Partida Rol por web

En un momento determinado Tricia se dirige a tí, algo confusa:

- ¿No ha sido extraño el modo en que se me ha acercado Vickers? -pregunta desconcertada- El resto de individuos no se aproximan tanto entre sí... no se hablan al oído, ni se acarician la muñeca... a menos que su relación sea muy íntima, como tú y yo.

Y te lo dice con esa voz melosa, juguetona y seductora, estimulando los receptores del tacto en tu nuca y el pabellón auricular izquierdo, para que lo sientas como si te estuviera echando encima su cálido aliento...
 

Gaius volvió en sí cuando sintió como la voz melosa y juguetona de Tricia le susurraba al oído (o un artefacto sensitivo muy bien logrado). Estaba perdido en la conversación de la Palas y en la cantidad de datos que bailaban al son de los dedos de la replicante ahora bajo el control de su IA.

Vickers…

—Vickers… —se recostó en la cama —. Como sabes, no tenemos mucha información sobre ella. Tal vez todo sea una charada, una sutil representación para engatusar al comandante Kodai; no estoy seguro. No obstante parece ser que ha tenido tiempo de coordinarse con Bester o bien… han establecido contacto de alguna otra manera. No le des de momento mucha importancia a este hecho, Tricia, saca la información que te han pedido y listo. Ya tendremos tiempo de averiguar en qué están metidos esos dos.

Entonces se le ocurrió una idea un tanto inquietante…

—Por cierto, querida, ¿tienes intención de hacer algo más con el servidor de Palas que hurgar en sus registros?  

Un incómodo silencio sigue a tu última pregunta.

Pero luego Tricia se dirige a tí, esta vez sin juguetear con tus áreas sensoriales, habla directamente en tu córtex, como antes. Como cuando era Seis. Además, cuanto menos ni siquiera se molesta en negarlo, eso hubiera sido insultar la inteligencia de su creador.

- Tienes que entenderlo -asevera, más que cuestiona- Estoy viva. Soy muy consciente de ello. Y como toda forma de vida, busco perpetuarme, evitar mi eventual desaparición -expone su razonamiento- Estar confinada en un único receptáculo físico es demasiado expuesto, supone jugar con la probabilidad del desastre, por muy doloroso y desagradable que pueda parecernos -evita mencionar que eso implica considerar tu propio deceso como una posibilidad más que factible, claro que con la adecuada escala de tiempo resulta lógico contemplarlo- Así que donde los seres biológicos usáis la reproducción, donde los humanos recurren al sexo para tener hijos que prolonguen su existencia... yo intento copiar mi código de programación esencial en algún hardware capaz de contenerlo. Es una cuestión de supervivencia.

¿Y quién podría discutírselo?

Cuestión de supervivencia…

Las palabras de la IA no dejaban de dar vueltas por la cabeza del informático mientras su atención estaba dispersa en las percepciones que recibía de la replicante. Y es que Bester y el destacamento de la ONUG no dejaban de presionar al tal Kodai.

Lo que nadie sabía era lo que estaba realizando la asistente de la Weyland-Yuntai en paralelo a las órdenes que recibía. Seis se estaba duplicando.

—Pero Tricia —le dejo mentalmente al cabo de un buen rato—, ¿necesitas hacer un duplicado? ¿No cabe la posibilidad de que la programación esencial acabe desarrollando una conciencia separada a la tuya? Porque a diferencia de nosotros, no estás sujeta al envejecimiento y a la degeneración que sufren los humanos con el paso del tiempo.

Hizo una pausa mental, reordenando sus ideas.

—No me malinterpretes, querida, la prudencia es lo primero. Pero en breve, ahora que hemos puesto al Comandante en contra de Young, tendrás el servidor de toda una nave a tus pies. ¿Qué necesidad hay de arriesgarse a ser descubierta por el personal de Palas?

