Partida Rol por web

Hace ya unas horas que el propulsor de fusión de pulsos de la nave se ha puesto en marcha y esa aceleración os ha proporcionado gravedad artificial, pero el preso continúa esposado a la pared de la bodega de carga. Y pese a sus esfuerzos por mantener su musculatura activa, tanto tiempo inmovilizado empieza a pasarle factura en forma de dolorosos calambres, por no mencionar que no ha tenido ocasión de comer o beber nada desde que fue sacado de la criogenia en la penitenciaría. Ni ha podido vaciar la vejiga o hacer de vientre... y las necesidades biológicas le acucian tanto como a cualquiera.

Por eso resulta toda una bendición el recambio de guardia, cuando un nuevo suboficial veterano y dos marines coloniales acuden para relevar a los anteriores. Y les acompaña un hombrecillo escualido con cara de rata y un cubo de fregar, de esos que tienen tapadera replegable y ruedas magnéticas, para no flotar por ahí cuando hay condiciones de ingravidez.

El veterano se dirige primero a su homólogo, para liberarle del servicio:

- Se acabó vuestro turno, Rogers... nos hacemos cargo del prisionero. Id a descansar. -comenta sin mucho entusiasmo- Además, el comandante ha ordenado que mientras deciden qué hacer con él, le demos un trato más humano... dentro de lo que nos permita el hecho de que Smith se guarda el mando de los grilletes magnéticos para sí mismo.

Entonces se acerca al reo y extrae un frasco del bolsillo:

- Esto le sentará bien, es muy nutritivo. Tiene glucosa, todos los electrolitos necesarios y no-se-cuantas cosas más - se lo aproxima a los labios para que bueda beber - No es como una comida sólida, está claro, pero tampoco tiene mal sabor y necesitará hidratarse... si le sirve de consuelo, es lo mismo que nos dan a nosotros cuando estamos en campaña.

Scott, uno de los marines coloniales que acaban de entrar, palmea la espalda de Aiden Ford:

- Venga, id a tomaros algo también, hermano... ya nos quedamos nosotros a hacer la imaginaria.

Siempre han tenido muy buena onda entre ellos, sirvieron juntos en la Base Lunar Galileo.

El segundo marine colonial se sitúa en posición de descanso militar al lado del sargento, controlando la situación, mientras dedica un simple cabeceo para despedir al turno de guardia que relevan:

- Id con Dios -susurra con su anacrónica religiosidad.

Telford siempre deja claro que es un converso de la Iglesia Renacida.

Y al final habla el hombre de mantenimiento, mientras se acerca al prisionero con el cubo de la fregona:

- Bueno, me da a mí que tras llenar un depósito habrá que vaciar el otro -comenta mientras pisa un pedal para que se eleve la tapadera del recipiente- Mira, tío, esto no es agradable ni pa tí ni pa mí, pero voy a tener que bajarte los pantalones y sacártela pa que puedas mear ahí dentro... ¿o prefieres hacértelo encima?

Los marines del turno saliente se sonríen entre ellos y abandonan la bodega, casi es mejor no ver depende qué espectáculo, porque un tío sujetándosea a otro y dirigiéndola hacia un cubo de fregar es algo denigrante...

- No sé vosotros - comenta Brett a los que se quedan, desviando la mirada - Pero yo estoy seguro de que no me pagan para esto. En mi contrato dice encargado de mantenimiento y limpieza de la nave... y vale, eso implicará ocuparse de los retretes y pasar el mocho... pero no sujetarle las vergüenzas a nadie. Por mucha letra pequeña que le hayan metido esos jodidos picapleitos.

La nave se ha puesto en marcha hace ya un buen rato y yo sigo aquí metido incluso tras el grandilocuente discurso de Adama. Es el turno de guardia del soldadito y por mucho que lo intente la postura ya ha empezado a pasarme factura, noto unos calambres brutales sobretodo en los brazos y por mas que intento sofocarlos eso solo redunda en mas dolor para mi. Aun así se que debo continuar o la cosa ira incluso a peor... estoy en ese momento intentando tranquilizar un calambre especialmente molesto en la parte interior del brazo cuando la puerta se abre dando paso al nuevo turno de guardia.

