Partida Rol por web

El viejo no parece reconocer el signo oculto que realiza el terrorista, sin embargo sí tiene una respuesta para su última pregunta:

- Sinceramente, lo que más he lamentado estos últimos años ha sido en haber entregado el mando de mi nave por las buenas, estando en el puente del Yamato... -calla y menea la cabeza lentamente- Más vale que no diga más, sólo voy a perjudicarme a mí mismo y ya he cometido ese error demasiadas veces.

Y decide sumirse en un hosco mutismo.

El hecho de que no reconozca el símbolo me hace dudar por un momento, sin duda la MNM es el más radical de los grupos, pero hay más. La pregunta es con quien se habría aliado antes de acabar en esta celda y si esa información puede serme de utilidad de alguna manera. Mas queda claro que es un luchador y que ha elegido un bando, para bien o para mal, uno que concuerda con mis ideales. Escuchar su última frase antes de decidir callar me hace mirarle con otros ojos... no por el hecho de que cediera el mando de la Yamato sin pelear, cosa que sin duda le reconcome por dentro y yo considero una estupidez. Sino el hecho de que por un momento haya dudado si debiera haber utilizado el poder de semejante nave en pro de un bien común, aun con las muertes que eso implicaría... es ese pequeño punto el que llama mi atención y decido dejar la conversación como esta. Habrá sin duda tiempo para más.

Me acomodo en mi cama, tumbado de nuevo mirando al techo con los brazos tras mi rapada cabeza.

Tras un buen rato callado, el viejo militar de carrera hoy caído en desgracia decide romper su silencio:

- Si no le importa, Riddick, me gustaría que me dijera una cosa -pregunta de pronto, con un tono muy suave- ¿Quién fue a buscarle exactamente a esa remota Penitenciaría Orbital en la que ha dicho que llevaba los últimos cuatro años? ¿Y qué le han dicho que querían a cambio de sacarle de allí?

Justo en este instante hace su aparición el Mayor Tigh, que se dirige a los marines coloniales que descansan relajadamente en torno a su mesa preferida:

- Muchachos, supongo que habréis oído el aviso del Teniente por megafonía... ¡Por fin va a haber algo de acción! -anuncia con un tono que pretende despertar el entusiasmo- Estamos persiguiendo a un cargero sospechoso de estar implicado en asuntos turbios y que se ha negado a detenerse para ser inspeccionado, así que el viejo ha ordenado un abordaje para tomar la nave. Vamos a hacer las cosas a la antigua usanza, no sabemos si habrá oposición armada pero no creo que eso os vaya a detener ¿Verdad, marines?

Se dirige al panel de armamento e introduce su llave, así como un código alfanumérico, con lo que el plafón se eleva dejando a la vista las armaduras de combate de los marines coloniales y todas las armas.

- ¡Venga, a qué demonios esperáis! -les azuza- Empezad a moveros, quiero que todos estéis completamente equipados y listos para pasar revista, en la cubierta inferior de la nave, en menos de cinco minutos. Y tened cuidado de no meteros en la línea de tiro de ese exoesqueleto Armaggedon que pilota el Cabo Miles Quaritch, él abrirá camino...

Echa un vistazo satisfecho a la pronta reacción de los soldados y añade:

- Quaritch, está al mando táctico del escuadrón, pero usted concéntrese en hacer lo que mejor sabe... dejar el camino despejado -se vuelve a los marines para dar una última instrucción- En cuanto a ustedes, en ausencia del sargento quedará al mando Scott Matthew.

Mira a Sysko satisfecho por los acontecimientos

- Échale un vistazo, que nos vamos de paseo - sonríe, mientras se levanta

El Cabo Mayor saluda militarmente a Tigh y se acerca al arsenal, pese a que el exoesqueleto cuenta con sus propios juguetes nunca está de más estar preparado y una pistola no molesta a nadie. Tiene cicatrices que demuestran que los imprevistos ocurren...

Después de eso se dirige a recoger el exoesqueleto de combate.

Matthew se cuadra ante el mayor Tigh.

- Agradezco la confianza, no le fallaré señor -murmura, para luego recoger un arma y empezar a vestir la armadura de combate presurizada- Muchachos, os recomiendo escoger un subfusil para esta misión, cualquier posible enfrentamiento se producirá en espacios cerrados y a corta distancia, la alternativa sería una escopeta de combate...

Ford imita a su compañero, haciendo caso de su consejo...

- Sí, este juguete nos va a ser más útil en los espacios cerrados que cualquier otra cosa -pondera su peso en las manos con ojo experto- Siempre es mejor un arma de fuego rápido si te ves metido en un tiroteo inesperado...

En cuanto el mayor les suelta el informe de la situación, una sonrisa bobalicona se dibuja en el rostro de Greer, quien sin perder ni un segundo, se levanta y se cuadra.

