Partida Rol por web

- No tan rápido, listillo. - El hombre abre como buenamente puede el paquete y observa el brazo al detalle agarrandolo con su "alambre". - Veo que lo que se decía sobre el Garras era cierto. - Entonces mira a Brokk. - Si quieres la otra mitad del pago tendrás que ayudarme a ponermelo. - Frunce el ceño. - Y más vale que no intentes ninguna tontería, no lo encontraras nunca.

El hombre se levanta y pone el brazo encima de una mesa cercana.

- Trae el destornillador que hay en la estantería. - Dice señalando con el otro brazo una estantería al fondo de la sala. - Y si no quieres quedarte sordo mejor será que me traigas también el trapo para morder, ni te imaginas lo doloroso que puede llegar a ser esto. 

El brazo-alambre parece tener una estructura simple, pero aún así Brokk podría tener dudas a la hora de extraerlo. Al fin al cabo, nunca había trabajado con seres vivos. 

"Paga adicional? No tengo nada que perder." - piensa Brokk, mientras se dirige a por el destornillador.

El hombre se queda mirando a Brokk algo perplejo cuando este vuelve con un martillo entre las manos. Quizás Brokk se ha equivocado o quizás la habitación estaba demasiado a oscuras. El hombre se aparta de la mesa empujando a Brokk por el camino y va él mismo a buscar el destornillador y el trapo. Se gira y mientras vuelve a su lugar inicial dice. 

- Esperaba que el Garras me enviara a alguno de sus ayudantes, pero ya veo que ha cogido al primer paleto que se ha encontrado en la calle. - Le pone el destornillador en la mano a Brokk. - Al menos espero que conozcas el funcionamiento de este objeto cuyo nombre parece que no conozcas. 

Algo a regañadientes Brokk comienza con el trabajo. El hombre no tarda en ponerse el trapo en la boca para moderlo, pero no se nota que esta sufriendo hasta el momento de separar el brazo de la carne. Por su expresión parecía que fuera a estallar en cualquier momento. Pero una vez fuera ya respiró, exhausto. Incluso Brokk podía mascar la tensión que se había formado en la sala.

- Puta mala suerte que tengo, mira que tener que depender de gente como tu. - Parecía indignado con Brokk pero más indignado aún consigo mismo. - Si esa zorra no me hubiera salvado la vida no tendría que aguantar esto... - Cuando el hombre se dio cuenta de que se estaba yendo por la ramas volvió a mirar a Brokk, serio. - Ayúdame a juntar el nuevo brazo, si ese viejo ha hecho bien su trabajo no será muy complicado. Yo me encargare yo mismo de ponerme el otro cuando acabes. 

Como bien había dicho colocar el nuevo brazo no trajo muchos problemas. Tenía una sujeción especial con la cual no hacia falta atornillar nada y se adhería de forma automática a la piel. Brokk se quedo apartado después de esto, mientras veía como el hombre a duras penas conseguía hacer el segundo trasplante, duro mucho mas que el primero, pero por su expresión estaba claro que esta empeñado en conseguirlo solo. El proceso completo duro tanto que para Brokk se estaba haciendo interminable aquella situación. Después de descansar un rato se movió por la sala zarandeando los brazos por el camino en diferentes direcciones. La sonrisa que mostraba parecía la de un niño con un juguete nueve. 

- Ese tal Garras no tendrá buen ojo para sus ayudantes pero para construir brazos es un artista. Algún día iré a verlo en persona. - El hombre estaba feliz, ya no parecía la misma persona gruñona y destrozada de antes. - Esto hay que celebrarlo... - Entonces volvió su mirada a Brokk. - Creo que al final no me he presentado, sería injusto que no lo hiciera frente a quien me ha traído estas preciosidades. Mi nombre es Daniel Coper, y si te esperas un momento creo que podré compartir contigo un licor que tenía reservado para una situación como esta. - Extiende la mano metálica con la intención de hacer un apretón de manos. 

- Ha sido... un placer. - dice Brokk extrañado por el repentino cambio de actitud del hombre y dándole la mano - Pero me temo que debo marcharme ya.