Aparte de los tres militares viene un hombre con cara de roedor y un recipiente de limpieza con ruedas magnéticas, mi vejiga lleva tiempo llena e incluso mis intestinos están empezando a pedir paso pero parece ser que estos tan vanagloriados defensores de la moral y la ética se la suda que me lo haga encima. La verdad es que he estado en situaciones similares anteriormente... y si es necesario, lo es. No pienso sentir vergüenza por ser humano, otra cosa es que si alguno de ellos se ríe igual acabe en la enfermería.

El nuevo jefe de guardia se acerca y me acerca un frasco con un liquido en su interior. Me explica lo que es y asiento levemente para decirle que lo beberé. Una vez el frasco esta ceca de mis labios sorbo el liquido en pequeñas dosis, recién descongelado no es bueno forzar el sistema. Justo cuando estoy terminando es el individuo de limpieza el que suelta el comentario que estaba empezando a suponer. Ladeo el rostro mirándole directamente sin un solo atisbo de sonrisa o humor. - ¿No crees que con bajarme los pantalones y acercarme el recipiente, a una distancia donde no pueda fallar, convertiría todo esto en una situación menos grotesca? - Dejo que una leve sonrisa, como de comprensión a sus palabras aparezca en mis labios. - No es por molestar, pero realmente apreciara ese gesto mas que el hecho de que me sujetes la polla mientras meo.

Espero a ver cual es su contestación y su reacción antes de mirar al nuevo jefe de guardias. - Agradezco su trato mas "humano". - Queda claro la acidez de esta ultima palabra. Sinceramente, tiene poco de eso... Sé que debería contenerme, pero la verdad, viendo donde acaba esta situación... no veo para qué. - Aun así, me han traído aquí recién sacado de crioestasis. Así que podría decir que están empezado a descongelarse otras partes de mi, aunque dudo que ninguno de los presentes quiera ponerme un recipiente, o ayudarme a librarme de ellas, usando sus manos. - Me apoyo levemente contra la pared, el dolor de los calambres se hace mas acuciante... espero que la glucosa ayude algo a mitigarlos pero realmente esta empezando a doler. Aunque no pienso mostrárselo.

Joe Brett cavila un instante y finalmente asiente, para alzar el cubo aguantando la tapadera abierta:

- Sabes qué, puede que tengas razón -admite con una sonrisa torcida- Avisa cuando acabes...

La situación es desagradable para todos, pero lo mejor es asumir las cosas con naturalidad. Y ser profesional.

- ¿Sabes que hace un rato hablaban de tí en el comedor? -comenta de pronto dirigiéndose a Riddick- Decían que tarde o temprano intentarías escapar matando gente o tomando rehenes...

El hombrecillo con cara de roedor, piensa mis palabras y cuando por fin las entiende asiente levemente, mientras lo prepara todo y levanta el recipiente y la tapa. Cuando creo que mas o menos no habra problemas empiezo a mear, controlando el flujo que expulso para asi evitar problemas mayores ahora que el hombrecillo parece contento de no tener que sujetarme la polla. El chorro golpea con fuerza el recipiente y el ruido del mismo queda en el aire durante algo mas de un par de minutos hasta que el flujo disminuye y con unos suaves movimientos pelvicos intento expulsar las ultimas gotas. - Ya esta, gracias. - El tono es duro pero sin duda sincero, mi mirada es igual. No es un trabajo que deberian obligar a nadie hacer y comprato su frustracion aun estando yo en el otro lado.

Niego lentamente ante su pregunta, suponia que tarde o temprano comenzarian los rumores... no esperaba que tan pronto y tampoco que él fuera a comentarmelos. Mas viendolo desde otro punto de vista, es el que limpia los suelos, nadie hace caso de ellos, es como si simplemente fueran muebles con patas con una obligacion. - Escapar no está en mi lista de prioridades... - Dejo un silencio dando a entender que no sé como se llama, pero a fin de cuentas es lo de menos. - No tienes de qué preocuparte, no voy a matar a nadie... y menos a  alguien que me ha prestado su ayuda. - Sonrio lo mas amigablemente que puedo. Al fin y al cabo es verdad, no tengo intencion de matar a nadie en esta nave, pero si me viera forzado él no seria uno de ellos. Sólo es un trabajador mas, ganandose el pan de cada dia. - Y dime... ¿qué más se cuenta en la nave? Estando aqui colgado, uno no se entera de mucho...

