Partida Rol por web

Hengar miró a Nahyeeda con escepticismo. La opinión generalizada de las tribus Reghed sobre la magia arcana no era muy positiva, pero Hengar confiaba en Wido. Gruñó, bajó la mirada y asintió con la cabeza.

—Está bien, os ayudaré a rescatar a esa tu ayudante, Ramiel, que no se diga que los bárbaros Reghed no pagamos nuestras deudas —aceptó a regañadientes—. De todas formas no pensaba salir hasta mañana. Vamos, pasemos por el hacha a esos licántropos tuyos.

Algo más animado, agitó su hacha elocuentemente.

Mishann sonrió ante el devenir de los acontecimientos. Sin duda, contar con un bárbaro podría venir bien si la cosa estallaba en violencia.

—Bien. El cargamento de Aarun está en el segundo almacén que Dunavan tiene en la villa y alquila a los caravaneros de paso. Él es un mercader que ha abandonado el lucrativo comercio de las caravanas por un negocio más seguro en Bryn Shander. O al menos, sería lógico pensar así. Después de lo que ha pasado esta noche, es más que probable que esté nervioso, así que aconsejo prudencia a la hora de tratar con él.

»Y ahora, si no tenéis ninguna pregunta más, debería entrevistarme con Trish y Troscar y volver a mis quehaceres —se disculpó la sacerdotisa a Lilandra—. Ya sabéis dónde encontrarme si me necesitáis para algo. Espero volver a encontrarme con vosotros.

Dedicó una sonrisa a Ramiel y se despidió de vosotros.

Abandonasteis la posada, y Ramiel volvió a hacer de Cicerone para llevaros a la oficina de Dunavan siguiendo las indicaciones que le había dado Mishann. Por el camino Nahyeeda parecía nerviosa, como si tuviera algo en la cabeza. Hijwyz, su pequeño lagarto familiar, pareció intuir su inquietud y se asomó a su hombro para dedicarle un gesto inquisitivo. La genasí de fuego se mordió el labio y lo soltó de golpe.

—Mejor si no le contamos a Dunavan el contenido del cargamento de Aaurun, o nuestro propósito. Semejante cantidad de armas debería haberse declarado a las autoridades —admitió la maga—, pero se escamotearon en secreto por no levantar sospechas. No... sé si los luskanitas tendrían chivatos entre la guardia.

Dunavan resultó ser un hombre entrado en años y en carnes, vestido a la última moda de Aguas Profundas. Iba acompañado de tres guardias personales de mirada severa. Comerciaba con artículos de la mejor calidad, y disponía de caballos, ponis y mulas para vender o alquilar a los caravaneros de paso o a los pescadores de la villa. El surtido de su tienda era tan bueno como el de cualquier gran tienda en Aguas Profundas, y parecía centrarse particularmente en cuerdas, lámparas, tiendas de campaña, jaulas para animales, estacas y demás equipo para aventureros y viajeros.

—Bienvenidos aventureros, yo soy Dunavan —dijo con una sonrisa deslucida—. ¿En qué puedo ayudaros?

Lilandra le sonrió a su compañera de Fé - Gracias Mishann, puedes estar segura de que a mi te cansarás de verme, al menos mientras haya que avanzar con la construcción del templo. - le dió un abrazo breve - Confía en Trish pero no dejes que te mandonée, Troscar no te dará problemas mientras tengo que evaluar el solar y decidir cómo empezar con la construcción.

Una vez en la calle agradeció nuevamente el consejo de Gunther a la hora de comprar las botas, el andar apresurado de la gente en la calle y la ráfaga de viento que la recibió le recordó el invierno que se avecinaba. Asintió cuando Nahyeeda propuso no contarle al comerciante la naturaleza real del cargamento, uno nunca sabía quienes podían estar metidos en la conspiración. Una vez que las armas estuvieran fuera de la bodega de Dunavan sería mejor que el comerciante no supiera lo que había tenido... ni por que.

Cuando llegaron a la tienda la clériga no pudo dejar de admirar el surtido de la misma, y tampoco el ánimo decaido del comerciante - Señor Dunavan, soy Lilandra, Portadore del Alba de Lathander. He venido a establecer un santuario y he llegado hoy a la ciudad, junto con la caravana. Sin embargo un asociado debía llegar antes y retirar un cargamento, pero me he enterado de que nada se sabe de él. - suspiró y dejó que una mezcla de dolor y esperanza se reflejaran en su voz y su mirada, no necesitaba fingir, Aarun había sido un amigo. - Su nombre er... ES Aarun, al menos eso espero. Entiendo que él no llegó a retirar la carga o de otro modo habría estado en el solar donde se construirá la capilla. ¿Sabe usted donde puedo encontrar a Aarun? o en caso contrario ¿Sería posible recuperar el cargamento para poder iniciar los trabajos en la capilla?