-  A la orden seño'h. Ya era hora de un poco de acción en esta bañera, que nos estábamos quedando aplanaos.

La voz de Kodai me hace girar la cabeza para mirarle mientras sigo tumbado en la cama, su tono y su primera pregunta me ponen en alerta aunque no lo denote ante sus experimentados ojos. Esas palabras solo pueden significar que quiere información, solo falta ver qué espera exactamente que le conteste.

Al escucharle no puedo mas que sonreír levemente, una sonrisa que no alcanza a mis ojos. Una cosa es que le respete y otra es un intercambio gratuito de información con alguien a quien apenas conozco. Vuelvo a mirar al techo antes de lanzar un ligero suspiro entre mis labios y sentarme para mirarle, con la espalda apoyada en la metálica pared. Mis ojos se clavan en los suyos pero no de una manera agresiva sino con un ligero toque de curiosidad. - Espero la misma cortesía cuando yo pregunte. - No hace falta indicar a lo que me refiero, contestare a sus preguntas pero él tendrá que hacer lo mismo, o  si no este intercambio se terminara aquí. - Vino a buscarme un ejecutivo que responde al nombre de señor Smith de la W-Y y su secretaria, Adama, un piloto y el que ahora hace de nuestro carcelero particular, Rogers. - Señalo con la cabeza en dirección a la puerta de nuestro calabozo.

Espero a que procese mis palabras antes de ser yo quien pregunte. - ¿Qué grupo se beneficia de su inestimable experiencia y cómo? - Le miro esperando su contestación, de acuerdo a lo que diga continuare contestando a sus preguntas.

Kodai alza las cejas, con una expresión apesadumbrada en el rostro...

- ¿Así que es eso? -formula una pregunta que parece más dirigida para sí mismo que para su interlocutor- Hasta usted está convencido de que pertenezco a algún tipo de organización subversiva... que estoy implicado en lo que quiera que están buscando con este Crucero de Combate.

Baja la vista al suelo y murmura en un tono tan bajo que cuesta seguirle.

- La verdad es que durante algún tiempo casi lo estuve esperando, cuando me dejé llevar por mi resentimiento hacia la propia Armada Estelar rezaba por tener oportunidad de abrazar una nueva causa que motivase mi triste existencia -una profunda amargura asoma en su voz- Incluso dejé volar mi imaginación, por un instante, cuando la Kompania Mordordo me reclutó para formar parte de su flota mercante... supongo que mi deseo de tener una nueva oportunidad para marcar la diferencia enturbió mi buen juicio, haciéndome ver fantasmas, inventando señales ocultas y elucubrando conspiraciones irrealizables...

Se recuesta en su catre, con los hombros caídos, ofreciendo la viva imagen del abatimiento.

- Pero lamentablemente nada de eso ha ocurrido -dice sin levantar la mirada- Nadie se ha molestado en contactar conmigo, nunca, así que carezco de toda utilidad como informador. A duras penas podría dar testimonio de dos o tres actividades irregulares destinadas al vil enriquecimiento de quienes están implicados en ellas. Corrupciones menores de gentes mezquinas -confiesa- Como no estaba interesado en sacar tajada, nos hemos dedicado a ignorarnos mutuamente...

Los marines coloniales acaban de pertrecharse con toda su indumentaria y salen a paso ligero hacia la compuerta de la cubierta inferior del AURORA... desde donde, se supone, deberán abordar la nave objetivo.

Los dos mercenarios, por su parte, hace rato que salieron apresuradamente hacia la bodega de proa, donde el asistente técnico Ben Sysko debe supervisar las funciones del exoesqueleto de combate, tras conectarlo al implante neural de Quaritch. Pues esas máquinas de guerra no se pilotan, sino que se enchufan directamente al cerebro de quién las maneja. Sólo así se logra que actúen con la misma presteza que haría el propio soldado en el campo de batalla, con sus reflejos y toda su experiencia de combate. Aunque manejando un cuerpo blindado de dos toneladas y media.

El Comandante Adama se cruza en el pasillo con los tres marines coloniales y su Primer Oficial cuando estos salen, con sus armas y armaduras de combate presurizadas, del Comedor de la Tropa.

Cuando echa un vistazo a la sala, comprueba que esta ha quedado casi vacía, ahora mismo sólo se ve a un par de personas, el enfermero Eli Wallace y el asistente Joe Brett. Además, por supuesto, del imponente Steve Rogers que monta guardia de pie, en posición de descanso, ante las celdas en las que están confinados los dos prisioneros.

