Partida Rol por web

Asintiendo Francisco volvió a encender la furgoneta y a conducir ahora si, hacia el poblado chabolista.

- Por cierto.- Repuso mirándola a través del retrovisor.- ¿Tienes móvil?, si es así desconectalo y quítale la batería. Mejor incluso deshazte de él. La policía podría seguirte la pista a través de él.-

Faith ahora estaba sentada delante, en el asiento del acompañante. Era bonita, muy bonita, por eso Quintero la había elegido como una de sus favoritas. No se había arreglado demasiado, eso sí, pero Francisco sabría reocnocerlo.

Cuando le pide que desmonte el móvil, asiente y se pone a ello. Tiene un móvil algo viejecillo.

Aelante. Dice. Con suete' no acabo en la cárse'

Francisco asintió circunspecto fingiendo que estaba demasiado ocupado conduciendo. La verdad es que una vez aseada, la belleza de Faith le dejó un poco descolocado. Quintero era una rata despreciable, pero tenía que reconocerle que tenía buen gusto.

- Ahora vamos de camino a ver a mi amigo.- Le dijo manteniendo las apariencias.

Bueno, siendo sinceros era más bien un conocido que un amigo propiamente dicho, pero no era momento de preocupar a Faith con "detalles".

- Se llama Manuel.- Prosiguió un poco más suelto.- Es muy formal, pero seguro que os llevareis bien.-

Faith asiente, y Francisco conduce hasta el poblado chabolista, encontrando la casucha de Alberni. El empleado sale un poco sorprendido al ver a Francisco bajar de la furgoneta.

¿Francisco...? Pregunta su nombre de pila, al no estar en el trabajo. ¿Ha pasado algo? Parece entre extrañado e inquieto.

Francisco descubrió su cara y bajó de la furgoneta asintiendo a las palabras de Manuel.

   - Me temo que si.- Respondió con gesto serio.- Necesito… Mejor dicho, necesita de tu ayuda.- Prosiguió señalando hacia Faith.

Miró a su alrededor suspicaz a cualquier persona que pudiera estar mirando. No era algo probable porque era noche cerrada, pero nunca se sabía.

   - Sé que suena raro, pero sería mejor para todos ir a un sitio donde no nos pueda escuchar nadie.- Prosiguió volviendo a centrar la mirada en Manuel y haciendo un gesto elocuente para que le acompañe a la furgoneta.

Manuel asintió. Claro, dame un momento.

Entra a decir algo a la familia, y cogiendo un abrigo, sale afuera de nuevo, subiendo a la furgoneta.

Mira a la chica, saludando con la cabeza pero sin querer preguntar nada de momento, y Francisco los lleva a un descampado cercano, lejos de oídos indiscretos.

Francisco se concentra en conducir hasta el descampado sin decir nada. Era mejor dejarlo para cuando estuvieran en el lugar.

Una vez allí, bajó de la furgoneta y alejándose de la misma, suspiro esperando a que sus acompañantes bajarán y se unieran a él en la oscuridad de la noche.

Francisco se mostró serio, muy diferente del tipo simpático y sonriente que era en la oficina. La seriedad del asunto estaba fuera de toda duda.

   - Muy bien.- Comenzó mirando a Manuel.- No hay manera sencilla de decir esto, así que iré al grano. Soy uno de los castigadores de los  Ases del Talion, y estoy aquí para pedirte ayuda. Ojalá no tuviera que ser así, pues no quisiera ponerte a ti o a tu familia en una situación tan comprometida, pero Faith se ha visto envuelta en una complicada tesitura con su antiguo jefe que la violaba y ahora necesita a alguien que pueda ayudarle a esconderse de la policía.-

Parando ahí, esperó a ver cual era la reacción de su interlocutor.

Manuel coge aire y levanta las palmas de las manos, negando con la cabeza.

A ver, a... a ver... ¿Tú? O sea... ¿Usted? Volvió a mirar a Francisco como si lo viera por primera vez, y luego a Faith. Se llevó las manos a la nuca y caminó en círculos un par de veces.

Cuando se detuvo, miraba al suelo. Se quitó el gorro y se frotó la cabeza.

Si la policía la relaciona con Talión, no pararán hasta encontrarla, y no quiero ser un encubridor. No le sale a cuenta a mi familia, aquí hay mucho delincuente que podría tomar represalias contra los 'amigos' de Talión... Y los que no, están tan empobrecidos que venderían a su madre si les dieran algo por ella. 

