Partida Rol por web

Al acabar de hablar Matrika, Maria añade un suspiro de aprobación.

-En fin, qué remedio. Parece que hasta que no acabemos con el Informador no podré averiguar más sobre el paradero de los míos. Que sea rápido entonces.

Tras las palabras de Maria el grupo decide ponerse en marcha. De nueva todos intentan pasar lo máximo desapercibidos, aunque los resultados de la revuelta aún son visibles en la calle. Cuando pasan por lo que parece ser una plaza ven como algunas personas están apilando cadáveres en el centro. En otros lugares se pueden apreciar reuniones clandestinas de grupos que aún no se han rendido. Aunque mayormente la visión en general es de gente que se esconde en sus casas y que intenta evitar la mirada de los extraños lo más que pueda. 

Brokk debe pararse en una especie de almacén por el camino para recoger dinero. El mismo consiste en una hilera de almacenes presidida por una cabina donde un hombre malhumorado le da las llaves de un almacén a Brokk de mala gana. Una vez en su almacén coge todo el dinero que puede y procura esconderlo de la forma menos visible posible. Le hecha un vistazo a su moto y cierra el almacén. 

Tras una larga caminata entran en lo que podría ser el inicio del territorio de Sweet Lust. Es fácilmente reconocible dado a que sus secuaces se encargaron personalmente de ballar todo el terreno que consideran como suyo. A pesar del caos que hay en la otra parte de los suburbios en esta parece que no ha habido demasiado movimiento. De hecho en varios puntos se puede ver a gente disfrutando de reuniones de celebración y a otros que observan el desastre en la lejanía con cara de diversión. El grupo se da cuenta entonces, tras revisar el emblema con el que se reconoce a los integrantes de la banda de Sweet Lust, que ninguno de los suyos ha actuado en las revueltas (O al menos ellos no lo han visto). 

Algunas personas miran con curiosidad al grupo de encapuchados que acaba de entrar en el territorio, y cuando estos no deciden salir del mismo se acercan a curiosear. En concreto se acerca un grupo de cinco hombres, el del centro, que es evidente que se trata de alguna clase de capataz, mide dos metros y muestra una calva reluciente. Lleva un cinturón con diferentes aparatos, entre ellos una especie de radio que no deja de transmitir interferencias. 

- Si habéis venido a buscar la protección de vuestra mamaita ya podéis volver al agujero por el que habéis salido, ratones. - Dice el hombre con cara de pocos amigos y en todo burlón. Sus compinches los acompañan con risas. 

William se acerca un poco, levantando las manos para mostrar que no porta armas y que viene en son de paz.

- No venimos a buscar protección , en absoluto - dice mientras niega levemente con la cabeza -. Venimos a hacer negocios con la señorita Sweet Lust.

- Eh, mirad. - Dice el hombre señalando con el dedo a William. - Uno de los ratones sabe hablar. - De nuevo risas de fondo. - ¿Os creéis con derecho de hacer negocios con Sweet Lust? Ella no hace negocios con ratones, ellos solo sirven como juguetes. 

Los otros comienzan a poner miradas de diversión, esperando la respuesta de William. 

Paralelamente Nirameth mira confundida a todo el grupo y Brokk esta comenzando a estresarse ante los comentarios. 

Brokk emite una mueca de desagrado mientras mira al suelo, hasta que su paciencia se agota y camina hacia el capataz.

Cuando llega hasta él (estaba a un par de metros) le mira a la cara, le rodea los hombros con un brazo y con el otro saca su peinavaja discretamente y la coloca en el estómago del hombre. En ese momento, mientras mira al hombre (que ya lo miraba a él) hace una seña con la cabeza apuntando hacia la peinavaja.

- Si Willy habla, se le escucha - dice Brokk con intención de dejar claro cómo se les debe tratar - Y si Willy dice que venimos a hacer negocios con Sweet Lust, ¿qué le decís?

El capataz mira con sorpresa a Brokk y su pandilla parece que quiere avanzar pero él actúa más rápido y, antes de que Brokk consiga acercarle la navaja más al estomago, hace un rapido movimiento con la mano con intención de agarrar el brazo de Brokk.

Cuando Brokk ve el movimiento del capataz intenta apartar la mano para escaparse de su trayectoria pero no reacciona a tiempo y el hombre le agarra por la muñeca. En un rapido impulso hacía arriba el hombre levanta le levanta la mano a Brokk en el aire y le aprieta la muñeca para que deje de hacer fuerza. Con ello consigue que Brokk suelte la navaja que cae al lado del hombre. 