El paseo por la ciudad le vino bien a Wido para bajar el nivel de alcohol en sangre. Se decía aie hacer ejercicio ayudaba a pasar una borrachera, pero el bueno se Wido sabía que realmente no era así. Sólo el tiempo eliminaba las peores consecuencias de una buena fiesta. Pero el tiempo que habían pasado de camino al negocio de Dunavan, le había valido para recuperarse un poco.

Wido asintió ante la exposición de Liliandra. No tenía mucho que decir, pues realmente poco sabía de lo que hacían allí, salvo que la ayudante de Rami había desaparecido y que un cargamento de armas también, por lo que nada tenía que aportar en aquella conversación. Sumado a que todavía mantenía el habla pasota de un borracho y su inequívoco aliento, mejor era mantaner la boca cerrada.

— Seeee... — Dijo entonces de manera involuntaria y bastante estúpida. 

Dunavan negó con la cabeza.

—No, no me dijo a dónde iba. Tampoco le pregunté —admitió el mercader, y aclaró:—, hay mucha gente me pide guardar cosas en mis almacenes. No podría seguirle el rastro a todo el mundo aunque quisiera. Y no quiero.

»Por supuesto, señorita —respondió a la segunda pregunta de Lilandra—. Deme el recibo y les permitiré retirar la mercancía del señor Aarun.

El mercader alargo la mano de dedillos gordezuelos en dirección a la sacerdotisa de Lathander, y de pronto se hizo un silencio incómodo. Dunavan entendió lo que pasaba y retiró la mano. Chasqueó los dedos y el trío de guardias se pusieron en marcha para daros privacidad y vigilar otras partes de la tienda.

—No es posible retirar un cargamento sin el recibo firmado de la persona que lo entregó —empezó a explicar Dunavan—, entiendan que es muy importante que sea así. Perdería la confianza de mis clientes si averiguan que voy entregando sus mercancías por ahí a cualquiera que pase y diga conocer al depositario. Sin embargo...

Carraspeó y bajó el tono de voz.

—Me encuentro en un apuro. Anoche asaltaron uno de mis almacenes en la ciudad y lo hicieron arder. La seguridad de mis instalaciones está en entredicho y quiero asegurarme de que no ocurre lo mismo con el segundo almacén que tengo en la villa. Me ha sido imposible encontrar mercenarios tan rápidamente pero esos tipos que os acompañan parecen fuertes —dijo dando un cabeceo en dirección a Wido y Hengar—. Si pudieran hacerse cargo de la seguridad de mi almacén esta noche yo les daría acceso al cargamento del señor Aarun. ¿Qué les parece?

Lilandra sostuvo la mirada de Dunavan y negó suavemente cuando pidió el recibo, afortunadamente el mercader entendió a la perfección la situación y supo como torcer las cosas a su favor. - Comprendo perfectamente su situación, y me parece una proposición justa dadas las circunstancias, pero no respondo por ellos así que habrá que ver que opinan. Supongo que la idea es que nos presentemos antes del anochecer.

Se giró a sus compañeros - ¿Me acompañarían a hacer guardia esta noche? debemos evitar que el almacén arda como sucedió con el anterior, si no lo hacemos se perderá el negocio del señor Dunavan y el cargamento con él. Tenemos unas horas para terminar de prepararnos, eso claro está si estáis de acuerdo.

— Parece algo sencillo... — Wido se escogió de hombros.

Guardar un almacén durante la noche no parecía que fuera a ser algo muy complejo. Al menos no tenía que pensar demasiado. Pensar no era el fuerte de Wido, por lo que agradecía que la tarea fuerade meramente física. Lo que si tendrían que hacer era investigar el.almacén y todos sus accesos. Tenían que saber lo que tenían que guardar y cuales eran sus puntos flacos.

— Por mi bien. — Respondió finalmente.  — Pero tenemos que ver el almacén por dentro y por fuera parade hacernos una idea de lo que tenemos que proteger.

