culpa de aquella maldad. Intrigado, seguí el sonido de la cascada con la mirada atenta hacia posibles habitantes, no queria que me sorependiese alguein indeseable en aquel momento.

Los primeros rayos de la luna, se colaban, jugando a iluminar cada rincón. La ligera brisa, venida de más allá de las montañas por las que el sol se levantaba, refrescaba el ambiente, y daba vida a los pequeños seres nocturnos que jugueteaban, cada noche, alrededor del pequeño lago. Maron parecía de nuevo sonreir al ver aquellos insectos. Busqué una de sus manos con mis dedos y cambié la mirada hacia ella para encontrarme con sus ojos y que me ayudara a salir de dudas:

-¿Crees que les habremos molestado?

Pregunté mirando el efecto de luz que dejaban las luciérnagas sobre el agua.

Coge su mano cuando el la busca. La verdad es que le gusta estar cogida a él, sobre todo en ese paraje idílico que tienen frente a ellos. Entre tanta oscuridad y esas cosas ya viene bien un paisaje como ese, lleno de belleza.

-No creo que las hayamos molestado... seguro que estaban esperando a que alguien viniese a observarlas.

Se acerca al agua, aun cogida de él y se sienta, tirando de la mano para que él haga lo mismo. Ya sabe que han quedado en no demorarse mucho, pero luego no podrán estar solos y antes de ir a compartir ese descubrimiento, prefiere disfrutarlo un poco acompañada de él.

Me dejé llevar por el tirón de su mano hasta tomar asiento junto a la orilla. En aquel momento era buena idea deshacerse de las botas para que no se mojasen. Así que las dejé a un lado mientras daba mi opinión sobre aquellos insectos nocturnos. -Entonces... quizá este lugar no sea tan terrorífico al fin y al cabo... Sentencié, regalándole una sonrisa con las mejillas ruborizadas. El claro color de mi piel no me permitía disimularlas, pero con seguridad y tras un corto silencio mis labios besaron a Maron con suavidad. Me fuí acercando cada vez más para que el beso se volviera un poco más intenso. Tenía ganas de volver a besarla.

No pasó mucho tiempo cuando desenredamos los labios y me puse tras de ella, quedando casi pegado mi pecho contra su espalda. Mis manos quedaron situadas en la zona de su vientre, mirando hacia las luciernagas. Es un buen momento para que te tomes la revancha por lo de esta mañana en el río. Aunque comprenderé que no te apetezca bañarte...- Terminé diciendo muy cerca de su oído, recordando la guerra acuática de aquella mañana y proponiendo un baño un tanto avergonzado.

Abre los ojos tras ese beso más intenso que el primero que tuvieron, antes de partir y salir del palacio. Si él tiene las mejillas sonrojadas, no se pueden comparar a las de ella que parece hervirle la cara solo con el roce de sus labios.

-Un lugar como éste... jamás sería terrorífico... - susurra al apoyar la espalda contra el pecho de Eldar, que la abraza por detrás, dejando sus manos sobre su vientre.

Seguramente Eldar es capaz de notar el ritmo tan acelerado de su corazón, que palpita con fuerza y que ella cree oír incluso en la silenciosa noche que ahora les abraza, en ese lugar, dándoles un cobijo a sus emociones. Le gustaría estar para siempre de esa forma.

-Pero si nos mojamos ahora, nuestras ropas no se secarán...

Maron es demasiado inocente para pensar en otra forma de bañarse ya que ha comentado que esa puede ser la venganza de esa batalla acuática en el río y allí todo estaban vestidos.

Kururu se adentra más y más en la oscuridad, buscando ramas y demás para establecer un perímetro seguro. 

La oscuridad cada vez se hace mayor ya que los pocos rayos de sol que aun había, se acaban escondiendo tras las montañas, tras el horizonte, sumiendo al mundo en la noche. La luna, poco a poco, va avanzando para ocupar el lugar del sol en el cielo, como señora de aquellos que usan su luz para guiarse en la noche.

Poco a poco los ojos se Kururu se van adaptando al cambio de luz que se ha producido y puede percibir las cosas con mayor claridad. A su alrededor hay muchas ramas que pueden ser utilizadas de antorchas.

Mientras está recogiéndolas, capta un movimiento por el rabillo del ojo. Al levantar la vista, puede ver a una hermosa mujer vestida de blanco y largos cabellos.

Nos quedamos mirando aquel lugar, que según Maron, nunca podía llegar a ser terrorífico. Aquello liberó una pequeña carcajada agradable, y asentí dándole la razón mientras mis brazos abarcaban su cuerpo con más cálidez.

Entre tanto nos dejamos llevar por las sensaciones, comportiendo aquel momento como dos muchachos enamorados que se encontraban por primera vez en un lugar tan mágico y despercibido de miradas molestas. Pero simplemente, en mi caso, me dejaba arrastrar por el momento. Aún era demasiado joven para todo ese rollo del amor, y ni si quiera sabía que sentía en realidad. Pero aunque ella no lo supiera, Maron, era una luz que me ayudaba a seguir adelante. Quizá eso era estar enamorado, aunque lo desconocía.

