Partida Rol por web

McQueen al observar lo que había debajo de la trampilla maldijo por lo bajo. Lanzó un bufido y miró al equipo

-Lannister, Scart, bajarán ustedes dos primero. Con las cuerdas intentaremos bajar a Henricks entre todos, luego bajará alguien más y luego bajaremos a los heridos. Las mochilas pueden ser un problema. Las que sean pequeñas las llevaremos con nosotros pero las grandes.....

Miró la escalera que bajaba hacia la oscuridad

-Me temo que tendremos que tirarlas hacia abajo y cruzar los dedos para que nada se rompa, suficiente equipo hemos perdido ya. Nos quedaremos dos arriba para ayudar si fuese necesario y empujar las mochilas que se queden atascadas.

Cogió una mochila militar y empezó a rebuscar

-Busquen entre las mochilas alguna bengala o luz que podamos lanzar hacia abajo, no podemos ir a oscuras. Y si tienen que hacer una sugerencia soy todo oídos.

Thalassa cogió una mochila y extrajo una linterna y dos bengalas. Con eso y lo que encontraran los demás, sería suficiente para alumbrarse. También cogió algunas raciones de emergencia y se las guardó en la chaqueta.

-¿Alguien ve cuerdas? Su idea es buena, sargento, pero sin cuerdas tendremos que cambiar el plan.

La falta de cuerdas era un contratiempo muy grave. McQueen se quedó pensativo

Henricks es el que lo tiene más complicado para bajar, los otros tienen una torcedura y poco más, así que aunque con dificultades podrían ir bajando

-Seguiremos con el plan inicial. Lannister y Scart descenderán primero, luego lo hará el resto de uno en uno. Henrics lo dejaremos para lo último e intentaremos bajarlo entre dos, uno debajo de él y otro encima, para que le podamos ayudar y dar soporte. En cuanto la mitad del grupo esté abajo, busquen en la cercanía alguna cuerda, pero sin alejarse demasiado, no sabemos que otros peligros hay ahí abajo, y más en una instalación tan antigua*.

La cara de McQueen lo decía todo, todo eran contratiempos, pero no pensaba rendirse

-Lo de las mochilas lo mismo, cada uno con una y luego con las militares las lanzaremos y si se quedan atascadas uno al bajar las irá empujando.

Mi reino por un jodido habano

¿¡Whisky!? ¡Oh, al fin!

Victoria dejó en el suelo cuidadosamente a la piloto para ver qué tenía ella en la mochila. Rastreando, se colocó en los bolsillos un arma, municiones. En otro una linterna pequeña y en el abrigo algunas raciones de emergencia. Listo, para ella estaba todo listo. Acto seguido, le preguntó a la piloto si ella se debía deshacer de algo.

Señor, nuestra piloto deberá de bajar con alguno de nosotros. Tened en cuenta que no puede apoyar del todo su pie... ¿No es mejor vendarlo y acomodarlo para que ella pueda caminar aunque sean pocos kilómetros? 

En ese momento Vicky miró al médico, por si le decía algo relevante. Acto seguido, le posó la mano en el hombro al ingeniero y le dio dos palmaditas en la espalda.

Es menester que abra usted la botella, señor Ford, debemos bajar en cuanto antes -sonrió, a pesar de no hacerlo nunca y aquella sonrisa era un poco siniestra...-.

Vamos , pilotito  -le comentó con un adjetivo más bien cariñoso que despectivo- si alguien le debe bajar... que sea yo o Thalassa ... ¿Me concedería esta bajada? 

Cuando McQueen dijo de usar mi whisky para calentarse el cuerpo de esa manera era un auténtico desperdicio y casi un sacrilegio, le miré con gesto adusto y estuve a punto de echarme a llorar pero mantuve el tipo-Será mejor así, que no quiero perder ninguna extremidad- mascullé a regañadientes sacando la botella de mi mochila junto con lo más básico para guardarlo en mi fabuloso abrigo anticongelación. Tenía un huevo de bolsillos con cremalleras y velcros, rebusqué dentro de ella con rapidez.

Linterna led, luces químicas, una tablet más pequeña que cabía dentro del abrigo, una pequeña caja con herramientas básicas, una navaja Suiza y un par de cosas más que eran indispensables para mí. Esperé a que todo el mundo se preparase y levanté la botella de whisky y la miré.

El tono dorado del líquido se movía con libertad dentro de la botella ¿Cuántos de ellos me había bebido en mi ático? Incontables desde luego, pero era un sacrificio justo y necesario, así que abrí el cierre y le di un largo trago. Noté como un fuego ardiente recorría mi garganta hasta llegar al estómago calentándolo al instante-¡Uau, puro fuego nena!- exclamé relamiéndome, para luego mirar a Victoria alargando mi brazo pasándole la botella.

Cita:

-Aqui tiene señorita Hasan, úsela con precaución que pega fuerte-dije guiñándole un ojo para luego mirar el oscuro agujero, soltando un sonoro silvido-Joder, hay que bajar con mucho cuidado amigos, ya casi me rompo un tobillo y no quisiera partirme el cuello-dije con gesto tenso.

Había que calcular aunque fuese a ojo la profundidad del agujero así que cogí una de las luces químicas, la rompí y agité con fuerza para que tomara un tono intenso y... fucsia-No me miréis así, da mucha más luz en la oscuridad y no, no las he comprado en AliExpress-dije mientras dejaba caer la luz por el oscuro conducto mirando hasta dónde llegaba la caída.