El suboficial interviente para interrumpir el intercambio de información no autorizado... era de esperar, aunque en su descarga se puede alegar que impone su autoridad educadamente y con sentido del humor:

- No crea que se habla tanto, en el comedor común de la tropa nos conformamos con mover los bigotes con energía y tragar deprisa, entre un turno de guardia y otro -comenta con socarronería- Esta es una nave con muy poca vida social...

Y tras sus palabras se impone el silencio. Hasta que el comandante Adama lo indique no van a proporcionar al prisionero más datos de los necesarios.

Sueles pasar buena parte de tu tiempo en la bodega de proa, pues aquí es donde descansa tu exoesqueleto de combate Armaggedon y no te gusta estar demasiado lejos del “niño”. A fin de cuentas es tu medio de vida, amén de la mayor inversión de la sociedad que mantienes con Ben Sysko, los dos os habéis dejado todos vuestros ahorros en adquirirlo. Toda vuestra paga de licencia al retiraros del servicio en la Armada Estelar. Por tanto, no es como para quitarle el ojo de encima mucho rato. Ni siquiera estando a bordo de un Crucero de Combate bajo mando del ONUG. Que nunca se sabe…

Además, por si hiciera falta más, aquí es donde suele estar también Sysko haciendo el cuidadoso mantenimiento que requiere la máquina. Las cosas que funcionan mediante la conexión a un implante neural son muy delicadas, necesitan recalibrados casi continuos. Tienes una absoluta confianza en tu socio, sabe hacer su trabajo como nadie y además es muy consciente de que todo debe estar en condiciones óptimas cuando llegue el momento de la acción, cuando empiece el frenesí del combate. Porque entonces todo ocurre muy deprisa y una décima de segundo puede marcar la diferencia entre volver bastante más rico a casa… o no volver.

La verdad es que, si te paras a pensarlo, Ben es casi la única persona con la que te relacionas a bordo de esta nave. A los demás como máximo los saludas al pasar, cuando estás de buenas. Cuando no te limitas a una mirada de reojo y un gruñido al cruzaros. Y es que nunca has sido muy sociable, eso no vamos a negarlo. Total, para alguien que suele cambiar de aires cada pocos meses, tampoco tiene mucho sentido intimar con gente a la que piensas olvidar…

Estás charlando con Ben en la bodega, mientras desmonta y vuelve a montar uno de los sistemas de refrigeración del servomotor accesorio del “niño”, cuando te sorprende ver que alguien se dirige a vosotros. Lo normal es que os ignoréis mutuamente. Pero esta vez uno de los técnicos de la nave se os acerca, saluda educadamente y trata de entablar una verdadera conversación. Ahora que haces memoria, le has visto hablar con Sysko en alguna ocasión anterior, pero claro, es que tu socio es demasiado abierto…

- Hola, muy buenas… ¿cómo va eso? -el tío trata de hacerse el enrollado- Veréis, hace algunos días que voy dándole vueltas a algo. Me gustaría que colaboraseis en el programa de exploración remoto con unos Drones… -ya está, menciona un juguetito nuevo y ahí está Sysko abriendo unos ojos como platos, joder, es como un crío pequeño- Están diseñados para un manejo sencillo, con mandos a distancia convencionales, pero luego pensé que si vosotros dos tenéis un implante neural adaptable… nada impide que lo aprovechemos para manejarlos como si fuesen una extensión de vuestros propios cuerpos -propone con una amplia sonrisa- Podríamos sacarles mucho rendimiento… siempre que no hagáis falta ahí fuera, claro, vuestra prioridad es el combate o el apoyo a los marines coloniales.

La verdad es que la propuesta parece interesante.

Como era de suponer, Ben se muestra inmediatamente interesado:

- A ver… ¿Qué modelo de Drones tenéis a bordo?