Brokk estaba nervioso. Quería marcharse cuanto antes de ese lugar. En cualquier momento se comenzarian a oir explosiones, estaba seguro.

El hombre se acercó a una estatería algo decepcionado. La apartó con facilidad y al hacerlo Brokk pudo ver que había un panel en el pared. El hombre introdujo un código rapidamente y se abrió una compuerta al lado del panel. Dentro había un maletín algo desgastado. 

- Esta es la segunda parte del pago que le prometí al Garras. - Dice extendiendole el maletín a Brokk. Una vez Brokk lo ha cogido el hombre vuelve a alejarse, esta vez para desparecer durante un instante a través de un pasillo oscuro. Al cabo de un rato había vuelto con dos vasos de cristal y una botella con liquido amarillento dentro. - Pero yo reconsideraría lo de irte ya, no hace falta tener mucho ojo para saber que estos barrios son peligrosos. - Pone los dos vasos en la mesa y los comienza a llenar. - Sobretodo yendo solo. - Coge uno de los vasos y se lo acerca a Brokk. - Un desconocido entra con un paquete en un lugar y sale con un maletín... No hace falta ser un genio para saber que contiene. - El hombre se llena el otro vaso. - Te convendría quedarte un rato, para cuando las ratas se cansen de observar, después te podría enseñar yo mismo una vía segura. 

- Bueno, si insistes beberé contigo. ¿Y por qué un brazo mecánico con esa... sorpresita? Si no es muy descarado por mi parte preguntar, claro está.

Brokk tenía la idea, después de verle los brazos al hombre, de por qué quería un brazo mecánico. Pero el por qué con una hoja oculta no lo tenía tan claro. Obviamente que era para matar, o al menos causar daños, pero ¿en qué estaba involucrado ese hombre para necesitarlo? No perdía nada por preguntar, y menos si el hombre le había invitado a beber.

El hombre se sienta en el sillón en el que estaba al principio y se acaba el contenido de su vaso de una sola vez. Mira a Brokk algo desconcertado ante su pregunta. Frunce el ceño y se lava el liquido de los labios con el metal.  

- Aaah. - Dice extasiado, volviendo a sonreír. - La bebida es una de las cosas más echaba de menos. - Entonces clava los ojos en Brokk, de nuevo con el ceño fruncido. - Parece que al Garras no le gusta quedarse callado. Pensaba estrenar el brazo cuando te fueras, pero si sabes lo de la sorpresa creo que no hay problema en probarlo ya. - El hombre apunta a Brokk en la cara con el puño. Se queda un rato quieto en esta postura y moviendo los dedos de forma extraña.  

Brokk aparta la cabeza bastante, instintivamente, y dice agitado:

- ¡Eh, eh, eh! Cuidado con donde apuntas. Le puedes sacar un ojo a alguien, y al "garras" no le haría gracia que me pasara nada.

Como buen macarra, Brokk se cobija en la primera excusa que puede. No sabe si ese hombre puede ir en serio, pero se estaba convenciendo de que no tenía que estar ahí, con ese hombre.

De pronto Daniel se echa a reir a grandes carcajadas mientras baja el brazo. Tras un rato las risas van aminorando, tiene incluso los ojos llorosos. 

- Por dios, tendrías que haberte visto la cara. - Se comienza a rellenar el vaso de nuevo. Brokk aún no había hecho gesto de beberse el suyo. - Tranquilo, hombre, era una broma. - Le señala el vaso. - Relajate. 

Algo más relajado ya se pone serio, aunque aun tiene las mejillas algo enrojecidas. 

- Pero más vale que no vayas alardeando por allí de esto. - Dice levantado el brazo y dejando que el filo de la daga salga a relucir. El hombre se lo queda observando, satisfecho por su compra. Lo vuelve a guardar rapidamente y pega otro trago. - No pareces mal chico, no te conviene meterte en este mundillo, creeme.

De pronto se vuelve más sombrío. Los cambios de humor están comenzando a aturdir a Brokk seriamente. 