Miró a Francisco a los ojos.
No voy a entrar a valorar ahora lo que hacen usted y sus colegas, no me malinterprete... Pero es arriesgado. 

 También tengo niño' Se entromete Faith. Le entiendo señó'. Le aseguro q'era un jueputa y se lo meresía. Por su culpa me' lo' han quitao' lo servisio' sosiale'. Po'que no me dejé rompé' el culo má'. Faith no se distingue por sus tapujos, sin duda.

Alberni mira a Francisco después de haber vuelto a mirar a Faith.
Santo Dios, Don Francisco.... Aún tiene sangre en el pelo. Le agradezco su sinceridad, siga con ella... ¿Cuanto tiempo sería?

Francisco asintió a las palabras de Manuel.

Sabía que tenía mucha razón de tener aquellas dudas. El poblado chabolista podía ser un buen sitio para esconderse de las fuerzas del orden, pero sin duda eran un lugar peligroso y repleto de maleantes de la peor calaña. Como bien decía aquel buen hombre,  aquella escoria estaría la mar de contenta de poder echarle el guante a Faith ni que fuera por ver si aquello le hacía salir y quedar al descubierto.

   - Sinceramente ahora mismo no lo sé.- Respondió pensativo a la pregunta Manuel.- El menor tiempo indispensable hasta que le pueda encontrar un sitio mejor. Tal vez dos o tres días a lo sumo. Ella no tiene nada que ver con lo que yo hago, simplemente es una víctima que se ha visto envuelta en una terrible situación. Si puedes esconderla me daría tiempo de arreglarlo para llevármela y alejarla del foco de atención, pero tampoco quiero ponerte en peligro a ti o a tu familia. Si me dices que no puede ser, pensaré en otras opciones.-

Manuel resopla mientras se tapa la frente con las manos.

Está bien... Dos días. Luego... no quisiera tener nada más que ver con todo esto.

Una parte de Francisco había tenido sus dudas al respecto de involucrar a Manuel en todo aquel asunto. No solo por el problema de exponerse como integrante de los Ases del Talion ante él, sino por el peligro en el que le pondría al dejarle a Faith a su cargo. ¿El intentar ayudar a aquella mujer justificaba poner en en un posible peligro a su empleado y su familia?

Podía ser que no, pero era lo correcto.

   - Muchas gracias.- Agradeció sinceramente a Manuel.- Te prometo que solucionaré este asunto con la mayor brevedad posible.-

Luego se volvió hacia la mujer.

   - Faith, durante el tiempo que estés con Manuel deberás estar escondida y no dejarte ver absolutamente por nadie.- Le dijo con tono serio.- Él y su familia se juegan mucho escondiéndote, así que mantén la calma y espera a mi regreso.-

Faith asintió y agradeció a Alberni con un gesto.

No moletaré. Se lo 'seguro.

Alberni asintió, y luego sacudió la cabeza
 Está bien... volvamos a la choza. Ya hablaremos mañana. Terminó subiendo a la furgoneta, con aspecto de no tener muy claro si lo que había hecho estaba bien o no.

Francisco subió a la furgoneta y procedió a conducir de vuelta al poblado chabolista. El viaje de vuelta estuvo sembrado por un silencio incómodo que dejaba bien clara la turbación de Manuel con todo aquel asunto.

Cuando llegaron a la choza de Manuel, realizó un gesto para llamar su atención.

   - Estas haciendo lo correcto.- Le dijo intentando tranquilizar sus inquietudes.

Luego miro a Faith y le asintió con la cabeza a modo de despedida.

La respuesta de Manuel fue un suspiro largo, y un lento asentir con la cabeza. Le estaba dando la razón por no discutir, en realidad, y ambos lo sabían.

Faith en cambio dio un abrazo breve pero sentido a Francisco, y cuando cogió sus cosas, Manuel le hizo un gesto amable invitándola a entrar en casa.

Nos vemos en la oficina, don Francisco.

Francisco se despidió de Manuel y correspondió al abrazo de Faith con la torpeza propia del que se siente descolocado.