Los dos soldados dejan a su compañero un momento, recogen las mochilas y las lanzan con cuidado a través de la abertura, observándolas mientras desaparecen en la oscuridad. Nadie escucha nada, ni ve nada de ellas.

-Señor, Lannister bajará primero, pero yo prefiero quedarme con Henricks e ir al final -le dice Scart al sargento.

Yo iré después, sargento -dice Thalassa, agarrando una de las mochilas, adelgazada tras haberse guardado algunas cosas en sus ropas.

-Señorita Hasan, ¿y si van Langley y usted después de mí?

Hasan bebió un largo trago de la botella y se lo pasó a la piloto.

-Gracias señor Ford. Si salimos de esta le invitaré yo a unas cervezas...

Acto seguido se agachó para coger a la piloto y miró a Thalassa.

-Lo veo bien, seremos el trío que bajará primero.

Con dificultad y tras esperar el trago de la piloto, Victoria inició su descenso.

Un mal pie y nos vamos a la mierda, Vicky...

-Le daré un informe abajo, Sargento. Porque los que aún estamos sanos, podemos acabar sin dedos en los pies si no nos damos prisa. - Contestó a McQueen a petición del informe. Una vez estuvieran a cubierto, sería seguro hacer un exámen general de la situación.

Esperó a que los soldados tirasen las mochilas por aquel hueco para no dejar sólo a Henricks. Lo tenía crudo, más aún que el resto de los presentes, pero proclamarlo a viva voz era una estúpida forma de hacer cundir el pánico. Necesitaban estar concentrados. Un paso en falso y acabarían hechos huevos revueltos metros más abajo, dónde presumiblemente existía un final de aquel tunel vertical.

Encogió los hombros ante la mirada de Hasan, sin saber muy bien que quería de él, para acabar posicionado cerca de la entrada. Todos se congregaban cómo cerdos a punto de entrar en el matadero. Joël volvió a pasarse el dorso de la mano por la nariz, totalmente roja y despellejada. Apenas la sentía, pero sabía que la sangre aún circulaba.

- Bright, Hasan y Langley. Ya tenemos el primer grupo. Espero sus órdenes, Sargento.

Ajustó la correa de la bolsa, listo para salir de aquel infierno helado en el momento que recibiera la orden de avanzar.

-Voy detrás de usted, doctor -dijo solamente von Kleist, dejando caer a un lado las mochilas que había recogido-. Sería conveniente que el último en bajar lance primero todo el equipo. No podemos permitirnos perder nada.

Sin más, el hombretón se situó junto a Brochard, preparado para bajar en cuanto dieran la orden de que podían avanzar. Le desagradaba meterse en un búnker que llevaría abandonado unos setenta años, aunque la sensación de regocijo de estar visitando una legendaria base del Tercer Reich era mucho más poderosa.

Ante la preocupación de Hasan por vendar mi pie para poder descender, niego con la cabeza y pongo mi mano derecha sobre su hombro, -Tranquila, no es para tanto, creo que estaré bien- sonrío y suelto una carcajada luego de que haga la mención de “pilotito”, -Victoria, siento que tengo más cariño de tu parte que de mis padres, jajaja- luego en tono jocoso respondo a su pregunta, -es un placer realizar esa bajada- al menos, era bueno no perder el sentido del humor en estas situaciones.

Recibo con un gran gusto la botella de whisky, la academia me había alejado de este tipo de bebidas, seria deshonroso llegar ebrio a dar instrucción militar; pero bueno, no estábamos en base y esto era algo así como, de vida o muerte, -Caliente y delicioso- levanto la botella haciendo referencia al líquido.

Primero pasó Lanister, mientras descendía se podía escuchar el eco retumbando y extendiéndose en el túnel, acto seguido bajo Bright, con su ayuda y la ayuda de Hasan desde arriba, fuimos descendiendo poco a poco; a pesar de tener los guantes puestos, se podía sentir el frio del metal de aquellas escalerillas, obviamente mientras bajaba, no podía evitar soltar uno que otro bufido, al sentir dolor en mi pie. –Mierda, joder, no me pasó esto en Irak, para que me pase aquí, por Dios-.

El orden de descenso se organizó con presteza, el frío era ya insoportable y aunque el frío había reducido la inflamación de mi tobillo y lo había "dormido" temporalmente me ayudaba a moverme un poco mejor, aunque una vez entrasemos en el complejo y el frío se mitigase otro gallo cantaría así que esperaba que el doctor tuviese buenas drogas en su bolso.

Cita:

-Le tomo la palabra señorita Hasan, así que más vale que salgamos enteros de aquí, esas promesas me las tomo muy en serio-dije con una pequeña sonrisa que ocultaba cierto nerviosismo cuando se acercaba el trio de supervivientes a la entrada del conducto.

-Tened mucho cuidado en el descenso-dije con seriedad-Hacer agujeros en éste suelo helado debe ser dificilísimo y cavar tres tumbas no me haría ninguna gracia-dije con un gesto de disgusto. Intentaba mantener el buen humor, pero vivir con una sensación continúa de morir me complicaba mucho el trabajo. Entonces miré al militar-Sargento McQueen si le parece bien y no tiene inconveniente bajaré a continuación.-le pregunté con preocupación, ya no sentía los dedos de las manos y eso era muy mala señal.