- A nadie le gustaría acabar en este lugar. Tenía una vida, y un futuro, y Cele se lo llevó todo. - Se queda un rato en silencio. - ¿Pero sabes que? Uno ya no sabe cual es el bando correcto cuando llega hasta este extremo... Siempre acabas actuando para ser un mero peón en esta macabra partida de ajedrez, ¿No te parece? 

Se queda otro rato en silencio. El ambiente se va volviendo cada vez más sombrio. De pronto se ríe por lo bajo y vuelve a sonreír a Brokk. 

- Pero ya basta de lamentaciones, hoy es un gran día y tenemos tiempo de sobra, hablame un poco de ti, ¿Como acaba alguien como tu de recadero de alguien como el Garras? 

Brokk aún está aturdido por las palabras del hombre. Pero sacude levemente la cabeza y decide contestar a Daniel:

- Eso que dices que parezco un buen chico... debes ser la única persona que lo piense del mundo. Por eso acabé siendo el recadero del viejo. Él confía en mi. Y se lo agradezco muchísimo. Es como un padre... que te da la paga al arriesgar tu vida para llevarle un brazo metálico a un cliente. Un padre extraño, pero ejerce de tal.

La segunda mitad de la frase la dice casi en broma, aunque algo pensativo, y al terminarla da un trago largo del vaso.

- Y bueno, necesitaba para pagar el alquiler de este mes, así que fui a ver qué se traía entre garras.

Brokk comenzaba a hacer chistes malos, y eso que prácticamente no había empezado a beber.

Daniel se ríe ante el chiste, quizás por el licor que llevaba ya encima o por que realmente le hacía gracia. 

A partir de ahí la cosa se fue neutralizando y los cambios de humor se fueron acabando. Con algo de licor de más Daniel le comenzó a explicar por encima su vida a Brokk. Le explicó que él había nacido en Coenn, en un pueblo tranquilo al que tardaron en llegar los efectos de la guerra. Trabajaba en un taller con su padre construyendo avionetas y otros tipos de artefactos voladores, por ello el ejercito de Coenn no tardó en fijarse en ellos. A su padre lo pusieron a construir aviones como si se tratará de una simple maquina y el se convirtió en un peon más del ejercito, uno de tantos cebos preparados para morir en aquella guerra sin sentido. Fue durante una misión en el campo de batalla cuando su escuadrón fue rodeado por los robots enemigos pero consiguieron esconderse en uno de los transportes de Cele. Solo dos hombres consiguieron salvarse al llegar a los suburbios, él y el jefe de escuadrón... Aunque no parecía hablar muy bien de él. Cuando iba a comenzar a contar cosas sobre su vida en el territorio de Sweet Lust se dio cuenta de que la botella se había terminado. 

- Vaya, me parece que por hoy se ha acabado la charla. Creo que te tendré que dejar con el drama para que vuelvas a otro día a escuchar como perdí los brazos. - Se comienza a reír. 

Puesto que es un licor bueno, y Brokk no puede beber un "Mr. Steam's de 20 años" cada día, se pone las botas, y ayuda a Daniel a terminar las reservas de licor.

Entre historia e historia de Daniel, Brokk cuenta anécdotas de su vida. Que se crió en las calles, que tenía amigos con los que conseguía información para otra gente (si, hasta esto, aunque lo explica como "ooohhh, the old times"), cuando ahorró para su moto... pero no habla de sus padres casi. Da a entender a Daniel que realmente no es "un buen chico", o al menos no como se conocían hoy día. Era un chico de la calle.

A partir de cierto punto, los nombres de las personas relevantes los va omitiendo, y va hablando de "una persona me dijo tal", o "esta persona me vendió tal", puesto que no atinaba con los nombres con el pedo que llevaba.

Daniel se levanta algo tambaleante del asiento, por lo visto no esta tan acostumbrado a beber como Brokk y se le nota la borrachera a tres quilometros de distancia. 

- Supongo que las ratas se habrán cansado ya de esperar, ven conmigo. - Dice comenzando a caminar hacía el pasillo oscuro por el que antes se había ido a buscar el licor. 

