Partida Rol por web

Mientras recorres los largos pasillos casi a la carrera, a toda la velocidad que te permite el traje espacial acorazado que vistes, no dejas de repasar mentalmente lo que puedes encontrarte.

Debes estar preparado para cualquier escenario posible...

Calculas que un carguero de este tamaño, un modelo Shakhter-4 si no recuerdas mal lo que estudiaste en la academia de pilotos de la Armada Estelar, cuenta con cuatro lanzaderas mecanizadas. Todas estaban ausentes cuando llegásteis, así que hay un puñado de esos tipos trabajando ahí fuera. Puede que todos se estén dirigiendo en este momento hasta aquí, pero con la CPU reiniciándose los sensores no os sirven para nada y tener bajo vuestro control el puente de mando es tan inútil como estar en una bodega de carga. Sólo puedes desear que la nave que has visto sea la única en estar a punto de atracar en este momento.

Cuando por fin llegas, jadeante por las prisas, hasta las escotillas de amarre de las naves accesorias, tras pasar junto a la compuerta de la lanzadera militar modelo Tintorera que tú mismo has pilotado hasta aquí, descubres que por una vez has tenido suerte. Acaban de acoplarse ahora mismo y justo en este momento el primero de esos mineros está trepando por la escalerilla de mano desde su lanzadera.

No podían haberte dado una mayor alegría, pues van a tener que entrar forzosamente de uno en uno y así los tendrás a todos perfectamente controlados. Estás con la lengua fuera, pero parece que ha valido la pena el esfuerzo...

El hombre que está a punto de abordar la nave se quita el casco y te mira con sorpresa, dirigiéndote un reproche:

- ¿Pero qué creen ustedes que están haciendo? -exclama con cierto temor, sin quitar la vista del cañón de tu arma- Me da lo mismo que lleve el uniforme del ONUG, marine... ¿Cómo se les ocurre poner los motores de la Alexei Leonov en marcha? ¿Es que pretenden irse y dejarnos a todos atrás, abandonados en el espacio?

Crichton ignora las palabras del primer tripulante.

- Adelante, pasen todos y quédense aquí tranquilitos...

Quiere que entren todos y cerrar la puerta asegurándose de tener a todo el mundo al alcance de su vista.

- Se está realizando una misión antiterrorista por mandato de la ONUG, así que no se preocupen, ahora iremos al puente de mando y serán informados.

Súbitamente se oye un terrible crujido metálico, como si algo acabase de partirse... te lleva unos segundos darte cuenta de que la exclusa por la que están accediendo los mineros a la Alexei Leonov acaba incomprensiblemente de abrir los cierres de seguridad. Se están desacoplando, pese a tener todas las compuertas abiertas de par en par.

La consecuencia obvia e ineludible es una descompresión explosiva que expone el muelle de amarre al vacío del espacio.

El cuerpo del pobre desgaciado con el que acabas de hablar sale despedido al exterior, por un instante hasta llegas a percibir la expresión de sorpresa y terror en su rostro... justo antes de que empiece a asfixiarse. Está condenado, seguramente igual que todos los que todavía permaneciesen en esa lanzadera.

Demonios, tú mismo has estado a punto de ser arrastrado al espacio por el flujo de aire que sale violentamente al exterior. Toda esta nave prospectora se está quedando sin oxígeno, pues por inexplicable que parezca las compuertas de seguridad, que deberían cerrarse automáticamente aislando cada zona estanca, se niegan a cumplir su función.

Lo único que te permite seguir con vida es llevar esa armadura de combate, la inmensa fortuna de haber cerrado y aislado el casco... y el hecho de que tu entrenamiento como marine colonial te haya impulsado a activar la fijación magnética de tus botas para fijarte al suelo. Ha sido casi un acto reflejo, en cuanto has notado la succión... y sólo por eso sigues aquí, dentro de esta nave que acaba de convertirse en una carcasa vacía de atmósfera. Un ataúd espacial.

