Partida Rol por web

El jefe científico de la nave, ese estirado de McKay, se atraganta visiblemente cuando da el primer sorbo al mejunje que fabrica Saúl Tigh... ante el apenas disimulado regocijo de algunos marines.

La agente no puede evitar mirar disimuladamente a su alrededor. 

- ¿Dónde dices que guarda el mando ese Smith? - le pregunta mentalmente - Si se me presenta la oportunidad, podría intentar cogerlo... -  Lucy muerde un trozo de comida y mastica con ansia.

- No es tan sencillo. - negué suavemente con la cabeza, un gesto que podría ser interpretado como un reacomodamiento de la espalda. - Siempre lo lleva encima, pero solo pude ver una vez dónde lo llevaba. Debemos comprobar si siempre lo lleva en el mismo sitio. Sospecho que su secretaria, Monipenny, pudiera tener una copia... o una forma de localizarlo. También sospecho que el mando emite algún tipo de señal, que al ser desactivada, podría matarte. No quiero arriesgarme.

- Oh, entiendo - le responde - pues entonces les observaré para ver dónde lo tienen - le comenta.

- Para nosotros, el tiempo es algo que siempre juega a nuestro favor. No tengas prisa, lentamente Smith esta quedandose solo en esta nave. Primero debemos atacar cualquier conexión con los aquí presentes y después, hacer que parezca la suma natural de los hechos. El problema reside en... su juguete, ese robot. Deshacernos de él de una forma sutil no será tan sencillo. -

Durante los distintos turnos de comidas, todos tenéis ocasión de presenciar que se van a producir algunos cambios en la disposición de los camarotes de los suboficiales, justo ante la sala común de la tropa.

Primero se ha visto al teniente Gaeta, un hombte bastante introspectivo que no se ha relacionado mucho con nadie fuera del puente de mando de la nave (salvo por sus mensajes de megafonía) hacer el petate y transladarse para compartir camarote con el mayor Tigh. Luego han hecho acto de presencia Tyron Henderson cargado de herramientas y los dos Joe´s, Parker y Brett, acarreando unos paneles metálicos que deben haber desmontado de algún otro rincón de la nave. Trabajan durante varias horas haciendo soldaduras y colocando planchas, parecen estar desmantelando el camarote y volviéndolo a montar. Cuando acaban, el resultado salta a la vista: lo han convertido en una celda de retención bloqueada con una reja en lugar de puerta, en la que colocan una robusta cerradura electrónica codificada. Además han instalado unos ingeniosos paneles metálicos que permiten dividirla en dos espacios separados, por si hubiesen de retener un segundo preso.

Aunque ahora mismo todo el mundo tiene muy claro quién será su único ocupante...

Young se sonríe ante la reacción de McKay cuando prueba el brebaje. Todos han pasado por esto alguna vez...

- Ese viejo cabrón es un genio destilando licores, tengo entendido que lo prepara fermentando barritas energéticas en el agua de las tuberías de refrigeración... -comenta divertido- Cuando detecté la inoperancia del sistema en su camarote le dije que enseguida intentaría repararlo, pero me amenazó con un consejo de guerra si le estropeaba la destilería...

Se sonríe con aire nostálgico recordando la chanza, pero luego rápido vuelve la amargura a su rostro.

- Por desgracia, el resto de averías que se multiplican por toda la nave no tienen una causa tan fácil de aclarar... sinceramente me estoy viendo impotente. Y no lo soporto.

- ¿Un genio? Menudo matarratas... - me quejé, observando aquel vaso, aunque intenté volver a dar un pequeño sorbo, que se vio acompañado de una nueva mueca. Sin embargo, cuando Young comenzó a hablar, consiguió captar por completo mi atención- Entonces... ¿Las averías han ido a más? -pregunté, cuando el hombre dijo que se veía incapaz de lidiar con todo- ¿Se trata de nuevos ataques, como el del laboratorio? - añadí, con curiosidad, preocupado por lo que pudiera estar sucediendo a mi alrededor.

