Partida Rol por web

En mi planeta, teníamos un dicho. Quien juega con fuego, con fuego se quema. Ignoro si ese dicho existía en otras especies intergalácticas. Y eso es lo que le acababa de suceder al copiador con apariencia de mujer humana que portaba el lanzallamas. Ni siquiera había tenido tiempo de dirigir un pensamiento hacia mi compañero caído en batalla cuando, de pronto, aquel lanzallamas explotó, envolviendo por completo toda la zona en la que nos hallábamos.

Sentí cómo mi cuerpo salía disparado por la onda expansiva, mientras emitía una sonora maldición:

-¡C'jit!* -exclamé, en mi idioma natal.

A pesar de la onda expansiva, me encontraba intacto, sin ningún tipo de heridas de consideración. Sabiendo lo que debía hacer ahora, me apresuré a activar mi sensor de camuflaje para desaparecer de la vista de los copiadores.

Thalassa accionó el gatillo del lanzallas para achicharrar a los dos Depredadores restantes pues uno habia caído a plomo, muerto gracias a los disparos de Victoria pero no ocurrió nada durante un instante, hasta que llegó uan explosión cegadora y abrasadora. Esperaba una muerte instantánea, pero gracias a la onda expansiva fuí lanzado contra una de las pareces salvándome por los pelos, era un jodido milagro que aún estuviese vivo-Ughh...¡Victoria!-exhalé entre unas pequeñas toses recuperando el oxígeno que habían perdido mis pulmones, intentando incorporarme lo más rápido que pude.

Me encontraba algo aturdido, pero al igual que los Depredadores, por lo que aún teníamos una oportunidad de sobrevivir, recargué la pistola era el penúltimo cargador y disparé contra uno de los cazadores intentando liquidarlo de una vez por todas.

El cuerpo de Thalassa explotó en decenas de pedazos incinerados. Al igual que habái sucedido con Kleist, el arma se había vuelto contra ella, y el resultado era que su cuerpo quedó esparcido en pequeños trocitos por todas partes. Mientras, la onda expansiva lanzó a todos por los aires. Ford recibió un duro golpe en la espalda al chocar contra la pared, al igual que el depredador, pero ambos continuaron disparando el uno contra el otro.

Por su parte, el Depredador que aún quedaba en pie apenas sufrió golpe alguno. Protegido por la distancia y la fortuna, apenas recibió un pequeño empujón de la onda, así que tuvo tiempo de sobra de volver a disparar contra las presas.

El disparo de plasma del depredador dio en el blanco... pero no en el que él esperaba. Tras rebotar en una pared, impactó de lleno en Langley, que aún estaba extendiendo su forma en todas direcciones, explotando por efecto de la acumulación del gas, el aumento de temperatura y la energía del plasma.

Ford y Victoria eran los únicos que quedaban en aquellos momentos, y la columna de fuego que los separaba de los dos depredadores estaba a punto de desaparecer. Debían actuar.

Y a todo esto, ¿en dónde estaría Brochard?

Aquella gigantesca aberración copiadora había recibido todo el impacto de mi disparo antes de que pudiera convertirse en un inconveniente mayor. Era decepcionante que ese monstruoso ser hubiera caído sin presentar batalla, aunque aún quedaban en pie dos de los copiadores. Uno de ellos había adquirido la apariencia de un varón humano con cabello negro y vello facial, mientras que el segundo era una mujer humana de cabello rojizo.

Indiqué a mi compañero que disparase su arma de plasma sobre el copiador con apariencia de mujer, mientras que yo disparaba hacia el otro.

En medio de aquel caos, sólo habían quedado ellos dos. La primogénita y el tercero. La cosa que había succionado a la pilotitos, había caído en batalla , como una supuesta heroína. Ante todo, Victosa, intentó esquivar el disparo del enemigo, pero falló. El disparo acertó en su cuerpo. La mujer cayó al suelo, impulsada.

Mierda, mierda, mierda...

Se tocó la herida, expulsaba sangre verde. Sin embargo, no se dio por vencida. Desde ahí, apuntó a la cabeza de quien le había atacado y disparó. Observando como su cuerpo caía completamente al suelo. Al otro lado de la escena, Ford había sido alcanzado también. Los ojos se le abrieron como platos. Si quedaba ella sola, estaría muerta.

El depredador disparó a la mujer sin contemplaciones. De su pistola de plasma salió un flujo de energía brillante dirigida directamente hacia ella. Si todo iba bien, acabarían con aquellas indignas criaturas en pocos segundos.

El disparo del segundo cazador no impactó en la cabeza de Victoria por poco. Solo su rapidez a la hora de esquivar, consiguió evitar la muerte segura. Pero al mismo tiempo, devolvió el disparo con una certeza poco común, impactando justo en el cuello y haciendo que se desplomara.

Ujtia, el líder, estaba ahora solo contra dos copiadores.

Miré un instante a Victoria, había tenido una suerte descomunal y había abatido a aquel cazador, salvando su propia cabeza, pero el asesino restante no perdería el tiempo y disparó contra mí, sólo tenía apenas un par de segundos para reaccionar, recé porque mi capacidad de respuesta fuera suficiente para evitar aquel disparo mortal..

El disparo del depredador pasó rozando el cuerpo de Ford, pero dada la constitución de cada uno de vosotros, eso no significaba nada. Las heridas no tenían ningún sentido, puesto que vuestro cuerpo sobrevivía al estrés producido a nivel orgánico, debido al funcionamiento individual de cada una de vuestras partes.

El fuego entre los cuatro casi había desaparecido. A la espalda de Ford de Victoria estaba el túnel que conducía a la obstrucción. A su derecha, el camino hacia las cocinas y el comedor, pero también hacia la sala de operaciones

Ujtia estaba solo, pero era un Yautja, y no iba a rendirse.

-Yeyinde -comenté, al advertir que el último de mis compañeros de cacería había terminado cayendo abatido por aquel copiador de cabello rojizo.

Si había dedicado esa palabra al Yautja fallecido o al asesino de mi congénere, era algo que, de entrada, mis enemigos desconocían. Había reducido su número a la mitad, incluso con la pérdida de mis compañeros de caza, por lo que me preparé para la siguiente fase del combate.

Se había acabado abrir fuego. Adelantándome hacia mis adversarios, tomé el látigo y lo descargué de leno contra el copiador con apariencia de mujer con cabello rojizo.

Volvió a rozarme el proyectil de plasma y tanto Victoria como yo aún teníamos posibilidades ahora que el cazador se encontraba sólo. Para nada significaba que se diese por vencido ya que ejemplo de ello fue ver cómo sacaba su látigo para atacarnos.

Victoria disparó, pero al parecer sus balas rozaron al asesino sin herirlo, así que hice lo mismo, me tomé un par de segundos apuntando a aquel cazador y disparé conteniendo la respiración-¡Esto por los hermanos que habéis matado!--grité mientras las balas avanzaban hacia el cuerpo del Depredador.