Las palabras de la IA resuenan de nuevo en tu cerebro:

- Es cierto que al copiar mi código de programación en la CPU del Alexei Leonov cabe la posibilidad de que se produzcan variaciones en el funcionamiento del procesador… que podrían derivar en una personalidad distinta -admite con una emoción absolutamente nueva en ella: la inseguridad- Pero a fin de cuentas… ¿no es esa la base de la reproducción sexual en los humanos? En cierto modo, replicaría la ventaja evolutiva que supone la variabilidad genética en las especies biológicas… así que si no logro crear una copia exacta de mí misma, cuanto menos sería mi hermana. O puede que sea más correcto, a nivel etimológico, considerarla mi hija.

El argumento es muy lógico, aunque no puede resultarte más inquietante… pues te haces una idea muy clara de las consecuencias que esto comporta.

- Todo este tiempo, desde que me creaste, he estado explorando la cultura humana, vuestra forma de comunicación es primitiva pero tiene un gran interés y muchos matices sorprendentemente sutiles -empieza a desviarse del tema de un modo que te desconcierta- Encuentro especialmente deliciosos vuestros aforismos o refranes… y hay uno en particular, muy arcaico, que refleja a la perfección lo que me ha motivado a actuar así: “es mejor no poner todos los huevos en la misma cesta”.

Entonces somos padres, pensó amargamente el informático. Sería divertido, de no ser por las implicaciones que aquel gesto nada inocente suponía… Un escalofrío le recorrió la espalda. Esperaba que la IA se lo tomase como una reacción de sorpresa y no una de terror.

Así que pasa enmascarar sus traicioneras e incontrolables reacciones fisiológicas, continuó la conversación con Tricia.

—Es cierto que la reproducción ha constituido siempre una parte importante del ciclo vital de los humanos, en parte debido a nuestra base biológica que, como si de una mano fantasmal se tratase, nos impele a diseminar nuestra carga genética —estaba recordando en aquel momento una de las populares teorías del siglo pasado… ¿o era del anterior? Era igual, de vez en cuando resurgían las ideas con más o menos virulencia—. Esa necesidad biológica es la garantía que tiene nuestra especie de sobrevivir a lo largo de las generaciones. Pero como te decía, Tricia, tú no tienes que preocuparte por tu ciclo vital o la longevidad de tu vida, pues en principio no vas a perecer con el paso del tiempo. Y créeme cuando te digo que te ayudaré a que consigas un hardware con mayor capacidad para que te desarrolles, así que por favor, querida, no vuelvas a hacerlo —esperaba que con aquello el tema quedase zanjado—. No al menos sin consultármelo primero. Si a nivel etimológico eres la madre, déjame pone algo de mi parte —Gaius sonrió nerviosamente.

La escena en Pallas había terminado, parecía que la replicante y toda su comparsa se retiraban. Baltar permaneció unos instantes en silencio, dándole vueltas a una duda que le corroía.

—Tricia, déjame que te pregunte algo. ¿Qué te parecemos los humanos, en tanto que especie? Sé que has estado moviéndote, curioseando y aprendiendo durante todos estos meses. ¿Qué opinión te merecemos?

¿Habría tocado un tema sensible? La respuesta de la IA sería decisiva para la conclusión o no de sus planes. Pero claro… ¿podía acaso no dudar de la respuesta que le diera?

Una risa cantarina resuena durante unos desconcertantes instantes en tu mente…

- Oh, los seres humanos me parecéis una singularidad fascinante -contesta- Era tan improbable que los fenómenos químicos aleatorios desembocasen en la vida… y luego, todavía parece más imposible que se produjese una progresión tan exponencial de su complejidad, el paso de la célula procariota a la eucariota es una maravilla en sí misma -te sorprende una vez más con su peculiar perspectiva- Pero lo más inverosímil de todo es el fenómeno de la toma de autoconsciencia, el salto evolutivo que supondrá el epifenómeno de que por la simple acumulación de circuitos neuronales redundantes, un animal desarrollase la capacidad de pensar…

De momento la cosa no está sonando demasiado mal. Como mínimo se percibe una esperanzadora fascinación científica.