La reacción de Kodai me pilla por sorpresa, para que negarlo, todo el maldito mundo por aquí parecía convencido de que había estado formando parte de algún tipo de crimen... o al menos es lo que me había parecido a mi. Está claro que si no lo estaba, entonces el ataque o asalto era todo una mentira, para seguir sacando tajada. Malditas MegaCorps, incluso en mitad de este tinglado seguían moviendo sus cancerígenas zarpas hacia cualquier punto que les resultara beneficioso. Me pasé la mano por mi rapada cabeza, joder... tanto tiempo en esta maldita nave ya me está afectando al juicio. Dejo las manos en mi coronilla, mientras paseo mis ojos por el suelo y me río quedamente, por lo estúpido de mi comportamiento. Debería haber sido mas sutil... mas delicado, pero viendo cómo se comportan en esta nave supongo que me he olvidado de ese mínimo de respeto que se merece todo ser humano... y lo mas importante de todo, de la presunción de inocencia. No es que crea que sea inocente en toda la extensión de la palabra, pero sus maneras indican que realmente no parece saber nada, que a lo sumo ha pensado en ello pero no ha ido mas allá de eso.

Mis hombros ascienden y descienden mientras levanto la mirada para volver a clavarla en el. - Supongo que ahora lo más correcto sería disculparme. - Espero a que me mire y dejo mis ojos en los suyos, al mismo tiempo que bajo la cabeza un único instante. Las palabras no son lo mio en estos casos, no suelo hablar tanto con nadie, aparte de Rogers, desde hace mucho... y eso de tener que disculparme es nuevo. Así que realmente espero que sirva con ese gesto. Dice haber contemplado sobornos, pero como él simplemente hizo caso omiso de ellos nunca tuvo relación ni con esas actividades ni con esos individuos. Le miro lárgamente, estudiándole mientras habla sobre ello. Intentando detectar alguna mentira o falsedad en él, pero por algún motivo parece realmente sincero... su hastío y decepción son su bandera.

- No estoy convencido de nada Kodai, juego con las cartas que tengo, o que consigo... nada mas - apoyo mi barbilla sobre mi puño antes de mirarle, sin dejar de hablar mientras veo como se recuesta. - Pero sí puedo decir que van a ir a por usted, están buscando algo muy valioso y su estación era como un farolillo rojo entre sus montañas de datos. Si usted estaba al cargo de la estación, tal vez sepa como es que sus medias trimestrales de beneficios se han disparado en los dos o tres trimestres... - Hago un gesto con la otra mano mientras indico el numero de trimestres, palma en horizontal y moviendola de un lado a otro, mientras espero que tenga a bien contestar a la sutil pregunta. Dejaré que pase el tiempo hasta volver a apoyarme contra la pared, mientras comento con indiferencia. - Han perdido un cargamento de piedras... uno muy importante.

Kodai alza la vista y dirige su mirada directamente a los ojos de su compañero de celda. Escucha sus palabras... y se sorprende ante la disculpa, nacida de haberle prejuzgado. Especialmente viniendo de un hombre como ese.

- No sabe lo que significa para alguien en mi circunstancia que le crean cuando dice que no ha hecho algo -agradece con una inclinación de cabeza- Aunque puede que me equivoque y sí que lo sepa, a fin de cuentas es usted un convicto. Seguro que, desde su singular óptica, ha tenido ocasión de sufrir acusaciones infundadas. Y represalias por cosas que no ha hecho. Incluso siendo realmente un terrorista. O un guerrillero.

Hace un alto y entorna los ojos, como intentando recordar algo...

- Como militar de carrera, en la academia, estudiamos la larga historia de las guerras subversivas... sus métodos y organización, sus objetivos y procedimientos. Aunque nosotros lo veíamos desde el lado opuesto, claro. Empleamos para denominar ese tipo de guerra una palabra muy antigua que procede de una lengua latina... significa, literalmente, "mantener una guerra pequeña" -se sonríe entre dientes- La única que puede mantener un ejército pequeño contra otro mucho mayor, pelear sin plantar nunca un frente firme, porque sería aplastado ante la desproporción de recursos del contrincante. Así que se limitan a golpear y huír, atacar y replegarse... y la cuestión es que esa técnica puede obtener unos resultados sorprendentes cuando se aplica correctamente. La historia lo ha demostrado muchas veces.

Se da cuenta de que está divagando y sacude la cabeza, volviendo a centrar la conversación.

- Perdóneme usted ahora, estoy contando batallitas como el anciano que soy -una triste sonrisa no abandona su cara- Supongo que esos incrementos en las ganancias, esos números que parecen haber llamado tanto la atención de los altos corporativos, como su misterioso señor Smith, son cosa de los chanchullos de Cole y de Hannibal Chau...

Pero en ese momento se oye llegar al comandante Adama al comedor de la tropa... y Kodai guarda silencio.

Saludo a los soldados que se alejan de la sala común y me planto delante de Rogers.

