Partida Rol por web

Kavanagh susurra entre dientes... aunque desde una prudente distancia:

- Rodney, por lo que más quiera, sea razonable y no le provoque...

Viendo la forma en que evoluciona la situación, y en especial ante la angustia de su auxiliar, la Dra. Roslin interviene:

- Mantengamos todos la calma - dice mientras alza las palmas hacia sus irritados acompañantes civiles - Pero no voy a permitir que se realice ningún registro privado sin estar presente, en mi calidad de médico del equipo...

Parece que lo de los guantes y la vaselina los ha puesto nerviosos a todos.

- No será necesario - al ofrecimiento de Vickers

Se gira para mirar a la Doctora Roslin con cierto fastidio al percatarse de su cargo

Médico del equipo... hay que joderse, la única que vale para algo y casi le parto el brazo.

- No hay problema -  asiente conforme a su petición de Roslin

Vuelve a mirar a McKay y por como le mira, cualquiera diría que esta deseando que se niegue a colaborar.

Viendo como se estaba desarrollando todo. Decidi acercarme al Doctor Mckay. Le pase suavemente la mano por el brazo derecho en un tierna caricia.

- Por favor Doctor Mckay. Yo misma soy la asistenta de la Consejera Wray y la respeto por su trabajo y profesionalidad, es una mentora para mi, le tengo mucho aprecio... y también paso por registros ocasionales. El Señor Quaricth es un profesional celoso de su trabajo, aunque sus métodos sean discutibles su labor salva vidas - Dije con mi sonrisa mas amable - Le aseguro que el registro tardará poco y sera sumamente profesional. Si quiere permaneceré a su lado mientras lo lleva a cabo, para que vea que no ocurre nada - y concluye - Confié en mi, por favor.

Muchas vidas va a tener que salvar su labor para que pase estas interrupciones por alto. 

La Consejera Wray inspiró profundamente antes de darse media vuelta y desentenderse de todo aquello, volviendo a tomar asiento. Entre tanto implante y Quaricth no tenía un botón de apagado. ¿Porque no le ponen un interruptor a esos malditos matones? Tener un escolta para esto, ¡para esto! Solo dolores de cabeza.

- Añadiré una anotación al expediente de cualquiera que alargue esto más de lo necesario - advierte con tono realmente irritado

Cuando no puedes con tu enemigo, mejor unirte a él. Eso dicen.

Estaba a punto de volver a quejarme tras el comentario de Kavanagh, de volver a oponer resistencia, a pesar de que tenia que reconocer que la idea de un "registro exhaustivo" no me hacía la más minima gracia... hasta que Venus habló.

Aquella imponente rubia que, de repente, se había puesto en el número uno de mis prioridades, utilizó la palabra clave: Me quedaré a su lado. ¿Cómo iba a negarme a algo así?

Carraspeé entonces, dedicando al Orangután una mirada de pocos amigos, haciéndome aún el remolón. Uno tenía que saber cuándo hacerse de rogar.

-Está bien. Le confío mi bienestar, señorita Vickers y eso es algo que hago muy pocas veces. Espero que no me decepcione - acabé por decir, dedicándole un vistazo a la rubia, para clavar después mi mirada, una de soslayo, a aquel tipo enorme, poniendo finalmente los brazos en cruz.

Esto es ridículo. Totalmente ridículo. Espero al menos que tenga sus frutos.

- Gracias señorita Vickers - aunque era un agradecimiento amargo, más bien una recriminación por haberle negado el momento de diversión entre tanto protocolo.

Procede al registro de forma especialmente exhaustiva con McKay, en su experiencia la resistencia no era la mejor de las señales frente a un registro. Lamentablemente todo parece estar en orden.

- Gracias por su colaboración - franqueándole el paso con el resto de registrados.

Fue entonces cuando Miles volvió a mirar a Eli Wallace.

- ¿Terminamos con su registro, caballero? ¿Conoce el protocolo? ¿Desea que le explique como se procede en un registro completo? - en tono neutro, pero disfrutando de cada palabra

Asentí al comentario de Quaritch.