- Un ratón que muerde, eh. - Dice aún con la mano de Brokk levanta en el aire. - Tenemos un trato especial para los de tu calaña. 

- Pues por cómo tratáis a los desconocidos, auguro que a los "de mi calaña" no los trataréis exactamente como reyes - dice Brokk mirando fíjamente al capataz - Pero creo que a tu... "señora" no le hará gracia dejar de ganar una buena cantidad de dinero por una primera impresión. ¿Sabes por donde les mete las bombas Sweet Lust a los de tu calaña? - dice Brokk, dejando a la imaginación del capataz el resto de la historia.

William se acerca con calma a los hombres de manera que centren su atención en él y no en Brokk, mientras reza que este último se aparte un poco de ellos, y les dice, manteniendo una sonrisa en la cara:

- No sé cual es el motivo de su empeño en llamarnos ratones, pero ya que les gusta tanto esa palabra, les comunico que estos ratones tienen una ingente cantidad de dinero que están dispuestos a gastar en cerrar un trato con la señorita Sweet Lust. Si insisten en faltar al respeto a mi y a mis socios, les informo de que tendremos que tomar mayores acciones. Sólo un consejo.

- "Mayores acciones" - Dice en tono burlón uno de los de detrás del capataz, acompañado de risas. - Ese ratón no sabe con quien esta tratando. - Entonces lanza una mirada amanazadora. 

- Cállate, imbécil. - Le suelta el capataz al hombre que ha hablado. - El ratón que habla ha dicho algo interesante. A Sweet Lust le encantan los ratones de oro. - Entonces le echa una ojeada a Brokk. - Espero que sea verdad lo que dice tu amigo, a los ratones mentirosos les espera un destino mucho peor que a los que muerden. - Dicho eso suelta la muñeca de Brokk permitiendo que se vuelva a unir al grupo. 

De pronto se escucha una explosión no muy lejos de donde están. Al noroeste se eleva al rato una columna de humo. 

- ¡JA! - Suelta al capataz. - Estais de suerte, parece que Sweet Lust acaba de cerrar un trato, así que la encontrareis de buen humor. - Mira al grupo. - Seguidme, y no intentéis ninguna tontería, no me voy a encargar de cuidar de ratones.

Dicho esto el capataz le hace un gesto con la cabeza a sus hombres y ellos comienzan a encabezar la marcha hacía uno de los callejones. El grupo al rato lo comienza a seguir de cerca.

Los callejones no parecen tan animados como el camino principal. Hay miradas desconfiadas en las ventanas y muchas puertas tapiadas. La mayor parte de las casas están abandonadas y las pocas en las que se ve un poco de vida no parece que vivan en el lujo. 

Tras la caminata llegan hasta una plaza desde la que se originaba el humo de la explosión. En un rincón de la misma hay una mesa improvisada hecha con tablones. Tras la mesa hay un sillón que desentona completamente con la atmósfera del lugar, es de terciopelo rojo con la madera de buena calidad aunque desgastada por el mal uso. En ella hay un mujer sentada que reposa los pies en la mesa y se ríe sonoramente. Es evidente que se trata de Sweet Lust. Va vestida con ropa escasa y muy provocativa, la gran parte de sus piernas y brazos esta decorada con tatuajes de todo tipo, aunque predominan los corazones. Su pelo es rojo como la sangre aunque esta sucio, despeinado y ennegrecido, falto de una ducha. Detrás de ella hay dos hombres que parecen hacer la función de guardaespaldas, uno de ellos es alto y pálido, vestido con un uniforme viejo, arreglado demasiadas veces. Otro es un hombre grande y musculoso, denota en él el hecho de que tiene dos grandes brazos metálicos en vez de los naturales. Más atrás hay gente con menos presencia que recuerdan a los típicos macarras de la calle. En concreto hay un grupito que resalta, el cual rodea a un hombre trajeado. El hombre del centro del grupo destaca por su brillante sonrisa, tras una ojeada uno puede darse cuenta de que tiene los dientes de oro. Por último, y a este cuesta realmente verlo, hay un niño sentado en una silla al lado de la butaca de Sweet Lust, parece que el niño esta jugando con fichas de domino, y esta totalmente concentrado en ello. Es un niño esquelético que va vestido con poca ropa, denota en el sus grandes ojeras y su camiseta de rayas horizontales blancas y negras. 

Por el animo de la plaza parece que lo que esta ocurriendo es una especie de juego. Algunos de los espectadores apuestan dinero mientras que observan lo que ocurre. En el centro de la plaza hay un recinto vallado, en el interior del mismo hay tres personas. Parece tratarse de un matrimonio y su hijo, todos vestidos con ropa de buena calidad. Los tres se abrazan atermorizados en el centro del recinto. Cerca de ellos quedan los restos de un cadáver del que sale el humo. Hay un gran agujero en el punto donde se ha originado la explosión. 