Ramiel se sentía desbordado por la situación. Por una situación que él mismo había provocado, por su estupidez, por su falta de sangre fría y porque, tenía que reconocerlo, se estaba haciendo viejo y estaba perdiendo facultades. Permaneció en silencio, con palabras de pura desesperación a punto de brotar de sus labios, pero que no llegó a decir jamás porque no tenía sentido actuar como si fuese un loco. Si lo pensaba con frialdad, lo expuesto por todos era lo que había que hacer. ¿Que prefería entrar con el acero por delante en el burdel para rescatar a Nadja? Por supuesto que lo prefería, y prenderle fuego también, y arrancarle la piel a tiras a cualquiera que le hubiese hecho daño a su ayudante.

Pero, por otro lado, si Flaco se hubiese enterado de todo y quisiera joder a Ramiel secuestrando a Nadja, ya habría recibido un pedacito de su ayudante como muestra de lo que había hecho. Y todavía no lo había recibido. Que él supiera, claro. Puede que estuviera entre su correspondencia y no lo hubiese visto.

Resopló de pura desesperación y se frotó la frente, empezaba a dolerle la cabeza de tanto pensar, de tanta tensión, de pura desesperación.

"No podemos perder el tiempo en tonterías" 

Pero no lo dijo en voz alta. Y decididamente, tampoco expresó en voz alta la miserable idea que acababa de tener para forzar al comerciante a que le diesen las armas. Poner a la Portavoz en medio de todo aquello era una jugada demasiado sucia, incluso para él. ¿Desde cuanto tenía escrúpulos a la hora de conseguir lo que quería? Se estaba haciendo viejo. Y lo peor era que en esta situación, ni siquiera quería conseguir algo para él mismo, sino para salvar a su ayudante. Oh, ¿a quién engañaba? Era por él, por limpiar su conciencia con el error cometido.

Solo esperaba que no convirtieran a Nadja en un licántropo... ¿Esta noche habría luna llena? ¿O cómo iba eso?

Wido le dio un puñetazo en las costillas para llamar su atención y Ramiel abandonó sus propias pesadillas para centrarse en la conversación. Miró a Dunavan, ¿cómo podían estar seguros de que, una vez cumplida su parte, les daría el cargamento correcto? El hombre parecía sincero, le habían jodido un almacén -un almacén en el que él había estado jodiendo, todo sea dicho-, y si le jodían el otro, perdería mucho dinero. Y sin las armas, no podían enfrentarse a Flaco y su banda, para rescatar a Nadja. Si es que Nadja había sido secuestrada y no se había fugado con su amante -que podía ser un hombre o una mujer o cualquier otra cosa, en eso Ramiel no juzgaba a nadie-.

-Bien -dijo sin más.

Volvió a callarse, porque si hablaba, acabaría desenvainando el estoque y teñiría las paredes de sangre.

Decidisteis aceptar la oferta de Dunavan y vigilar el almacén a cambio de que os diera acceso al cargamento de armas de plata de Aarun. Al fin y al cabo, los Luskanitas se habían convertido en vuestros enemigos, y si decidían atacar el almacén, podríais enfrentaros a ellos, menguar su número y, tal vez averiguar el paradero de Aarun y de la ayudante de Ramiel para hacer avanzar vuestra investigación.

Sin mucho más que hacer en el resto de la tarde os dedicasteis a investigar el interior y exterior del almacén tal y como Wido había sugerido. Para cuando cayó la noche os conocíais cada rincón de aquel atiborrado almacén. Pasaron las horas y os pusisteis cómodos para aguantar la tensa espera.

Entonces, pocos minutos después de la media noche, escuchasteis un pequeño chasquido procedente de las dobles puertas que daban acceso al interior del almacén. ¡Los luskanitas estaban aquí! Os levantasteis rápidamente e hicisteis los preparativos que considerasteis oportunos antes de hacer frente a nuestros enemigos.

Habéis tenido 2 asaltos para prepararos para el combate mientras los Luskanitas forzaban la cerradura del almacén. Podéis utilizarlos en lanzar conjuros, tomar pociones o lo que se os ocurra. Nahyeeda ha lanzado Armadura de Mago e Imagen Múltiple. Hengar ha entrado en Furia.

Decidid en qué casilla empezáis el combate; podéis situaros en cualquier parte del rectángulo verde. 

¡Tirad iniciativa! Postead vuestras reacciones, indicad en qué casilla empezáis el combate y si alguien saca más que 21 (buena suerte) puede actuar inmediatamente.

