Partida Rol por web

El camarote común de oficiales está ubicado en la cubierta principal, cerca de la proa del AURORA y por tanto de la bodega y la rampa de acceso principal, entre los dos ascensores. La estancia tiene tres sencillos catres con sus correspondientes taquillas para almacenar equipaje personal, así como una sección de higiene corporal con retrete y ducha de vapor, que es individual para cada pasajero, algo muy de agradecer para disfrutar de un mínimo de intimidad.

Desde luego, no puede considerarse un alojamiento lujoso, el espacio es reducido y ha de ser compartido con otras dos personas... pero claro, si lo comparas con el hacinamiento de los camarotes comunes de la tropa o del personal civil, resulta que no está nada mal. Curiosamente, estaba destinado en principio a los oficiales O´Brien, Young y Henderson, es decir el personal de ingeniería de la nave, pero la incorporación del equipo científico les desplazó.

Alguien con muy poco gusto ha pintado, usando un soldador electrónico, el nombre de Rodney McKay en la cabecera de uno de los catres y luego le ha aplicado una pintura dorada. No tiene mucho sentido cuando es evidente que el autor no ha sido en modo alguno el propio interesado... aunque tal vez tenga algo que ver con ciertas declaraciones públicas que hizo en foros universitarios antes de embarcarse como jefe científico de esta misión.

Cuando McKay se dirige a su camarote compartido, que desde luego dista mucho de lo que esperaba encontrar, encuentra allí a Kavanagh y a Kern cuchicheando en voz baja y echando furtivas miradas llenas de rencor hacia la puerta. Y la verdad, después del reciente incidente del laboratorio científico y la cacería a la que ha sido sometido el tímido genetista, con el consecuente interrogatorio en presencia de todo el estado mayor de la nave... su resentimiento parece bastante comprensible.

- ...y no tienen ningún derecho a someterte a esa especie de juicio de guerra así por las buenas - está comentando Peter Kavanagh justo cuando presionas el interruptor que abre la puerta deslizante del camarote - Seguimos siendo civiles y no estamos sometidos a su código militar, tenemos nuestros derechos como ciudada...

Entonces se da cuenta de que entra alguien y guarda silencio. Es más, cuando reconoce a McKay, parece esperar a ver cómo reacciona antes de seguir hablando.

Jonathan Kern está sentado en su camastro, medio encogido y cabizbajo. Si no fuera imposible en un adulto, casi se diría que está moqueando y sorbiendo por la nariz, como un crío después de lloriquear...

Me dirigi hacia el laboratorio, y, al no encontrar a nadie alli, mis pasos se dirigieron hacia la zona de camarotes, en los que comence a buscar, uno por uno a Kern en los compartimentos. Sin embargo, no habia rastro de el en ninguno de ellos. Decidi entonces que quizas seria una buena idea pasar por mi camarote antes de seguir buscándolo, ya que estaba alli. Despues de todo aun ni siquiera me habia acercado a aquella zona desde que llegamos al aurora.

Camine entonces hasta el camarote de los oficiales, el lugar que se me habia indicado que ocuparia para descansar durante mi estancia en la nave, y lo abri, con intencion de al menos descansar durante unos instantes.

Sin embargo, la imagen que vi cuando abri la puerta me desconcerto. Alli estaban Kern y Kavanagh, en MI camarote. ¿Pero que estaban haciendo ellos alli?

-Esto me parece intolerable. ¿Que pasa, no habeis tenido bastante con lo de antes y habeis decidido allanar el camarote de vuestro superior, a ver si conseguis cabrear un poco mas a Adama?- dije, visiblemente mosqueado, al verlos a los dos alli.

En cualquier caso, lo cierto era que al menos habia conseguido mi objetivo: dar con Kern, asi que aproveche la oportunidad para hablar con el, y con Kavanagh, ya que estaba. El era mi segundo objetivo despues de Kern.

-Bueno, ya que estais aqui... me gustaria hablar con vosotros de ciertas cosas. Pero antes de nada... ¿Como fue con Adama, doctor Kern? - le pregunte, no porque me preocupara su estado, que no era el caso, sino por mera... curiosidad cientifica.

Peter gesticula de un modo un tanto extraño, como si estuviera intentando contener una inoportuna sonrisa, a todas luces inapropiada mientras intenta consolar a su lloroso compañero...

- No sé si eres muy consciente de ello, Rodney, pero los tres compartimos este camarore de oficiales... y ya podemos dar gracias, porque en el otro han embutido a una decena de personas.

Y luego contesta por Kern:

- Por lo visto no han sido demasiado duros con él - resume lo que ha oído hace unos momentos - Contaba que le ha interrogado ese agente del ONUG, el tal Alfred Bester... pero se ha limitado a hacer unas cuantas preguntas mientras le tomaba el pulso y luego le han tenido un rato retenido en la enfermería, para finalmente dejarle ir.

Kern está sentado en el borde de su cama. O tal vez sería más preciso decir "encogido" por su postura replegada.