Concentrados en este espectáculo nadie parece haber prestado atención a la llegada del grupo. El capataz se frena y viendo la situación se gira hacía los demás: 

- Tendréis que esperar. - Sentencia con una sonrisa. - Parece que Sweet Lust aún no ha terminado. 

No queda más remedio que observar. Las personas del centro aterrorizadas no se mueven pese a los insultos que pretenden animarlos a salir corriendo. Cuando Sweet Lust comprueba que la situación no avanza comienza a gritar: 

- ¿No lo entendéis, ratones? - Dice con diversión. - ¡Os estamos dando una oportunidad! Entran en mi casa unos portadores de la peste como vosotros y yo, tan compasiva que soy - Dramatiza estas palabras poniéndose la mano en el pecho. -, os doy una oportunidad de supervivencia a cambio de un poco de diversión. - Entonces su rostro se vuelve más severo. - Moveos, no quiero terminar tan rápido. 

El hombre, que esta abrazando a su mujer y a su hijo, parece ser el que se intenta mantener más sereno y observa el recinto que lo rodea una vez más. En la dirección en la que ha ocurrido la explosión hay una abertura por la que se puede salir. Tras unos minutos de tensión el hombre le susurra algo a su familia y comienza a caminar mirando fijamente al suelo. Consigue avanzar unos pasos y luego se para, y se queda observando al suelo. De pronto da otro paso y se paraliza en seco. Le da una ojeada a su familia y niega con la cabeza, la mujer comienza a llorar como una loca. Justo en ese momento el hombre levanta el pie que había puesto en el suelo y acto seguido su pierna explota tras la explosión de una mina. El hombre intenta saltar con la otra pierna por tal de aterrizar de bruces contra el suelo. Gracias a este acto consigue detonar otras dos minas, aunque su cuerpo ya ha quedado hecho pedazos y esta claro que ha muerto. 

Tras esto los espectadores vuelven a la marcha con la apuestas y Sweet Lust se ríe divertida comentando con los demás la jugada. Al rato vuelve a animar el asunto. 

- Vamos ratoncita. - Dice mirando a la mujer que abraza a su hijo con fuerza. - No te quedes ahí, si el héroe de tu marido ha reventado casi todas las sorpresas. El camino esta despejado, el camino hacía la libertad. 

De momento la mujer no se mueve, y permanece quieta, protegiendo completamente a su hijo con el cuerpo.

Nirameth retrocede horrorizada y se resiste a vomitar. Matrika mira con desesperación la escena pero se niega a apartar la mirada en ningún momento. 

Brokk puede reconocer al Dorado, el hombre con los dientes de oro con el que se cruzo el día que llevaba el maletín.

También puede reconocer a uno de los guardaespaldas de Sweet Lust, el de los brazos mecánicos, brazos que se encargo él mismo de traer. Su nombre era Daniel Coper. 

Brokk se mueve hacia un lado del grupo discretamente, quedando en uno de los extremos.

William intenta que su cara de asco ante lo que está sucediendo no se transpire mientras se mantiene en el lugar donde se encuentra para ver cómo se desarrollan los eventos.

Durante todo el viaje, Richard se mantuvo silencioso. Dolido, quizás, de las imágenes que veían. Cada cuerpo muerto con el que se encontraban lo hacía ponerse tenso, cada imagen de guerra y destrucción le provocaba visible dolor.

Cuando finalmente se encontraron con el grupo de pandilleros que protegían la entrada del territorio de Sweet Lust, se mantuvo observándoles con claro disgusto. En el momento que fueron a atacar a Brook, él llevo su mano a dentro de la capa, dispuesto a quien sabe qué para defenderle.

Afortunadamente se solucionó sin necesidad de violencia, por un momento Richard pensó que el mencionar que llevaban mucho dinero iba a ser para peor: Que los iban a intentar matar para quedarse con ese dinero, o llevarselo a Sweet Lust ellos mismos. Pero eso no sucedió: Todo salió tan bien como podría salir, considerando la situación.

Finalmente allí estaban, cerca de Sweet Lust, acercandose poco a poco a ese asqueroso y deplorable evento. Richard se quedó en shock al ver la situación, lo cual no mejoró tras escuchar la voz de Sweet Lust y menos al ver explotar al pobre hombre. Y por si fuese poco, tras un espectáculo que pareció horrorizar a Richard hasta puntos insospechables, Sweet Lust incita al a pobre viuda y a su hijo a caminar hacia su muerte.