(21) Matones Luskanitas: ilesos
(12) Jefe Luskanita: ileso 
(12) Hengar: ileso (Furia 7 asaltos)
(4) Nahyeeda: 33/33 (Armadura de mago, Imagen múltiple:6)

Tan pronto cómo escucharon el ruido de la cerradura siendo forzada Lilandra hizo un gesto y Ramiel se paró dentro de un círculo de polvo de plata que ella había preparado. La clériga tocó el hombro de su amigo mientras tomaba su símbolo divino - Lathander, protege a tus siervos del mal, que éste hombre sea tu ancla - susurró. El círculo se encendió con una luz divina y tras envolver a Ramiel radió hacia los lados envolviéndo a todos los que estuvieran a diez pies del espadachín en un resplandor plateado que se apagó casi al instante.

Luego levantó su símbolo en alto - Auxílianos Lathander, fortalece nuestros corazones - susurró nuevamente, y esta vez un hilo de plata saló del símbolo hacia cada uno de los presentes, haciendo que se sintieran más confiados y con sus cuerpos más firmes.

Para cuando terminó las puertas se abrieron y los Luskanitas entraron, Lilandra se plantó en su lugar, con la ballesta en la mano derecha y el mazo en la izquierda, tan pronto como disparase podría soltar la ballesta y tonar la maza para combatir cuerpo a cuerpo.

Wido desenfundó su alfaljón preparado para arremeter contra el primer luskanita que se atreviera a traspasar aquellos muros. Miró a sus compañeros y les pidió silencio de forma muda. Si querían ganar un asalto sorpresivo, los asaltantes no tenían queque escuchar movimiento en el interior del almacén. De poder sorprenderles, en pocos cruces de fillos, el combate quedaría decidio.

Wido se situó cerca de la entrada y se apoyó levemente contra unos barriles que quedaban a su izquierda. Allí adoptó una posición de ataque que aprendió de Ulrich durante la guerra. Una posición que en combate con otros compañeros les dotaba de una gran capacidad ofensiva. No quedaba más que esperar a que el enemigo traspasara las puertas y entonces comenzaría el derramamiento de sangre.

Cargó contra el primero de aquellos rufianes lanzando un corte a la altura de su cabeza. De esa forma seccionó la yugular de aquel infeliz, dejándolo en el suelo desangrandose. Quedaba uno menos. Entonces alzó la mirada localizando a quien parecía dar las instrucciones y ser el líder de aquellos asaltantes. Le miró desafiante, cómo retándole y descargando su furiosa mirada llens de ira sobre él.

— ¡Tú serás el siguiente! — Le amenazó.

Ramiel llevaba toda la tarde y parte de la noche pensando en Nadja, en todo lo que podría estar sufriendo. A veces pensaba que tal vez se había fugado con alguien, pero la mayor parte del tiempo se moría de pura ansiedad imaginando todo tipo de atrocidades cometidas contra su ayudante. Antes de ir al almacén se acercó a la academia de esgrima, algunas de las alumnas ya estaban allí, así que les comunicó que por el momento no había clase, que tenía unos asuntos que resolver. Era cuestión de tiempo que alguna muchacha descontenta pidiera el dinero de las clases que ya había aportado, solo esperaba tener el oro suficiente para ello.

Cuando logró dejar de sentirse una persona ruín, se acercó al almacén dónde los demás ya estaban planeando posibles ataques y estrategias. Él no estaba centrado, así que lo mejor que podía hacer era permitir que otras cabezas pensantes lo hicieran. Ramiel solo deseaba encontrarse frente a frente con alguien sobre el que descargar su frustración.

Por eso, cuando escuchó que forzaban el candado y los asaltantes hacian acto de presencia, el espadachín ya tenía el estoque en la mano, listo para destrozar a cualquiera de aquellos luskanitas. Junto a Wido, Ramiel esperó a los asaltantes.

Aquellos hombres esperaban problemas, porque aparecieron con sus armas preparadas y no parpadearon siquiera cuando presentasteis resistencia armada. El líder de aquellos matones ladró sus órdenes y sus compinches se lanzaron al ataque. Uno de ellos consiguió abrir hueco en las defensas de Wido y le dibujó una línea de sangre en el costado.

Wido no puede Intimidar al jefe porque se sale del rango de su aptitud de Furia Intimidatoria, de modo que he designado como objetivo a un Matón cualquiera. Falla automáticamente la tirada enfrentada de Intimidar porque la CD es imposible para él. Por lo demás Wido se carga al Matón en N5 incluso aunque su bono de daño esté mal calculado (+22, no +26). 

Matón de M4 mueve a L5 y ataca a Wido pero falla.