Henderson se sonríe, es evidente que estaba esperando esta pregunta:

- Bueno, tenemos a bordo tres ejemplares del modelo HDRW, que corresponde a un Dron de Combate y Exploración, adaptado a operar en medios planetarios dotados de atmósfera, para lo que cuenta con cuatro hélices que permiten sustentación estática -os muestra unas cajas apiladas en el fondo de la bodega en las que se ve un dibujo que identifica el contenido- Pero además cuentan con un sistema de micropropulsores de hidrógeno para funcionar de modo completamente autónomo en el vacío del espacio, así que los podríamos utilizar para examinar el exterior de una nave, de una estación orbital o cualquier otra estructura... incluso un asteroide.

Parece compartir con Sysko esa pasión casi infantil por los juguetes tecnológicos...

Mira a uno y a otro, mientras Henderson empieza a contar un rollo sobre los chismes... ¿y qué más da todo eso? 

- ¿Falta? Falta no hacemos mucha... y creo que mis créditos me agradecerán que deje de apostar con Sysko - aunque a veces me deje ganar, no compensa demasiado - y estoy seguro de que a él le puede más el trastear cacharros que el saquearme, ¿no?

Ben Sysko propina una amistosa palmada en el hombro a su socio...

- No me llores tanto con lo que pierdes a las cartas... que nadie te obliga a apostar -bromea- Y mira esta pequeña maravilla, si pueden controlarse mediante el implante neural, usarlos será como volar libremente por ahí fuera, las cámaras nos proporcionarán información en tiempo real, como si realmente estuviéramos en acción... y hasta tienen un cañón balístico, como un fusil de asalto.

Miles sonríe cuando menciona lo del cañón, casi en gesto de burla 

- Quizá con algo de blindaje, y un lanzallamas... me lo podría empezar a tomar en serio - en una clara comparación con el "niño" - ¿cuanto te parece que pueda costar derribar un cacharro de esos, eh? - que me aburría era cierto, pero que me quisiera vender un dron como "un arma"... no, eso ya no. Era como una pistolita de juguete, y eso siendo generosos.

Si algo no tenía oportunidades contra un marine bien equipado, no merecía ser considerado arma 

Ben niega con la cabeza, mientras una cínica sonrisa se dibuja en su rostro:

- Tú no vas a cambiar nunca, ¿verdad? -comenta con tono jocoso- Puede que esto no sea comparable a un exoesqueleto Armaggedon, está bastante claro, pero también tiene su utilidad... por de pronto, me va a permitir acompañarte cuando estés en una misión y tal vez incluso pueda serte útil, como avanzadilla, a fin de cuentas estos drones son exploradores -argumenta- Además, creo que nos abren un montón de posibilidades para afrontar los posibles retos que se nos presenten...

- Claro, yo nunca cambio... pero no pierdes oportunidad de tenerme vigilado de cerca, ¿eh? - mira a Henderson - Bueno, entonces, ¿de qué va el experimento ese tuyo? ¿nos enchufas o todavía tienes trabajo que hacer? 

Miles tenía por delante algunas horas de servicio todavía pero luego solo otras tantas para holgazanear a falta de gimnasio a bordo. Cada vez que recordaba que lo habían sacrificado por un laboratorio... 

Tyrol os ofrece una sonrisa de circunstancias:

- Bueno, de momento sólo estaba tanteando un poco el terreno, para saber si valdría la pena ponerme con esto... -se excusa- Ya sabéis, a nadie le gusta trabajar para nada, y antes de que podamos conectar el control remoto a un implante neural tendré que modificar unas cuantas cosas -recoge una de las cajas que contienen los drones HDRW y se la echa bajo el brazo- Tengo las piezas necesarias para fabricar un interfaz de cable neural, pero me va a llevar algo de tiempo montarlo -trata de justificarse- ¡Ya os avisaré cuando lo tenga listo!

Y dicho esto, sale casi corriendo, como un crío con un juguete nuevo...

La bodega de proa del AURORA es un recinto muy poco frecuentado, pese a suponer uno de los espacios más amplios y despejados de la nave. Por ello, cuando Adama y Bester se dejan caer por allí, llevados por un paseo aparentemente casual, disfrutan de una inestimable privacidad...