-No...-, murmura primero por lo bajo. Toma aire y avanza hacia el agujero que actúa de entrada al campo minado, apartando de un empujón violento a todo el que esté en su camino. -¡No os mováis un centímetro, ustedes dos!- brama con un tono de voz que casi suena tomado por la ira. Se quita la capucha y desata la capa, dejandola ondear al viento: Su agujereado uniforme azul queda a la vista; tiene una pistola de extraño aspecto en la mano, al cual empieza a emitir un chirrido cada vez más agudo, con mayor frecuencia, a la vez que se ilumina.

-Brian, sé que sabes mi plan. Ayúdame con esto o moriremos juntos.- murmura a si mismo, no le da una sola oportunidad de quejarse. Inmediatamente tras eso se pone a correr hacia el recinto, alzando la pistola y analizando con la mirada la región, buscando todos los puntos donde pueda detectar minas en base a temperatura y perturbaciones en la tierra: Calculará un trayecto ideal y disparará a las minas que puedan resultar problemáticas para el camino escogido. ¿Y si alguien intenta detenerlo? Se comerá un bastonazo de su vara extensible en el estomago, con los consecuentes efectos secundarios.

- Bueno, heroe, intentaré forzar los sensores, pero esto no te sentará bien estando como estás. - Dice Brian. Después comenta para sí, algo disgustado. - Todo sea por no salir por los aire.

En ese momento la visión del ojo izquierda de Richard es totalmente distinta a la del derecho, pudiendo ver con mayor luz las zonas en las que hay calor y sombreado el resto. 

Richard de pronto avanza entre la multitud. La mayoría lo intenta apartar sin prestarle atención, distraidos por el espectaculo, a otros simplemente los pilla desprevenidos y se balancean hacía un lado. Consigue salir de entre la gente y en ese momento ya ha captado la atención de la mitad de la plaza. Cuando se esta acercando a la jaula es cuando Sweet Lust clava su mirada en él. A los que se fijan en ella pueden ver un atisbo de ira en sus ojos que rapidamente se convierte en seriedad. A pesar de que algunos de los espectadores parecen querer lanzarse contra Richard tras la expresión de Sweet Lust se detienen. 

Tras las palabras de Richard se hace el silencio y al rato se comienza a sentir la estridente risa de Sweet Lust. Todos la miran entre atemorizados o esperando con ansias su reacción. A Richard le pilla algo desprevenido esta situación asi que por su seguridad por el momento se mantiene quieta, con la pistola agarrada con la mano derecha y una vara en la izquierda. Al final Sweet Lust se calma y grita: 

- ¡Parece que hoy tenemos un desfile de super-ratones! - Entonces mira de arriba a abajo a Richard. - Adelante, valiente caballero. - Dice con una sonrisa. - Corre a salvar a la princesa. - Entonces hace un gesto con la mano, invitándole a entrar en la jaula. 

Tras eso Sweet Lust hace otro gesto con la cabeza y unos matones se ponen a la espalda de Richard, bloqueandole el paso, para impedir que se vaya hacía atrás. 

Al ver la situación en la que se ha metido su compañero, Maria se dirige a Nirameth, suspira y le dice ''No te separes de Brokk, ahora vengo''. Y dejando a Nirameth con palabra en boca gracias a un movimiento de su ajironada capa, Maria se escurre entre la multitud y se dirige hacia donde está Richard, no sin antes ajustarse los harapos que le cubren parcialmente la cara.

Al ver a la gente apelotonada al alrededor de este, decide ponerse justo a su lado, abriéndose camino con una pequeña pirueta para hacerse notar entre la multitud.

Una vez situada entre Richard y el público, Maria sin perder su triunfal pose anuncia:

-No temais honrado caballero, aquí está vuestro escudero.

En ese momento, Maria se queda mirando a Richard sin prestar más atención que la que percibe por el rabillo del ojo a su entorno, confiando en que no haya una reacción hostil.

Brokk no sabe si hacer harakiri en ese mismo momento con su peinavaja o darse cabezazos contra algo. Pero acababan de empezar con su plan, y no podía irse al traste tan rápido. Por sus huevos que no.

Puesto que el mismo Brokk no tiene la capacidad para terminar con el espectáculo de sus camaradas sin terminar siendo parte de él, opta por contactar con "el brazos". Para ello, hace gestos y mira directamente a Daniel, de forma sutil para cualquiera que pase la mirada por casualidad, pero obvio para la persona en que esté fijando la mirada, esperando alguna reacción.