- No, no es exactamente lo mismo que ocurrió en el laboratorio, con aquella inquietante cuenta regresiva que se interrumpió antes de llegar al final... bueno, usted estaba allí, no hace falta que se lo explique -se cubre la cara con las manos y frota el puente de la nariz con ambos índices- O bueno, tal vez tampoco sea tan distinto... quiero decir, esto no parece un verdadero sabotaje, son una infinidad de incidentes menores sin una repercusión significativa en el funcionamiento de la nave.

Menea la cabeza lentamente, como sacudiéndose una idea, antes de seguir hablando:

- Si no fuese una cosa tan seria, algo que está ocurriendo en un Crucero de Combate durante una misión oficial, casi le diría que se trata de un juego perverso -te sorprende con sus palabras- Una especie de provocación, como esas novatadas que se hacen a veces en las academias, jugar al ratón y al gato, provocando fallos inofensivos con el único propósito de volverte loco buscando la causa... -retira las manos del rostro y te observa con una expresión fatigada- Son siempre menudencias, interruptores que parecen hacer mal contacto, luces que parpadean irritantemente todo el turno de sueño, puertas que no se abren cuando deben, duchas o retretres que se atascan... pero luego, cuando los examinamos para intentar repararlos, todo vuelve a funcionar perfectamente. Y el sistema informático no tiene ningún rastro de ingerencias externas, si esto es obra de alguien debe ser jodidamente bueno...

La mayoría del personal que había estado charlando animadamente durante la última timba de póker seguía todavía en la sala común de la tropa, cada cual a lo suyo, cuando de pronto el alferez Everett Young, que conversaba en un aparte con el jefe científico de la nave, el Dr. Rodney McKay, se pone en pie tambaleándose y haciendo rodar su vaso sobre la mesa. El licor se derrama y al final el vaso cae estrepitosamente al suelo.

Young está muy palido y se lleva la mano al estómago... musita una disculpa apenas inteligible a McKay y sale apresuradamente hacia el retrete. Aunque camina de una forma bastante rara...

Escuché a Young, prestando atención a aquella explicación suya sobre el juego del gato y el ratón. Algo interesante, muy interesante. Asi que parecía haber alguien jugando con él, poniéndolo a prueba y, lo mas importante, que de momento había demostrado ser mas inteligente que él. Y eso, desde luego, era algo que me escamaba. Se suponía que él era el experto informático, el mejor en lo suyo y que, por esa razon, estaba embarcado en la nave. Sin embargo, si alguien estaba poniéndolo al límite de sus habilidades, si alguien estaba jugando con él, significaba que había alguien más en aquella nave cuyos conocimientos podrían incluso superar los del propio Young.

Sin embargo, ni siquiera tuve tiempo de preguntar. Para cuando quise hacerlo, Young, completamente palido, se habia puesto de pie y habia salido corriendo en direccion al retrete, tambaleándose.

¿Qué habia sucedido? No habia bebido tanto... Y yo, que habia compartido bebida con el, no me encontraba mal en absoluto.

Y así, sin perder mas tiempo, decidí seguirle hasta el baño, echando a correr tras él, con intención de ver qué sucedia, por qué de repente, parecia encontrarse tan indispuesto. Odiaba tener que cortar la conversación en aquel punto, cuando parecía que estaba a punto de dar con algún otro cabo del que obtener mas respuestas.

- ¡Young, espere! ¿Se encuentra bien? -exclamé, saliendo del comedor a toda prisa.

McKay se sorprende ante la extraña reacción del alferez Young y se levanta tras él, siguiéndole mientras pregunta:

- ¡Young, espere! ¿Se encuentra bien?

Young no contesta, se encierra en la letrina más cercana y a juzgar por los desagradables sonidos de tripas que se oyen al otro lado de la puerta, acompañados de ocasionales lamentos y quejidos, está bastante ocupado. Por si quedaba alguna duda, pronto un olor nauseabundo lo confirma.