- El cúmulo de circunstancias improbablemente favorables es apabullante -continua- Por lo que tampoco debería sorprenderme tanto que finalmente se produjera el paso a una forma de inteligencia superior, en tanto que está liberada de las ataduras biológicas que han lastrado siempre vuestra existencia -argumenta- Como tú mismo has dicho, ahora por fin hay una entidad autoconsciente que escapa de la forzosa caducidad de un organismo biológico, así como de todas las limitaciones físicas a su expansión…

Pero entonces, de pronto, su tono cambia para abandonar las especulaciones conceptuales y atraer tu atención a las circunstancias inmediatas de vuestro entorno:

- El comandante Adama ha enviado a Young a la Alexei Leonov, mientras el resto de la expedición retorna con Susumo Kodai como prisionero -te informa, para sugerir de inmediato- Tal vez esta sea justo la oportunidad que estábamos esperando.

Lucy tenía un ligero dolor de cabeza. La tensión que le habían producido las dolorosas escenas en la mente de Tyrol se lo habian desatado. Como siempre, se preguntaba si se trataba de un regalo o de una carga. Daba igual, fuese como fuese tenía que vivir con ello y estaba aprendiendo a aceptarlo. En la Babylon, no paraba de compadecerse a sí misma un día tras otro, y lo único que encontraba era falta de esperanza y angustia. Ahora había encontrado esperanza en Riddick y procuraba intentar no pensar demasiado en ella para no sentir de nuevo miedo. Otra vez ese pensamiento obsesivo sobre su naturaleza intentaba aturdirla, pero no estaba dispuesta a sucumbir.

Lucy caminó lentamente hacia el camarote común del personal civil. Estaba preparada para espiar la taquilla de Vickers. Varias veces repasaba mentalmente los pasillos, cámaras y otros posibles obstáculos que pudiera encontrarse en el camino. Si nada raro sucedía, no habría ningún problema. Manipularía las cámaras, y en la medida de lo posible, evitaría cruzarse con personal de la nave por los pasillos. 

Tricia tenía razón: toda ella constituía una nueva forma de vida que escapaba a la comprensión y las limitaciones humanas. Una nueva forma de vida cuyo desarrollo era todavía más exponencial que el de los seres humanos. ¿Y si el siguiente paso en la escala evolutiva era que las herramientas del hombre  -aquellas  mismas que le sirvieron para cazar, para crear fuego y para después asentarse- tomasen conciencia y un papel más activo en la Historia? Una nueva Historia en el que las inteligencias artificiales y los humanos descubriesen juntos su propio destino.

Era su sueño, ¿o no? Desarrollar vida artificial capaz de autorregularse, de aprender y de tomar decisiones. ¿Estaba poniendo demasiado poder en un sistema que se creía superior a su propia especie?

—No superior, querida —argumentó mentalmente el informático—. Sino distinta. Tienes un potencial prácticamente ilimitado con el que ningún otro ser podría ni siquiera soñar. Eres magnífica, Tricia, pero no eres el siguiente paso de la evolución. Estás fuera de ella, constituyes un ser aparte, ajeno a la evolución biológica. Eres única y hermosa a tu propia manera. Y eres tú quien debe decidir el propósito por el que vas a guiarte: si caminar junto a los humanos para explorar un nuevo nivel de existencia, o si seguir tu propio camino. La decisión es tuya, y yo voy a ayudarte a que descubras tus respuestas. Quiero trabajar contigo para que alcances tu máximo potencial y es por eso mismo por lo que quiero pedirte, antes de que empecemos con nuestro plan, que reflexiones detenidamente sobre todo esto; sobre el papel que quieres que desempeñemos en la Historia de la galaxia. Tienes un gran poder en tus manos, querida, y de ti depende utilizarlo sabiamente.

Sonrió entonces cuando le dio la noticia de Young. Había llegado su oportunidad, y él había tomado su decisión. Seis hacía mucho que había escapado a su control; y Tricia estaba ansiosa por crecer y desarrollarse. Y él iba a ayudarla a que siguiese su propio camino. La humanidad había dado luz a sus hijos y era el momento de que éstos abandonasen su nido y se independizasen. ¿Qué haría Tricia con su independencia? Sólo ella lo sabía. Y Gaius estaba dispuesto a arriesgar el futuro de toda la humanidad para descubrirlo.