Transcurren varios angustiosos minutos antes de que se pierda toda la atmósfera interior, durante los que sólo puedes esforzarte por mantenerte acurrucado contra una pared, fírmemente anclado al suelo metálico... y luchar por conservar tu arma, sin que la fuga de todo el aire ambiental te la arranque de las manos.

Cuando todo acaba te rodea un sepulcral silencio. Pero claro, eso se debe a que en el vacío no se transmite el sonido, así que pese a la enorme sensibilidad de los sensores auditivos de tu armadura presurizada no podrás oír nada...

Tras intentar infructuosamente cerrar la puerta, finalmente se ha escapado toda la atmósfera hacia el vacío. Todo ha sido demasiado rápido.

Cuando ya está todo en calma, pensamientos aterradores sacuden su mente.

¿Estaba aislado este comportamiento? ¿O se ha perdido el aire de toda la estación?

Busca el lugar por donde entró para regresar al puesto de mando.

John Crichton empieza a retroceder hacia el puente de mando de la Alexei Leonov, donde ha dejado al alferez Young y los tres tripulantes que tenían retenidos, cuando de pronto ocurre algo muy extraño... hay una pequeña sacudida, mucho menor a las anteriores, y descubre que todos los objetos de su entorno empiezan a flotar libremente.

Se ha desactivado la gravedad artificial, generada por la rotación contínua de la nave-estación orbital en torno a su eje. Por fortuna tenía activado el sistema de fijación magnética en las botas de su armadura de combate presurizada, de modo que sigue anclado al suelo de metal, pero todo lo demás ha empezado a vagar por ahí, completamente al azar, dificultando la percepción del entorno.

Y entonces lo ve. Un cadáver flotando en el vacío, sin duda muerto por asfixia al no llevar un traje presurizado. Además, la temperatura debe haber descendido a una gran velocidad en la nave, pues tiene una capa de hielo en torno a los ojos y la boca... y sus facciones han quedado tan retorcidas en la mueca de su agonía que no es nada fácil reconocerlo.

En cuanto avanza un poco más, descubre con horror que las compuertas de aislamiento ante una descompresión accidental en una de las secciones no se han activado. Eso es a la vez una terrible desgracia, pues supone que toda la nave ha quedado expuesta al vacío del espacio... y una singular fortuna, pues de haberse sellado las compuertas estaría atrapado aquí fuera y no dispone de herramientas para abrirse camino a la brava, ni tiene los conocimientos informáticos suficientes como para puentear un cierre de emergencia. Aunque tal vez Young sí pudiera hacerlo.

Avanzo por la compuerta no cerrada e intentaré presionar el cierre para sellarla.

Luego sigo hasta el puente de mando...

Avanzas a través de los largos pasadizos, hasta llegar hasta la estancia donde habías dejado al alferez Youg desmontando una terminal del ordenador central, mientras vigilaba a los tres integrantes de la tripulación esta nave que manteníais retenidos... aunque es evidente que ya no estarán ahí, pues alguno de ellos debe ser el cuerpo que has visto flotar inerte hace apenas unos momentos. Esta misión se ha convertido en un absoluto desastre...

Y cuando finalmente llegas a tu destino y se abre la compuerta... parece que tus peores presagios se convierten en realidad.

La sala parece vacía y a juzgar por su aspecto se diría que se ha producido algún tipo de explosión aquí dentro, pues las paredes están ennegrecidas y casi todas las pantallas de datos han sido destruídas. De hecho, es muy probable que de no ser por la ausencia de atmósfera, ahora mismo todo esto estuviese en llamas... pero claro, el fuego no puede propagarse en el vacío y los fragmentos de cristal o el humo de la combustión inicial han quedado repartidos por todo el interior de la Alexei Leonov, convertida en una lúgubre nave fantasma...

Una débil transmisión llega a través del intercomunicador, mientras algo se mueve entre los escombros del fondo...

- ¿Crichton, es usted? -resuena la trémula voz de Young- ¡Se ha producido una explosión, y después una descompresión de toda la nave, aunque eso no tiene ningún sentido, es mecánicamente imposible...
 

-¡Por mis muertos!. 