Menea lentamente la cabeza y tiene la vista fija en algún punto del suelo, mientras sururra casi para sí mismo:

- No debería haber venido, ahora mismo tendría que estar en mi laboratorio, trabajando en mi gran proyecto personal y cuidando a mi "cerdi" como es debido - se lamenta - Siempre he sabido que ser demasiado ambicioso sería mi perdición, quería fondos para acelerar el desarrollo pero tendría que haberme conformado con avanzar poco a poco... con los años ya hubiera ido haciendo progresos.

Los argumentos que se da a sí mismo resultan un tanto absurdos, pues la verdad es que Jonathan Kern no es precisamente el modelo de persona que uno consideraría demasiado ambicioso... pero claro, eso es cosa suya.

¿Que le habia estado interrogando mientras le tomaba el pulso? - ¿Y ese tipo de donde ha salido? ¿Por que no lo ha interrogado el comandante? - pregunte entonces, mirandolos alternativamente. ¿En serio se habia dejado interrogar por cualquiera?

-Desde luego, solo a usted se le ocurre salir corriendo de esa forma del laboratorio. Deberia saber que esas no son formas de gestionar una crisis, mucho menos por un estupido pitidito... - dije, alardeando excesivamente de valentia, ahora que estaba en una situacion mucho mas segura.

Sin embargo, cuando Kern hizo alusion a su arrepentimiento entorné ligeramente la mirada, observándolo, con gesto pensativo- ¿Fondos? ¿Fue eso lo que le prometieron para que viniera? ¿Y que le prometieron a usted, Kavanagh? ¿Un radiotelescopio nuevo? - añadi, con cierta curiosidad, pensando de repente en las razones que podrían haber hecho que todos estuvieramos en aquel lugar. Quizas habia pecado de humilde, pensando que todo el mundo tendria mis mismas razones para embarcar.

Kern sale por un instante de sus lamentaciones, alza la cabeza y contesta:

- Ese hombre, el tal Bester, es una especie de inquisidor - asegura con voz trémula - No sé bien qué me hizo, pero era como si lo supese todo de mí... como si me leyera - y agrega - Debe ser algún tipo de agente de inteligencia del gobierno o de las corporaciones...

Y eso, de ser cierto, resulta escalofriante... ¿pues para qué iban a traer aquí a un sujeto como ese? Para nada bueno.

Peter chista por lo bajo, meneando la cabeza...

- Bueno, no nos dejemos llevar por la imaginación o nos pondremos todos paranoicos - trata de hacer una llamada a la calma - Y en cuanto a lo que me ha motivado para embarcarme en esta misión... - observa a McKay de reojo y comenta cínicamente - Pues supongo que lo mismo que a tí: el interés de la ciencia.

- Bueno - añade Jonathan con un hilillo de voz - Como mínimo el comandante tuvo el detalle de disculparse personalmente conmigo cuando por fin me liberaron - os explica siempre cabizbajo - Incluso intentó invitarme a compartir una copa de vino... pero a mí no me sienta bien el alcohol... supongo que era un intento de desagravio.

Alcé una ceja, cuando nombro al tal Bester. -Seguramente sea de algun tipo de agencia de inteligencia, o vete tú a saber. Esto apesta cada vez más a estiércol. - acabe por decir, expresando aquella queja en voz alta, mientras miraba a los dos hombres alternativamente.

Entonces Kavanagh contestó, de forma imprecisa y sin responder realmente a mi pregunta, como era de esperar. Me pase una mano por el rostro, con gesto exasperado y negué, mirandolos de nuevo, con un suspiro de resignación- No, no, no. No me refiero a eso. Me refiero a cómo les hicieron venir. ¿Le amenazaron? ¿Les ofrecieron dinero? ¿Fama? ¿Poder? ¿Equipo nuevo? ¿Una experiencia inolvidable? Necesito saber quién fue quién les contrató y cómo intentaron convencerlos. Hay algo en todo esto que me da mala espina. Y es posible que puedan engañar a una panda de mandriles con fusil que están demasiado entretenidos en desparasitarse como para saber qué está ocurriendo a su alrededor, pero nosotros somos mentes brillantes, ¡científicos! Y si alguien piensa que puede engañarnos tan fácilmente.... está muy equivocado. - añadi, con un tono apasionado y reivindicador, como si acabara de erigirme en defensor del mundo cientifico.

Peter observa con indisimulada suspicacia a McKay, como si no acabase de creerse su papel como paladín de unos supuestos intereses comunes de todos los investigadores científicos del mundo...

- Bueno... conmigo contactaron primero unos agentes de la Wk y luego la propia consejera Wray, siempre por via telemática - explica sin tenerlas todas consigo - Y me ofrecieron subvención y apoyo de las dos grandes. Nadie en su sano juicio rechazaría ser sponsorizado por la W-Y y la Wk simultáneamente. Es casi una garantía de llegar a jefe de proyecto... ya llevo demasiado tiempo esperando mi oportunidad a la sombra de otros.