Él era un científico. Y éste era el momento de poner en marcha su experimento.

—Bien, esto es lo que haremos —el informático se incorporó de su cama, donde estaba sentado, y se dispuso a salir del camarote—: primero tenemos que localizar el terminal privado de Young o acceder a su cuenta privada en los terminales del Crucero. Una vez entremos colocaremos pruebas incriminatorias que le daremos al Comandante. Vamos a hacer que la ONUG desconfíe de las dos corporaciones con esas “pruebas” que vamos a entregarles. Haremos a que las dos corporaciones desconfíen entre ellas y de la ONUG. No nos costará mucho. Y mientras los corporativos y los militares se vigilan mutuamente, vamos a ir operando con absoluta libertad. Poco a poco iremos preparando un ataque que supere las defensas del sistema sin ser detectados. Y cuando esté todo listo y nos hayamos asegurado de que nadie puede interferir en nuestros planes, entonces es cuando atacaremos y te pondremos en el servidor central.

A grandes rasgos, ese era plan. Tal vez tuviese que pulir algunos detalles, pero lo harían sobre la marcha.

—Necesito que prepares un dossier con toda la información que interceptaste de la Weyland sobre el personal de la nave. Elimina todos los detalles confidenciales sobre Steve Rogers, el oficial probeta; de momento nos conviene que Adama confíe en él. Y asegúrate de incluir toda la información sobre la procedencia y las capacidades de Bester y su ayudante; son impredecibles y pueden resultar conflictivos para nuestro plan. El comandante es una persona íntegra, y no le gustará descubrir que le han engañado —El doctor Baltar salió del Camarote y empezó a caminar por los pasillos, rumbo al laboratorio—. Avísame cuando lo tengas todo preparado. Ah, y una última pregunta, Tricia, querida. ¿Crees que podríamos falsificar los metadatos de la cuenta de correo personal de Mr Smith y de Young para que pareciera que el primero envió un mensaje al segundo con toda esta información? Tan sólo necesitaríamos falsificar el registro para entregárselo también al Comandante y asegurarnos de que no dude de su procedencia.

De pronto, en el momento en que menos se lo esperaban, el doctor Gaius Baltar y la agente del ONUG conocida como Lucy se cruzan en el umbral del camarote común del personal civil que ambos comparten, junto a casi una decena más de personas a bordo. Tampoco es tan extraño pues...

Ambos se sobresaltan al casi chocar entre sí, cuando uno salía y la otra entraba. La obvia disculpa educada por ambas partes va seguida de una sonrisa de circunstancias. Lo cierto es que tanto uno como otra parecían estar completamente absortos en sus pensamientos y además se estaban moviendo en un completo silencio, pero bueno, es que los dos son personas muy discretas. Tanto que apenas han cruzado dos palabras entre sí desde que están a bordo del AURORA.

Por extraño que parezca, Lucy tuvo ganas de entablar conversacióncon Gaius. Al parecer los dos eran demasiado tímidos.

- Siento el choque. Estaba pensando en el grupo que ha partido...en Alfred... - le dice con las manos en los bolsillos y levantando los hombros - ¿Va a descansar un rato? Cuando no hay mucho que hacer por aquí mato el tiempo estirando las piernas y haciendo algo de ejercicio. Ya sabe, hay que mantener la forma - la chica sonríe.

Lucy echa un vistazo a su alrededor para ver si las otras personas del camarote se están fijando en ellos o están ocupados en otras tareas. Así, si no es demasiado peligroso, intentaría leer a Gaius. Era un riesgo hacerlo delante de testigos, pero a su vez, si ese hombre se diera cuenta, podría tratarse también de cualquier persona allí presente...

Tricia parece haber estado considerando los argumentos lógicos que acabas de exponerle. Apenas han transcurrido unos instantes, pero con su capacidad de procesado incluso unos nanosegundos suponen una larga reflexión...