Matón de N3 mueve a N7 (dando una vuelta para evitar el AdO de Wido) y se coloca en posición de flanqueo. Ataca, acierta y le asesta un ataque furtivo a Wido para un total de 13 puntos de daño, 5 de los cuales van a su reserva de daño aplazado.

Matón en P5 mueve a P9 (dando una vuelta para evitar el AdO de Hengar). Ataca a Hengar pero falla.

Matón en P4 mueve a Ñ7 y se coloca en posición de flanqueo. Ataca a Hengar pero falla.

(21) Matones Luskanitas: ilesos.
(21) Matón L5: ileso (Estremecido)
(16) Wido: 68/68. Pgs temporales: 18/26. Reserva de daño aplazado: 5. (Furia 8 asaltos, ha cargado este turno, Isla de los Filos, Protección contra el Mal, Auxilio Divino, Contraataque Furioso +1)
(13) Lilandra: 51/51. Pgs temporales: 12/12. 
(12) Jefe Luskanita: ileso.
(12) Hengar: ileso. Pgs temporales: 12/12. (Furia 7 asaltos, Auxilio Divino)
(6) Ramiel: 46/50. Pgs temporales: 12/12. (Protección contra el Mal, Auxilio Divino)
(4) Nahyeeda: 33/33 Pgs temporales: 12/12. (Armadura de mago, Imagen múltiple:6, Auxilio Divino)

¡TURNO DE LILANDRA!

Lilandra sabía que sus compañeros podrían con los matones, por lo que decidió que lo mejor que podía hacer era debilitar al jefe. Lo señaló al tiempo que invocaba, - Lathander, quema a mi enemigo - un rayo de luz solar salió desde su mano, pero el Luskanita lo vió venir y se apartó a tiempo. 

—¿Quiénes sois vosotros? —preguntó el el gran trasgo embozado que había repartido las órdenes de atacaros—. ¿Os ha contratado ese mercader? Yo podría pagaros más.

Dado que no teníais mucha intención de parar, se abalanzó sobre Wido y le asestó una cuchillada en el muslo.

Jefe Luskanita designa a Wido como objetivo para su Esquiva. Mueve a N5 y ataca a Wido, haciéndole 5 puntos de daño.

Hengar pegó un tremendo hachazo de arriba a abajo a otro de los matones, que cayó al suelo dando un alarido de dolor.

Hengar ataca a Matón Luskanita en P9. Le hace 18 puntos da daño y cae al suelo. 

(21) Matones Luskanitas: ilesos.
(21) Matón L5: ileso (Estremecido)
(16) Wido: 68/68. Pgs temporales: 13/26. Reserva de daño aplazado: 5. (Furia 8 asaltos, ha cargado este turno, Isla de los Filos, Protección contra el Mal, Auxilio Divino, Contraataque Furioso +1)
(13) Lilandra: 51/51. Pgs temporales: 12/12. 
(12) Jefe Luskanita: ileso (Esquivando a Wido)
(12) Hengar: ileso. Pgs temporales: 12/12. (Furia 7 asaltos, Auxilio Divino)
(6) Ramiel: 46/50. Pgs temporales: 12/12. (Protección contra el Mal, Auxilio Divino)
(4) Nahyeeda: 33/33 Pgs temporales: 12/12. (Armadura de mago, Imagen múltiple:6, Auxilio Divino)

¡TURNO DE RAMIEL!

Ramiel corrió junto a Wido en cuanto comenzó a correr la sangre. Escuchó las palabras del que parecía ser el líder, pero, sinceramente, él no estaba allí por el dinero. De hecho, mientras alzaba el estoque, tuvo tiempo de preguntarse qué rayos estaba haciendo allí.

El acero atravesó limpiamente el pecho de aquel desgraciado que ni siquiera supo de dónde venía el ataque, la punta apareció por su espalda cubierta de sangre. Ramiel la sintió en la mano, con un movimiento desembarazó el estoque con la misma sutileza y el cuerpo del enemigo cayó delante de él. Centró su atención en el trasgo, su siguiente oponente.

Nahyeeda extendió los dedos en dirección a los matones y el aire reverberó en una conflagración controlada de fuego. Uno de los matones quedó envuelto en las llamas y, chillando horriblemente, salió corriendo del almacén, despavorido.

Nahyeeda utiliza su dote de reserva Explosión de Fuego (Bola de Fuego) sobre N7-Ñ8. El Matón en N7 salva y no recibe daño gracias a Evasión. El Matón en N8 falla y recibe 17 puntos de daño. Parece al borde de la muerte.