El pasillo esta iluminado solamente al final por una vela, dejando ver el inicio de uno de las escaleras. Daniel coge la vela y comenzó a subir hacia arriba con paso torpe. La escalera giraba en tres tramos de la misma y daba a varias puertas que Daniel no toco por el medio. Al final de la escalera había una puerta de hierro. Daniel sacó la llave, la abrió y una brisa fresca entro en el lugar. Estaban en el tejado del lugar por el que Brokk había entrado. 

- Los tejados de por aquí estaban muy unidos, creo que llegaras a donde sea que quieras saltando entre ellos. - Se gira hacia Brokk. - Ha sido un placer conocerte chaval, dale recuerdos al Garras de mi parte y traetelo si vuelves algún día. - Dice sonriendo y extendiendo la mano de nuevo, esperando un apretón a modo de despedida. 

Brokk se despide y sale al tejado. Busca en todo momento los tejados más juntos, en los que casi no tenga que saltar, y salta solamente cuando es imprescindible, hasta encontrar algún apilamiento de cajas o algo por el estilo por el que bajar a la calle.

Al principio parece que Brokk se las apaña para saltar entre los tejados, pero cuando llega a dos que están un poco más alejados que los demás se da cuenta de que será necesario tomar una pequeña carrerilla. Un golpe de mala suerte le provoca que durante la carrera se pegue un pequeño tropezón y en un torbellino de movimientos acaba colgado del tejado del que iba a saltar con una sola mano (Dado que la otra la tiene sujetando el maletín del dinero). Abajo se comienza a reunir más de un individuo que miran a Brokk con curiosidad y al maletín con deseo. 

En un principio Brokk piensa en si hay algún lugar alto al que saltar desde ahí, pero deja de pensar en eso cuando se da cuenta de los curiosos, así que reúne todas las fuerzas que puede para subirse de nuevo.

Brokk intenta con todas sus fuerzas subirse de nuevo al tejado, pero con una sola mano es complicado hacer fuerza y el maletín es un contrapeso que no aporta mucha ayuda. En un ultimo suspiro parece que lo logra pero entonces los dedos se le resbalan y cae al vacío. Por suerte un par de bolsas de basura frenan su caída, pero aún así tiene el cuerpo bastante magullado y dolorido. 

Los curiosos comienzan a acercarse a Brokk. Sin apartar la vista del maletín y mirando a Brokk a tiempos con una mirada perversa. Uno de ellos, más bien vestido que el resto se acerca hasta pocos pasos de donde esta Brokk. 

- Vaya, hombre, si tenemos aquí a un ratón que quería aprender a volar. - Dice con una sonrisa que deja ver sus dientes dorados. - Sería una pena que no le ayudáramos. - Echa otra ojeada al maletín. - ¿Que sorpresa escondes ahí dentro?

Brokk está asustado por lo que pueda pasarle al maletín. Y si esa persona tenía un diente de oro, tenía dinero. Y los que tienen dinero siempre quieren más.

Siguiendo esa retorcida lógica, Brokk echa hacia atrás la mano del maletín, y saca con su mano buena la peinavaja, en posición amenazante.

- Atrás y calmaditos, eh? Que la rata tiene dientes.

- Vaya. Resulta que no es solo un ratón. - Se dirige a sus compañeros sin perder de vista a Brokk. - Es un perro que solo sabe ladrar. Y supongo que lo que guardas ahí no son las las que te hacen falta, eh. - Esto ultimo lo acaba con una sonrisa muy amplia. Se pone serio. - Acabad con él. 

El hombre da un paso hacía atrás y tras él se acercan dos matones. A sus espaldas Brokk tiene un camino sin salida. A lo lados, los muros de las casas, con las ventanas bien cerradas. Y delante suyo tiene a dos montañas humanas con barras de hierro como armas. El primero de ellos se acerca empuñando la barra e intenta a darle a Brokk en la pierna. 

Brokk intenta saltar para esquivarlo, para seguidamente apuñalarlo lo más cerca que pueda del corazón. Esa gente no iba a dejarlo con vida si cometía un solo error.