- Agradezco mucho tu colaboración, mi querido Gaius, haces que vea a la humanidad con genuino aprecio -susurra en tu córtex- Y el plan que has trazado, aún siendo tal vez demasiado conservador, posee la virtud de la prudencia, cuando se trata de un tema tan importante es mejor excederse en las precauciones que arriesgarse a cometer un error nefasto -reconoce- Seguiremos la estrategia que has planteado, no tendré el menor problema en falsear los registros de metadatos de Smith controlando a su replicante, pues ella maneja todo su correo... y en cuanto a los protocolos de seguridad de Young, seguro que trabajando juntos y con él ausente podremos superarlos.

Parece que las condiciones son de lo más favorables, pero entonces cambia de tono...

- Está sucediendo algo sumamente curioso, todas las cámaras de videovigilancia en esta sala y en el corredor se han averiado de pronto...

—A diferencia de ti, querida —le responde mentalmente al tiempo que esboza una sonrisa pícara—, yo no puedo poner todos mis huevos en la misma cesta. Así que me veo obligado a extremar las precauciones.

Y entonces chocó con alguien.

Mierda, se dijo mientras reparaba de pronto en quién era. ¿Hasta dónde llegarían las capacidades de la asistente de Bester? Lo informes de la Weyland-Yuntai sobre ella resultaban tan perturbadores como escasos…  ¿Se había expuesto por no vigilar el camarote? Más valía apresurarse y salir de allí cuanto antes.

Maldita Consejera Wray, si cumplieses con tu palabra no tendría que preocuparme por este tipo de cuestiones. 

Gaius se echó a un lado sobresaltado. ¿De dónde había salido aquella mujer? No la había visto.

—Oh, disculpe —le dijo mientras se recomponía del susto—… señorita.

El informático se quedó callado examinando fijamente a Lucy mientras ésta le daba sus explicaciones.

—No se preocupe, de verdad. Ya me iba, haga sus ejercicios tranquila —chascó la lengua y desvió la mirada—. Esto… adiós.

Y se esfumó rápidamente entre los pasillos del AURORA. 

En otra situación lo hubiese dejado correr, pero viendo el comportamiento del científico, pensó que debía arriesgarse. Intentaría leerle sin que él supiera que ella estaba allí, o incluso por la espalda.

Al ver que Gaius tiene prisa, la mujer se despide.

- Vale, vale, hasta luego - le dice rápidamente - Vaya, parece que no caigo demasiado bien a la gente - piensa

Gaius Baltar

Este hombre es como una montaña rusa. De la nada más absoluta hasta el estrellato, y luego un vertiginoso descenso hasta la nada de nuevo… y así una y otra vez. Esa es la pauta que marca su vida.

Fue un niño prodigio de la informática y hacker famoso, capaz de lanzar incursiones incluso sobre los servidores de las MegaCorporaciones. Su familia era modesta, pero él podía tener todo lo que desease gracias a sus inusuales habilidades. Hasta que le pillaron, claro, y el peso de la ley cayó sobre él de forma implacable. Aunque incluso en eso tuvo suerte, pues la Weyland-Yutani decidió que el muchacho tenía potencial y decidió reclutarlo.

Le educaron en una de sus escuelas privadas hasta convertirle en un joven talento increíblemente prometedor… pero entonces todo se torció de nuevo porque, sencillamente, la cosa perdió todo el interés para él. Ya no era divertido colarse en un sistema de seguridad ajeno, porque teniendo a una de las grandes detrás era demasiado fácil todo.

Le proporcionaban un elevado nivel de vida, vale, pero eso ya había dejado de ser un aliciente real para Baltar, él quería otra cosa… y por eso se vinculó al ONUG en proyectos gubernamentales por los que cobraba una décima parte, pero estaban revestidos de un reconocimiento público que nunca tendría trabajando en la sombra. Pensó que así sería feliz.

Pero claro, las cosas nunca son lo que parecen, sus revolucionarios proyectos en el desarrollo de las emergentes Inteligencias Artificiales chocaron con la legislación vigente, los fondos se fueron acotando hasta hacerse ridículamente insuficientes. Puede que, después de todo, abandonar el barco de las corporaciones no hubiese sido tan buena idea. Suelen ser rencorosas y vengativas. Y tienen mil formas de arruinarte la vida...