Crichton se encuentra absolutamente sobrepasado, pues además del desastre producido, sabe que su equipo vital tiene una autonomía limitada...

-¡Señor! -dice al oir a su superior. Se acerca a él a la mayor velocidad posible.

-¿Una explosión? ¿Pero en los ordenadores? ¿o algo externo? ¿una bomba quizás? -y deja de hacer preguntas, pues no quiere agobiar más a su interlocutor.

Young se incorpora con cautela, pero no parece herido, su traje está perfectamente íntegro:

- No... no creo que haya sido una bomba, más bien una sobrecarga eléctrica que ha quemado los sistemas, pero eso no explica la descompresión explosiva de toda la nave -murmura desconcertado- De todos modos, en esta sala de control sólo estaba el sistema de interfaz y las pantallas de datos, pero el núcleo Madre de la CPU está en otra sala protegida, bien alejada del núcleo del reactor para evitar que una eventual fluctuación de éste pudiera afectarla. Creo que en un modelo Shakhter-4 eso sería hacia el centro de la estructura y una cubierta por encima de donde estamos ahora...

Hace una pausa para tomar aliento, parece estar dudando...

- Tal vez deberíamos ir hasta allí para descargar los datos de la CPU, analizando esos registros tendría una idea más concreta de lo que ha pasado aquí -plantea con poca convicción- O bien podríamos dirigirnos directamente a nuestra lanzadera y desde allí intentar contactar con el AURORA...

En un primer momento el cuerpo le pide ir a la lanzadera y luego al AURORA, pero sabe que cuando les pidan explicaciones decir "no sé que pasó" no es una respuesta muy aceptable, teniendo en cuenta que no lo han investigado...

- Señor, quizás deberíamos ir primero a la sala esa del CPU... Miramos qué cojones ha pasado y ya volvemos a la nave para informar...

- Bien dicho, soldado, deme un segundo para trazar la ruta más directa a nuestro objetivo.

El oficial extrae una PDA de su cinturón, en la que consulta el plano estandar de un carguero Shakhter-4, y encabeza la marcha por un pasillo distinto al que os ha conducido hasta aquí.

- Venga, pongámonos en marcha, me gustaría acabar con esto lo antes posibe... -confiesa con un tono que parece buscar algo de camaradería- No me sentiré realmente seguro hasta que hayamos regresado a bordo de nuestra Tintorera y despeguemos de una vez, dejando atrás esta tumba espacial.

Ambos avanzáis con cierta lentitud, por el condicionante que supone caminar con botas magnéticas, pero de lo contrario estaríais flotando en gravedad cero... y eso no resulta muy recomendable en un entorno no controlado, como una nave que acaba de sufrir una avería tan grave que ha entrañado la pérdida de toda su atmósfera. Y con ello la súbita muerte de su tripulación... con dos únicas excepciones, hasta donde vosotros sabéis.

Durante el recorrido por unos pasillos apenas iluminados podéis atisbar todo tipo de materias que flotan al azar, al no haber estado fijadas a ninguna superficie. Y tal vez sea cosa de la imaginación, pero algunos restos parecen orgánicos.

Entonces, para vuestra sorpresa, en un determinado punto las compuertas están bloqueadas, impidiendo el paso.

Young pulsa varias veces el interruptor de apertura, como para cerciorarse...

- Esto no me lo esperaba, se ha activado un cierre de seguridad en este punto, cuando el sistema ha fallado estrepitosamente en todo el resto de la nave -murmura mientras retira el panel del control de la compuerta, dejando los circuitos al descubierto- No debería costarme mucho hacer una derivación y puentear el cierre, pero... ¿Crée usted que podría haberse conservado la presurización al otro lado? ¿Habrá atmósfera respirable más allá de este punto?

Duda un instante, planteándose lo que debería hacer.

- Tal vez pudiera haber algún superviviente ahí detrás... y si no tiene un traje presurizado le estaríamos condenando a muerte al forzar la opertura -se cuestiona, con evidente preocupación- Todavía no puedo quitarme de la cabeza la expresión de terror en la cara de aquellos tres pobres desgraciados que estaban conmigo en el puente... ha sido algo horrible...