Mis manos continuaban en la misma posición, y la mirada se centraba en el caer de la cascada. Pues entonces deberíamos estar seguros de no mojarnos demasiado. El chiste no era demasiado gracioso, pero al menos resultaba simpático. Esbocé una sonrisa y nuestros labios volvieron a encontrarse con suavidad, aquel segundo beso sentía un cosquilleo menos grave lo que me hacía estar más seguro de mis movimientos. Llevé mis manos a la parte de sus hombros y comencé a bajarle el vestido despacio, besando su cuello con la intención de deshacerme de la prenda. Aunque antes quería estar seguro de que ella también quería dar ese siguiente paso.

Pase lo que pase estaré contigo hasta el final, Maron...-

Aquella frase dejaba pequeñas dudas de si sería hasta el final de aquella aventura que viviríamos juntos, o hasta el final de nuestros días. Evidentemente mi futuro después de derrocar a la oscuridad sería algo incierto. Pero sin duda, en aquel momento deseaba que Maron estuviese siempre a mi lado, pasara lo que pasara.

Buff... Linnet estaba destrozada del viaje... ¿y aun tenian que hacer la comida? Ella estaba demasiado cansada. Se estiro en la hierba y se puso su mochila como almohada. Habia dejado a la parejita empalagosa sola. Se veia a millas que Marron era una chica ligera de cascos y que no acabarian bien. Bueno, ya tendria tiempo de socabar su amistad... Les dijo algo a Kara y Falare:

-Buf yo paso de hacer la cena hoy... estoy molida...¿como podeis tener ganas de hacer algo?

Y no, no iba a echar de menos a Kukuru si les debajaba tranquilos... 

Miré de reojo a Linnet cuando hizo un comentario tras tumbarse a la bartola en la hierba. Yo también estaba cansada, agotada totalmente tras el día bajo el sol que habíamos pasado sin parar de andar, pero ya habría tiempo de intentar descansar lo máximo y mejor posible.

- Yo tampoco tengo ganas de hacer algo... pero alguien tiene que hacer la cena mientras el resto buscan otras cosas que nos serán útiles. No remolonees o te quedarás sin tu parte de sopa calentita. - digo esto último sin mirarla pero con un tono divertido, sintiéndome como con algunos de mis hermanos kokiri para los que era como una madre por el hecho de ser la protectora de Padre y guardiana de toda nuestra raza y de nuestro Bosque.
Los recuerdos me invaden mientras la oscuridad del cielo va llenándose de las mismas pequeñas motitas de luz que podía ver desde mi hogar. Espero poder regresar algún día... si todo esto acaba bien.

Sin dejarme llevar demasiado por los recuerdos y mi nostalgia me pongo manos a la obra con la cena, mirando de reojo a Linnet para tratar de incitarla a dejar su vagueza y prestarnos ayuda a Kara y a mi.

Kara sonríe ante los comentarios de las dos chicas. También se ha sentado en el suelo sin muchas ganas de hacer nada. Ir con un soldado en el grupo hace que tengan que exigir demasiado a cuerpo y si ella, que está acostumbrada a caminar por el bosque cuando tiene que cazar, está cansada, seguramente los demás están para el arrastre.

-Tenemos que comer antes algo de dormir o mañana no nos podremos mover. Y si Maron y Eldar encuentran un riachuelo, aun mejor para darnos un baño y relajar los músculos.

Al ver que Falare comienza a ponerse en movimiento, la detiene. No pueden hacer una cena decente sin leña, y la leña la ha ido a buscar la parejita.

-Esperemos a que ellos vuelvan con la leña, sino no podremos calentar nada.

Aún no había recogido las estacas suficientes para su propósito cuando percibió algo en su flanco izquierdo. Se giró violentamente, extendiendo la estaca incendiada entre él y la supuesta amenaza. Estaba ya demasiado oscuro como para discernir nada con claridad pero gracias a su antorcha improvisada pudo ver en el límite del círculo de luz anaranjado la hermosa figura de una doncella vestida de blanco. La miró con escepticismo durante unos instantes, midiéndola con la mirada antes de abrir la boca.

-Así que... ¿qué hace una frágil doncella como vos entre los árboles en mitad de la noche? -preguntó con tono burlesco.

Linnet queria remolonear un poco, rebufo de mala gana..acabaria ayudando pero no sabia porque, Kara y Falare eran tan dociles. Kukuru ya se habia escaqueado y no haria nada. Las tenian por sirvientas. Y la parejita empalagosa se habia ido a hacer que o dios sabe donde...

-Buff, pero chicas ¿no os dais cuenta? Kukuru tampoco ha hecho nada y se ha escaqueadode hacer la cena, siempre lo hace ¿a que si Kara? Cree que somos sus sirvientas...siempre ha vivido a costa de los otros...

Definitivamente Linnet está muy susceptible... Aunque a mi tampoco me caiga bien Kururu tampoco me fijo en todo lo que hace o dice, pienso girándome al escuchar sus palabras. Pero prefiero no responder nada y me limito a decir un simple:
- Bien, esperaremos a que venga el resto con leña pero voy a ir dejando todo preparado aquí para cuando vuelvan.

Dicho esto pongo mi dedo índice en alto para que Nyx se apoye en él y, antes de adecentar como puedo el lugar en el que vamos a pasar la noche, me dedico varios minutos a hablar con mi hada. Entre aventuras y desventuras apenas hemos cruzado algunas frases cuando en el Bosque ella algunos días la persona con quien más hablaba. Tengo que cuidar mi mayor y mejor amistad... pienso sonriente escuchando cómo la pequeñaja se queja del mal día que ha pasado bajo el sol asfixiante.