La Consejera Wray estaba visiblemente molesta. Y su comentario solo fue la confirmación.

Y por fortuna el Doctor Mckay entro en razón y se dejo hacer el registro, después de registrarme con la mirada.

- Me honra con tal confianza. No se preocupe esta en buenas manos. Comente en tono serio y solemne. Por favor proceda. Añadí dirigiéndome al fornido guardaespaldas.

- A ver si terminamos de una vez con esto de los controles.

Bastante asustado todavía, pero no sin haber encontrado algo de consuelo al menos en la presencia de la Dra. Roslin durante todo el proceso, el auxiliar sanitario accede a pasar por lo que a todas luces es una humillación personal y un abuso de poder:

- Si la Consejera Wray considera que es imprescindible - deja ir en un último intento de eludir su destino - Pero les aseguro que no soy ninguna amenaza para nadie, creo que salta a la vista...

Hay unos servicios públicos muy poco transitados, justo al lado de la zona de embarque de lanzaderas, que podrían aprovecharse para el "registro completo", pues en esta sección el Espaciopuerto ya se ha compartimentado según destino y ahora estáis en un área privada para personal de la Weyland-Yutani con destino a los astilleros de la Estación Orbital Nostromo.

Miles mira serio a Wallace

- ¿Le parece que mi trabajo no es imprescindible? ¿Le parecerá también prescindible cuando algun terrorista consiga embarcar con un arma o conseguir una a bordo y eso amenace su vida? ¿Le parecerá tan prescindible cuando algun dispositivo no autorizado haga que el comandante pierda el control de la nave y eso amenace su vida? 

El militar cabecea hacia los baños, para que el chaval gracioso le acompañe

- ¿Usted cree que me gusta su polla? ¿Cree que le registro por placer? ¿Que mi trabajo es una broma? 

Eli Wallace titubea unos instantes, incluso da un primer paso vacilante hacia los servicios, tal como le indica el guardaespaldas... pero luego se revuelve, decidido a plantar cara.

No va a permitir que le humillen, aunque eso le cueste el puesto.

- ¡Sabe perfectamente que no llevo ningún arma! - le espeta con una vocecilla histérica - ¡Míreme, salta a la vista que no soy ninguna amenaza para nadie! ¡Tienen mi identificación, tienen todo mi historial, joder, me han reclutado en base a esos informes! - se le escapa hasta algún gallo por la ansiedad del momento - ¡No tienen derecho a hacerme esto!

Laura Roslin no duda en apoyar la causa que considera justa, ese matón no tiene derecho a humillar así a su auxiliar...

- Bien dicho, Wallace, esto se está convirtiendo en un abuso de autoridad intolerable...

Pero no todo el mundo está tan dispuesto a tomar partido, asumiendo las consecuencias que pudiera acarrearles el indisponerse con la Consejera Wray, que será su superior directa en este proyecto... o con uno de los hombres que deben proteger al equipo. Y que además intimida lo suyo. Por ello Kavanagh da un par de pasos atrás, para alejarse discretamente de la escena y así evitar verse implicado en esto...

Quaritch además del encargado de mi seguridad personal y el encargado de manejar el Armaggedon, era uno de esos hombres con buena memoria, casi prefería que le registrara ahora y dejaran zanjada la parte de la competencia entre machos. Cuanto más se alargara el asunto, más peligroso podría terminar siendo. 

Prefería no sentirme responsable de futuros incidentes, la Doctora parecía tener la situación controlada, así que me ahorro la intervención.

Poco a poco la situación se volvió insostenible y caótica.

- Odio el caos. La vida ya es bastante caótica como para hacerla mas.