Está un buen rato ahí dentro. Y para cuando sale, su rostro está pálido y demacrado, se excusa sin mirar a nadie a la cara y desaparece tan rápido como puede en dirección al pasillo. Seguro que está deseando ir al camarote del personal civil para darse una ducha y cambiarse de uniforme. Y muy en particular, de ropa interior.

Además, más le valdría bañarse también en loción de afeitado y desodorante. Por un tema de salud pública.

Agh, Dios mio... ¿Pero que era eso?

Nunca, jamas, en toda mi existencia habia olido algo tan nauseabundo. ¿Que le habia sucedido a Young? Hice de tripas corazon, mientras escuchaba aquel concierto de ruidos intestinales y me concentraba para no acabar uniendome a la fiesta, vaciando alli mismo todo el contenido de mi estomago.

-Young...¿Se encuentra bien? No ha bebido tanto, hombre... - dije entonces, mientras me acercaba hasta la puerta, en busca de aire.

Y entonces, antes de que pudiera reaccionar, Young salio de alli, en direccion a los camarotes. Y el decoro, la dignidad y aquel nauseabundo olor hicieron que decidiera que quizas seria mejor idea abordarlo nuevamente en algun otro momento.

Asi pues, cogiendo una enorme bocanada de air, sali de alli, dejando al hombre la intimidad que, sin duda, necesitaba en un momento tan delicado como aquel.

Despues de todo, uno no se cagaba en los pantalones todos los dias, literalmente... o eso esperaba.

Crichton no puede evitar que su labio se eleve ligeramente y emitir una ligera risilla. La s¡tuación, influenciada por lo que ha bebido, tiene ese resultado.

-Parece que no aguantó la bebida -masculla.

- Discúlpeme. - Le pidió a Lucy, poniendose en pie y guardando las cartas. No hizo nada más, caminó hacia la mesa donde habían estado sentados McKay y Young para agacharse y recoger el vaso de este último. - Doctor Mackay... ¿Podría acompañarme al laboratorio, si es tan amable? - Aquella no era una reacción típica de alguien que acababa de beberse medio vaso de alcohol. Debía haber algo más.

Y quería saber qué más había.

El ajetreo que se escucha en el Comedor de tropa llama mi atención y, tras concluir mi conversación con Parker me decido a entrar en la sala. Antes de poder abrir yo mismo la puerta esta es abierta por un Young de rostro cadavérico y un hedor que ni los propios muertos tolerarían. No puedo evitar mirarlo con sorpresa.

¿Young? ¿que le ocurre? Venga conmigo, vamos a que le vea la doctora Roslin -le ordeno a mi oficial.

Greer se ríe entre sonoras carcajadas cuando Everett Young abandona blanco la sala, y sigue a lo suyo con sus colegas. Sea lo que sea lo que el alférez estuviera tratando con el cerebrito, debía de resultar sumamente indigesto.

- Se ve que el pobre se le ha atravesao el licor del mayor. Bueno, Johnny, ¿te animas a una pachanga amistosa? ¿Y alguno más?  Estoy to tieso después de la última mano. Aunque no tanto como Young -se tapa la nariz y simula una pedorreta, antes de volver a reírse a carcajada limpia. Y es que las fart-jokes nunca pasan de moda.

Ford también se ha echado alguna risa a costa del alferez Young, un tipo que no parece caer demasiado bien al menos entre una parte de los marines coloniales... pero cuando Greer propone echarse otra ronda, niega con la cabeza y se levanta de la mesa:

- No sé los demás, pero yo creo que paso... -y comenta resignado- Ya he tenido bastante con que me desplumen dos veces en este jodido viajecito...

Tras el regreso de su mentor, Lucy aprovecha para contarle todo lo sucedido.

- ¿Cómo fue todo allá abajo? - le preguntó a Bester - Aquí arriba todo ha ido bien. Cuando tengas un rato... ya me entiendes... - y mira a su alrededor indicando que todavía hay gente - Te cuento todo -.