Montando en la furgoneta, esperó a que los dos entraran en la casa, y entonces encendió el vehículo y se marchó del lugar con la mayor discreción posible. No sabía que pensar de todo aquel asunto. A situaciones desesperadas soluciones desesperadas. Había tomado aquella decisión confiando en su empleado, pero estaba arriesgando mucho en el proceso. Sabía de buena tinta que Manuel conocía íntimamente la corrupción que inundaba el sistema. Solo esperaba que finalmente comprendiera que efectivamente estaba haciendo lo correcto, y no le vendiese a la policía llegado el momento.

Tomando varios desvíos secundarios y vigilando que nadie le siguiera, condujo la furgoneta hasta la nave industrial que hacía de cuartel general del grupo.

Una vez allí, mandó un breve mensaje a Katia.

Hola Katia, necesito tu ayuda. Cuando puedas responde a este mensaje.

Katia recibe un mensaje de Francisco.

Hola Katia, necesito tu ayuda. Cuando puedas responde a este mensaje.

En cuanto veo el T-text contesto rápidamente a Francisco.

Tú dirás... Llámame si hace falta, ¿ok? Ahora tengo algo de tiempo.

Por suerte la respuesta de Katia no tardó en llegar, algo por lo que Francisco estuvo agradecido. Estaba tranquilo al respecto, pero cuanto antes pudiera resolver aquel problema mejor para todos los implicados.

Es complicado de explicar por teléfono. Sería mejor que lo habláramos cara a cara. Si te es posible desplazarte, ahora mismo estoy en el cuartel general pero si lo prefieres puedo allí a donde estés.

Parpadeo un par de veces, intentando acostumbrarme a la luz del teléfono móvil, que aún me molesta en los ojos.

OK, voy para allá

Tecleo rápidamente mientras aprovecho para mirar la hora. Las 4 de la mañana... Afortunadamente, no trabajé ayer por la noche, de otra forma no me habría despertado el teléfono. O, más bien, aún estaría con el cliente y no habría podido cogerlo.

Desperezándome, me obligo a levantarme y me lavo la cara en el aseo. Rápidamente, me pongo ropa cómoda y cojo el equipo de la moto. Mientras lo hago, miro las pistolas que tengo en casa. No parece probable que Francisco me haya llamado a mí porque necesite potencia de fuego, pero más vale prevenir. Cojo las H&K, que siempre puedo dejar en la base, y escondo la pequeña Ruger en mi pantalón.

Aún bostezando, bajo al garaje por la moto y salgo camino a la nave industrial que utilizamos como cuartel general. A estas horas hay poco tráfico, así que es fácil asegurarse de que nadie me sigue mientras me dirijo allí.

   - Perfecto...- Murmuró Francisco al ver la respuesta de Katia.

Mirando en las opciones del mensaje, cogió el emoticono de la manita con el pulgar hacia arriba y lo envío a modo de respuesta.

Suspirando, miró la hora del móvil, eran las 4 de la madrugada. Tal y como se había desarrollado todo, no había podido descansar nada desde hacía demasiadas horas. Estaba oficialmente agotado.

Antes de nada, se quitó la "ropa de trabajo" metiendola en una bolsa de plástico que tiró en la parte trasera de la furgoneta. Luego se aproximó a su coche, abrió el maletero y de dentro sacó un traje de vestir con camisa blanca y corbata. Todo perfectamente doblado y planchado por supuesto. Se aseó en el lavabo y se vistió. Acto seguido, se sentó en la silla más cercana, programó el móvil para que sonará la alarma al cabo de veinte minutos y reclinándose hacia atrás cerró los ojos.

En otros tiempos, le habría sido prácticamente imposible dormir en esa postura, pero cuando había comenzado con todo aquello de ser un Castigador, había hecho mucho más que simplemente entrenar su cuerpo y aprender a disparar. También había entrenado su mente y adquirido una serie de habilidades útiles, como por ejemplo poder dormir en cualquier circunstancia, independientemente de lo incómodo que se encontrase. Por eso, se quedó dormido prácticamente al momento de cerrar los ojos.

Abrió los ojos nada más sonar la alarma, aún estaba cansado, pero al menos había recargado un poco las baterías. Levantándose de la silla, se dirigió hacia la entrada de la nave industrial y esperó a la llegada de su compañera mientras comenzaba a ordenar las ideas. Lo que iba a explicarle probablemente le ganaría una reprimenda por parte de Katia, pero bueno, ese era el precio de tomar decisiones difíciles.

Pocos minutos después, escuchó el inconfundible sonido de la moto de Katia, y abrió la puerta grande de la entrada para que pudiera entrar al interior sin problemas.