- Brigada, necesito hablar con nuestros invitados. Imagino que todo se habrá desarrollado con plena normalidad. Me gustaría hablar con usted en breve, tengo cosas muy importantes que comentarle -informo a Rogers antes de pasar al interior de la improvisada celda.

Sus ojos delatan sorpresa, aunque creo entender el porqué, también es cierto que no soy como las MegaCorps y he aprendido que prejuzgar lleva a más fallos que aciertos en esta vida. Al menos en cuanto a personas, las MegaCorps y su ralea son otro tema. En mi caso es diferente, no han tenido que inventarse mucho sobre mi, casi todo lo que ya había era más que suficiente para convertirme en lo que ellos querían, un asesino, un monstruo, un animal sanguinario. Pero aun así sus palabras me alcanzan y me hacen mirarle de diferente manera, me he disculpado por prejuzgarle y creo estar en lo cierto cuando pienso que dice la verdad. Mas si esta jugando conmigo o no, es algo que averiguaré tarde o temprano... dudo que vayan a permitirle tener muchos secretos.

Sin embargo la mente de Kodai se pierde en sus recuerdos y en el significado de mi vida. Guerrillero me llama mientras otros dirían terrorista... mas es la palabra en sí la que realmente le da un significado diferente. Dicha como él la dice, implica alguien que lucha por otros, basádose en un ideal, cosa que hasta cierto punto se adhiere a mi persona... pero no por ello deja de ser cierto todo lo demás. Un guerrillero hace una guerra a escala menor, pero dudo que llegue a algunos limites que yo mismo he sobrepasado en busca de un futuro mejor. Además de que no busco reconocimiento de ningún tipo, como ya le dije al viejo Adama, solo soy una sangrienta herramienta... todo lo demás es decoración y adornos para que otra gente se sienta mas a gusto cerca mio, pero lo que es yo, no lo necesito. Estoy muy a gusto con quien soy y con lo que he hecho... y volvería a hacer.

Él mismo se da cuenta de que divaga y al cabo de un par de minutos vuelve a esta habitación, separándose de sus recuerdos cuando aun era un militar de la ONUG. Sonrío cuando se denomina a si mismo "anciano" y estoy casi seguro de que Adama y él se llevarían de maravilla, aun habiendo empezado con tal mal pie. Escucho como me da los nombres de los dos corruptos de su estación, mi mirada no se desvía mientras repito los nombres en mi cabeza para no olvidarlos... mas justo en ese momento se oye claramente como el comandante entra en el lugar y habla con Rogers.

Desvío mi mirada en esa dirección y al devolvérsela a Kodai le veo encerrado de nuevo en su mutismo. Encogiéndome de hombros me recuesto un poco mas en la cama, a la espera de que aparezcan esos dos en mi radio de visión.

Saludo al comandante llevándome la mano a la frente y agarro la cortina para despejarle el paso a la celda.

- Por supuesto, señor - digo mientras retiro la cortina. - Caballeros, tienen visita - informo a los dos prisioneros antes de echarme a un lado y dejar a Adama el camino libre hasta las celdas. Con una mirada, le pregunto al comandante si quiere que abra alguna de ellas y sigo sus instrucciones antes de volver a mi puesto junto a la improvisada celda.

- Puede dejarnos solos Brigada, procure que nadie se acerque demasiado -ordeno a Rogers, despidiéndole y quedándome a solas con los dos reos.

Una vez a solas saludo a ambos presos formalmente - Comandante Kodai, señor Riddick. Les reitero mis disculpas ante la situación en la que se encuentran en estos momentos, pero no está en mi mano liberarles, no todavía. He recibido un informe de uno de mis técnicos de confianza, no hay dispositivos de escucha en este lugar así que podremos hablar libremente. Imagino, comandante Kodai, que ya conoce a Riddick ya sea por su fama o por la conversación que, espero, han mantenido durante mi ausencia. Él, aunque choca con mis métodos e ideales, tiene un objetivo común con nosotros y colabora activamente con nuestra odisea -digo presentando a Kodai a uno de mis aliados más "fieles".

- Pero no estoy aquí solo para esto, tengo entre manos un tema urgente. Hemos alcanzado a la Valentina Tereshkova y la asaltaremos en menos de veinte minutos. Me gustaría saber si el capitán James Cole es de los nuestros o es sólo un mercenario aprovechado. Si está de nuestra parte tal vez podamos dar un buen golpe a las corporaciones... -pregunto a Kodai, dejando caer que estoy tramando algo.

Rogers se aleja varios pasos, pero su sentido del oído está mucho más aguzado que el de un humano ordinario... así que sigue siendo capaz de seguir la conversación, como ha hecho antes con los susurros que intercambiaban los dos reos.