Claro que no se le ocurrió negarse. Sería estúpido hacerlo. Porque lo que con una mano te dan, con la otra...

Kern alza la cabeza y balbucea su propia justificación para haberse enrolado en este proyecto, antes de llegar a lamentar tan profundamente aquella decisión:

- Veréis, en mi caso la cosa está muy clara. Pese a las continuas distracciones con encargos insustanciales para adaptar la dichosa Vermis dapibus, esa lombriz que proporciona la mayoría de las proteínas de nuestra dieta, a casi cualquier entorno de producción imaginable – bastante malo es saberlo como para que encima os lo recuerde – la verdad es que yo estaba avanzando mucho en mi proyecto personal, con mis queridos Cerdis – para vuestra sorpresa, parece que su rostro se ilumine al hablar de este tema, por un instante deja atrás todo pensamiento negativo – Ya había conseguido grandes avances para convertirlos en la mascota ideal, el compañero perfecto, eran encantadores, casi personitas… y eso sin sobrepasar el 15% de genoma de origen humano que limitan esas absurdas leyes restrictivas del ONUG.

Rebusca en uno de sus bolsillos y extrae una pequeña PDA con pantalla plana, de las antiguas que no llevan holoproyector, teclea un par de códigos y os muestra una imagen.

- ¿Verdad que son adorables? – pregunta con una mezcla de orgullo y ternura – Además son terriblemente listos, todo el mundo despreciaba al cerdo, el sufrido Sus scrofa, pero era un animal tan inteligente como el perro, o puede que más...

Se os queda mirando, como si esperase vuestra comprensión, y entonces vuelve a lamentarse:

- Pero claro, para promocionar algo así hace falta mucha inversión, además necesito variabilidad genética para estabilizar la neo-especie – se justifica – Tenía que conseguir un vivero con al menos medio centenar de especímenes reproductores, proporcionarles las condiciones más adecuadas… y eso es muy caro tal como está el mundo. Por eso buscaba promotores. Entonces es cuando Wray contactó conmigo…

Este hombre es realmente increíble. No hay palabras.

Suspire, tras escuchar la explicacion de ambos. Como era de esperar, en su caso no habia habido ni amenazas, ni ruegos, ni nada que ofreciera a aquella sumisa aceptacion algo de dignidad extra. La mera promesa de fondos, o de ayuda con sus proyectos habia bastado para que ambos dieran un sí sin reservas a aquel proyecto.

- Entiendo. - dije, mesandome la barbilla, con aire pensativo- Bien, señores. Necesito su colaboracion. Tengo mis sospechas de que hay mucho que no se dice en esta nave. Y tengo claro que no estamos aqui por las razones que se nos han dado a entender. Asi pues, es necesario que intentemos llegar al fondo de todo esto. Nadie sospechara de nosotros. Somos hombres de ciencia al fin y al cabo, se supone que vivimos felices en nuestros laboratorios, lejos de cualquier tipo de complot.

- Permaneced atentos a cualquier cosa rara y, en caso de que algo no os cuadre, contádmelo inmediatamente. No me gusta recibir sorpresas si no incluyen una buena mujer o un galardon. No se si me explico. - dije al resto, girándome hacia la puerta, con intencion de marcharme. Y entonces me detuve, un solo instante, mirandolos a ambos alternativamente- ¿Puedo contar con vosotros? - pregunte, directamente, mirandolos, con ambas cejas alzadas.

Peter Kavanagh ha estado escuchando todo el discursito con una expresión entre suspicaz e incrédula, pero ahora se apresura a contestar adhiriéndose a tu causa:

- Oh, por supuesto, Rodney, por supuesto - y a continuación murmura - Igual que yo puedo confiar en tí...

Jonathan por su parte sigue cabizbajo y melancólico, jugueteando con su arcaica PDA y recreándose en la imagen de su quimera genética... tan ausente que ni siquiera contesta.

Llegue caminando tranquilamente por la nave, hasta puerta donde esperaba que se encontrara el Doctor McKay.

El Dr. Kavanagh es quién abre la puerta deslizante cuando llamas, mientras un retraído Jonathan Kern levanta la cabeza desde el jergón el el que está tumbado, leyendo algo sin duda técnido, denso y aburrido en una anticuada PDA.

Y parece que Rodney McKay está en la ducha, pues se oye el vapor de agua y una voz increíblemente desafinada cantando el himno del "Gaudeamus Igitur".

Definitivamente, sólo puede ser él.

Peter Kavanagh parece bastante sorpendido al ver a una mujer tan hermosa plantada ante su puerta:

- ¡Oh, señorita Vickers! - se exclama, sonriéndole algo azorado, aunque luego se endereza en toda su estatura y para la siguiente frase su voz, sorprendentemente, se ha vuelto bastante más profunda - ¿Acaso la ha enviado a avisarnos la consejera Wray?