- Por favor Wallace. Tranquilícese. El trabajo del Señor Quaricth es de seguridad, orientado a salvar vidas. Entiendo su reticencia a pasar por un examen mas... profundo. Pero existen técnicas de modificación genética u operaciones para imitar la apariencia de la gente, de ahí su exceso de celo. El señor Mckay ha aceptado el hecho y se ha dejado registrar, por lo que le ruego que haga lo mismo. Si quiere, yo o la Doctora Roslin podemos estar presentes. Para garantizar, aunque no sea necesario, que no se comete ningún tipo de abuso. La Doctora como representante medica, y yo como representante de la empresa - dije con un tono y una cara conciliadoras - Pero por favor, no demoren este tema mas de lo necesario. La paciencia de la Consejera Wray es finita... y ya a dicho que habrá sanciones contra los que demoren estos... hechos.

El Dr. Kern hace gala de su innegable timidez y parece encogerse en un rincón, sin el menor amago de intervenir...

¡Rebelión! ¡Libertad! ¡Vive la révolution!

De repente, las tornas parecieron volverse en contra de aquel hombre de aspecto simiesco al que llevaba un buen rato observando, como esperando el momento preciso en el que comenzara a buscarse aquellos pequeños parásitos en su cuerpo, para después comérselos, como buen hijo de macaco.

Sin embargo, aquel momento nunca llegó. El doctor bocazas se puso gallito, algo que hizo que inmediatamente ganara puntos para mí. Un tío que te puede curar y que le planta cara a un tío que está a punto de realizarle una inspección anal, como poco puede considerarse merecedor de mis respetos.

Y entonces comenzó lo más divertido: el juego de las sillas, aquel en el que todos tomaban partido o huían del posicionamiento claro, por si la cosa terminaba con algún orificio de más taponado.

Primero comenzó Roslin, quien, como era de esperar, se posicionó en favor de su asistente. Kern hizo lo único que sabía hacer, al igual que Kavanagh: recular como las ratas cobardes que eran. Qué le íbamos a hacer: no todo el mundo podía ser listo, guapo y valiente, como yo. También hacían falta algunos hombrecillos de aspecto sospechoso como ellos. Wray se limitó a seguir en silencio, a pesar de que la cosa se había liado para garantizar SU protección. Y mi bienamada Venus, para mi desgracia, se posición de parte del macaco.

¿Por qué, oh, fortuna, maldita ramera?

Sin embargo, yo no pensaba callarme. Oh, no, claro que no. Yo era Rodney McKay. Y aquel tipo se había pasado por el mismísimo arco del triunfo cualquier tipo de consideración conmigo, o con mi buen nombre. Aquella era mi oportunidad para erigirme en nombre de la justicia, para resarcir los daños cometidos por aquel matón de tres al cuarto y para terminar con todo aquello y embarcar de una maldita vez, algo que tampoco estaría mal, todo había que decirlo.

-Yo sí creo que es posible que le agrade su miembro viril - dije entonces, mirando al cabo Miles, más serio de lo que nunca había estado- Si no, ¿Que explicación tiene todo este interés? El chico lleva razón en algo. Aquí nadie ha venido porque sí, a todos nos han llamado. ¿Qué le hace pensar que alguno vamos a atentar contra esta mujer, si precisamente ha sido ella quien nos ha invitado a estar aquí? Carece de total lógica, caballero. -explique entonces, saliendo en defensa del chico, con los brazos cruzados, y aquel semblante entre serio y algo altanero- Deje de retrasarnos, se lo ruego -añadí, con cierta premura, como si aquella espera estuviera retrasando algo de vital importancia en mi vida.

La situación social se decanta claramente en contra de Quaritch, en lo que todos perciben como un abuso de poder, pues al fin y al cabo ya ha realizado una primera inspección del joven asistente sanitario... y a nadie se le escapa que sólo ha mencionado lo del "registro completo" cuando el graciosillo de turno le ha demostrado poco respeto.

Esto es una lucha de egos... y el grupo apoya a Eli Wallace.

Por lo tanto el Cabo Mayor Miles Quaritch se ve abocado a un dilema personal: o ceja en su empeño y cede esta victoria simbólica al muchacho, que ahora parece mucho más angustiado que graciosete... o su imagen pública quedará en entredicho ante todo el colectivo (perdiendo 2 puntos del Rasgo SOCIAL que quedaría reducido a 1).