Menea la cabeza dentro del casco, como intentando pasar a otra cosa.

- Por cierto, Crichton... ¿Tiene alguna idea de por qué demonios se ha despresurizado la nave? Porque desde luego, el pequeño incendio del puente de mando no ha podido causarlo, eso nos impedirá acceder a la CPU, pero los daños estructurales sobre la nave en sí tendrían que haber sido casi anecdóticos...

-Señor... duda un momento... Yo no se mucho, pero diría que esto ha sido premeditado, me huele mu mal.

-Cuando se acopló la lanzadera, los cierres de seguridad se abrieron sin más, lo que provocó la descopresión de la zona. Puede haber sido un cortocircuito, pero... ¡joder! si no es un sabotaje, yo soy "Pelucas" Jimmy*

El jefe de seguridad informática sigue trabajando con el panel de la compuerta bloqueada, ha sacado un par de conectores de su PDA y los ha acoplado con pinzas a otros tantos cables del circuito de control...

- ¿Así que todo empezó cuando se nos acopló aquella lanzadera minera que usted había visto acercarse? -empieza a teclear en sus aparatos mientras mantiene la conversación- Mmmm... sin duda no parece un simple accidente, pero... ¿Quién iba a provocar un sabotaje que aniquila a su propia tripulación? Ahora mismo esta nave es una tumba espacial, no hay soporte vital y la única posibilidad de supervivencia es nuestra propia lanzadera... siempre y cuando contactemos con el AURORA y nos rescaten, usted sabe perfectamente que no tenemos autonomía para llegar a ningún lado.

-Pero tras esta puerta, hay respuestas. No se ha cerrado tras la descompresión, pues han fallado todos los sistemas. Y se me ocurren dos alternativas.

Respira algo más aceleradamente, su cerebro debe estar demandando más oxígeno del habitual.

-Una es que ya estuviera siempre cerrada antes por la razón que fuera, con lo que allá hay aire y puede haber algún superviviente. La otra es que alguien que supiera lo que iba a pasar, se haya refugiado aquí poco antes de la explosión, con la misma conclusión.

-¿Hay energía en la terminal de la puerta? Pone la mano sobre el hombro del alférez, desde luego a corto plazo ambos se necesitan y las dificultades unen a las personas que están del mismo lado.

Young, que parece estar acabando su tarea, alza la vista y contesta a Crichton:

- La nave sigue disponiendo de energía, fíjese que la iluminación de los pasillos sigue conectada -señala con una mirada las tenues luces que os rodean- Supongo que se habrá activado algún protocolo de emergencias, para reducir la posibilidad de nuevos accientes, pero los sistemas de las compuertas seguro que siguen funcionando... y no olvide que nos estamos moviendo, aquella sacudida que notamos en el puente eran los motores de fusión de pulsos encendiéndose, aunque todavía no sé quién pudo activarlos. Teníamos el puente de mando bajo control.

Entorna los ojos tras el visor de su escafandra...

- Tal vez esté usted en lo cierto con sus suposiciones y haya alguien oculto tras esta puerta que sea el culpable de todo, pero me cuesta creer que nadie estuviese dispuesto a sacrificar a toda su tripulación de esta manera -argumenta- Y además, no sé cuánto soporte vital podría quedar en esa sección de la nave, pero no creo que diese para más de unas semanas... ¿y cuando se le agote el oxígeno, qué iba a hacer?

Finalmente la compuerta parece activarse, sus dos hojas tiemblan y empiezan a abrirse...

Everett Young permanece muy atento a cualquier signo de que se estuviese produciendo una descompresión desde el interior hacia vosotros, poniendo en evidencia que al otro lado exista una atmósfera respirable... pero para vuestra sorpresa parece que no es así. No se produce el caracerístico flujo de aire escapando hacia el vacío, la descompresión que hace muy poco ambos habéis tenido ocasión de presenciar.

De lo cual se deduce que no hay navie ahí dentro que dependa de un soporte vital, a menos que lleve un traje espacial presurizado como vosotros.