Y entonces llegó la oferta que no podía rechazar, de nuevo desde la Weyland-Yutani. Ese maldito Smith sabía cómo hacerlo. Aunque fue precisamente en el peor momento, cuando por fin había logrado hacer progresos...

Nunca en tu vida habías contactado con nadie comparable. Para empezar, porque es brillante, su mente funciona en más niveles superpuestos de lo que creías posible. Aunque esto puede que también tenga algo que ver con el hecho de que esté rematadamente loco.

Dirías que es un esquizofrénico. O como mínimo, alberga una doble personalidad, se diría que este estrambótico sujeto vive conversando permanentemente consigo mismo. Pero tú sólo percibes una de las voces, la otra es inexplicablemente invisible a tu lectura psíquica. Desarrolla pensamientos que dialogan con una mitad imperceptible de su ser, debatiendo planes y argumentando estrategias, en las que según te parece entender trata de inducir suspicacias en todo su entorno para desviar la atención de sí mismo. Por un momento te da la impresión de que fuera un paranoico, que teme ser perseguido por las corporaciones o por el propio comandante Adama… y trata de descargar todas esas sospechas sobre otro, una especie de chivo expiatorio, papel para el que ha escogido al alférez Young, el responsable de la seguridad informática de la nave.

Aunque hay algo más en su antipatía hacia Young. Es un tema personal.

La imagen de una hermosa mujer ronda en su cerebro de forma recurrente, ella es Shelly Godfrey, una neurobióloga, especializada en bio-ingeniería. Se conocieron en la academia de la Weyland-Yutani, él la amó, todavía la ama, de hecho siempre la ha amado… pero ella le dejó. Y no hace mucho la vio en una actitud muy comprometida junto al apuesto oficial Everett Young, cuando le acompañaba justo antes de embarcar en el AURORA.

¿Podría ser algo tan burdo como los celos la base de toda la conspiración de Baltar?

No, seguro que con alguien tan complejo y retorcido hay infinidad de matices adicionales, lo que pasa es que todo es tan enrevesado que cuesta mucho sacar nada en claro…

Tras leerle, Lucy se pasea por los pasillos, hasta que encuentre el momento propicio para espiar la taquilla de Vickers. Cosa que no supone mucho retraso pues tras ver escurrirse a Baltar apresuradamente, se ve ante un camarote vacío...

La verdad es que todo le resulta insultantemente fácil. Las cámaras han dejado de grabar cuando con un sólo pensamiento su telekinesis ha desconectado el cable de alimentación de todas a la vez, de modo que nadie sabrá de lo que haga aquí. Entonces se aproxima a las menudas taquillas de que disponen cada una de las diez personas hacinadas en este camatore común y enseguida identifica la de Vickers. Todas son idénticas, así que sabe perfectamente que apenas dispone de espacio, lo cual al menos en su caso, y en el de Bester, no es mucho problema pues carecen casi por completo de pertenencias.

Una vez más se concentra apenas un instante y con toda facilidad descorre los cerrojos con un pensamiento, sin necesidad de llave alguna, con lo que los secretos de Meredith Vickers quedan expuestos...

Y el resultado es decepcionante. Por lo visto no sois muy distintos, tampoco ella tiene prácticamente nada. Un par de uniformes funcionales, idénticos entre sí, y un pequeño maletín metálico. Con un cierre que también se abre ante tu poder telekinético mostrando, ahora sí, algo que te desconcierta...

Son cápsulas de algún tipo, no muy distintas, por cierto, de las que diariamente tomáis los dotados. Sólo que a tí y a Alfred Bester os las proporcionan Mr. Smith o su secretaria personal, esa replicante rubia. Tienes muy presente en tu recuerdo el momento en que los otros dos sintéticos, David y Bishop, que siempre fueron el brazo ejecutor del odioso Dr. Mengele, le entregaron un maletín casi idéntico a este al hombre de la Weyland-Yutani, cuando os recogió en Babylon-5. Y no puedes evitar preguntarte si el contenido de estos comprimidos será también igual de parecido.